Una noche inolvidable en la sauna
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Solía ir a cines x y tenía alguna relación de masturbación mutua o felación, pero esa noche me decidí a visitar una conocida sauna que estaba muy próxima. Tenía 38 años y estaba sin pareja y con ganas de marcha.
En recepción me dieron una toalla y unas chanchas. Ya en el vestidor, pude observar el ambiente que había. Tras la correspondiente ducha, entré en la sauna, habían dos una seca y otra húmeda. En esta última habían dos follando entre gritos ahogados. Decidí subir a la zona de relax. Era una sala con camas y cuarto oscuro. Me tumbé en una de ellas. Al poco rato aparecieron dos hombres, uno de mediana edad y el otro un joven bien parecido muy musculoso y completamente depilado. Este último se tumbo boca arriba y el otro procedió a practicarle una felación. El más mayor, con la excitación, se corrió sin tocarse y se levantó y se marchó. A mí, la situación me excitó mucho y, sin pensarlo, ocupé el lugar del anterior. El chico, se levanto y poniéndose de pie me cogió la cabeza y la acercó a su enorme polla. Dura, gorda y sin vello. Los huevos muy gordos. Se los lamí con deleite y proseguí chupando aquella herramienta feroz. Al poco, se colocaron dos tipos a su lado y el chico agarró de inmediato sus miembros. Yo seguía chupando, acariciando sus huevos y, de paso, le introducía un dedo en su culo.
Absorbido por la situación, no me percaté que se estaba formando un corrillo a nuestro alrededor. Mientras estaba entusiasmado con mi labor, noté un enorme chorro en mi brazo y en el pecho. Uno de ellos se había corrido encima mío. A continuación, le siguió otro. Aquello empezó a ser un gang bang. No me desagradaba, la verdad es que adopté una postura para que se corrieran en mi pecho.
Ante aquella situación, enormemente placentera, había descuidado al chico musculoso y de golpe, noté un chorro de leche caliente que impactaba en mi cara. Era del chico musculoso. Me dejé llevar, cuatro o cinco más, se corrieron encima mío. El último, mientras se estaba masturbando, recibió mi corrida en su pierna. No le gustó pero acabó, también, corriéndose encima mío.
Me dirigí a las duchas, no sin un poco de vergüenza debido a que iba chorreando leche. Me duché y me fuí a la sauna seca para relajarme. Me tumbé y al poco tiempo apareció uno de mediana edad. Se acercó para tocarme e instintivamente le aparté con el brazo pero, sin querer, de dí en la cara. Le excitó, me decía amo.. dame más!. Seguí en mi postura y comenzó a lamerme el culo. Nunca antes había sentido esa sensación. Pensé que me corría otra vez. Me incorporé y le dije que iba al lavabo. Cuando entré en el servicio, iba detrás mío y poniendo su cara en el inodoro me suplicó que le regara. Me meé en su boca y le ordené que me dejara tranquilo. Subí de nuevo a la zona de cuarto oscuro. Allí había un jovencito besuqueandose con un tipo de cierta edad. Me acerqué a ellos y les toqué sus partes. Ninguno estaba especialmente dotado. Cuando ya me marchaba, el jovencito dejó al otro y se arrodilló delante mío y se metió mi polla entera en la boca. Le ofrecí la posibilidad de ir a una cabina. Accedió de inmediato. Ya dentro, comenzó a comerme la polla de una manera que yo consideré impropia para su edad. Tendría unos 20 años, sudamericano. De repente, abandona su tarea y se pone encime y se mete mi polla en su culo y comienza a jadear como un poseso. Su polla, hasta ese momento flácida, comienza a ponerse a buen nivel. El espectáculo me excita de sobremanera y, al poco, me corro dentro de su culito lo cual le produce una extraordinaria sensación que le hace correrse encima mío. Pensé que aquella noche se iba a correr media sauna encima mío.
De nuevo a la ducha. Subo a la zona de relax y me acuesto boca abajo para descansar. Al poco, me viene uno y comienza a lamerme los pies, después me chupa el culo mientras dice: amo, ya estoy otra vez. Era el sumiso. Me doy la vuelta y le dejo que me coma la polla. Se incorporan dos más. Finalmente, viendo como se deja retorcer los pezones, como les come el culo y se traga aquellas dos vergas, me excita tanto que me corro en su cara. Me pide que no me vaya y que le apetece probar, de nuevo, mi orina. Lo dejo con los otros dos. Me doy otra ducha y me marcho, verdaderamente cansado.
He vuelto, en otras ocasiones, a esa sauna pero…. eso son historias, que si me apetece, contaré más adelante.
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