Una pregunta incómoda
Carlos, amigo desde el instituto, descubre que años atrás yo había tenido relaciones homosexuales con un amigo común y decide aprovecharse.
Llegamos sobre las 12:00 de la mañana a casa de Carlos (amigo del instituto) y Rebeca (esposa de Carlos).
Nuestras esposas junto con otras amigas, habían quedado ese día para tener una “tarde de chicas”. Como en ocasiones anteriores tendría bien ocupada la tarde-noche e incluso cabía la posibilidad de que fueran a cenar e incluso tomaran alguna copa, debido a la ausencia de las chicas, Carlos y yo habíamos quedado para comer y después ver tranquilamente un buen partido de fútbol.
Rebeca mi esposa Ana, no tardaron en irse y dejarnos solos.
Carlos es un chico muy guapo, esa tarde llevaba una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos estrechos y ajustados que marcaban un bonito culo y un abultado paquete.
Sacó unas cervezas bien frías y comenzamos a hablar de temas triviales hasta que hubo un momento en el cual Carlos me contó que hacía un par de meses había contactado con Raúl, un amigo en común y que habían quedado para charlar.
Cuando me dijo el nombre de Raúl, no pude evitar atragantarme con el trago de cerveza, a partir de ese momento me puse muy nervioso y Carlos se dio cuenta.
Yo – ¿Bueno y que tal está Raúl, que te contó? (no podía evitar el nerviosismo al hablar)
Carlos – (entre balbuceos) Hablamos de los trabajos y de como nos había ido en estos años y me preguntó por ti, fue una charla muy interesante.
Carlos – Jorge, nos conocemos desde hace mucho tiempo y somos buenos amigos, Ya sé que es una pregunta incómoda, ¿Jorge eres gay? Raúl me contó que os acostabais en secreto durante más de un año
Yo – Sí Carlos, tuvimos una relación gay y yo soy más bien bisexual, me siento avergonzado que te enteraras así y no sé qué decir, ¿Rebeca sabe algo? Ana no sabe que he estado con hombres.
Carlos – Tranquilo Rebeca no sabe nada y para que estés tranquilo de que no se lo voy a contar, te contaré un pequeño secreto.
Carlos se levantó del sofá y se puso de pie frente a mí, mi cara quedaba a la altura de su polla, se podía notar perfectamente en su pantalón que estaba totalmente empalmado, cogió mis manos y las colocó en la parte interna de sus muslos.
Carlos- Yo siempre quise probar con un hombre y ahora podría ser un gran momento.
Carlos siempre me había gustado y su oferta no me desagradaba en nada, hacía tiempo que no estaba con un hombre y las chicas tardarían en llegar, no tardé en deslizar mis manos por sus muslos hasta llegar a su miembro, con una mano agarré sus testículos y su polla por encima del pantalón, mientras que con la otra me apuraba en bajarlo.
Carlos no llevaba ropa interior y su polla salió despedida como un resorte golpeando mi cara, me la metí en la boca y comencé a lamer lentamente y sin sacarla trataba de desnudarme como podía.
Nos levantamos y nos dirigimos a su habitación, aún estábamos los dos de pie, me dio la vuelta y comenzó a restregar su polla por la parte interna de mi culo hasta llegar a mi ano
Carlos- Sabes Jorge.. Raúl me contó algunas cosas sobre vuestro pasado y tus gustos.
Levantó mi pierna derecha para que la apoyara en la cama mientras que seguía en pie con la izquierda
Yo- ¿qué te contó Raúl?, le pregunté entre balbuceos
Carlos, apenas lubricó la punta de su polla y la colocó en mi ano, mientras me susurraba al oído
Carlos- Que te gusta que te llamen Zorra, verdad PUTÓN
Según el oí, me puse tan cachondo que abrí mis nalgas y Carlos, me embistió y me introdujo su polla de un golpe, comenzó a follarme frenéticamente, mientras me llamaba zorra, puta, guarra, cuanto más me decía zorra más caliente me ponía, Carlos me siguió follando y diciendo guarradas, me puso a cuatro patas en la cama y se subió de pie, flexionó las rodillas y metió su enorme polla que entraba y salía de mi culo sin ningún esfuerzo, mi polla y mis huevos se movían de adelante a atrás al compás de sus embestidas, le pedí que se tumbara, quería estar encima para ver su cama mientras me follaba, me senté encima de su polla metiéndola de un golpe, en esa posición Carlos comenzó a tocar mi polla mientras yo movía mi culo rítmicamente y gemía como una loca, estábamos a punto de corrernos los dos y Carlos me dijo “Te gusta mi polla MARICÓN”, al oírlo no pude aguantar más y me corrí como hacía mucho que no pasaba, mi leche salió despedida hasta el pecho y la cara de Carlos, mientras yo notaba la leche caliente de Carlos dentro de mí.
Quedamos los dos extenuados y aún desnudos fuimos al salón y seguimos hablando de cómo iban a mejorar nuestras “tardes de chicos”, mientras nuestras mujeres fueran a sus famosas “tardes de chicas”
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