ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (1 votos)
Cargando...
Gays

UNA NOCHE DIFÍCIL

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manolito.
Tanto fue que vino la policía, nos pidió identificación, y yo descubrí entonces que la habia dejado en casa. Sin importar razones y suplicas me montaron en el auto y me llevaron a la estación, donde luego de sentarme en un banco con un montón de gente rara y llenarme unos papeles me dijeron que tendría que pasar la noche allí y que me dejarían ir al día siguiente por la mañana. Un guardia me condujo a través de pasillos oscuros hasta una celda de mediano tamaño, medio oscura, en la que solo habia en una esquina un agujero donde cagar y mear si lo necesitabas, sin la mas mínima privacidad. Y lo peor, no estaba solo: pude distinguir enseguida que allí habían unos cuantos mas como yo.

En cuanto entre y me senté en el suelo mire alrededor y conté unos seis o siete, casi todos de piel oscura y mas edad que yo, con caras poco amigables, y tal vez no muy en su juicio, quizá a causa del alcohol o la droga. Estaba nervioso y tenso, pero mis compañeros de infortunio guardaban silencio y también yo, cansado, empecé a dormitar. No se que tiempo llevaba así cuando sentí una mano que recorría mi espalda; me quede tranquilo pensando que era casual, pero luego enseguida esa mano bajo y trato de entrar a través del pantalón para tocarme el culo. Salte y trate de protestar, pero el grito fue ahogado en mi boca por una mano que la cubrió.

Una voz me dijo en voz baja y ronca: tranquilo, chama, o te pincho. Y sentí una punta filosa hincando mi costado. No pude hablar mas, el terror se apodero de mi, y empecé a temblar, mientras en la semioscuridad unas manos comenzaron a desatar mi pantalón y luego a bajarlo. Cuando me vine a dar cuenta estaba desnudo, solo las medias puestas y mi ropa estaba hecha un bulto en un costado. Me pusieron boca abajo, y mis nalgas al aire comenzaron a ser tocadas, acariciadas, y mi culo hurgado por unos dedos fuertes y ásperos. Mientras, mi cara vino a caer sobre las piernas de otro que sin dilaciones desabotono su porteñuela y dejo al descubierto un rabo grueso sobre el que mi boca se vio obligada a descender y tragar. Si bien eran solo dos los que empezaron el juego, los otros se fueron espabilando en cuanto sintieron el forcejeo, los jadeos y mis gemidos de protesta. Todos pidieron su derecho a participar, y tuve que gatear sobre todos aquellos tipos dejándome tocar y chupando cada pinga hasta ponerla dura. En un determinado momento sentí acercarse a un policía y creí que seria mi salvación, pero este se acerco con una linterna, nos alumbro y riéndose solo dijo: Estan pasando bien la noche, eh cabrones; no hagan mucho ruido o se acaba la fiesta, y se alejo.

Comprendí entonces que no habia remedio, que tendría que asumir la tarea de aliviar la frustración de aquellos tipos durante la noche, y así fue. Los seis me singaron, y se vinieron no una, sino varias veces, ya en mi culo o en mi cara. El ver a los otros los excitaba de nuevo, y me hacían sentarme sobre cada uno de ellos y cabalgar con fuerza, mientras aquellas pingas, ninguna era pequeña, bombeaban mi culo, dilatándolo y dejándolo abierto e irritado. Cuando ya no tuve fuerzas, me tumbaron boca abajo sobre el suelo duro y sucio, y siguieron pasando sobre mí, hasta que casi perdí el sentido de lo que sucedía, y me dormí. Cuando volví en mí, ya estaba solo en la celda, desnudo acostado sobre el suelo, y el policía, tal vez el de anoche, me miraba entre burlón y lujurioso. Vamos, dale, me dijo, se acabo la gozadera, puedes irte, vístete. Me levanté con trabajo, tenia todo el cuerpo adolorido, y busqué mis ropas; estaban allí, pero mis bolsillos habían sido saqueados. Trate de protestar, pero el guardia me mando callar: se lo darías a uno de tus maridos de anoche.

Tremendamente avergonzado de lo sucedido, sin poder explicar la verdad de todo aquello, me vestí y abandone la estación, sin poder contar a nadie lo que habia pasado, porque esta historia, de boca en boca, no me habría beneficiado lo mas mínimo.

1332 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: alcohol, compañeros, culo
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Descubrí que disfruto mucho puteando para bajar el estrés…
RONDA POR EL COTO DE CAZA, MONTADA DE TRES PERRAS
Como me volví un deslechador de niños 1
Dos amiguitos que me acompañan :) ZOO
A los 13 con mi profesor de Ingles
Las Aventuras con mi pareja y mi hijastra. Capítulo 4
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.096)
  • Dominación Hombres (3.279)
  • Dominación Mujeres (2.545)
  • Fantasías / Parodias (2.559)
  • Fetichismo (2.238)
  • Gays (20.352)
  • Heterosexual (7.167)
  • Incestos en Familia (16.300)
  • Infidelidad (4.021)
  • Intercambios / Trios (2.734)
  • Lesbiana (1.066)
  • Masturbacion Femenina (727)
  • Masturbacion Masculina (1.528)
  • Orgias (1.722)
  • Sado Bondage Hombre (406)
  • Sado Bondage Mujer (147)
  • Sexo con Madur@s (3.596)
  • Sexo Virtual (222)
  • Travestis / Transexuales (2.217)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.165)
  • Zoofilia Hombre (2.038)
  • Zoofilia Mujer (1.596)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba