Ven, vamos a los aseos.
Ven, vamos a los aseos, ven que allí nadie nos verá, me decía tirando de mi para que lo siguiera..
No recuerdo muy bien a donde había ido aquel día, lo que sí recuerdo es que andaba muy caliente, tenía ganas de verga, tenía ganas de que me encularan bien enculado. Recuerdo que iba caminando para la plaza de Pontevedra, iba a ir a los aseos públicos que allí había, eran los que más me gustaban y a los que más solía acudir. Era ya noche, aunque todavía había alguna gente por la calle, serían alrededor de las 10 u 11 de la noche. Al llegar al semáforo, esperé a que se pusiera verde para poder cruzar, cuando veo que por la calle que iba a cruzar y por la misma acera en que me encontraba yo esperando a que el semáforo se pusiera verde, venía un hombre, tendría unos 40 años o alguno más, que, al mirar para él, vi que me miraba fijamente, me miraba con descaro y cómo si fuera a decirme algo. Se cruzó conmigo, pero seguía recto. Justo en ese momento, el semáforo se puso en verde, cruzando yo la calle en dirección a la plaza de Pontevedra, ahí él al verme cruzar hacia la plaza de Pontevedra, cruzó fuera del paso de peatones, viniendo detrás de mí.
Yo al ver la maniobra que había hecho aquel fulano, me puse algo nervioso, iba con la intención de bajar a los aseos públicos, pero al ver que él también venía, me hice el remolón y fui hacia un resguardado que había en la plaza, el cual tenía un pequeño tejado de uralita transparente, donde podías resguardarte si llovía, allí encendí un cigarrillo, dejando que aquel hombre pasara. Pero él al ver que yo me quedaba allí fumando, vino hacia allí. Seguía mirándome fijamente, cosa que me hizo apartar la mirada de él.
Nada más llegar a donde yo estaba, me preguntó si yo era de un pueblecito pegado a La Coruña.
¿Oye, tú no eres de Santa Cruz? Me preguntaba acercándose a mí.
No, le contesté, viendo cómo me miraba fijamente, poniéndose a mi lado.
Es que te me haces conocido, me decía él sin dejar de mirarme de aquella manera.
Pues no, no soy de Santa Cruz, soy de aquí de La Coruña y yo no te conozco, le respondía, poniéndome algo nervioso.
Pues… bufff, tu cara se me hace conocida, me decía sin quitarme los ojos de encima, cosa que me estaba poniendo nervioso.
¿Tienes un cigarro que me puedas dar? Me pidió sin apartarse ni dejar de mirar fijamente.
Sí, le contesté esperando que se fuese una vez se lo hubiera dado. Saqué el paquete dándole el cigarro que me pedía, pidiéndome a la vez que le diese fuego, pues él no tenía nada, que estaba en la cárcel, que le habían dejado salir de fin de semana, que estaba en un piso de acogida y no tenía nada.
Cuando le estaba dando fuego con el mechero, él cogiendo mis manos para que la llama no se apagase, una vez encendido el cigarrillo, agarró mi mano dejando que guardase con la otra el mechero, llevando mi mano a su entrepierna.
Mira como estoy, me decía restregando mi mano contra su entrepierna. Llevo un montón de días sin hacer nada, tengo los huevos que revientan de lo cargados que los tengo.
Dios, aquello me cogió por sorpresa, quise apartar la mano, pero él no me dejó. Seguía restregándose con mi mano, a la vez que me decía, mira, mira cómo estoy, tócala, mira como la tengo, mira lo empalmada y dura que está.
Yo que además de nervioso estaba todo sofocado, poniéndome enrojecido a cada paso más, notaba el tremendo bulto que se le podía notar. No le decía nada, miraba para todas partes nervioso por ver si la poca gente que pasaba nos veía.
Él al ver que yo no decía nada, que miraba nervioso para todas partes, sin soltarme la mano, trató de tranquilizarme.
Tranquilo que no te voy a pegar, solo quiero que pasemos un ratito los 2 juntos. Tienes un culito que me gusta mucho, me decía ahora cogiéndome con la mano los cachetes del culo manoseándome todo.
Dios, yo estaba que me moría de vergüenza, estábamos allí arriba de la plaza pudiendo ser vistos por cualquiera que pasara y eso me tenía muy nervioso.
Al ver que yo seguía sin decirle nada pero que seguía mirando para todas partes nervioso, fue cuando me dijo tirando por mi brazo para que lo acompañase:
Ven, vamos a los aseos, ven que allí nadie nos verá, me decía tirando de mi para que lo siguiera.
Yo que seguía muy nervioso, dejé que tirase de mí, llevándome a los aseos públicos.
Cuando empezamos a bajar las escaleras que dan acceso a los aseos públicos, al ver que yo no había dicho ni protestado nada y que me había dejado llevar, soltó mi mano dejando que bajase las escaleras tras él.
Yo seguía nervioso y muy excitado, sabía que me llevaba para darme por el culo, sabía muy bien que aquel fulano me iba a encular y hacer su hembrita, cosa que en el fondo lo estaba deseando, pero seguía algo asustado, no lo conocía de nada y por encima me acababa de decir que estaba en la cárcel, y allí estaba yo bajando las escaleras hacia los aseos públicos tras él, sabiendo que iba a ser enculado por aquel hombre que bajaba delante de mí.
Menos mal que cuando entramos en el aseo de caballeros, no había nadie, él iba revisando todos los habitáculos y al ver que no había nadie, se quedó pensando unos instantes y agarrándome de la mano, me sacó de allí a la vez que me decía:
Ven, vamos mejor para el aseo de niños, allí estaremos mejor. Y llevándome agarrado por la mano, me sacó del aseo de caballeros, llevándome para el aseo de niños, donde me hizo entrar.
Ven, pasa, me decía manoseándome el culo haciendo que pasara yo primero. Aquí estaremos mucho mejor, decía a la vez que arrimaba la puerta. Así, vamos a arrimar la puerta para que nadie nos moleste, cerrando el aseo de niños a donde me había llevado para darme por el culo, así nadie nos molestará, si es que baja alguien, decía para que yo estuviera tranquilo.
Ya estaba, ya me tenía donde ya me habían dado otras veces por el culo y donde me iba a encular, me iba a dar por el culo y follarme bien follado.
Nada más cerrar la puerta, ya se abalanzó sobre mí, abrazándome a él, empezando a meterme mano.
Dios cómo me gustas, joder que bueno estás, me decía pasando sus manos por mi culo a la vez que con su boca buscaba la mía.
Dame la boquita, anda dame esa boquita que tienes, deja que te meta la lengua en ella y te saboree, me decía totalmente excitado y fuera de control. El cabrón estaba salido y no dejaba de meterme mano. Así que puso su boca sobre la mía, empezó a chupar mis labios metiendo luego su lengua en ella, jugaba con mi lengua y la chupaba con desesperación. Luego empezó a morderme el cuello, haciendo que me estremeciera a la vez que soltaba un gemido y mis piernas empezaban a temblar.
¡Ohhh ooohhh! Gemí a la vez que mis piernas se ponían a temblar y mi cuerpo se estremecía.
Dios, aquel hombre era como un pulpo, me tenía abrazado a él y no dejaba de meterme mano por todas partes, los labios ya me los había dejado enrojecidos e hinchados y ahora ya había dado con mi punto más débil, pues nada más empezar a morderme el cuello, ya vio como todo mi cuerpo se estremecía, teniéndome que abrazar fuertemente a él.
Al escucharme gemir, viendo como mi cuerpo se estremecía y mis piernas temblaban, me dijo:
Te gusta lo que te hago, ¿eh?
Te gusta lo que te estoy haciendo, ¿verdad? Me decía mirándome a los ojos viendo cómo me abrazaba a él, esperando mi respuesta.
Siií, le contestaba yo sin dejar de temblar a la vez que me estremecía abrazándome a él.
Ya sabía yo cuando te vi, que eras toda una hembrita deseosa de que le dieran una buena follada, sabía que lo estabas deseando. Me decía sin dejar de besarme a la vez que me metía mano.
Me apartó de él quedándose, contemplando todo mi cuerpo, me miraba Fijamente, era cómo si me estuviera adorando. Sin decir nada, empezó a aflojarme la correa del pantalón, yo no podía mirarlo a los ojos, me daba vergüenza, me sonrojaba y ponía nervioso ver cómo me miraba mientras empezaba a aflojarme la correa del pantalón.
Ninguno de los 2 decíamos nada, él me iba aflojando la correa viendo como yo todo sofocado me dejaba hacer. Viendo cómo ya me había aflojado la correa y ahora seguía con el pantalón, yo instintivamente llevé mi mano al cinturón de él, empezando a aflojárselo y así poder desabrocharle el pantalón y sacarle la polla que le había palpado al restregar el mi mano por su entrepierna.
Él al ver que yo empezaba a aflojarle el cinturón, fue cuando rompió el silencio que había.
Lo estás deseando, ¿verdad?
estás deseando que te encule y te folle bien follado, tienes ganas de polla, ¿verdad putita?
Yo no era capaz a decirle nada, claro que lo estaba deseando, deseaba que me metiese la polla por el culo y me empotrase bien empotrado, quería tenerlo dentro de mí, deseaba sentirlo muy dentro preñándome las entrañas, Haciéndome suyo, quería ser su hembrita.
Ya me había bajado el pantalón y slip, ya los tenía sobre los tobillos y el acariciaba mi tiesa y empalmada polla, cuando yo por fin le di sacado la verga de fuera. Dios así que vi aquella majestuosa polla que tenía el macho que me iba a encular, relamí los labios contemplando a la vez que acariciaba aquella polla, le mediría fácilmente unos 15 o 16 centímetros, era algo gruesa y no estaba circuncidado, toda ella era uniforme, solo se inclinaba un poco a la izquierda. Así que se la empecé a acariciar, mi cuerpo se estremeció a la vez que un escalofrío recorría toda mi columna vertebral. Dios aquella verga que acariciaba me la iba a meter toda por el culo, era lo que estaba pensando cuando él subía la camiseta que llevaba puesta, quitándomela por completo, dejándome ya prácticamente desnudo frente a él.
Así que tuvo mi torso completamente desnudo, empezó a acariciarme las tetillas, retorciéndome y pellizcando los pequeños e hinchados pezones que tenía, haciendo que soltase un pequeño quejido a la vez que me sujetaba a él.
Dios, cabrón que bueno estás, ¡ay si llegas a estar en el talego! Ibas a estar todos los días con una polla en el culo, ibas a ser la putita de todos. Como me gustaría tenerte allí para mí solito, tenerte todos los días y poderte hacer mi hembrita, Dios como lo iba a pasar.
Yo al escuchar lo que me decía, me estremecía todo, hasta no me desagradaba, no me importaría ser la hembrita de aquel macho, ni siquiera que otros pudieran darme por el culo cuando ellos quisieran, en aquellos momentos yo estaba muy caliente y necesitaba tener una polla dentro de mi caliente culito.
Mientras seguía pellizcando y retorciendo uno de mis hinchados pezones, llevando su boca al otro pezón, empezó a chuparlo y mordérmelo, haciéndome que me abrazase a su cabeza mientras chillaba de gusto, ¡ooohhh ooohhh! Me abrazaba a su cabeza, gimiendo y temblando del gusto que me estaba dando al morder con su boca el hinchado pezón.
Así que se cansó de meterme mano y saborearme con su boca, poniéndome las manos sobre los hombros, me empujaba hacia abajo para que yo le chupase la polla, mirándome con aquellos ojos fijamente a la cara sin decirme nada, cosa que no hizo falta, le había entendido a la perfección, quería que le chupase la polla y lo iba hacer con sumo gusto, estaba deseando probar aquella verga que muy pronto iba a tener dentro de mi culito.
Me puse de cuclillas y al estar a la altura de su polla, mientras la sujetaba con una mano teniendo la otra sujetándome a su cadera, abrí la boca empezando a chupar aquel rico manjar.
¡Ohhh! ¡ooohhh que boquita! ¡ooohhh Dios que boquita! Gritaba moviendo su pelvis para que me entrase toda la polla en la boca. Chupa, chupa así, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba poniendo sus manos sobre mi cabeza a la vez que la empujaba y movía su pelvis tratando de que me la tragase toda.
Yo que me atragantaba, puse mis manos sobre su pubis, tratando de que no empujase más, ya mi nariz la tenía pegada a sus vellos púbicos y no era capaz de tragarme más, ya varias veces me había atragantado abriéndome en arcadas cosa que al ver que ya no daba tragado más, ahora sin impulsar su pelvis, me pedía que le chupara el glande.
Chupa la cabecita, chupa la cabecita, así así, ¡ooohhh maricón que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡Dios que boquita tienes cabrón! Gritaba de gusto mientras yo le chupaba la polla.
Así que estuve un buen rato chupándole la polla, me dijo que parara, que no quería correrse, que quería darme por el culo y correrse dentro.
Para cabrón, para que me vas a hacer correr y quiero darte por el culo, quiero probar ese culito rico que tienes y follarte bien follado.
Sacando la polla de mi boca, me incorporé, tenía las piernas entumecidas de estar tanto tiempo de cuclillas, estaba sofocado y con una tremenda calentura, los ojos miraban como si estuviera medio ido y la boca abierta, necesitaba coger aire.
Al verme así con la boca abierta y medio aturdido, me abrazó a él, empezando a comerme de nuevo la boca.
¡Dios que bueno estás! ¡joder maricón como me gustas! Me decía una y otra vez sin darme tregua, comiéndome desesperadamente la boca.
Date la vuelta que ahora voy a encularte, te voy a hacer mi hembrita, te voy a empotrar bien empotrado, te voy a hacer chillar de gusto y te voy a preñar este culito tan rico que tienes, me decía acariciándolo, mientras yo me daba la vuelta con cuidado de no caerme al tener sobre mis tobillos el pantalón y slip.
Una vez me tuvo de espaldas a él, dejando que me apoyase sobre la pared, me hizo abrir de piernas todo lo que pude.
Inclínate un poco y saca el culito para afuera, me decía acariciándome el culo con sus manos. Me incliné un poco echando el culito hacia fuera, empezando a pasar él su mano por toda la raja, palpando y buscando mi agujerito.
¡Dios que culito más rico tienes, maricón! Anda abre un poquito más las piernas me decía pasando su mano por toda la raja de mi caliente culito. Al ver que yo ya no podía abrirme más de piernas, me dijo:
¡Ay maricón que estrechito eres! Que cerradito estás, que gusto me va a dar follarte este culito tan rico que tienes. Viendo como yo me estremecía al pasar él sus manos por mi culo y buscar mi agujerito con su mano, me dijo:
Va a ser mejor que te saquemos el pantalón, así podrás abrir más las piernas y estaremos más cómodos, me decía a la vez que se agachaba quitándome el zapato para que pudiera salir el pantalón y slip sin problemas.
Ya estaba, ya me tenía completamente desnudo en aquel aseo público donde me iba a encular. Empezó de nuevo a pasar su mano por toda la raja del culito, me hizo que escupiera en su mano, pasándola luego por todo mi caliente agujero, presionó con sus dedos haciendo que mi esfínter se abriera y dejara paso a 2 de sus dedos.
Así, así, abre bien las piernitas y saca el culito para afuera, me decía introduciéndome 2 de sus dedos por el culo. Bufff, si llegas a estar en el talego, con este culito tan rico que tienes, te iban a tener todo el día empitonado, te iban a estar follando a todas horas, te iban llenar de polla este culito tan rico que tienes, ibas a ser la hembrita de todos. Me decía mientras me introducía sus dedos por el culo a la vez que con la otra mano no dejaba de acariciarme por todo el cuerpo.
Yo gemía y suspiraba de gusto viendo cómo me acariciaba con su mano, mientras con la otra, me iba abriendo y dilatando el culo introduciéndome sus dedos, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba abriéndome de piernas a la vez que echaba el culo hacia atrás, arqueando las piernas para que sus dedos me entraran mejor y más profundo.
Viendo que ya me tenía preparado, veía como yo me estremecía de gusto, como gimoteaba y me abría de piernas, sacó sus dedos de mí ya abierto y dilatado agujerito, se pegó más a mi colocando la punta de su polla en la entrada de mi ano, me sujetó por las caderas y pidiéndome, que me inclinase un poco más y echase más el culo para afuera, movía su pelvis tirando de mis caderas hacia él, introduciéndome de golpe toda la polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ohhh ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité a la vez que me erguía al notar como me entraba la polla por el culo.
Él tirando de mis caderas a la vez que impulsaba más su pelvis para que la polla me entrara bien a fondo, pegándose por completo a mí, me decía:
Ya, ya está, ya eres mío, ya te entró toda, ya te tengo bien enculado.
Al momento de meterla por completo, luego de dar 2 fuertes embestidas viendo que ya me tenía bien ensartado, empezó a pasar sus manos por mi abdomen y pecho acariciándome, manteniéndome bien pegado a él.
Ya está, ya la tienes toda dentro, ya me tienes dentro de ti.
¿Te gusta, te gusta sentirme dentro tuya? Me decía mientras me iba acariciando el pecho y abdomen con sus manos, haciendo que me estremeciera del placer que me estaba dando.
Pídeme que te folle, dime que quieres que te dé por el culo, anda pídemelo, me decía moviendo suavemente su pelvis para que notara su polla deslizándose por mis entrañas.
Siií, sí me gusta, le decía yo temblando del gusto que me estaba dando.
Pídeme polla, anda, que no te de vergüenza que sé que la estás deseando.
Siií quiero, dame polla, dame más, dame más, métela toda.
Si putita sí, claro que te voy a dar más polla, te voy a empotrar bien empotrado, hoy vas a saber como folla un macho.
empezó con el mete y saca, Era un ritmo endiablado con el que me estaba empezando a dar por el culo.
Yo gritaba y gemía sin parar, notando como aquella polla entraba y salía una y otra vez por mi culo, ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba notando como su polla me entraba una y otra vez por el culo, como su pelvis y pelotas golpeaban una y otra vez mi culito, chof, chof chof chof chof, chof, chof chof chof chof
Siiií, así así, no pares, no pares, sigue, sigue, le gritaba yo, gimoteando del placer que estaba sintiendo, pudiendo escuchar los golpeteos de su pelvis contra mi culo y los jadeos que él daba.
Escuchaba como gritaba y jadeaba él, enculándome una y otra vez sin parar.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh maricón que culito más rico tienes! ¡ooohhh que gusto me da, que apretadito lo tienes! Gritaba una y otra vez dándome por el culo.
Yo estaba que moría de gusto, las piernas me temblaban y la polla no dejaba de soltar líquido preseminal, podía ver como se bamboleaba para todas partes, colgando de la punta un hilito de líquido preseminal, que se iba derramando por todo el suelo y pared de aquel aseo de niños.
Procuraba echar para atrás todo lo que podía el culo, a la vez que arqueaba las piernas para sentir más profundamente, como aquella polla que me estaba enculando llegaba a lo más profundo de mis entrañas, pudiendo notar también su pubis y pelotas pegadas a mí, me gustaba sentir aquel calorcito y golpeteo que me daba una y otra vez en el culo con su pelvis, mientras me sujetaba con sus manos por las caderas, tirando por mi hacía él.
Así maricón así, dame el culo, dame el culo que te voy a follar bien follado, te lo voy a dejar preñado de leche, ¡ohhh que rico! ¡ooohhh que rico! Gritaba una y otra vez, empotrándome contra la pared de aquellos aseos de niños, introduciéndome por el culo una y otra vez su polla.
Ya los 2 sudábamos por todos nuestros poros, la enculada que me estaba dando era una enculada salvaje, ya estaba a punto de pedirle que parara un poco, cuando noto como clava sus dedos en mis caderas, como apuraba aún más las embestidas que me estaba dando y como empezaba a gritar que se corría.
Ya, ya me vengo, ya me vengo, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba pegándome todo lo que podía a él, clavándome en lo más profundo de mis entrañas su verga empezando a soltar trallazos de semen.
¡Ay maricón que gusto! ¡Dios que gustazo me ha dado encularte, cabrón! ¡Dios que culito más rico tienes! Gritaba pegándose a mi a la vez que mordía mi nuca y cuello, abrazándome a él. No me soltaba, buscaba mi boca para morderme los labios y meter su lengua dentro de ella, yo que estaba temblando de gusto, giré la cabeza, entregándome totalmente a él.
Me tenía abrazado con la polla todavía metida en mi culo, cuando empezó a pasar sus manos por mi pecho y abdomen acariciándome, fue bajando por mi pubis, hasta llegar a mi polla que tiesa y empalmada, no dejaba de soltar liquido preseminal, de su punta colgaba un hilito permanente, nada más empezar a acariciar mis huevos y polla, mi cuerpo todo se estremeció, a la vez que de mi polla empezaban a salir borbotones de semen que fueron a pegar contra la pared, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba yo explotando en un orgasmo mientras todo mi cuerpo temblaba abrazado por él.
Dios que tremenda corrida acababa de soltar, si la de él había sido abundante y espesa, la mía no se quedaba atrás, aquella follada que acababa de darme me había dejado extasiado, me acababa de vaciar por completo los huevos.
Aún me tuvo un rato abrazado a él besándome y comiendo la boca, mientras su polla iba saliendo de mi culito, mordía mis labios y metía su lengua en ella mientras seguía acariciándome. Me decía si quería más, si quería más polla y dejarme volver a encular. Miré extrañado lo que me decía, pensaba en que si iba a ir a buscar quien me siguiera follando, cuando me dice:
Si te quedas conmigo, más tarde te vuelvo a encular, que te parece.
No, por hoy ya estoy satisfecho, ya me corrí y ahora ya no tengo las mismas ganas, le contesté.
Bueno como tú quieras, pero me gustaría volverte a ver. Podrías venir a visitarme algún día si te apetece al talego, vienes un día de visita y podremos tener un encuentro sexual como cualquier pareja, ¿qué te parece?
Lo miré extrañado y le contesté, no sé, me da un poco de vergüenza, que sepan que voy a tener un encuentro sexual contigo o con cualquier hombre, me da mucha vergüenza.
Por eso puedes estar tranquilo, no serías el único, hay otros que van a eso.
Al final no muy convencido, le dije que bueno, pero que no le prometía nada, terminó dándome su nombre y datos al igual que yo le di los míos, recogí mi ropa y así como estaba sin siquiera limpiarme, me puse el slip, luego el pantalón y zapatos, poniéndome de último la camiseta, saliendo luego de allí acompañado por aquel hombre que acababa de hacerme su hembrita, me acababa de encular dejándome preñado con su semen que llevaba dentro de mi culito, llevaba su semilla en lo más profundo de mis entrañas, me acababa de hacer su hembra y quería que fuese como su pareja a mantener encuentros sexuales a la cárcel con él, quería hacerme suyo y fuese su pareja sentimental.
Cuando subimos de los aseos públicos, volvimos a la plaza donde me había abordado, todavía hablamos un ratito, ratito donde no dejó de meterme mano y besarme, quería ponerme caliente y volver a follarme. Pero a mi me estaba dando mucha vergüenza que me tratara así en plena vía pública, no me gustaba que me viera nadie ser besado y manoseado por un hombre, por lo que le dije que tenía que marcharme, resignado me vino acompañando un pequeño trayecto, quería convencerme para que esperara y volverme a coger, venía metiéndome mano a ver si me excitaba, pero yo ya iba bien servido.
Cuando por fin me dejó, nos despedimos y por fin pude marchar tranquilo para casa, iba muy satisfecho oliendo a semen por todas partes y con el culito bien relajado y preñado de semen.
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