Una visita de fin de semana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por daniel-boy.
Raul terminaba de enviar unos correos.
Vio su reloj: eran cási las 2 de la tarde.
Se duchó y vistió para la pronta visita.
Se vió al espejo y contemplo su musculoso cuerpo: el ser ex militar le dio la ventaja de formarse desde joven, a sus 45 años se veía aún como un galán.
En eso sonó el timbre.
Vio por la ventana que era su hermano Ramón con su esposa en el carro.
Bajó a recibirlos.
Se saludaron fraternalmente y preguntó por la visita tan esperada.
Vio en el carro y ahí estaba Piero, su sobrino de 16 años.
Se veía bastante inocente, con ese cabello corto negro que contrastaba con su blanca piel y esa mirada angelican, a pesar de que estaba con el rostro bastante rígido.
Pareciera que no quisiese hablar con nadie.
-Saluda al tío Ramón, Piero!- Le ordenó su papá.
De mala gana, salió del carro y le dio un apretón de manos.
-Qué tal, Pierito.
Nos vamos a llevar bien- Dijo Raúl pero Piero seguía ignorando a todos.
-No seas maleducado, Piero.
– Le objetó su madre.
Al rato, pasaron a la casa, y se sirvieron algo de comer.
Poco antes de salir, Ramón le agradeció a Raul por hospedar esa semana a su hijo, el trabajo no le permitía estar mucho tiempo con él.
Raul dijo que no había problema.
Se despidieron y salieron rumbo a su viaje de negocios.
Raul se acercó al cuarto que le había prestado a Piero, pero estaba cerrado.
Lo llamó y no recibió respuesta.
Antes de partir, Ramón le había dicho que Piero estaba molesto porque por ese viaje, tuvo que cancelar una reunión con amigos, según él, importante.
Por esa razón, prefirió no molestarlo.
Fue a hacer su rutina de ejercicios.
Era verano, así que el ejercitarse al aire libre era su hobby preferido.
Tenía un patio trasero en el primer piso, que daba a una manpara para ingresar a la sala y a un cuarto el cual era su gimnasio oficial, pero el sacaba sus cosas para entrenar afuera.
Se quitó la camiseta y en shorts empezó sus ejercicios.
Hacía aún bastante calor para ser las 4 de la tarde.
Luego de una hora de ejercicios se acercó al gimnasio para dejar los instrumentos, y ahí vio a Piero.
Estaba observando las máquinas y ver si podía probar alguna.
-Así que te gusta el deporte??- Preguntó Raul, en eso, Piero salta asustado, como si lo hubieran sorprendido.
-No, nada.
Solo que.
siempre me dio curiosidad las máquinas de ejercicios.
Mi papá no me deja usarlas, dice que son peligrosas.
-Para nada, solo tienes que saber usarlas, como cualquier herramienta.
Yo llevo años haciendolo.
-Si, puedo notarlo.
Eres muy musculoso.
-Jajaja.
No niño, soy musculado pero tampoco soy un fisicoculturista.
– En eso mueve los músculos de su pecho.
Piero parece sonrojarse un poco.
– Está todo bien??- Pregunta.
-No no, es solo que.
quería disculparme por mi actitud cuando llegué.
-Tu papá me explicó lo que pasó.
-¿De veras? Bueno, esa es la razón.
No salgo muy seguido, y por eso me molesta cuando mi papá me prohibe ir.
-Entiendo, es parte de tu edad.
– En eso se sienta en una de las bancas y Piero hace lo mismo a su costado.
– Pero tranquilo, yo tampoco soy tan aburrido jaja.
-Jaja, de seguro.
Y podrías entrenarme??.
hace tiempo que he querido intentar.
-Quieres intentar ahora??
-Claro!- dijo Piero entusiasmado
Fue a cambiarse y ponerse ropa deportiva.
Raul, mientras, se secó el sudor que aún le quedaba y se vio en uno de los espejos que estaba cerca.
Reconocía que tenía buen cuerpo.
Era bastante sexy, y hasta el mismo se excitaba a veces de solo verse en el espejo.
Bajó el muchacho con ropa deportiva.
Hicieron calentamiento y algo de ejercicios en máquinas.
En algunos casos,tenían que apegarse y sus paquetes se rosaban un poco.
Raul estaba normal porque ya estaba acostumbrado, pero notó que Piero no.
Al terminar de entrenar, ambos estaban sudados.
La camiseta de Piero estaba mojada y la piel de Raul chorreaba en sudor.
Por un momento se quedaron quietos, y Raul, sentía que Piero no dejaba de observarlo.
Disimuló que se había dado cuenta y se pasó la toalla por sus pectorales y abdominales.
Ahí aprovechó en mencionarle a Piero.
-Te gusta mi cuerpo, no?
-Qué!!.
N-no, nada, es solo que.
-¿Solo qué?.
que quieres tener un cuerpo así como el mio??
-Eeeehhh.
sí sí, eso mismo.
-Tranquilo, muchacho,.
a tu edad todos quieren ser así, jaja.
Ve a ducharte.
Piero se había sonrojado, y corrió a su cuarto a ducharse.
Mientras Raul se duchaba, pensó en las reacciones de Piero.
Estaba casi seguro que el no quería tener el msimo cuerpo que él, exactamente.
Sino algo más especial.
Terminó de bañarse, y se colocó la toalla en su cintura.
Abrió la puerta de su ducha y escuchó que alguien corría rápidamente.
Al salir, vió que su cesto de ropa sucia estaba abierto y uno de sus boxers estaba en el suelo.
Eso comprobó sus sospechas sobre Piero.
Decidió no reclamarle nada, y actuar como siempre.
En la cena, Piero estaba algo nervioso.
No intercambiaba miradas y fue rápidamente a su cuarto para dormir.
Al día siguiente, se levantó temprano para ejercitarse, solo que esta vez no se puso ropa interior.
A eso de las 9am aparece otra vez Piero y le dice que si puede entrenar con él.
No se negó, y le volvió a instruir, solo que esta vez, cada vez que rosaban sus paquetes, Piero se sonrojaba y se ponía a tartamudear.
Al terminar, Piero fue a bañarse, pero Raul fingió hacerlo, y antes de que se diera cuenta Piero, Raul salió del baño.
-Qué haces, pequeño??- Raul se empezó a acercar lentamente
-Tío!!.
no, nada, solo que.
– Piero fue silenciado por los dedos de su tío en sus labios.
-Shhh.
tranquilo, a tu edad es normal estar confundido.
-Yo no estoy confundido, tío!
-De veras??- Y apegó su cuerpo con el de Piero agarrandole por la cintura.
Este se sonrojó.
-Tío, esto.
no, no está bien.
-Tranquilo, no te voy a obligar a nada.
– Y se separó de él.
– Dejalo en su lugar, y ve a bañarte.
– Piero salió lentamente y voltó a ver a Raul, quien solo le dio un guiño con el ojo.
Piero sonrió, y se retiró.
En la cena, hablaron como si no hubiera pasado nada, y se mostraban muy amigables, como si lo fuesen de toda la vida.
Al rato, decidieron ver televisión, Piero se recostó en el hombro de Raul y este lo movió para que se recostara en su pecho mientras jugaba con su cabello.
A los pocos minutos, se quedó dormido, y Raul lo llevó cargando a su cama.
Cuando lo recostó, Raul sintió que lo jalaba hacia él.
-Duerme conmigo, tío.
– Le dijo Piero somnoliento.
Raul acepto, pero se quitó la camiseta antes de meterse a la cama.
Estaba quedandose dormido, pero sintió la mano de Piero pasandole por todo el pecho y vientre.
Estaba disfrutando su cuerpo.
Raul no replicó e hizo lo mismo pero bajando por su espalda, hasta que sintió que Piero le pasaba la lengua a una de sus tetillas.
Eso lo puso a mil, y se levantó, le quitó la camiseta a su sobrino, y se recostó sobre este fundiendolo con un apasionado beso.
Se tocaron todo el cuerpo, especialmente Piero, que estaba tocando a un musculoso por primera vez.
Raul pasaba su boca por su cuello, y sus manos por sus nalgas que eran redonditas sin necesidad de gimnasio.
En eso, Piero empuja un poco a su tío y se pone encima de él.
Sigue besando su cuerpo mientras este lo contempla.
En eso, Raul se inclina adelante y le baja los pantalones por completo dejando ver sus nalgas ricas, redondas y lampiñas y su verga que no estaba mal para su edad (16cm) en eso, Piero baja su lengua por el pecho y vientre de su tío hasta llegar a su boxer y sacar la enorme verga de 22cm.
Era de familia ser dotado, y Piero estaba por llegar a esa cualidad.
Piero jugaba con la polla de su tío: era gruesa y cabezona.
Mamaba como si su vida dependiera de ello.
Cuando hubo mojado todo su pene y parte de su verga.
Se colocó sobre este, y apuntó la verga hacia su culo.
-Quieres mi verga dentro tuyo??- Preguntó Raul
-Sí, tío!!:.
la quiero toda
-Bueno, entonces ahí te va.
-Tiioo.
aay aay aaah aaaaaaaaaaaaaaaahhhooooohhhsiiiiii
-Aún falta la midad, aguanta!
-Sí, tíO!!.
DAME TODAA!!.
AAY AAAAAHH ASI ASÍ HASTA EL FONDO!!
Piero fue saltando sobre Raul.
Su verga saltaba erecta sobre el vientre de su tío.
Ambos gozaban y se tocaban todo el cuerpo mientras Raul le ponia un dedo dentro de su boca a Piero.
Piero paró, y se hechó de costado para que lo metiera de cucharita.
Raul introdujo su verga más rápido, hasta que chocara con el fondo.
Siguió bombeando de costado.
Levantó una de sus piernas de Piero y agarrandole del muslo embistió con más fuerza.
Piero estaba gritando rojo de la excitación.
Ambos sudaban, hasta que Raul sintió contracciones del ano de Piero.
Estaba corriendose sin tocarse.
Raul sentía que le faltaba poco.
Así, se levantó un poco y bombeó más rápido a su sobrino.
Las contracciones no paraban, lo que lo excitaba más.
En un momento, sacó su verga y dejó salir todo su esperma sobre Piero.
Terminó embarrandolo de semen.
Limpió a su sobrino con una camiseta que estaba cerca y terminaron durmiendose.
Antes de que se pierdan en su sueño, Piero le dijo:
-Gracias por hacerme feliz, tío!!.
siempre quise un hombre como tú!
-Gracias a tí, pierito.
– Y ambos, desnudos, se abrazaron y terminaron conciliando el sueño.
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