URGENCIA SEXUAL
Cuando las ganas de mamar una verga nos nubla la razón y terminamos mamándole el miembro a cualquiera.
Esto sucedió hace tiempo ya, cuando estudiaba comunicación social en una universidad en Argentina. La universidad en cuestión colindaba con un extenso parque en el cual había un cruising a toda hora. Yo solía irme a la universidad caminando atravesaba el parque con ganas de encontrar una verga para mamar, no siempre sucedía pues mis horarios de estudio eran muy temprano. Ocurrió que hacia final de año me puse en pareja con un chico bastante guapo que conocí en la universidad, estábamos muy bien, buen sexo y creí estar enamorado. Sin embargo sabía que tarde o temprano iba a salir lo puto que llevo dentro desde que tengo uso de razón, no puedo ser fiel sexualmente hablando, lo he intentado mucho, pero termino siempre comiéndome a un macho donde sea, abriéndome de piernas en la calle, en un baño de la disco en fin. Mi chico tenía grandes ideas para nuestro futuro, irnos a seguir nuestras carreras en Europa, casarnos, tener una pequeña casa en el campo, me parecía maravilloso panorama, pero bastaba que pasara un macho cerca para quedar mirándole el paquete e imaginarme bajándole el cierre y colgarme de ese pedazo de carne todo para mí.
Se acercaban los exámenes finales y todos estábamos nerviosos, Armando mi chico, me decía que todo iba a salir bien y después podríamos ir de vacaciones a algún lugar los dos solos. Nos juntamos a estudiar mucho para uno de los exámenes más complicados y aunque él me propuso quedarme en su casa e irnos juntos a la U al otro día, su familia sabía lo nuestro y no tenían problemas con ello. Sin embargo yo le dije que no, que prefería irme a mi casa, disfrutar una película o seguir leyendo el libro que había dejado de lado por los exámenes, para sacarme un poco el estrés y luego a dormir.
Al otro día guardé todo en mi mochila, estaba nervioso, repasé una y otra vez los contenidos en mi mente y me hice las posibles preguntas que podría hacer la comisión de profesores que tomaban el examen. Pensé en tomar locomoción para llegar temprano irme a la cafetería y repasar un poco, pero lo más probable es que la cafetería estuviese colmada de gente haciendo lo mismo, mala idea. Así es que con la mochila a cuesta me fui a la calle caminando, en mi mente sólo estaban las preguntas y respuestas posibles del examen, los conceptos complicados, las teorías y autores.
Me interné en el parque, no prestaba atención a nada en especial, concentrado en lo que se venía en la U. Atravesé un sendero hacia la salida de parque cuando me encuentro casi de choque con un hombre con aspecto de vagabundo, aunque no sucio, sino más bien desaliñado, el hombre me miró, tenía unos ojos verdes preciosos, barba de días y pelo oscuro sin peinar, pero limpio pues brillaba con el sol. Me estremecí, seguí mi camino, pero no pude evitar darme vuelta para mirarlo, y él se había detenido mirándome, también me detuve, el hombre se agarró el paquete insinuándoseme, sentí que las piernas me flaqueaban, la hora avanzaba traté de seguir caminando, pero una fuerza me detuvo y me quedé mirando al hombre. El extraño se bajó el cierre y por entre el calzoncillo apareció una verga hermosa erecta que botaba líquido preseminal, era un espectáculo maravilloso, se me hizo agua la boca y mi culo se estremeció. Caminé hacia el vagabundo y sin mediar palabra me arrodillé, su pene duro, grueso, apuntaba hacia mí y mi lengua recogió el precum y lo saboreé para luego engullirlo todo. Me comí todo ese pedazo de carne, haciendo esfuerzos para abrir la boca y tragarlo todo, luego me dediqué a sus testículos grandes cargados de leche.
El hombre me hizo ponerme de pie y casi arrastrándome me metió entre los arbustos, ahí tapado por las hojas y los arbustos había puesto una carpa, entramos en ella, me desnudó y yo me dejé hacer, la mochila estaba olvidada en un rincón, mis pantalones y calzoncillos arrugados, tirados a un costado. El hombre también quedó en bolas, nos besamos, nos lamimos con desesperación, yo ansiaba tenerlo dentro mío, lo necesitaba, y no aguanté más y me subí sobre él enterrando su miembro entre mis nalgas hasta el fondo. Mis gemidos seguramente se escuchaban desde fuera, no me importaba, movía mi trasero sobre ese mástil enterrado hasta las bolas, me inclinaba y lo besaba con pasión, de pronto se abrió la carpa y entró otro hombre, este era un poco gordo, ni feo ni bonito, con pantalón corto, seguramente se conocían porque se saludaron entre risas, yo seguía moviéndome sobre la verga caliente. El otro hombre ni siquiera se sacó el pantalón sino que extrajo su miembro por una de las perneras y lo acercó a mi boca, era un pene más corto, pero más grueso, cuando lo metí a mi boca estuve lleno por ambos agujeros, convulsioné, me desesperé y no pude más y me corrí, ambos hombres siguieron dándome verga y casi al instante me calenté nuevamente así es que seguí mamando hasta que el hombre gordo se corrió entre mis labios, tragué todo su semen un poco amargo, pero delicioso. Unos cuantos movimientos más y recibí la descarga del primer hombre en mi culo, era abundante, una delicia. Nos besamos los tres y me quedé entre los dos en esa carpa, me dormí y cuando desperté ya era pasado el mediodía, no había nada que hacer, había faltado al examen, mi chico estaría buscándome por todas partes…miré a mi lado y los hombres estaban ahí dormidos, me incliné y me llevé a la boca una de las vergas luego hice lo mismo hasta que ambas estuvieron completamente paradas. Esta vez el hombre más gordo tomó posición de mi culo mientras el otro me daba verga por la boca.
Luego cambiaron de posición y yo quedé en medio de los dos, me di cuenta que lo que querían era penetrarme los dos al mismo tiempo y nunca había hecho eso, traté de escabullirme, pero nuevamente la calentura me ganó y fui cediendo hasta que ambas vergas entraron en mi orificio al mismo tiempo, me dolía, pero el placer era mayor hasta que ambos penes se perdieron por completo en mi hoyo. Los tres gemíamos, nos acariciábamos, besábamos extraviados en el placer sexual. No aguantamos más y como si nos hubiésemos puesto de acuerdo los tres nos corrimos al mismo tiempo, sentí como me llenaron de leche mi interior, nos quedamos así un rato yo ensartado por ambos hombres, luego se retiraron y sentí como parte de la leche me escurría por las piernas desde mi hoyo abierto. Me limpié como pude, me puse la ropa, tomé mi mochila, me despedí con profundos besos a cada uno y me marché.
Las consecuencias de esa aventura fueron que me dieron plazo para rendir el examen dentro de un mes con nota mínima, mi chico terminó conmigo porque notó lo que me había pasado cuando en su pieza trató de meterme mano y se encontró con semen pagado en mi culo, me hizo un escándalo y me echó de su casa.
Volví al parque esperando encontrar a esos hombres, pero la carpa ya no estaba y no los vi por ningún lado aunque recorrí casi todo el parque. Días después volví a ir al parque, me puse un pantalón muy corto sin calzoncillo. Me senté con las piernas abiertas sobre la hierba, y después de un rato un señor como de unos sesenta años se sentó cerca mío, no dudé en abrir más mis piernas para que viera que no llevaba nada debajo del pantalón corto, el hombre se fue acercando y se sentó junto a mí, nos miramos con deseos. El hombre pasó una de sus manos por debajo de mis piernas y comenzó a acariciar mis nalgas, uno de sus dedos se metió en mi agujero caliente, comenzó a masturbarme analmente con dos de sus dedos, estaba sentado sobre su mano. Yo me movía sobre sus dedos mientras que lo pajeaba. Me corrí sin tocarme, sólo por la delicia de sus dedos dentro mío, él se corrió sobre mi pantalón corto luego se puso de pie y se marchó.
Ese parque me ha visto hacer de todo con los hombres, me gustan demasiado, no sólo perdí a ese chico en aquella oportunidad, también perdí un trabajo años después por quedarme ensartado en un hombre que trabajaba en una construcción cercana al parque.
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