VALDIVIA, REGION DE LOS RIOS, 2 SOLDADOS GERMAN (23) DEGUSTADOR DE CULITOS TIERNOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GGozador.
Y no podían dejar de visitar la región de Valdivia, hermosa ciudad fluvial, llena de historia que lleva su nombre en recuerdo del conquistador español Pedro de Valdivia y que conserva los fuertes con que se defendían del ataque de los piratas.
También tristemente célebre por el terremoto de 1960, que con 9,5 grados es el más intenso del que se tenga registro en la historia mundial.
Pues bien, Cristian e Ignacio ya instalados en una acogedora cabaña, se dirigen a la zona del muelle fluvial, donde abundan los restaurantes que ofrecen principalmente pescados y mariscos.
Se quedan un rato observando la salida de distintos lanchones que son el transporte público normal, además de una atracción turística.
Es en eso cuando llegan a su lado 3 jóvenes soldados, que, con sendas mochilas, pero correctamente uniformados conversan animadamente, y uno de ellos se despide para seguir su camino mientras los otros dos se acomodan a un lado de Cristian e Ignacio.
Cristian observa que los chicos sacan unos billetes arrugados y algunas monedas y la cuenta no los dejó nada satisfechos, concluyen que tendrán que gastar sus pocos recursos en algo para comer y la noche la tendrían que pasar sentados en alguna banca del terminal de buses, dado que a la intemperie no era buena idea ya que negros nubarrones anunciaban mal tiempo, nada de extrañar por aquellas latitudes.
Los chicos eran flacos, altos, uno bastante moreno, y el otro blanco de ojos claros, sus cuerpos desarrollados, pero con cara de niños aún, que siendo conscriptos debían bordear los 18 o 19 años.
De hecho, el chico de tez clara incluso daba impresión que ni siquiera se afeitaba pues su cara se veía tersa como de un bebé.
Nachito los miraba atentamente, detalle que Cristian no dejó pasar, y así es que les habló a los jóvenes preguntando si son de la zona.
Ambos sonrientes le responden que no lo son, sus familias viven distantes y que fueron movilizados con todo su escuadrón desde el norte, así que poco conocen y menos tienen familia cercana.
Ante ésta respuesta, Cristian les invita a almorzar, que ya eran pasadas las 14 horas.
Los chicos no se esperaron a repetirlo y aceptaron alegremente.
Así pues, se dirigieron a un restaurante ahí mismo acomodándose en una mesa donde fueron prontamente atendidos.
Marcelo y Gonzalo eran sus nombres, Marcelo el más locuaz era el chico de tez blanca, dijo tener 18 años y proviene de la zona centro, Rancagua, Gonzalo de 19 años dijo ser de San Clemente, cerca de Talca, se conocieron en el regimiento y se hicieron amigos, que hace bien tener a alguien cuando se está lejos de la familia.
Comentan que les dieron esa tarde y el día siguiente de “franco” debiendo integrarse a su regimiento a la mañana subsiguiente a las 8 a.
m.
Naxito al escuchar eso miró a su padre con aquellos ojitos que ya bien conocía de petición para que los invitara a estar con ellos, lo que fue respondido con una sonrisa de su complaciente padre.
“Y cuáles son sus planes”? Marcelo respondió rápidamente que no tenían planes, y que de hecho no sabían que hacer, dado que tenían ropa que lavar, pero no tenían casi dinero, apenas para comer algo.
Mientras daban cuenta de una opípara cena, y ya entrando en más confianza es que Cristian les ofrece quedarse los 4, les comenta que alquiló una cabaña que si bien no es para 4 personas se pueden acomodar, que es difícil conseguir otra cosa al ser temporada alta.
Los chicos no dudaron en aceptar, con una gran sonrisa.
Cristian por su parte consultó a la garzona por algún sitio para lavar ropa y ella se ofreció a hacerlo, para lo cual acordaron esperarla a que saliera de su turno y fueron juntos a su casa a dejar la ropa.
En el auto se acomodaron en el asiento de atrás Naxito entre sus dos amigos soldados y adelante la muchacha que indicó la forma de llegar a su casa, donde dejaron la ropa para el lavado, y se dirigieron a la cabaña que estaba por la Isla Teja en un sector muy tranquilo como es esa ciudad universitaria.
Dejaron las cosas y se dirigieron al centro de la ciudad, pasearon un poco y luego compraron lo necesario para la noche, algunas pizzas, refrescos, cigarrillos y de vuelta a la cabaña.
El sitio en si es acogedor, de un solo ambiente con baño completo, una cocina completa, cama King, unos sillones, televisión por cable, y una estufa a leña con suficiente provisión de combustible.
Mientras Cristian se preocupaba de ordenar las compras, los chicos se dedicaron a cargar y encender la estufa, mientras Naxito se instalaba a ver televisión.
Posterior al orden inicial, se sentaron en el living y empezaron a comentar sus experiencias dentro del regimiento y Cristian y Naxito lo hacen sobre sus vacaciones, comentan de haber hecho varios nuevos amigos, sin entrar en detalles por supuesto.
Mientras conversan se sirven algunos refrescos acompañados de papas fritas y otros snacks.
Como era la tónica del día, Marcelo el más locuaz que Gonzalo casi había que arrancarle las palabras de la boca.
En un momento, el moreno soldado se pone de pie y se dirige al baño, y a los pocos segundos hace lo mismo, disimuladamente Nachito, se acerca a la puerta la cual estaba solo junta y sin pensarlo dos veces, entró argumentando que estaba apurado.
Se acercó a la taza del baño sacándose su pene y poniéndose al lado de Gonzalo pudo observar una gruesa verga negra de un tamaño considerable a pesar de estar morcillona, su glande rosado contrastaba con el color del resto de la piel.
Su mirada se dirigió a los ojos de su nuevo amigo quien le sonrió, ante lo que Ignacio tímidamente estiró su mano y agarró aquel trozo de carne que apenas pudo rodear por su grosor.
Un golpe eléctrico es lo que mejor describe lo que sintió Gonzalo al sentir la tibia mano del chico agarrando su hombría.
Su pene se estremeció, y casi instantáneamente sintió como la sangre inundaba sus venas haciéndolo aumentar su rigidez, todo ello mientras el niño lo masajeaba suavemente de atrás adelante, y sin perder tiempo acercó su boca a él haciendo desaparecer la cabeza del miembro en su golosa boca, lo que arrancó un leve gemido al joven conscripto, quien rápidamente retiró la mano y boca del niño guardando su herramienta, no con poca dificultad ya que al aumentar de tamaño por la excitación, costó encerrarlo dentro de la cremallera.
Gonzalo y Nachito volvieron a sus sitios, pero el soldado invitó a su compañero a fumar un cigarrillo.
Previo acuerdo es que no se fuma al interior de la cabaña, por lo que su amigo se levantó y salieron.
Apenas estuvieron a la intemperie, le comentó “no te imaginas lo que me pasó” y rápidamente le relató el acontecimiento en el baño, y de paso le mostró el brutal bulto que sobresalía de su pantalón, como prueba de lo excitado que quedó.
¡Wow! ¡Exclamó Marcelo, quien se lo iba a imaginar! Lo malo es que con el papá encima es difícil hacer algo, que es rico el chiquillo y yo se lo pongo.
Mira como he quedado con tu solo comentario, señalando el bulto que se le había formado en su pantalón, todo ello se suma al tiempo de abstinencia dentro del cuartel, el que, salvo alguna paja rápida en las guardias, mas no se podía hacer.
Por su parte, Cristian preguntó a su hijo sobre que pasó en el baño, y el chico pícaro por naturaleza le confesó lo que había hecho dando realce al pene moreno y grueso del soldado.
Bueno, le dice, algo habrá que hacer, lo que fue respondido con una sonrisa.
–
Se acomodaron en la alfombra, al lado de la estufa a leña, y comenzaron a jugar a las cartas, mientras compartían algunos refrescos y snack variados.
Afuera silbaba el viento, pero no llovía.
Cristian preguntó a los muchachos sobre sus planes para el día siguiente y ellos señalan que no saben que harán, por lo que los invitó a ir juntos a recorrer la zona, en especial los fuertes españoles y cruzar a Corral donde se desarrolla una representación de ataque pirata.
La invitación obviamente fue muy bien recibida.
En un momento se levantó Nachito con rumbo al sanitario, y ésta vez fue Marcelo que sin darle demasiada ventaja se dirigió al mismo sitio, donde encontró la puerta sin seguro, entró ya con la verga en la mano argumentando que casi no se puede aguantar, y se acerca a Nachito que sin decir “agua va” lo agarró con una de sus manos y se inclinó para introducirlo en su boca, lo que arrancó una exclamación de sorpresa y placer al joven soldado.
Nachito se sentó en la taza del sanitario y agarrando con ambas manos la verga joven de su amigo, la empezó a masturbar mientras deslizaba su lengua y succionaba con fruición aquel blanco miembro.
Acariciaba sus huevos y los chupaba con maestría dando fe de la experiencia adquirida, en una acción que no duró más de 1 minuto, en que se levantó dejando a Marcelo con su pene a mil y con el mismo problema de su colega de no poder guardarlo dentro del pantalón con tamaña erección.
Nachito lo miró con cara de pícaro y regreso donde los otros, no sin antes hacer un guiño a Marcelo.
A poco seguir el juego de cartas, Cristian se levantó por un vaso de agua y se tomó una pastilla argumentando que es para dormir, dado que no ha descansado bien los últimos días.
Los jóvenes soldados cruzaron una mirada con una sonrisa que anunciaba lo que vendría.
Y así, al poco rato Cristian se dirigió a la única cama de la cabaña y les encargó a los jóvenes que se levantarían temprano.
Dicho eso se acostó a dormir (aparentemente dado que la famosa pastilla era una simple aspirina, pero así ayudaría a su hijo a disfrutar a sus nuevos amigos).
Por su parte los conscriptos se acomodaron la ropa, quedando solo en polera y en bermudas, que el ambiente en la cabaña era cálido por la estufa.
Por su parte Nachito se puso su pijama, que permitía mirar claramente su culito redondo y firme que ya hacia babear a sus acompañantes.
Para mejor, apagaron algunas luces quedando todo en una semipenumbra que daba un especial ambiente con las llamas de la estufa.
Pasados unos minutos, Cristian empezó a hacer ruidos simulando ronquidos, ante lo cual Nachito se fue sin preámbulo al paquete de Gonzalo, y sacando el moreno pene lo engulló arrancándole un suspiro contenido y empezó a mamar, lamer y chupar con tanta ansia como si no lo hiciera desde años.
Marcelo, por su parte y aprovechando la postura del niño (de rodillas y agachado mamando) bajó su pantaloncito y empezó a lamer y acariciar sus blancas y lampiñas nalgas, introduciendo la lengua en el estrecho hueco que poco a poco iba cediendo a la presión de ésta, lo que hacía retorcerse de gustito al pequeño, que seguía mamando y masturbando a Gonzalo que, con sus manos en la nuca, acompañaba el movimiento de mete saca bucal.
Ignacio sin mayor aviso, se sacó su pantaloncito y se sentó a horcajadas sobre las piernas de Gonzalo, dándole un abrazo y acomodándose sobre la negra verga de su partner, quien en un rápido movimiento se baja los pantalones a la altura de las rodillas, mientras con la otra mano acaricia las nalgas y buscando la entrada a aquel templo del placer que ya ansiaba penetrar.
Nachito diestramente lo ubica a la entrada de su cuevita y empezó a sentarse en la bayoneta de carne que el soldado le ofrecía, y de un golpe entró en un tercio.
Gonzalo debió morderse los labios para no dar un grito de placer al sentir como entraba dentro de aquel orificio que suavemente abría paso a otro tercio de los 20 cms aproximados de su pene, lamentablemente para Gonzalo, aquello fue demasiado placer y aunque se esforzó para impedirlo, sintió como el néctar de sus huevos empezaba a salir, en gran cantidad dada la abstinencia obligada en el regimiento.
Nachito sintió el líquido caliente que inundaba sus entrañas, al igual que Marcelo que tenía su mano agarrando el culito y sintiendo la penetración.
Ante aquella situación le pidió a Gonzalo que abandone su posición y ubicó a Nachito en 4 apoyado en el sillón, y sin esperar más, acercó su glande al húmedo orificio ya abierto y sin miramiento lo clavó de un solo golpe, casi hasta los huevos, que en dos empellones terminó de entrar completo, iniciando un mete y saca profundo que casi sacaba gemidos a ambos muchachos y que eran ahogados para no hacerse muy notorios, sin imaginar que Cristian se había ubicado de forma de poder observar toda la acción que ya sabemos la excusa del sueño y la píldora para dormir fueron sólo con la intención de permitirles dar rienda suelta a la lujuria y el placer de observar a su hijo disfrutando del sexo.
El padre observa como su hijo es empalado hasta el fondo por aquel joven mientras su amigo, lamentaba aquella eyaculación precoz, esperando una nueva oportunidad, que por lo pronto su amigo no le daría ya que estaba entusiasmado disfrutando de aquel agujero juvenil y no daba signos de dejarle el puesto.
Nachito miraba hacia donde su padre estaba, si bien protegido por la oscuridad mostrando en su cara el intimo placer que el soldado le estaba prodigando.
Unos cuantos minutos pasaron en la misma posición, el aguante de Marcelo inmensamente superior a su compañero empieza a llegar a su fin, y acelerando el ritmo de la clavada, empieza a vaciarse en lo más profundo del culo casi infantil, para lo cual mordió la camisa del pijama de Nachito evitando así hacer más ruido del recomendable.
Gonzalo por su parte reclamando su turno apenas dejó que abandonara su posición y nuevamente clavó su estaca la que ésta vez entró hasta el fondo de un solo golpe, que ya estaba convenientemente lubricada y dilatada.
Naxito sintió que este nuevo ocupante de su cavidad anal es de mayor diámetro y longitud, lo que le produjo un mayor placer, en especial al ser rodeada su cintura por los fuertes brazos de Gonzalo para así atraerlo hacia su cuerpo consiguiendo una mayor penetración.
Disfrute total para todos, ya que Marcelo observaba sin perder detalle y Cristian en igual forma que ya sabe disfrutar del placer voyerista de ver como es empalado su hijito regalón y en forma sucesiva por aquellos jovenzuelos en la flor de la edad sexual.
Y es primera vez que es follado por chicos jóvenes que normalmente es gente de 30 o más años, así que doble morbo en ello.
Oh, oh, oh, se escuchan ahogados los gemidos del culiador mientras Ignacio disfruta en silencio de aquella formidable follada joven y que inunda sus entrañas de gran cantidad de semen por tantos días acumulada.
Las últimas clavadas son a plenitud, profundas y en movimiento circular asegurándose así de no dejar sitio sin recibir placer.
Poco a poco el ritmo disminuye para finalmente sacar su verga ya morcillona, lo que hace chorrear por las piernas la abundante leche de ambos jóvenes que habían anegado la cuevita, y ya empiezan a terminar la acción para luego de un aseo somero irse a descansar, que aún queda un nuevo día de aventuras conocer y disfrutar……
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!