UNA VEZ EN UN CINE…!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Si mal no recuerdo eran los martes que pasaban películas porno en aquel cine, los demás días pasaban otras de cualquier tipo, vaqueras, ciencia ficción, de karate o chinas, recuerdo que tampoco nos perdíamos las de Jakie Chan que en esa época realizaba sus primeras películas, corrían los finales de los 70 años .
Éramos un grupito de amigos y primos que nos íbamos todos los martes a morbosearnos mirando películas de esas, recuerden que en aquella época no había la internet con su infinita descarga de pornografía y lo mas que teníamos a mano eran una que otra revista con la cual hacernos un pajazo, pero como cada vez queríamos mirar más acción no íbamos para el cine, aunque les cuento que ya me había hecho todo un experto en hacerme la paja mirando la película sin que las personas que estuvieran a mi lado lo notaran, inclusive, antes de entrar al salón me colocaba papel higiénico entre mi pene y mi ropa interior para no mancharla porque la paja consistía en sobarme el pene por encima de mi pantalón hasta lograr eyacular, todo bien disimulado.
Pero eso no es lo que quiero narrarles sino sobre una mamada espectacular que me dio un desconocido en ese mismo cine. Recuerdo que ese día se nos hizo tarde y llegamos retardados a ver la película del día, pagamos y cada uno del grupito se dispersó y entró por su lado, yo fui el último y al entrar en la penumbra del recinto esperé un rato para acostumbrarme a la oscuridad puesto que la película ya había comenzado, me detuve a un lado de la entrada y me quedé mirando la pantalla mientras poco a poco comenzaba a ver que el cine estaba repleto, no podía divisar algún asiento para sentarme, por otro lado, ya en pantalla se estaba desarrollando una escena de una mujer mamándole el pene a dos hombres y enseguida el mío se me paró, me quedé de pie mirando aquello cuando de repente noto una sombra que se para a mi lado muy cerca, casi rosándome, de pie igual que yo mirando la película habían unas cinco persona más, todos hombres puesto que casi nunca entraban mujeres a este tipo de filmes.
La persona a mi lado comienza a agacharse y levantarse cada cierto tiempo, en una de estas estando de pie noto como me rosa suavemente mi muslo izquierdo con el borde externo de su mano derecha, me rosaba y retiraba su mano como esperando mi reacción, indudablemente yo no era ni inocente ni ajeno a aquella situación, así que me quedé imperturbable mirando las escenas en la pantalla sin mirar a mi “atacante”. Aquel roce se hacía cada vez más insinuante hasta que me puso la mano directamente sobre mi pene erecto, me lo apretó suavemente como palpando su tamaño, yo me dejaba tocar mirando la película, giré mi cabeza a ambos lados a ver si alguien veía lo que estaba sucediendo pero me di cuenta que entre la oscuridad natural del cine y la concentración que tenían los espectadores en lo que estaban mirando, no estaba nadie pendiente de lo que sucedía detrás de la última fila de asientos.
Una vez que aquel sujeto me magreó bien mi pene, las ganas de otra cosa se me acrecentaron y supongo que a él también, así que tomé la decisión de salirme del salón donde se proyectan las películas y dirigirme al sanitario que estaba bastante cerca, noté que el pasillo y el baño mismo estaban despejados, no había nadie cerca, entré y colocándome enfrente de un urinario, desenfundé mi pene erecto e hice como si estuviera orinando, yo estaba seguro que en cualquier momento entraría aquel sujeto y así fue, a los pocos segundos se apareció y se quedó mirando directamente mi guevo, se me acercó y tomándolo con la mano me lo acarició como pajeándome suavemente sin quitarle la vista de encima. Era un tipo un poco más alto que yo y acuerpado, como de unos 25 años, con unas manos grandes, lo que me intimidó un poco pero ya estaba en el asunto, entonces me soltó y haciéndome señas y sin pronunciar palabras, entró en uno de los cubículos con WC y le seguí, se sentó en la poceta mientras yo me desabrochaba el pantalón y me lo bajaba hasta medio muslo dejando a su vista todo mi pene y mis bolas. El me atrajo hacia sí, se corrió un poco en aquel asiento, me colocó entre sus piernas las cuales estiró y subió a modo de que no se notaran por debajo, recuerden que las separaciones entre estos espacios, siempre dejan un margen de altura entre estos y el piso. Una vez tomada esta posición simplemente se metió mi pene en su boca y golosamente comenzó a darme una de las mamadas más divina que hombre alguno me haya dado.
Se deleitaba con mi guevo como nadie, me lamía la cabeza por el lado del frenillo pera entonces metérselo casi por completo y succionar suavemente, se notaba que tenía escuela, apenas me tomaba el pene con sus manos, aquella labor la hacía casi toda con su boca, lengua y labios. Ahora había bajado y se metía intermitentemente una bola a la vez en su boca para luego bajar un poco más y lamerme la “costurita” que tenemos los hombres entre el ano y las bolas, lo que me hizo dar un respingo, aquello me estaba matando de placer, no sé cuánto tiempo transcurriría en aquello, sólo sé que lo estábamos disfrutando ambos, a él se le notaba en su cara, yo siempre he sido aguantador, no me vengo fácilmente y menos cuando estoy disfrutando tanto, pero como todo en la vida, esas cosas también tienen su final.
El hombre arreció sus caricias, me ensalivó bien mi pene y se lo tragó literalmente, lo que hizo que mis canillas me temblaran y sintiera como una corriente eléctrica recorriera mi espalda, apretara mi esfínter anal y soltara poco a poco sendos chorros de leche en la boca ávida de aquel sujeto, toda la cual fue tragada por completo, sin desperdicio. Una vez hube eyaculado, se sacó mi pene de su boca, lo apretó con su mano y extrajo la última gota de semen la cual relamió con su lengua para al fin soltarme..!.
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