Una puta no se hace….. Se nace V
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Al salir del baño me metí rápido a mi cama, al día siguiente iría al colegio, sentí como mi Madrina subía las escaleras e iba directamente a su cuarto.
Yo entretanto pensaba en todo lo que había pasado momentos antes.
La verdad no podía dejar de pensar en Evaristo y Mario, cerraba los ojos y venían a mi memoria cada instante vivido, las vergas, el semen, y esos dedos en mi culito, pero yo quería más, mucho más y así me fui quedando dormido.
Lunes 7:00 am Gaudencia me despertó para ir al colegio, tenía que levantarme, lavarme y bajar a tomar desayuno; mientras estaba en el baño Gaudencia arreglaba mi cama y de repente al salir la veo parada al lado de mi cama con una trusa que no era mía en su mano
Gaudencia: De quien es esto Pablito???
Yo: No se
Gaudencia: Como que no sabes, estaba debajo de tu cama y no es tuyo, es de alguien mayor que tu
Rápidamente pensé en una respuesta valedera
Yo: Debe ser de mi primo José que por error lo metí en mi mochila
Gaudencia: Bueno, así será
Al parecer mucho no me creyó, pero creo que se comió el cuento, me vestí rápido y baje a desayunar; en el comedor de la cocina estaba Evaristo y Mario desayunando, salude a ambos y me miraron con una sonrisa cómplice, terminamos de desayunar y Evaristo se encargó de llevarme al colegio.
En el camino le comente lo sucedido en el cuarto con Gaudencia y el famoso calzoncillo, a lo que Evaristo casi se estrella de los nervios, me dejo saber que suyo no era, que quizá lo olvido Mario.
El colegio no estaba lejos pero nos dio tiempo para una sobadita de pinga.
De ahí en adelante todos los días al salir del colegio Evaristo tomaba el camino más largo para poder darle su respectiva mamada, me gustaba chuparle la verga diario y tomarme su leche mientras él me dedeaba el culo.
Por las tardes buscaba pretexto para buscar a Mario para hacer lo mismo, aunque él era más tosco.
Ya llegaba el día de mi cumpleaños, cumpliría 6 años en Junio y mi madrina estaba organizándome un paseo con mis mejores amigos del colegio a los bungalows del Club Campestre de La Cantuta en Chosica ( distrito de Lima ) al este de Lima.
Era cuatro amigos entrañables y con ellos pasaríamos el fin de semana con permiso de sus respectivos papas.
Claro está que nos llevaría Evaristo acompañados de Mario y Gustavo, hijo de Gaudencia, un jovencito de la edad de Mario un poco más alto, mas formado, se podría decir que un poco tosco de rasgos.
Ese fin de semana no vería a mi mama, así que mis cuatro amigos y los demás enrumbamos a Chosica.
En el carro manejando iba Evaristo, a su lado Mario y atrás mis amigos, Gustavo y yo.
Como ya era toda una putita me senté sobre Gustavo, con mucho disimulo me movía de una manera sinuosa provocando que Gustavo tuviera una señora erección, no sabía cómo ocultarla; por la distancia del camino mis amiguitos se fueron quedando dormidos lo mismo que Mario.
Yo seguía en mi gloria sintiendo la verga de Gustavo en mi culito.
No pude más y le metí la mano por entre mis piernas para tocarlo, era gruesísima, no muy larga pero gruesa.
Gustavo dio un respingón y me dijo al oído: Que haces Pablito??? Yo solo atine a mirarlo a los ojos y sonreír de manera inocente y seguir con lo mío.
El me apretó hacia él y se dejó llevar.
La verdad no sé si vacío pero el asunto fue que era el principio de algo rico.
Al llegar al club nos acomodamos en los cuartos, eran 2; en uno el Evaristo, Mario y Gustavo; en el otro mis compañeros y yo.
Fuimos a la piscina, de reojo veía a Mario y Gustavo, lo bien que se traslucía sus piezas bajo sus ropas de baño; jugamos todo el día y la pasábamos bomba, comíamos cosas ricas y seguíamos jugando.
Cada que podía me daba una escapada y buscaba a quien chuparle la verga.
Evaristo y Mario siempre me esperaban en el baño, me iba al baño más alejado del club para mamar y tomar lechita.
Llego la noche, aun después de haber mamado dos vergas quería más; una vez dormidos mis compañeros fui despacio al cuarto de los chicos malos.
Entre despacio y vi a Evaristo en bóxer durmiendo sobre la cama casi sin taparse, en la otra Mario con la verga medio erecta para un lado durmiendo y en la contigua Gustavo en bbd y bóxer durmiendo boca abajo dejando ver un potazo y unas señoras piernas gruesas y un poco velludas.
Despacio me acerque a Evaristo y me puse a acariciarle la verga por encima del bóxer, empezó a tomar forma y grosor, con toda pana y elegancia le baje el elástico y salto ese trozo de carne que casi todos los días me llenaba la boca de leche, Evaristo creía que estaba soñando pero no , era algo real lo que sentía, sus gemidos despertaron a Gustavo que alzo la cabeza y se encontró con la escena mía, Evaristo dormido con la pinga dura metida dentro de mi boca; yo no me la saque de la boca, lo mire y por el contrario seguí chupando cada vez más rápido y más profundo.
Gustavo se puso sobre su espalda y empezó a sobarse el paquete sobre el bóxer.
Se dejaba ver en la penumbra algo muy grande.
Mi deseo de descubrirlo fue inmenso, deje la verga de Evaristo, la tape y me fui despacio a la pinga de Gustavo, me senté a su lado y la empecé a sobar, era bien gruesa y no muy larga.
El miraba a todos lados, en su rostro se veía el miedo a que las otras dos personas nos vieran.
Gustavo: Vamos afuera Pablito
Lo tome de la mano y salimos del cuarto, caminamos por el pasto hacia un cobertizo que estaba un poco alejado de los bungalows.
Entramos y se sentó sobre un cajón, me arrodille en el piso y dejo frente a mí la más rica verga que hasta ese momento había visto.
Era casi imposible metérmela a la boca, era ancha cabezona y muy dura, hice mi mejor esfuerzo para chuparla toda.
Gustavo se retorcía de placer, me acariciaba el cabello y me decía cosas como: que rico chupas la pinga Pablito.
Estaba en lo mejor de mi trabajo cuando una luz nos enfocó directo al punto de placer, ósea mi boca y la verga de Gustavo.
Aquella luz me cegó pero no solté mi trozo de pinga.
Gustavo intento zafarse pero no lo deje; era Mario.
Mario: Así que resultaste ser insaciable pequeño
Yo: Mmmmmmmm, afirmando lo dicho
No solté la pinga que tenía en la boca la estaba disfrutando muchísimo, se había bajado un poco pero mis labios y mi lengua la pondrían en forma otra vez, Mario entre tanto se puso al lado de Gustavo y ahora tenía dos vergas para mí solo, chupe, chupé y chupe como Dios manda hasta que reventaron en mi boca, me llenaron de leche la cara el pelo, el polo y todo, eran cantidades ricas de semen que caían por mi rostro, pero no se bajaron esos troncos de carne, seguían enhiestos para más guerra.
Mario: Pablito quiero reventarte el culo, quiero ser el primer hombre que te llene de leche ese agujerito
Yo: Tengo miedo no me va a doler???
Gustavo: Esta muy pequeño huevón y si le haces daño???
Mario: No, lo hare despacio
Mario se agacho y me puso sobre el suelo como un perrito, se puso tras de mí y empezó a comerme el culo, su lengua hacia maravillas en mi huequito, me metió un dedo y me hizo gozar, Gustavo entre tanto me metió su verga otra vez dura a la boca que ya se había acostumbrado al tamaño de esa pinga.
Mario seguía acariciándome y metiéndome la lengua y ya dos dedos, de rato en rato me escupía el culo para usar su saliva como lubricante.
Todo eso me tenía en un éxtasis increíble, luego empecé a sentir un poco de dolor y se lo hice saber, deje de lado la verga de Gustavo y le dije que me dolía un poco.
Mario me dijo que me estaba metiendo un tercer dedo para que se acostumbre mi culito y que ya pasaría el dolor.
Yo seguí con la verga de Gustavo en mi boca cuando sentí besos y caricias en mi espalda, estaba en la gloria.
Mario: bb ahí te va mi pinga, dolerá el principio después te va a gustar mucho
Gustavo: Ten cuidado huevón
Mario puso su glande en mi entrada y presiono, sentí una punzada que me hizo estremecer de dolor, me aferre a las piernas de Gustavo y Mario se quedó quieto, me besaba, me acariciaba y me susurraba cosas al oído, poco a poco el dolor fue pasando y Mario fue empujando más.
Era una sensación extraña, sentía como ese trozo de carne se abría paso entre mis entrañan, con abría cada centímetro de mi culito de 6 años, siguió empujando y yo quería salir corriendo, quería gritar, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos pero me aguantaba hasta que sentí los vellos de Mario en mi culito tierno, se quedó quieto, no se movía, me dejo así, con toda esa verga dentro de mi sin moverse, poco a poco fue dándome un vaivén suave, era rara la sensación pero fue desapareciendo el dolor, la intensidad de la penetración fue aumentando y por ratos la sacaba casi toda dejaba caer saliva y la volvía a meter.
Ya no era virgen, Mario era el primer hombre de mi vida.
De repente las embestidas fueron más fuertes y profundas, acompañadas de palmadas, caricias y besos, Mario gemía fuerte, ese sonido ya lo conocía, sabía lo que venía, me daba duro como queriendo atravesarme con su vergaza que se ponía más dura dentro de mí, Gustavo me metía la pinga a la boca que ya estaba acostumbrada a ese grosor de verga, de pronto Mario me la metió de golpe hasta el fondo de mi culito y empecé a sentir el latido de su verga llenándome de leche el culo, Gustavo a su vez me la saco de la boca y se masturbo mientras me echaba su leche en mi cara, yo no quería desperdiciar nada así que me la metí otra vez a la boca para recibir algo de leche.
Cuando creí que todo había terminado por esa noche me equivoque.
Al salir del lugar cometimos el error de salir todos juntos, es verdad que no hicimos ruido pero alguien nos había visto, ese alguien me daría mucho placer después.
CONTINUARA….
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