Una noche de ensueño con Tavito
De cómo pasó una noche de tarea con mis amigos a una noche de sexo clandestino con Tavito..
Eran pasadas de las 12, regresaba de casa de un amigo después de estar toda la tarde y noche haciendo un proyecto en equipo para la escuela. Llevábamos días trabajando en eso y como estábamos cerca de terminar el amigo anfitrión sacó una botella de whisky que le había robado a su papá,
– Hay que celebrar- Dijo mi amigo emocionado y comenzó a servir tragos para todos los presentes, emocionados bebimos hasta terminar el proyecto y finalmente nos dedicamos a acabarnos la botella entre risas.
La reunión se dió por terminada una vez los papás de mi amigo lo llamaron diciendo que ya regresaban a casa, así que el resto de invitados nos retiramos. Me ofrecí a llevar a mi amigo Omar a su casa, ya que me quedaba de paso, y así lo hicimos, dejé a Omar y retomé el camino a mi casa, conducía lento, pues aunque no me sentía realmente borracho, tampoco me sentía completamente bien, bajé aún más la velocidad cuando me acercaba a casa de Tavito, involuntariamente (o no, no lo sé) tuve una erección solo de pensar que pasaría frente a la casa de ese niñito culón que tanto deseo me generaba. Finalmente pasé por ahí, casi deteniendo el auto y eché un vistazo, todo estaba oscuro, o así parecía cuando entonces afiné la vista y noté un pequeño bulto en el marco de la puerta,
– Tavito?- Pregunté bajando la ventanilla del auto y entonando la voz sin hablar muy fuerte. El bulto se movió y pronto reconocí que efectivamente, era Tavito quién ahí se encontraba solo en la oscuridad, sentado en el escalón de la puerta,
– Joel!- Respondió el niño con emoción.
– Shhhh…- Le dije, llevándome el dedo a los labios para que bajara la voz.
– Perdón, Joel- Dijo Tavo hablando más quedito. Rápidamente apagué el auto y bajé de él, eché un vistazo al barrio que parecía estar en quietud, normal siendo ya casi la una de la madrugada, y caminé a la puerta exterior de la casa de Tavito.
– Qué haces tan noche y solo en lo oscuro?- Le pregunté.
– Estaba jugando con el Nintendo que me regalaste, es que mi abuelita ya se durmió y yo no tengo sueño- Me respondió Tavito, quién llevaba la consola en la mano aún encendida.
– Bueno, pero no deberías estar así solo, te puede pasar algo- Le dije, aunque realmente yo lo que quería era pasar los brazos entre los barrotes de la reja y manosearle el culo a Tavo.
– Tú también me vas a regañar?- Respondió Tavo con una vocecita dulce y mimada.
– No, pero es que es peligroso- Le dije. Podía sentir mi pene haciendo presión dentro del pantalón.
– Mejor deberías quedarte para ayudarme a dormir, a lo mejor si me das un poquito de lechita me da sueño- Me dijo bajando aún más la voz y dibujando un sonrisa pícara en su rostro. Esas palabras de Tavo eran justo lo que deseaba escuchar, tenía unas ganas enormes de coger y haber estado tanto tiempo sin poder desatar mi pasión con él me tenía algo mal, además que esa semana solo había visitado a Rafita el día lunes y no había tenido oportunidad de cogérmelo,
– Espérame en tu cuarto especial, ahorita voy- Le dije. Sentía las mejillas calientes y un leve mareo, mentiría si dijera que todo había sido por el alcohol, pero la realidad es que era plenamente conciente de lo que iba a hacer. Tavito entró a su casa con una sonrisa y cerró la puerta sin hacer ruido, por mi lado yo me volví a montar en el auto y me apresuré a regresar a casa, dejé el auto fuera para que mi mamá no se diera cuenta de que ya había regresado y volví caminando hacia la casa de Tavo, había decidido hacerlo así para no llamar la atención en exceso y apresurando el paso en unos cuantos minutos ya estaba entrando en la construcción baldía de atrás de la casa de Tavo y con paso firme llegué hasta el árbol donde me trepé y finalmente bajé por la escalera en la barda de la casa de Tavito cómo ya anteriormente había hecho. Habiendo tocado nuevamente el suelo con los pies, subí la escalera de metal cuidando no hacerlo rechinar y abrí la puerta de aquella pequeña bodega que Tavito llamaba su lugar especial y que había sido ya el lugar de diferentes encuentros sexuales entre él y yo, incluída claramente nuestra primera vez. Tan pronto entré Tavito saltó del rincón donde estaba y corrió a abrazarme.
– Si viniste- Dijo Tavito con felicidad abrazándome, yo le respondí igual apretándolo contra mí, pero rápidamente mis manos bajaron y empecé a apretarle el culo por sobre la ropa.
– Claro que sí, bebé, ya te extrañaba mucho- Le decía apañando con excitación su rico culito, – Oye – Le dije,
– Qué? – Respondió
– Tengo muchas ganas de cogerte- Le dije susurrándole al oído con mucha calentura en mi voz mientras metía mis manos por el borde de su ropa hasta agarrar sus gordos cachetes traseros y empecé a apretarlos desesperado, separándolos y juntándolos,
– Yo también quiero- Respondió Tavito hablando también en susurros,
El aroma al culo de Tavo me acariciaba la nariz y deseaba más que nada penetrarlo inmediatamente, me desabotoné el pantalón y con rapidez bajé mi ropa dejando salir mi verga tiesa, sentía entumecido el cuerpo del pene gracias a la gran erección que estaba teniendo y con desespero hice a Tavito que me lo agarrara y comenzó a masturbarme,
– Lo tienes bien duro!- Dijo Tavito impresionado viéndome el pene con sus ojos bien abiertos mientras subía y bajaba su mano.
– Es que si te extrañaba bastante, mira como la tengo, mi pajarito tiene muchas ganas de meterse por tu colita- Decía, mientras hurgaba en su hoyito con mi dedo.
– Mi colita también tiene ganas de que le metas tu pajarito- Respondió Tavo palpando con sus dedos mi glande, supongo le sorprendía lo dura que tenía la verga en ese momento. Tavito seguía masturbándome con delicadeza mientras yo le tenía ya dos dedos metidos en el culo,
– Entonces si me va a dejar tu culito que le meta mi pajarito? Te lo voy a meter todo, ehh- Le dije, hablando con voz mimada
– Si, pajarito, métete en mi colita si quieres- Dijo Tavito, y bajó su cara dándole un besito en el glande a mi pene, después me regaló una sonrisita muy tierna haciéndome morir de excitación,
– Vamos a acostarnos – Le dije, sacando mis manos de entre su ropa y caminé hasta el fondo de la habitación donde me tendí en el pequeño colchón dónde hace tiempo me había cogido a Tavito por primera vez. La cabeza me dió un ligero giro que me hizo cerrar los ojos, cuando los abrí de vuelta Tavito ya se había acostado junto a mí dandome la espalda, inmediatamente pasé mi mano izquierda por su cuerpo bajando por su pecho hasta llegar a su entrepierna dónde inmediatamente sentí su erección, el pantalón de pijama me dejaba sentir perfectamente el pene parado de Tavito, lo apreté con mis dedos sintiendo su suavidad y dureza, podía sentir muy bien el tallo con sus venitas saltadas y la diferencia de la piel de su prepucio cubriendo el glande, mi memoria muscular me hacía imaginar ese pequeño pene que conocía a la perfección y sin más complicaciones metí mi mano por debajo de su pantalón agarrándoselo directamente, le bajé el prepucio y recorrí completamente esa infantil verga con mis dedos como si lo hiciera con la mía propia y empecé a masturbarlo, Tavito suspiraba y mantenía una pierna medio levantada para dejarme seguir manoseando sus partes privadas, – Ponte boca arriba- Le dije al oído, tavito simplemente obedeció, saqué mi mano de entre su ropa y poniéndome de rodillas le quité el pantalón con todo y ropa interior, tavito ayudó levantando la cadera cuando bajaba su ropa y tan pronto terminé de quitarle las prendas llegó a mis sentidos el aroma de su entrepierna, me volví a recostar junto a él e hice lo mismo conmigo quitándome el pantalón y boxer quedando los dos desnudos de la cintura para abajo, Tavito estiró la mano y empuñó mi verga mientras me miraba a los ojos, yo hice igual y mi mano nuevamente fué a parar entre sus piernas y ambos comenzamos a masturbarnos, nos mirábamos a los ojos mutuamente mientras nuestros dedos pasaban por nuestras vergas y huevos bañados por la ligera luz de la lamparita de la mesita de noche, con la mano derecha le acariciaba el cabello a Tavito y con la izquierda le tocaba su intimidad, él me miraba y parecía tan enamorado, mi instinto me llevo a darle un beso en la frente,
– Hueles a cerveza – Dijo Tavito, me parecía lógico oler a alcohol, pero al mismo tiempo no me gustaba la idea que tavito me viera así,
– Si, perdóname – Le dije, él asintió, saqué mi mano de entre sus piernas y lo abracé pegándolo fuerte a mí, quería mucho a ese niño, pero esa noche especialmente, quería darle verga hasta que me dolieran los huevos, – Me la chupas?- Le pregunté muy despacio, él levantó la mirada viéndome y sonriendo dijo que sí con la cabeza y yo acaricié su cara pasando mi pulgar por sus labios, esa boquita estaba a punto de darme una maravillosa mamada, – Así quédate- Le dije, y fuí yo quien tomó la iniciativa, me dí la vuelta dejando mis pies apuntando a su cabeza y pasé una pierna por encima de él, puse mi verga a la altura de su cara y bajé despacio, Tavito esperaba con la boca abierta y bajé un poco más las cadera hasta que mi pene quedó atrapado entre sus labios, miraba extasiado la bonita imagen del pequeño engullendo mi verga y así comenzó a mamarla. Tavito literalmente me la mamaba, chupaba con fuerza como queriendo sacar la leche a pura succión, sentía que me temblaban los muslos ante los fuertes chupetones que le daba a mi carne dura, sus labios subían y bajaban por mi pene y con una mano me sacudía los huevos, volteé a ver enfrente y ahí estaba ante mí la entrepierna de Tavo, su verguita parada con la cabecita cubierto por su capucha, se la pelé con mis dedos y salió a la vista su rojizo glande en forma de champiñón, la verguita de Tavo era más grande que la de Rafita y también muy linda, tenía un aroma algo fuerte, olía a cómo tiene que oler la verga de un niño, un niño juguetón, me hacía recordar a mí mismo cuando tenía esa edad, con la diferencia que a esa edad yo ni idea tenía de sexo, en cambio este otro niño a sus escasos diez añitos ya sabía lo que era dar y que te dieran, sabía mamarme la verga y los huevos hasta hacerme retorcer del placer y me la aguantaba toda adentro sin problemas, habíamos perdido la virginidad juntos, conocíamos de pies a cabeza el cuerpo del otro y cómo nos gustaba más, Tavito debía saber bien que esa verga que estaba mamando en breve le estaría llenando su hoyo trasero. Empecé a olerle cómo perro la entrepierna a Tavito, pegaba mi nariz a su verguita y sus huevos, su delicada piel tan suave acariciaba mi nariz y yo olfateaba ese olor que me excitaba tanto, sí, era un niño, pero que niño, que bueno era para hacerme gozar, desde el primer día que me había manoseado la verga ya me había hecho sentir cosas que no había pensado siquiera sentir jamás.
Con la lengua recorrí del tallo hasta la punta de su penesito, lo masturbaba y lamía a la vez hasta que no resistí más y metí completo ese pequeño falo en mi boca, y ahora eramos los dos, mamándonos mutuamente las vergas como desquiciados, se escuchaba únicamente nuestra respiración apresurada y el sonido de nuestros labios y lenguas haciendo contacto con nuestras partes íntimas y también uno que otro gemido atrapado en alguna de nuestras bocas al tener el pene del otro dentro. No dejaba de mamar el pene de Tavo, subía y bajaba la boca por él, todo ese tiempo le había estado tomando de las piernas pero deslicé las manos para ocupar cada una de sus nalgas haciendo que Tavito abriera las piernas, separé sus nalgas con mis manos e inmediatamente el aroma de su culo me dió un golpe en el olfato, nuevamente el aroma inconfundible a niño acariciaba mi nariz y me hacía recordar las primeras veces que lo habíamos hecho, dónde era, literalmente, un sexo más sucio. Su ano olía a lo que debe oler un culo de niño y eso me prendía mucho, con mis manos amasaba sus nalgas mientras le chupaba los huevos y él hacía lo mismo conmigo, me saqué las bolitas de Tavo de la boca y deslicé mi lengua bajando por el espacio entre el escroto y el ano hasta llegar a este y con la punta de mi lengua comencé a lamer el arrugado hoyito de mi bebé. Las deliciosas nalgas de Tavo no hacían más que invitarme a seguir apretándolas, las extrañaba tanto, poderlas sentir así en la palma de mi mano confirmaba indudablemente que eran más grandes que las de Rafita, ese era el culo que más a mí me gustaba y era para mí un manjar poder mamar ese asterisco de carne mientras seguía amasando sus deliciosas nalgas. Fuí adentrando mis manos en el canal del culo de Tavo hasta que mis dedos índices llegaron a dónde su ano, estimulaba su agujero mientras regresaba mi boca a su verguita, no pasó demasiado cuando ya le podía meter casi completos dos dedos y sentí que la leche me venía. Tavito tenía mi verga en la boca, yo solamente bajé un poquito más la cadera obligándolo a meterse más profundo mi falo mientras le empezaba a llenar la garganta con mi leche, saqué el pene de Tavito de mi boca y me dejé llevar bufando de lo sabroso que me estaba viniendo, sabía que estaba haciendo sonidos más fuertes y que eso podía ser un gran peligro si su abuela llegaba a escuchar, pero me era imposible contener el gran gozo que su nieto me estaba dando con su boquita, casi por puro impulso le metí a Tavito por el ano los dedos índice y medio de mi mano derecha y empecé a meterlos y sacarlos rápidamente, sentía la pastosidad de un poco de excremento embarrado en ellos, pero era mucha más la excitación, terminé de botar el semen y me quedé respirando profundo, viendo mis dedos atrapados dentro del culo de Tavo, con un largo – ahhhhh…- me levanté sacando mi pene de la boca de Tavito y me levanté acomodándome para quedar nuevamente acostado a su lado, Tavito me miraba con la mirada medio perdida, tenía un poquito de semen en la comisura de la boca y me miraba tiernamente, nuevamente acaricie su cabello y le dí un beso en los labios, al separar nuestras bocas Tavito sonrió y me abrazó, podía sentir cada centímetro de su suave y cálido cuerpo pegado al mío, mi pene le quedaba entre las piernas,
– Ya me la vas a meter?- Preguntó Tavito en un susurro
– Tú quieres?- Le respondí hablando también en susurros
– Sí – Respondió Tavito con el mismo tono de voz y sonriendo, tan lindo era verlo aún con ligeros restos de semen en su angelical carita, no podía hacer más que regresarle la sonrisa y darle un poquito en los labios
– Ponte de ladito- Le dije, y él obedeció, puse mi pene entre sus nalgas e hice contacto con su ano, ambos sabíamos lo que estaba por pasar, sabíamos que era incorrecto, no por nada estábamos hablando así de bajito y escondidos en un rincón, pero los dos lo deseábamos por igual, Tavito entendía perfectamente lo que sucedería, podía sentir su cuerpo bien relajado y entregado a mí, dí un empujón a mi pene contra su ano y este lo recibió, lo dejó entrar, seguí empujando hasta que sus pompitas reposaron en mi pubis, ambos gemimos suavemente, estaba sucediendo de nuevo, nuestros cuerpos se habían unido. Llevé mi boca a la cabeza de Tavito, olía su cabello y con mi mano izquierda lo mantenía abrazado, metí mi mano por debajo de su playera y acaricié su pecho, mi dedo dibujaba circulitos en su pezón, – Te gusta?- Le pregunté,
– Sí…- Respondió Tavito soltando el aire con la boca, – Te extrañaba mucho – Agregó, y empujó un poco más el trasero hacia atrás pegándose más a mí.
– Ya tenías ganas de que te la metiera, verdad?- Pregunté, mi mano se deslizó de su pecho a entre sus piernas y le tomé del pene masturbándolo.
– Sí- Respondió, y nuevamente moví mi mano para esta vez tomarle de la pierna y levantarla y así me lo empecé a coger, despacio empujaba y sacaba mi pene por su colita, Tavito suspiraba y yo le respiraba en el cuello, le recorría la pierna con mi mano y por momentos le estrujaba los huevos o le tomaba su verguita y lo masturbaba al ritmo de la cogida,
– Ahhh… Tienes el culo tan rico, me encantas, que ganas tenía de cogerme este culo – Le decía, quizás eran las copas, quizás era solo yo, pero estaba dejando salir lo mucho que me gustaba Tavito.
– También me gusta mucho tu vergota, tenía muchas ganas de que me la metieras, en la noche me metía los dedos por la cola imaginándome que eras tú, ahh…- Terminó Tavito con un gemido,
– De verdad tanto te gusta mi verga?- Le pregunté.
– Sí… Se siente bien rico cuando me lo metes- Respondió, entonces me levanté sacándosela, Tavito volteó rápidamente a verme, yo bajé de nuevo para quedar con su culo en la cara, le separé grande las nalgas para ver a centímetros su ano completamente abierto, había un olor a caca mezclado con líquidos sexuales que no hacía más que calentarme, acerqué mi nariz oliendo directamente el hoyo dilatado de Tavo, le dí un beso a cada una de sus nalgas y deposité un gran escupitajo en su ano, volví a acomodarme detrás de él y se la metí, empecé a cogérmelo más rápido,
– Pues toma! Toma verga! Toma!- Le decía, super caliente, sonaba duro el golpeteo de mi pubis contra las nalgas de Tavo,
– Ayyy… Ayyy…- Se quejaba Tavo, pero no eran más que de gusto sus quejidos.
– Aprieta el culo, quiero que me aprietes la verga- Le dije rabioso al oído, Tavito gimió y empecé a sentir como contraía el recto,
– Así?- Preguntó Tavito con su tierna voz,
– Ahhh, sí, que rico, me la aprietas bien rico..- Le decía, los splash de mi verga entrando y saliendo de su cola me hacían enloquecer, estábamos los dos gozando como nunca de nuestro prohibido amor.
Me giré con Tavito haciéndole quedar abajo conmigo encima y seguí bombeandole,
– Sientes como huele?- Le pregunté,
– Cómo?- Preguntó,
– Si sientes como huele? Huele a tu culo y mi verga- Le dije
– Si…- Respondió
– Quiro que te acuerdes, para cuando te metas los dedos en la noche recuerdes el olor de tu culo y mi verga cuando cogemos, y pienses en como se siente cuando te la meto, imagínate mi verga metiéndose en tu culo y mis huevos pegándose en tus nalgas- Le decía a Tavito cuando comencé a sentir su recto palpitante, el niño en verdad debía estar grabando las sensaciones en su memoria, tanto que lo había hecho venirse. Dejé que Tavito terminar de tener su orgasmo y entonces se la saqué, me hinqué aún con él entre mis piernas y comencé a jalarmela, sabía que no tardaría demasiado, pronto sentí la leche subiendo por mi uretra y empecé a soltarle los borbotones de semen a Tavito en el culo, apunté a sus nalgas pero inevitablemente un poco cayó en su espalda, y así como él yo también grabé en mi mente ese maravilloso momento. Tenía el pene un poco sucio de excremento, así que me levanté y fuí y tomé papel de dónde sabía que Tavito lo guardaba en el cajoncito de la mesita de noche, limpié mi ya medio flácido pene y volví a acostarme junto a él, nuevamente una sacudida en mi cabeza me hizo recordar que había bebido. Tavito giró y se me quedó viendo, yo le sostenía la mirada, – Gracias, bebé – Le dije, estirando mi mano izquierda y acariciando su cabello y cara, Tavito siguió simplemente viéndome, yo sentía ya sueño, el aroma a sexo me hacía relajar, en eso Tavito estiró el brazo y me abrazó, bajó despacio la mano por mi espalda hasta llegar al arco de mi espalda baja y continúo hasta llegar a mi culo, no vaciló nada, metió la mano entre mis peludas nalgas y me metió el dedo por el culo,
– Me dejas cogerte?- Dijo Tavito, yo solo me quedé sosteniendo su mirada un rato más y le dije que sí con la cabeza, me giré quedando boca abajo y Tavito se levantó poniéndose sobre mí, sentí su suave piel rozando la mía y su peso cayéndome encima,
– Ponte leche de la que te eché en el culo, póntela en la verga- Le dije. Tavito no necesitaba lubricante para penetrarme, su pene seguía siendo de tamaño infantil y lo aguantaba sin problemas, pero era el morbo lo que me hacía pedirle que lo hiciera así. Volteé la mirada y ví cuando Tavito estiraba la mano pasándosela por el culo y luego se la pasaba por su verguita, me separó los glúteos con sus manos y entonces sentí como su pequeño miembro entraba en mí y comenzaba a follarme, cerré los ojos y me dejé llevar, escuchaba los quejidos de Tavito y sentía su penesito un par de centímetros dentro de mi culo. Estaba bien relajado con los ojos cerrados, me dejé llevar y sin darme cuenta de cuando, las luces se apagaron.
Cuando volví a despertar era de día, me dolía la cabeza y sentía la boca seca como desierto, el boxer lo tenía enrollado haciéndome incomodar, lentamente abrí los ojos y la luz golpeó en mis pupilas agresivamente, me puse boca arriba mirando al techo y entonces algo me pareció extraño, volteé rápido a los lados y me dí cuenta que estaba en mi habitación, tenía mi ropa puesta y entonces me dí cuenta de porqué había despertado,
– Joel! Que te levantes! Ya está el desayuno en la mesa- Decía mi mamá desde fuera de mi habitación.
– Ya voy! – Le dije, mi voz sonó tan áspera cómo sentía la garganta. Lentamente me levanté y me cambié de ropa, me llevé el boxer sucio a la nariz para olerlo pero no me parecía sentir aroma a sexo. Bajé despacio las escaleras y sin muchas ganas llegué a la cocina y me senté a la mesa,
– Resaca?- Dijo mi mamá viéndome a la cara, – Ay, muchachito- Agregó con un sonrisita y comenzamos a desayunar.
Había sido real esa cogida con Tavito? O acaso había sido fruto de mi mente jugándome una broma? Nunca lo supe.
💦💦💦 gracias por el relato, sin duda tavito es especial!!!
Esperando el próximo…
Siii Tavito es realmente especial