Una tarde de curiosidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Roberto, un chico como todos y como muchos la experiencia la he tenido en campo y no en teoría, pero hay algunas que te agradan más que otras.
Como en muchos lugares donde vivo hay un cine porno, pero nunca había tenido el valor de asistir… y en muchas ocasiones lo evite pero un día me topé con una hoja de propaganda y decidí ir pues me encontraba cerca y en un horario que permitía entrar un tiempo de manera holgada.
Unas vez que pagué el boleto entre y solo me quede cerca de la puerta para poder salir rápido y por qué estaba oscuro, más oscuro de lo imaginado. No sabía qué hacer y cómo era mi primera vez me quede quieto… no había pasado ni 5 minutos cuando sentí dos manos, una a mi lado derecho y otra del lado izquierdo, ambas estaban muy decididas pero uno de ellos se adelantó y abrió el zíper del pantalón y comenzó con sus roses de labios y mordidas suaves. Lejos de irme solo sentía… sentía que el corazón se saldría de mi pecho y estaba siendo comido por los nervios y por una boca desconocida.
No pude reconocer la cara pero quien estaba lamiendo mi verga con más ganas que una paleta tenia como 30 años y yo solo 24, un hombre maduro pero que sabía cómo atender. Al pasar los minutos me acostumbre a la oscuridad y el hombre seguía mamándome la verga, ya no estaba solo ahora había un joven como de 27 años cabello rubio intercalando mi verga para chupar y me sentía como carne fresca pues comenzaba a sentir manos en mi abdomen, en las piernas… así que preferí moverme de ahí y dejar con ganas de seguir a los dos que estaban haciendo un trabajo genial… por culpa de los demás.
Me senté en la orilla de una fila desocupada y a los 5 minutos un señor de unos 40 años quiso acercarse pero me levante yendo a una esquina para quedarme al lado de un chavo de unos 20 años, moreno, cabello corto, delgado con cuerpo marcado y de un metro 70 centímetros aproximadamente. Gire la cara hacia a él y me pareció guapo pero en ese momento él se me quedo viendo y no quito la mirada de mí, no dijimos nada y el acerco su mano a mi verga, toco el pantalón por fuera, se acercó y me dijo “si gustas podemos sentarnos” a lo cual accedí y nos sentamos a la mitad de la sala para no se molestados. Lo acaricie y él a mí, comenzó un rose muy cachondo y yo podía apretar su culo con ambas manos mientras él se entretenía con mi verga ya en su boca… era increíble estar a la mitad de una película y tener un chavo con el culo al aire mamándome la verga, el cambio de posición y se puso en cuclillas para seguir mamándola.
Unos 15 minutos después seguía entrado y yo podía ver su pecho sin la playera, las ganas de mamar y un culo súper suave y redondo, acercándome a su oído susurre… ahora le toca a tu coño… con una sonrisa pícara me dijo que solo traía un condón o lo cual conteste que no habría necesidad de más.
Se sentó en la silla del lado izquierdo y girando un poco levanté la barra divisoria para poder acomodarme atrás de él, le unte muchas saliva y puse en la entrada mi verga, apretando su culo empuje y pude sentir como entraba la cabeza de mi verga en un culo apretado y caliente… quise meter más pero soltó un gemido de dolor y tuve que parar, deje unos segundos y me apoye en su espalda tome su pecho con una mano y con la otra abría su culo empujando otro poco pero soltó otro gemido y me dijo que le dolía un poco. Unos segundos más y proseguí con el intento de meter la verga, esta vez lo tranquilicé antes y le dije abre, el solo dilato un poco y pude meter mis 18 cts. de caramelo macizo, apreté su cintura y nalga para que no se moviera y enseguida empezó el movimiento de afuera y adentro podía sentir su culo aun acostumbrándose pero sus ganas de comerlo cuando apretaba un poco.
Para este instante ya había otro joven, nada guapo a decir pero si muy bueno, de aquellos que van al gimnasio casi del diario, solo veía y se masajeaba una verga como de 15 cts. pero gruesa, eso me prendió mas y seguí con mi culeada en un ritmo más acelerado hasta que no aguanto más y me pidió cambiar de posición. Me senté en mi butaca y lo coloque inclinando su pecho en el respaldo de la butaca delantera mientras se sentaba en mi verga y permitía ver cómo le habría su estrecho oyó de placer, así estuvimos unos minutos más, ya casi era hora de cerrar el cine así que apure mi corrida y antes de sacar toda mi leche lo recosté en la butaque nuevamente y con una sumida profunda termine, espere unos segundos y proseguí otros pocos para descubrir que el había ensuciado la butaca y el piso con su corrida. Nos acomodamos la ropa y el evito pisar su leche.
Lo abrase sin darnos cuenta el momento en que el otro chavo se había retirado, las luces ya habían sido activadas. Sin más palabras salimos juntos del cine y … lo que paso después es para otro relato.
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