VECINOS INESPERADOS IV.-
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En los dos días siguientes la rutina que continuó fue más o menos la misma: desayunábamos juntos en el hotel, temprano, mis nuevos amigos se iban al congreso –cuya sede quedaba a muy pocas cuadras de allí- y yo continuaba mi plan de vacaciones durante el día, visitando lugares interesantes, yendo a la playa un rato, paseando por esa linda ciudad… A la noche, tras la ducha refrescante y que ellos se tendieran a descansaran un poco – a veces en un cuarto, a veces en el otro- intercambiando historias nocturnas picantes, alternadas con comentarios del congreso sindical, nos íbamos a cenar al pequeño restaurante en el que ya nos recibían como clientes habituales… Tragos, charla, buena comida… y nos volvíamos a nuestras habitaciones en el hotel a aprovechar las pocas horas restantes y el descanso necesario…
Seguimos como la primera noche: Alejandro conmigo (parecía que nunca nos saciaríamos el uno del otro) y Eduardo con Luis en su habitación, donde todo parecía correr muy bien, según lo que contaban. Pero cada noche hubo variaciones, -por lo menos en nuestra habitación- : sesenta y nueve maravilloso, con falos, bolas y culitos embetunados en jalea de frutillas que yo había comprado –y que fue la primera experiencia de esa práctica para Alejandro-, ensayo de diversas posturas y lugares… Alejandro hasta llegó a pedirme que lo hiciéramos en la terraza, bajo la noche, frente al río, en la misma postura en que me vio la primera mañana y que –confesó- había sido cuando me “había echado el ojo” y se había propuesto buscar algún pretexto para acercarse y conseguir cogerme… Como esa calle era oscura, y no circulaba casi gente por allí, y lo hicimos como a la una de la madrugada, con las luces apagadas, no hubo ningún mirón indeseable (que sepamos) Fue agradabilísimo y excitante hacerlo así, en la oscuridad pero en la vía pública, prácticamente, con la brisa del río refrescando nuestros jadeos y calores… Creo que mi semen debe haber saltado hasta el centro de la calzada, allá abajo, a través de las rejas del balcón, cuando mi príncipe negro me hizo eyacular cataratas de leche incontenible…
Fue esa noche, ya bajo la ducha y antes de irnos a dormir exhaustos, que me hizo la propuesta, muy serio: – Carlos: los muchachos me contaron la conversación que tuvieron contigo la primera tarde, y lo que les habías contestado, lo que me dejó muy feliz y orgulloso… Yo también siento igual, que lo nuestro tiene una química muy especial, y no necesito nada más… Pero ellos tienen una fantasía no resuelta, y me dijeron que aunque no han vuelto a tocar el asunto contigo, les sigue calentando la idea de que hagamos sexo entre los cuatro… Qué te parece? Si estás de acuerdo con probar, tendría que ser mañana de noche, porque el congreso ya termina, y al día siguiente nos vamos temprano…
-Tienes razón… (yo aún no había caído en la cuenta de que esto se terminaba, y ya tan pronto…) Mmmm… si tú estás de acuerdo –y supongo que sí, ya que me lo planteas- creo que les podríamos hacer el gusto… Puede ser una experiencia agradable para todos, porque ellos también lo son, me caen muy bien, -aunque no me atraen como tú… (El corresponde a mi elogio con un intenso y profundo beso…) Pero con una condición –agrego-. –Cuál? Me pregunta, extrañado. -Que si consiento en hacerlo, tú aceptes no irte con ellos y quedarte aquí el fin de semana conmigo… (Era consciente de estar chantajeándolo descaradamente, pero no importaba.)
Y –digo de inmediato, adelantándome a cualquier objeción- Aún me queda dinero, y te pago dos días más de hotel…sí? Así pasaríamos un lindísimo fin de semana juntos, nos vamos el domingo de noche, y el lunes ya estás en tu ciudad y vas a tu trabajo normalmente, como estaba previsto…No te parece que te mereces dos días de descanso y paseos agradables, después de cuatro días de pasarse metidos todo el día en el congreso?, pregunto.
-Bueno, -me responde- claro que la propuesta es tentadora…, pero no querría ocasionarte gastos… Me encantaría quedarme más contigo… pero es cierto que no tengo dinero suficiente para pagar el hotel… Todo es pago por el sindicato… y solo hemos traído dinero como para las cenas y algún gastito extra…
-Hombre: no se discuta más… Yo hice ahorros para darme este gusto, y te aseguro que no habrá para mí mejor regalo que disfrutar de un par de días más contigo… Ya está! Les hacemos el gusto a tus amigos, y tú me haces ese pequeño –gran- gusto… Sí? Él me dijo que aunque vivía solo, le había dicho a su madre y hermanos que volvería el sábado, e incluso habían combinado un almuerzo en lo de su madre… -Pero eso lo resuelvo mañana –agregó- con una llamada telefónica, y les aviso que me quedo dos días más, y ya está. Acepto.
Puestos de acuerdo, nos fuimos a dormir bien abrazados, contentos y entusiasmados…
A la mañana siguiente, antes de que bajáramos a desayunar, le sugiero: – No les digas nada… así será una sorpresa… No te parece? -Sí, buenísimo…!, concuerda.
A la nochecita, cuando regresaron, tras ducharse y ponerse ropas cómodas –short, nada más-, les propuse reunirnos en mi cuarto y, una vez allí, les digo: -Tengo un anuncio que hacerles: en primer lugar propongo que como es la última noche, en vez de ir a comer afuera, hagamos una cena de despedida íntima, aquí en el cuarto… Yo compré unos pastelitos, fiambres, quesos y vino –que espero alcance-, y disfrutaremos de una buena charla en un ambiente más íntimo…Qué les parece?
Excelente…!- exclamaron todos, mientras yo colocaba unas velas que había comprado por la tarde, las encendía y apagaba la luz central… -Wawww! Qué ambiente… exclamó Luis entusiasmado, mientras me ayudaba a destapar botellas y servir vinos… Saqué de la pequeña heladera tres bandejas de cartón que había preparado con los comestibles, y las coloqué sobre una mesita adicional.
Ya con todo más o menos dispuesto, nos tendimos todos en la gran cama, cada cual con su vaso de vino, contentos y expectantes… Brindamos por volver a encontrarnos, y comenzamos a beber.
-Pero tú tenías algo más que decirnos, me pareció…- dice Eduardo… -Sí, -respondo- una novedad… que hay cierto personaje que los abandona y se queda conmigo el fin de semana… Los dos sorprendidos lo miran a Alejandro, que confirma con la cabeza, sonriendo… -Ahhh, traidor, sinvergüenza…! Así que te quedas de gran farra y nos dejas volver solitos…! exclaman entre risas cómplices… Bueno, a brindar por la pareja feliz…! Y así, entre bromas y risas, fuimos bebiendo, charlando, picoteando bocadillos que uno u otro acercaba a los compañeros…
Media hora después, ya alegres y calientes, inspirados por el vino y el ambiente cómodo y distendido…, intercambiamos una mirada cómplice con Alejandro, y doy inicio a la otra novedad de la noche: yendo a colocarme junto a Eduardo, comienzo a acariciarlo y besarlo, a meterle la mano dentro del short y a bajárselo, en tanto Ale hacía lo mismo con Luis… Primero reaccionaron con cierta sorpresa, pero ante nuestras sonrisas conspiratorias y avances manuales y bucales, captaron de inmediato cómo venía la cosa, y que había un plan previamente acordado entre nosotros… Luis empezó a enloquecer con lo que nunca se había imaginado… que Ale lo besara y lamiera desaforadamente con su lengua maestra, y le hiciera frotarle aquella pijota impresionante, que aventajaba bastante a la de su pareja, mientras le sobaba entusiasmado su bella colita… Eduardo, una vez que cayó en la cuenta de que había luz verde para todo, se dedicó a mí con entusiasmo, y pronto estaba chupándome todo, mientras me frotaba su gruesa pija entre las piernas y contra mi pija y mi vientre… Su pene, si bien más corto que el de Alejandro, era más grueso, y provocaba una sensación muy excitante sentir la humedad caliente y el roce de un volumen tan poderoso entre mis muslos… Poco después, yo ya cambiaba la postura, aplicándome a la succión dificultosa de una cabeza y un tronco que por su grosor, apenas me cabía en la boca… Mientras tanto, observábamos que Luis se aplicaba afanosamente, entre abundante chorreo de saliva y jadeos ahogados, a rendir tributo al cetro de mi emperador, y que éste, curvado, le chupaba, mordía y lamía las nalgas y el culito con su lengua poderosa – una de las habilidades que cultivaba mejor- llevando al bello adonis al éxtasis… Percibo un cambio de posturas, y mientras yo sigo con la gruesa pija y las grandes pelotas de Eduardo, y mordisqueando sus ingles y muslos velludos, y le acaricio las nalgas peludas, siento la boca de alguien en mi pene… Entreabro los ojos y veo que es Luis, quien con su boquita delicada y sensual, se la engulle toda, mientras Alejandro frota su verga entre sus piernas y contra la entrada de su culito, y le lambetea y muerde la delicada y tersa espalda…
Intercambiamos posturas y parejas, volviendo ocasionalmente a nuestros compañeros habituales, que redoblaban sus esfuerzos por complacernos al máximo – no fuera cosa que nos sintiéramos traicionados y que les dedicaban mayor esmero a otros-… Pero nadie pensaba eso, sino que todos tratábamos de dar el mayor placer a todos… Hubo un momento en que Luis y yo nos enfrentamos, pene a pene, cara a cara, besándonos ardorosamente en las bocas, pero también en las tetillas, hasta que giramos totalmente y hacemos un sesenta y nueve , con Eduardo acoplado a mi, frotando su pijota en mi culito, y Alejandro haciendo lo propio tras el culo de Luis, donde metía su cabeza, solamente, en un juego de mete y saca veloz que lo estaba calentando cada vez más a quien me hundía hasta el fondo de la garganta su considerable pija.(Luisito tenía una apariencia más delicada y femenina, tal vez, pero también tenía lo suyo entre las piernas, y me encantaba sentirla) El roce de la de Eduardo, que aún no entraba, también me estaba enloqueciendo a mí, y el ritmo general de movimientos y jadeos se intensificaba… Incorporándose, y no queriendo que nos fuéramos demasiado pronto, Luis propone una tregua para respirar, beber un poco y recuperar fuerzas… Aceptamos todos, y durante unos minutos nos seguimos frotando entre todos, los cuatro apretados unos contra otros, en tanto bebíamos, hacíamos bromas y reíamos…
El pene de cada uno se frotaba o apretaba contra alguna parte de algún otro…, una pierna por encima de alguien y otra por debajo de otro…, en tanto alternábamos besos, caricias y lenguas entre todos, en un gran entrevero de miembros en que ya no se sabía qué era de quién…
En cierto momento de pausa, respiro y vino, Luis y yo coincidimos en una apreciación: entre Alejandro y Eduardo, que la iban de machos dominantes, no pasaba nada más que algún roce accidental, o algún beso fugaz… Y dónde están los machos liberados del sindicato? preguntaba Luis, mareadito y entre risas… Queremos ver más acción entre estos dos dirigentes… decía, y yo apoyaba… Sí… los queremos ver uno con el otro… y los incitábamos… -Dónde están las mentes abiertas de los sindicalistas? Dónde está el pensamiento liberado y progresista? -insistía yo, mientras tomaba más vino… Ellos reían y se daban pequeños empellones y golpes de mano, jugando, pero no pasaban de eso…
Al fin, tanto nos burlamos y le dimos pulla, que logramos impulsarlos el uno hacia el otro y que se fundieran en un apretado abrazo cuerpo a cuerpo, y que se besaran y frotaran sus penes impresionantes entre sí –duelo de titanes-, como en un juego de espadas… Luis y yo los mirábamos excitados, les acariciábamos el cuerpo y las nalgas mientras intercambiábamos besos y frotábamos nuestros penes contra ellos… Los calentamos bastante, pero no conseguimos que pasaran de allí… Cuando les propusimos la prueba de fuego: que se giraran y se chuparan las vergas mutuamente, pretextaron que hacía mucho calor, que estaban cansados, y ya era hora de hacer una pausa… Concordamos en que hacía falta un descanso, nos separamos y nos incorporamos todos, sudorosos… Yo subí un poco el aire acondicionado y abrí la puerta-ventana dejando entrar un vientito agradable que renovó el aire y nos refrescó un poco los cuerpos calientes y transpirados…
Aprovechamos para comer un poco, charlar, retomar fuerzas… Me refresqué un poco la cara en el lavabo del baño, y luego se secarme con una toalla de mano, busco los cigarrillos, encendiendo uno y ofreciéndolos a los otros… Eduardo –que también fuma- aceptó en seguida… y nos pusimos a fumar cerca del balcón, mientras conversábamos e intercambiábamos impresiones sobre el encuentro grupal…
Finalizados nuestros cigarrillos, vuelvo al baño para enjuagarme la boca y quitarme el aliento a tabaco, cuando siento a Eduardo tras de mí, mordisqueándome el cuello y las orejas, y frotando su gruesa verga entre mis piernas…lo que bastó para encender de inmediato mi fuego… En el cuarto, otro tanto estaba ocurriendo con Alejandro y Luis, que –conociéndose en otros planos- recién se estaban explorando y descubriendo sexualmente (puesto que hasta entonces, Luis era la pareja de su amigo y, lógicamente, nunca había pasado nada entre ellos) Nos volvemos a juntar todos sobre la gran cama, y fue perceptible que ahora la cosa venía de pasar a otro nivel de contacto… Ya alguien había dejado a mano los condones y el tubo de gel lubricante, como anunciando: ahora queremos coger y ser cogidos… Luis y yo, tendidos en el centro de la cama, cada uno hacia un lado, comenzamos a chupar vigorosamente la pija de nuestros nuevos compañeros circunstanciales –Alejandro y Eduardo, respectivamente- quienes ya más desinhibidos se besaban y frotaban entre sí…Haciendo los giros necesarios, Luis se fue colocando de espaldas a mí, sin dejar de chuparle la verga a Ale, y yo empecé a penetrarlo, lo que fue muy fácil y placentero, pues su culito estaba acostumbrado a una pija mucho mayor… pero sirvió para ir poniendo las cosas a punto de bala… Saco la mía, y se lo paso a Alejandro, que ya estaba con su condón puesto y comienza a metérsela, en tanto yo me aplico al culito muy peludo de Eduardo, con quien también quería experimentar hasta dónde llegaba, mientras lo masturbo…
No hubo reacción adversa, por lo que pronto me elevo y coloco mi pene entre sus nalgas, frotando cada vez más su ano con mi cabeza… Pareció gustarle y, tal vez por saberme supuestamente pasivo y de pija más pequeña, no rechazó ser penetrado, aunque también hubo cierta dificultad para meterla… Ya del todo instalado, intensifico el ritmo de meter y sacar, mientras lo masturbo, lo que parecía estar disfrutando, mientras intercambiamos chupones ardientes con Alejandro , que alterno con chupadas al pene de Luis. Éste estaba boca arriba, piernas al aire, mientras Ale, de pie junto a la cama, lo sostenía por las caderas y lo penetraba completamente, con el arte que yo ya conocía tan bien… Entonces percibo que Eduardo se ha colocado su condón, saco suavemente mi pija de su culito estrecho y, cambiando de postura, quedo boca abajo y me aplico a fondo a chupársela a Luis, que gozaba doblemente… Siento que Eduardo eleva mi culo y comienza a introducir su cabezota, que es tan grande que me duele mucho (a pesar del intenso entrenamiento de varios días) Entierro a fondo la pija de Luis en mi boca, para no gritar, y trato de distenderme para ayudar a la penetración… Costó, pero fue forzando, suavemente, la sacó, volvió a poner más gel, la metió de nuevo… y fue entrando, abriendo, dilatando hasta un grado que yo no hubiera creído posible… Y ya toda adentro, empecé a gozar, lo que le trasmitía a Luis con mi cada vez más intensa chupada, a tal punto, que el chico en pocos minutos se acabó completamente en mi boca… Casi ahogándome, tragué toda su leche, mientras hacía esfuerzos por no acabarme, pues Eduardo trabajaba intensamente en darme placer por el otro lado, gozando de la apretada estrechez de mi culito nuevo para él… La visión de este acoplamiento encadenado y múltiple estaba poniendo a todos en un grado de excitación impresionante…
Tragado el semen de Luis, que gemía de placer bajo el pistón imparable de Alejandro, yo me incorporo y les propongo que antes de acabarse, ensayemos un cambio: -Eduardo ya probó la mía, que es chiquita, y creo que le gustó… Será capaz de gozar con la de Alejandro??? Sorprendidos por la propuesta inesperada, se miran dudosos… pero Luis y yo los incitamos a intentarlo, y Eduardo, que estaba ardiendo de calentura, acepta el reto… Nuevos cambios de posición y Ale se aproxima con su verga en ristre y un nuevo condón colocado sobre el primero, mucho gel, al culito de su amigo que se había colocado de rodillas en la cama, con las piernas entreabiertas, mientras Luis se desliza por debajo , le saca el condón y la emprende con la boca sobre el pene y las bolas de Eduardo, calentándolo… Yo ayudo a la penetración, lamiéndole el culito ya desvirgado, abriéndole las nalgas con ambas manos… Hubo un gemido de dolor, cuando Ale entró, pero luego se fue distendiendo, se dejó penetrar completamente, y poco después ya gozaba el falo negro de mi amigo… Yo, que aún no me había acabado, me trasladé entonces atrás de Alejandro, y se la empecé a poner, tratando de acompasarme al ritmo que ellos estaban desarrollando, cada vez más rápido en un movimiento de atrás a adelante… Ahora ya éramos tres acoplados, uno tras otro-y a Ale que estaba en el medio pareció gustarle esa doble sensación-, en tanto Luis continuaba su trabajo de calentamiento por abajo: con su cuerpo delgado y ágil, y ubicado entre las piernas de los tres, se deslizaba bajo nosotros, chupando las bolas de todos, acariciándonos piernas y nalgas, o ensartándose en la boca la vergota de Eduardo, su macho, a quien sabía darle mucho placer, y que estaba gozando como loco una inesperada nueva experiencia…
Pronto la calentura y el ritmo fueron tales que no se pudo aguantar más, y Eduardo se acabó en la boca de Luis, Alejandro dentro de su culo, y yo en el de Ale… Y nos desplomamos todos hacia un lado, tratando de no aplastar a Luis que estaba abajo… todos jadeantes, sudorosos, exhaustos, pero viviendo una experiencia y sensaciones indescriptibles…
Reacomodándonos y yendo a buscar más vino para apaciguar tanto fuego y calmar nuestra sed, buscando posiciones cómodas de descanso, nos dejamos yacer un rato, cansados, sonrientes… Eduardo es el primero en hablar dirigiéndose a Ale: – compañero: yo sabía que usted era de línea dura, pero no imaginaba que lo fuera tanto… y que doliera tanto tener que aguantarlo en una reunión de este tipo… (Todos reímos con su ocurrencia) Pero fue muy bueno, sabe? Y me gustó no solo experimentar por primera vez ser dominado por una pija en el culo, sino haber sido capaz de deponer mi actitud machista, que solo me permitía aceptar mi lado homosexual pero siempre desde el rol “activo” y masculino… Les confieso que alguna vez tuve fantasías de este tipo… solo que nunca me había atrevido a aceptarlo como posible, y a llevarlo a cabo… Pero ustedes convencen a cualquiera de cualquier cosa… Caramba! (Y todos festejamos alegremente su sincera confesión, con risas y aplausos de aprobación)
-Me alegro de que así lo sienta, y esté todo bien entre nosotros, compañero secretario, le dice Ale, riendo…, y le prometo que no volverá a repetirse este avasallamiento de sus fueros sindicales… si usted no quiere, claro… Y si quiere repetir la dosis, habrá que ver si mi nuevo amigo Carlos, aquí presente, lo autoriza… (mientras me dedica una sonrisa y una caricia que me derritieron todo, lleno de orgullo de sentirme el predilecto de mi amado.)
Así terminó nuestra experiencia grupal, y fuimos a bañarnos –todos solidariamente juntos y colaborando en la enjabonada de los demás- porque chorreábamos sudor y semen… Una vez refrescados y limpios, nos sentamos a comer lo que quedaba, y a terminar el poco vino restante… Ya era más de medianoche, todos estábamos muy cansados –pero muy plenos y satisfechos-, y había que dormir, pues Eduardo y Luis viajarían a la mañana, pocas horas más tarde. Convinieron llamar a la recepción desde su cuarto, para pedir que los despertaran temprano… Ale y yo habíamos propuesto acompañarlos a la terminal de ómnibus, pero los dos vecinos nos dijeron que no. –Nooo, ustedes que pueden hacerlo, aprovechen para dormir hasta tarde y descansar… Muchas gracias, pero nos despedimos ahora y ya nos vamos a dormir… Nos dimos entonces efusivos abrazos entre todos, les deseamos un buen retorno, y ellos se fueron a dormir a su dormitorio, en tanto Ale y yo hacíamos lo propio, en el “nuestro”.
Alejandro se quedó conmigo el fin de semana, efectivamente, y lo pasamos de maravillas, pero esa será una historia que en todo caso les contaré en otra ocasión, si es que lo cuento…
Adriano.
Mayo, 2011.
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