Una noche con Luisito, mi vecinito de 5 años
En mi trabajo de taxista he tenido muchas experiencia, pero ninguna como esta..
De una imagen de Facebook, y a petición de un grupo de amigos, surge esta historia.
En cierta ocasión, manejando mi taxi de regreso a casa después de una larga jornada, recibí una llamada de una ex vecina de nombre Laura, quien se había separado de mi vecino Ricardo, ambos vivíamos en el mismo edificio de departamentos.
Laura me pedía fuera a un centro comercial cercano por el hijo de ambos, Luisito, de 5 años, un rubiecito lindo con ojos verdes y con cuerpo atlético pues practicaba natación 3 días a la semana.
Al llegar, ella me explicó que su ex no había llegado a recoger a su hijo, como correspondía ese viernes, para pasar el fin de semana con él.
Y como ella ya había reservado un viaje con otras tres amigas a una playa, no podía ir a entregarlo a Jorge tampoco, pues perdería su vuelo.
Y, de favor, me pidió lo llevara yo acepté, total ya iba hacía allá.
Además, Luisito me caía muy bien, era simpático y muy amable, aunque un poco tímido e inseguro, con semblante triste supongo por la situación con sus papás.
Vestía un pequeño bermudas y una playera sin mangas pues era pleno verano. Le hice un poco de plática para distraerlo, pero él no estaba interesado en conversar.
Llegamos al edificio, vivíamos en el mismo piso su padre y yo, así que lo conduje al departamento donde éste vivía, pero toqué sin recibir respuesta alguna. Afortunadamente tenía el número de celular de Ricardo pues más de una vez había requerido mis servicios, incluso nos habíamos tomado algunas cervezas juntos.
Le llamé y él preguntó qué deseaba y le expliqué lo de su esposa e hijo…El muy cabrón se había olvidado de su crío y estaba en un restaurante celebrando con sus compañeros el cumpleaños de una de ellas!
Se escuchaba un poco tomado y descaradamente me pidió se lo cuidara unas horas, pues andaba queriendo ligar con una compañera y posiblemente llegaría hasta la mañana siguiente a su departamento. Se ofreció a darme una generosa compensación por mis servicios, lo que ni él ni yo sabíamos en ese momento es que su hijito me pagaría de la mejor manera…🍆💦
Le expliqué a Luisito que su papá había tenido una emergencia y que tendría que pasar la noche en mi departamento.
Unos sollozos se escaparon de sus labios y no pudiendo contener sus lágrimas, lloró.
Lo abracé y le pregunté porqué lloraba y me respondió que sus papás no lo querían, que su abuelita Mary le había dicho que era un estorbo.
Yo limpié sus lágrimas y le dije que no debía llorar, que no hiciera caso a su abuela y que era un niño muy lindo y que yo podría quererlo.
Él sonrió y lo cargué para entrar al departamento.
Lo senté en el sofá y le pregunté si deseaba qué le pidiera algo para cenar juntos y me dijo que le encantaba la pizza, aunque sus papás por su entrenamiento rara vez lo complacían.
-‘Chaparrito, hoy tú mandas, tú eres el rey de este lugar y tus deseos son órdenes para mí. Entonces me pidió encargar pizza, refresco y papas a la francesa.
Tomé el teléfono y realicé el pedido. Le dije que iba a bañarme pues estaba sudoroso y sucio, . Busqué un canal de dibujos animados para que se distrajera y me dirigí al baño.
Cuando me estaba duchando tocó la puerta del baño y me dijo que tenía ganas de hacer popó, que ya le andaba. Así que me enredé una toalla en la cintura y lo dejé pasar.
Se bajó bermuda y trucita y se sentó sin pudor en la taza a hacer sus necesidades.
Al terminar, bajó la palanca y se subió al inodoro , se agachó un poco y me dijo con inocencia:
–Don Jorge, ¿Me limpia, por favor?
Yo tragué saliva y tomé papel para hacer lo que me pidió. Ufff…la vista de ese agujero rosadito, apretadito, y virginal me excitó y mi pene reaccionó erectándose involuntariamente.
Él se bajó del inodoro, ayudado por mí, se puso su ropita, dió la media vuelta y su cara quedó frente a mi pene cuya erección no podía disimular la toalla.
–¡Don Jorge, ya se paró su gusanito, mire! Y con una de sus manitas lo apretó por encima de la toalla.
Yo no supe qué hacer, sorprendido por sus palabras y acciones. Antes de que atinara a responderle, me dijo con una sonrisa tímida:
–¿Y si me baño con Usted? ¿Sí, porfís, siii?
Pero Luisito, eso no está bien…
–¿Por qué no? ¿No me dijo que yo era el rey y que me obedecería? ¡Entonces no me quiere, todo lo que me dijo son mentiras!
Se puso cabizbajo, cruzó molesto sus bracitos e hizo algunos pucheros.
–Bueno, está bien, perdóname, pero deberás bañarte desnudo, como yo, pues no trajiste más ropa para cambiarte.
–Está bien, don Jorge. –Y se desvistió rápidamente– Pero también Usted quítese la toalla, ande…
Uyyyyy…ver ese lindo cuerpecito me perdió. Además tenía un buen tiempo sin sexo. Mi pene se puso durísimo, y más cuando al bañarnos juntos era inevitable el roce de nuestros cuerpos. Puse shampoo en su pelo y enjaboné, tallé y acaricié a placer su rico cuerpecito. Él sólo se reía bien lindo, especialmente cuando frotaba sus genitales y entre sus nalguitas paraditas y firmes. Lo enjuagué y me disponía a concluir mi baño cuando me pidió ahora bañarme él, así que me agaché y fue muy rico y placentero sentir sus manitas pasar el jabón por todo mi cuerpo y frotarme con la esponja. Me pidió ponerme de pié y lo hice…
–Don Jorge, ¡Qué gusanote tiene! ¿Por qué lo tiene tan grande?
Y lo tomó con sus manitas y las pasó de arriba abajo varias veces mientras yo sentía una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo.
–Está así porque se siente muy feliz de tenerte aquí, de lo lindo que eres y lo rico que lo acaricias…!Mira!
E hice qué mi pene se moviera…
–¿Ves? ¡Está saltando de alegría! ¿Sabes qué lo haría más feliz? Que le dieras besitos…
Pero en ese momento sonó el timbre del departamento…justo cuando él acercaba sus infantiles labios a mi pene
–¡La pizza, chaparrito! Aquí espérame, no vayas a salir…
Y colocándome rápidamente una toalla, fuí a recibir y pagar mi pedido. Él joven repartidor se sorprendió al verme así, bien erecto y en toalla. Mientras yo sacaba billetes de mi cartera para pagarle, Luisito, se acercó a mí sin yo notarlo…
–Wow! !Qué rico, va a cenar, señor! Y me guiñó un ojo.
En eso, sentí a Luisito abrazarse a una de mis piernas mientras el joven lo devoraba con la vista. Le pagué y dí una buena propina. Cerré apresuradamente la puerta e iba a regañar a Luisito por desobedecerme, pero al verlo así, desnudito, lindo, inocente, me contuve.
Encendí de nuevo la tv y dispuse los alimentos y bebidas en la mesita de centro.
–Chaparrito, ¿No te quieres vestir?
–No, don Jorge, así estoy bien…
Fue un verdadero deleite verlo comer, sentado a mi lado, totalmente desnudo. Cuando acabamos de cenar me dijo…
–Don Jorge, ¿sigue alegre su gusanito?
— Si, bebé hermoso, ¡mira cómo salta de alegría al verte con su ojito!
Y moví mi pene…
Él lo tomó con sus manitas y le mostré cómo masturbarme.
Luego, me dijo…
–¿Ya le puedo dar besitos?
–Claro, amorcito, tus besitos lo harán más feliz.
Y timidamente, acercó sus labios y cubrió de tiernos besitos mi pene, luego, le pedí imaginara que mi gusanito era una paleta o nieve y le diera lamidas con su lengüita y así lo hizo, logrando que corrientes de placer inmenso recorrieron mi cuerpo.
–Don Jorge, está llorando su gusanito, mire, le sale agüita por su ojito.
–Llora de felicidad… prueba esa agüita, sabe rica y es un regalo para tí, por lo feliz que lo estás haciendo.
-¿Deveras, don Jorge?
Y con su lengüita tomó mi presemen y le gustó. Le pedí continuar y me recosté en el sillón, abrí mis piernas y el siguió con su labor.
Le pedí abriera su boca para meter mi gusanito en ella y le mostré, con uno de mis dedos en mi boca cómo debía chuparlo. Con curiosidad, y algo de torpeza él así lo hizo y mordiendo un poco con sus dientes, se metió el glande. Después, lo subí sobre mí para abrir sus nalguitas y besarlas, pasar mi lengua por ellas y deleitarme con su culito, él arqueaba su cuerpecito y se reía ocasionalmente. Le pedí continuar chupando mi gusanito y minutos después sentí que mi orgasmo estaba próximo. Le dije que mi gusanito iba a darle un rico premio por lo bien que se había portado y que debía pasárselo y no desperdiciarlo.
Finalmente, potentes chorros de semen salieron disparados hacía su garganta y él, con algo de dificultad, se los tragó.
Lo abracé y besé felicitandolo por lo feliz que me había hecho.
Le pregunté si le había gustado y dijo que sí.
–¿Y qué te gustó más Luisito?
–Cuando pasaba su lengüita por aquí, dijo, señalando su lindo trasero.
–Pues tú mandas, recuerda que eres el rey y yo tu esclavo…
La noche apenas empieza, amigos…
Buen relato…, mi verga se puso rampante. Sigale…
Me has puesto muy burro… como sigue? necesito mas…
Uff… me encanta esta historia, espero que no la acabes aquí y la continúes…
Me encanta el inicio de esta historia, ahora quiero saber mas, ya que me he quedado muy caliente al leerla. Por cierto me encanta la forma que tienes de escribir y de expresarte.
Me he puesto a 100 con tu relato, esta historia es pura crema, estoy deseando leer la próxima parte
Mil gracias por todos sus comentarios!!! Me alegra haya sido de su agrado este relato!
En breve publicaré la segunda parte…