Una puta no se hace….. Se nace III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PalomaSinNido.
Luego de que mi primo José disfrutara de mí, salió presuroso del cuarto para irse a jugar fútbol con sus amigos del callejón a una cancha que estaba algo alejada, muy cerca del estadio de Alianza Lima, un equipo de fútbol famoso de mi país, lugar que también queda en el distrito de La Victoria, que como ya les conté es bastante populoso y movido.
Después de ese episodio de placer, mi cabeza daba vueltas, tenía en mi mente una serie de pensamientos y sensaciones muy extraños, era una mezcla de morbo y placer indescriptible; yo quería más de aquello que había vivido y no pararía hasta conseguir más mucho más.
Seguí jugando en mi cuarto hasta que llegó la hora de partir a la casa de mi madrina, como de costumbre a las 5 pm llego el chófer, el señor Evaristo, un señor de unos 40 años alto, aproximadamente 178 cm de estatura, delgado pero fibroso, moreno sin ser de raza negra, de cara muy agradable y lo que más me llamaba la atención eran sus manos, estas eran grandes y de largos dedos.
Tocaron el timbre y fue la primera vez que sentí emoción de salir de ahí hacia la que era mi casa y también fue la primera vez que mire con otros ojos a Evaristo y finalmente la primera vez que observaba sus bulto.
Como de costumbre me ayudo con mi mochila y subimos al carro que nos llevaría a casa, el carro era un Toyota Cressida, amplio y bastante lujoso para la época, por lo general yo siempre iba en la parte trasera del automóvil, pero esta vez tenía otras intenciones y a como dé lugar ejecutaría mi plan sexual.
Con mucha sutileza y cariño le pedí a Evaristo ir adelante con él y acepto gustosamente, no sin advertirme que no dijera que lo hacía a mi madrina.
Una vez en marcha me empecé a hacerme el cansado y me fui recostando en el asiento, Evaristo sugirió que pase atrás para dormir hasta la casa a lo que me negué totalmente.
Mi plan se realizaría sí o sí.
Le pregunte si podía recostarme en su pierna derecha que estaba a mi lado, me miro un poco extrañado pero acepto; este modelo de auto tenía un solo asiento en la parte delantera, es decir no tenía los cambios como ahora, estos estaban en el timón.
Una vez que mi cabecita estaba sobre su pierna pude notar que era una masa muscular dura, larga y bastante gruesa, mi corazón palpitaba a mil, me temblaban las manos, cerraba mis ojos y se venía a mi mente todo lo que paso el día anterior y horas antes entre mi primo y mi tío y mientras todo daba vueltas en mi cabeza empecé a acariciar la pierna de Evaristo, sobaba su muslo y por momentos bajaba mi manito pequeña por su rodilla hasta la pierna
Evaristo: me haces costilla pequeñín ???
Yo: tu pierna es bien dura
Evaristo: te gusta pequeño ???
Yo: si mucho, será peluda como la de mi tío José ??? Él tiene bastante pelo
Evaristo: Si tengo bastante pelo, no solo en las piernas, en el pecho también
Yo: Evaristo Me enseñas tu pecho, quiero ver tu pelo
Evaristo: Por qué quieres que te lo enseñe
Yo: Es que mi tío tiene pelo en su pecho y va bajando hasta debajo de su ombligo llega hasta su pipi, ahí tiene muchísimo pelo
Evaristo abrió los ojos y me miro sorprendido, yo estaba algo asustado esperando su reacción pero a la vez sabía que mi plan iba viento en popa.
Note que su bulto se hacía algo grande debajo de su pantalón, ahora estaba arrodillado en el asiento mirándolo esperando una respuesta.
Evaristo: Peque, que has estado haciendo
Yo: nada
Evaristo: Le has visto el pájaro a tu tío ??? Nada mas lo has visto o que más ???
Yo: Bueno, estuvimos jugando
De La Victoria a San Isidro en auto no demora mucho, Evaristo estaciono el carro en una zona algo callado y oculta de El Olivar de San Isidro, el parque más antiguo de la ciudad de Lima, que data desde la época del Virreinato; una vez que detuvo el carro me miro detenidamente y me acaricio el rostro con esas manos enormes, yo me deje acariciar y cerré mis ojos sintiendo sus manos pasar por mis mejillas, me beso una de ellas y me dijo al oído: Que has hecho peque o que te han hecho cuéntame?
Yo: estuve jugando con mi tío, nada más.
Evaristo no dejo de acariciarme el rostro y se sobaba su paquete que ahora se veía más voluminoso debajo de su pantalón, yo lo observaba con ansias y ya quería verlo, despacito me acerque y puse mi mano sobre ese trozo de carne aun oculto para mí.
Todo era silencio, se podía oler la adrenalina en el ambiente.
No pare, inmediatamente le agarre la correa y la desabroche, baje el cierre y busque lo que quería y tendría a toda costa.
Ya no esperaría más, no tenía la más mínima idea de lo que pasaría después pero pasaría como que pasaría.
Evaristo muy nervioso miraba para todas partes, la noche ya se hacía nuestra cómplice.
La oscuridad y el silencio se unirían a mi plan sexual.
Una vez libre el camino me metí bajo el asiento, Evaristo subió la pierna sobre el lado donde yo estuve sentado, se bajó un poco su pantalón y quedo frente a mí una trusa blanca alba con un trozo de carne buscando la salida, me miro con ojos suplicantes y me pidió que lo libere.
Jale el elástico de la prenda y salió una verga morena, larga, bien larga con la cabeza en punta y mojada de un líquido transparente.
Me asusté un poco por que hasta ahora era lo más grande que había visto.
En tono de súplica Evaristo me rogó que la chupe, un poco confundido acepte, era la primera vez que tendría una pinga en mi boca, me acerque muy despacio y la fui metiendo a mi boca.
La sensación era divina, ese trozo de carne quemaba, era suave y olía rico.
Evaristo: Así peque, mas, cuidado con los dientes, chúpalo como si fuera chupete, así peque, que rico lo haces, Dios esta es la gloria.
Cosas así me decía el chófer de mi madrina.
Me acariciaba el cabello y subía la pelvis para que ese trozo de carne entrara más y más.
Así estuvimos un buen rato, la verdad que lo estaba disfrutando muchísimo.
Descubrí que podía hacerlo bien, por momentos me la metía hasta que rosaba mi campanilla, me asfixiaba pero no era tosco, por momentos era suave el vaivén y por ratos un poco duro e intenso.
Evaristo no dejaba de gemir y emanar sonidos extraños de excitación y placer.
De repente me cogió muy duro del cabello y de un golpe introdujo todo su miembro en mi boca.
Esta vez sí me dejo casi sin respiración y sentí como que se orinaba dentro de mí, esto era algo nuevo para mí , quise zafarme, escupir y casi vomitar pero me trague hasta la última gota de aquello que resultó ser el semen al cual me volvería adicto.
Después Evaristo saco su verga de mi boca y me la paso por mis labios como si de un labial se tratase, me acaricio el cabello y nos fuimos acomodando.
Se acomodó la verga aun parada dentro de su trusa y se bajó del auto para acomodarse bien el pantalón, aun se podía notar su bulto algo grande bajo aquel pantalón.
Yo entre tanto me secaba las lágrimas que bote ante la última embestida que le dio a mi garganta.
Subió al carro y me dio un piquito
Evaristo: Ni una palabra de esto peque
Yo: será nuestro secreto
Nos en rumbamos a la casa que estaba a unas cuadras de aquel parque, entramos a la cochera y callados como si nada hubiera pasado subí corriendo las escaleras rumbo a saludar a mi madrina.
No había nadie en toda la casa, junto con Evaristo buscamos a la empleada y nada.
Al no encontrar a nadie me fui a mi cuarto, estaba totalmente felizzzzz
De pronto apareció Evaristo en la puerta de mi dormitorio.
Evaristo: Tu madrina se ha ido a una cena con su amiga, el chofer de ella las traerá de regreso y Gaudencia se ha tomado la tarde, regresa mañana temprano.
Nos miramos con malicia, lujuria y malignidad; una sonrisa diabólica apareció en nuestros rostros
Evaristo: Quieres jugar peque…?
CONTINUARA….
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