Verano 2017 (Parte 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por angelmatsson.
Después de desayunar, me senté en el sofá y cerré los ojos.
Estaba muy agotado y necesitaba una siesta.
Isaí, mi primo, me imitó y se acostó en el sofá del frente.
Apenas cerré mis ojos caí en un sueño profundo y sólo desperté cuando un enorme peso cayó sobre mí.
Abrí los ojos asustado por lo repentino, a la vez que daba un quejido por el golpe.
Escuché una risa grave y luego una un poco más aguda proveniente del sofá del frente.
Deduje que no era Isaí.
Moví el cuerpo que estaba sobre mí y busqué su rostro.
Descubrí una sonrisa traviesa decorada con brackets, que se removió de tal forma que terminé en el suelo.
Isaí se burló y se levantó para venir en nuestra dirección.
El nuevo visitante era Bryan, nuestro primo.
Quién una vez que se incorporó, nos saludó de un gran abrazo.
Bryan acababa de cumplir los 18 años.
Medía casi lo mismo que yo (1.80), por lo que Isaí quedaba en evidente desventaja con su 1.67mts.
Bryan tenía un buen cuerpo debido a que le gustaba hacer barras paralelas, por lo que destacaban en él unos fuertes bíceps, una espalda ancha y pectorales abultados y duros, con abdominales dibujados en una estrecha cintura.
Tenía el cabello ligeramente rizado, llevándolo corto y peinado en punta, y adornado con una pañoleta que se enrollaba en la frente y daba vuelta su cabeza.
Sexy a la vista.
Su piel era blanca y su cabello negro.
Ojos cafés y alegres, que combinaban muy bien con su simpática sonrisa.
A pesar que vivíamos en la misma ciudad, casi nunca nos veíamos.
Pero cada vez que viajaban nuestros primos, venía para saludarlos.
-Íbamos a pasar a tu casa –me dijo-.
Pero supimos que venían para acá, así que decidimos invadirlos.
-Genial –dijo Isaí-.
La pasaremos súper.
Rio, y luego me miró.
La sonrisa se borró levemente.
Pude ver en sus ojos lo que pensaba.
Si Bryan estaba aquí, posiblemente iba a tener que dormir con nosotros.
Lo que no hubiese sido malo si en nuestros planes no hubiesen estado las sesiones de sexo salvaje.
Bryan salió con su papá (mi tío) a saludar al resto del clan.
Me acerqué a Isaí.
-No te preocupes –le dije mientras caminábamos a la puerta-.
Buscaremos una solución.
Yo no estaba tan desanimado, pues me parecía entretenido poder tener una pijamada entre los tres.
Aunque no negaba que me hubiese gustado más poder follar el culo de Isaí.
Pero las cosas ya estaban así, quizás, una vez volviéramos a la casa, podríamos retomar lo que habíamos comenzado.
Luego de un rato decidimos irnos a la playa para poder bañarnos antes de que nos llamaran a almorzar.
Quedé gratamente sorprendido cuando Bryan quitó su camiseta.
Su cuerpo estaba mucho más formado desde la última vez que lo había visto.
Era un cuerpo juvenil, pero fuerte, sin ser grotesco y bastante estilizado.
Su pecho invitaba a recostarse sobre él y lamer sus tetillas.
Bryan miró en mi dirección y corrió hacia mí.
Comenzó a hacerme cosquillas y apretarme los pezones.
-Creo que estas un poco gordito –dijo, mientras con sus dedos pellizcaba mi cuerpo.
-Sólo es exceso de belleza –bromeaba yo.
Isaí aprovechó que Bryan me tenía inmovilizado y saltó sobre nosotros.
Su cuerpo era más chico y liviano que el de nosotros, por lo que lo tomé y lo volteé, de tal manera que quedó rápidamente sujetado.
Bryan tomó provecho de esa instancia y comenzó a hacerle cosquillas bajo los brazos y en su abdomen.
Isaí se reía y retorcía, suplicando que lo soltara.
Sólo lo hice una vez que el exceso de roce comenzó a despertar mi bulto.
Lo dejé ir y me recosté en la arena para retomar un poco de aire.
Bryan se acostó a mi lado y me abrazó.
-¿Nos extrañabas, primo? –le pregunté.
-Un poco –sonrió.
-¡Hey, chicos! –gritó Isaí desde el agua-.
¡Vengan ya!
Bryan se levantó y me dio su mano para ayudarme a levantar.
Luego ambos corrimos al agua.
En todos los juegos Isaí salía perjudicado al ser el más chico.
Como que era nuestro pequeño juguete que manejábamos a nuestro antojo.
Y a Isaí le gustaba, siempre se reía, por mucho que a veces se nos pasara la mano.
Su carácter siempre fue muy amigable y aguantaba todo.
Encajábamos perfecto.
Luego nos llamaron a almorzar.
Isaí estaba muy agotado debido a que le habíamos quitado el short y lo tuvimos 20 minutos intentando quitárnoslo.
No mentiré en que se me formó una erección al verlo con la tela de su bóxer celeste adherida a su piel y metida entre sus nalgas.
Una vez terminamos de comer volvimos a la playa a reposar.
Me acosté bajo la sombra de un sauce, a continuación Bryan se recostó al lado derecho e Isaí en mi lado izquierdo, con su cabeza sobre mi brazo.
Bryan, por otra parte, se acostó de costado, de manera que quedó mirando hacia mí para poder conversar.
Era agradable que ambos buscaran la manera de estar cerca de mí.
Me hacía sentir bien que a pesar de que entre los tres teníamos diferencia de edad, lográbamos llevarnos de forma tan cercana.
Y me gustaba que eso sólo sucediera conmigo, ya que ninguno de ellos se llevaba de esa manera con los demás miembros de la familia.
Era algo que sólo se daba conmigo.
-¿Y ella quién es? –pregunté al ver que Bryan le daba like a una chica en instagram.
-Una amiga –dijo con su voz grave.
-¿Qué tipo de amiga? –preguntó Isaí.
-Del tipo "amiga", no sé.
¿Qué otro tipo hay? –respondió arisco.
-¿Del tipo "novia"? –siguió Isaí.
-Nah.
No me interesa tener una.
Posiblemente a fin de año postule a la aviación, así que me iré de la ciudad –contestó.
-Pero podría servir tener una chica especial para, ya sabes, suplir ciertas necesidades –sugerí bromeando.
Mi especialidad era incomodar a la gente.
Y rápidamente lo conseguí al notar sus mejillas coloradas-.
A menos que estés como Isaí, con su amiga Manuela –bromeé.
Bryan se rio y esta vez Isaí se sonrojó.
-Yo no hago esas cosas, son del diablo –dijo Isaí.
Bryan y yo lo miramos, y le dimos un empujó mientras nos reíamos.
-Esa no te la cree ni tu mamá –le dijo Bryan mientras Isaí volvía a su antiguo lugar.
-Que son pesados –se quejó mientras se reía-.
Si yo soy un angelito.
-Ya… -dije con sarcasmo.
En eso escuchamos que se acercaban mis primas, por lo que cambiamos de tema.
Las chicas llegaron y se dirigieron al lago, y nosotros las seguimos.
Fue una grandiosa tarde.
Jugamos voleibol, hicimos castillos de arena, y coronamos el día enterrando a Isaí en la arena, dibujándole un sexy cuerpo de sirena con unos prominentes pechos.
Luego, en la noche, jugamos naipes en familia y luego al Jenga.
Isaí perdió muchas veces, pero él seguía insistiendo en que había sido el mejor.
Como adivinamos, Bryan iba a tener que dormir con nosotros, y mi tío dormiría en el sofá del living.
Con Isaí repetimos lo de la noche interior y acomodamos el colchón de manera que pudiéramos ver las estrellas.
Yo quedé en medio de ambos mientras conversábamos.
Debido a que con Isaí estábamos cansados, fue que decidimos pronto irnos a dormir.
Los tres quedamos en boxers y nos acomodamos.
Bryan se giró a su izquierda, y yo a la derecha, al igual que Isaí.
Bastó solo unos segundos para que su turgente culo comenzara a buscar mi pene.
Pasé mi pierna por sobre la de él, al igual que mi brazo, de forma que quedamos muy bien acoplados.
Mi erección creció y se incrustó en medio de sus nalgas.
Lentamente comenzó a dibujar círculos con su cadera.
Hundí mi cara en su cuello para ahogar mis jadeos.
Bryan estaba en un profundo sueño cuando decidí apartarme un poco.
Deslicé el bóxer de Isaí hasta su muslo y metí mi mano.
Mis dedos encontraron su agujero pequeño y caliente.
Con una mano sujeté su nalga y llevé la otra a mi boca para humedecer mis dedos.
Una vez hecho, la bajé de nuevo y empecé a deslizar mi dedo índice.
El ano de Isaí hervía y apretaba mi dedo con ansiedad.
La temperatura del lugar había aumentado, y había comenzado a sudar.
Saqué mi dedo y cuando iba a introducir el segundo Bryan se movió.
Me quedé quieto y fingí dormir.
Él se sentó sobre el colchón y escuché que se quitaba la camiseta debido al calor.
Lentamente me alejé de Isaí, para evitar verme sospechoso.
Luego Bryan se volvió a acostar, pero por desgracia, Isaí ya se había quedado dormido.
Pobrecillo, le habíamos sacado el jugo todo el día.
Estaba agotadísimo.
Retomé mi posición y esperé que el sueño me llegara.
Cuando estaba por quedarme dormido sentí que Bryan se acercó.
Mucho.
Sentí el calor de su cuerpo cerca del mío.
Muy lentamente sentí que su mano se deslizó por mi cintura, a la vez que noté su pelvis cerca de mí.
Me quedé de piedra, eso no me lo esperaba.
Isaí dio un suspiro entre sueños, y Bryan retiró su mano para luego girarse y darme la espalda.
Yo estaba petrificado, y no supe qué hacer o pensar.
Intenté dormirme, pero el bulto palpitante entre mis piernas me lo hizo complicado.
Al otro día desperté con una enorme erección.
Todavía seguía confundido y excitado por lo de Bryan.
Pero había decidido pensar que sólo estaba soñando y no se dio cuenta de lo que hacía.
Me acomodé para ocultar mi erección, pero fue imposible.
El cuerpo fibroso de Bryan estaba a mi lado izquierdo, completamente descubierto, mientras que al lado derecho estaba el culo de Isaí saludando.
Estos chicos me harían caer en la perdición.
Decidí mirar al techo y respirar hasta lograr calmarme.
-Buenos Días –dijo Bryan, con voz somnolienta.
Se acercó a mí y pasó su brazo por detrás de mi cabeza.
Me puse nervioso, pero tenía que fingir que todo estaba bien.
Porque así estaba… ¿o no?-.
¿Cómo dormiste?
-Bien –respondí.
Al estar cerca, su esencia inundó mi nariz.
Olía a macho-.
¿Y tú?
-También –sonrió.
En un movimiento sorpresivo, se montó sobre mí.
Si pecho y axila quedó muy cerca de mi rostro.
Sentí un golpe y un chillido.
Bryan le había dado una palmada a Isaí para que despertara.
Isaí en venganza lo tomó del hombro y tiró de él.
El cuerpo de Bryan se deslizó sobre mío, pudiendo sentir su paquete cruzar sobre mi abdomen.
Su culo quedó sobre mí.
Era más pequeño que el de Isaí, pero lucía más duro y parado.
Me tenté a nalguearlo.
Decidí participar en el juego y empujé todo el cuerpo de Bryan sobre el de Isaí, y luego los envolví en la sabana, para luego tirarlos al suelo.
A continuación salté sobre ellos y me deleité con sus quejidos y sus intentos de liberarse.
Bryan logró desestabilizarme y caí de vuelta al colchón.
Rodé rápidamente y salí corriendo del lugar para evitar represalias.
Entré a la cabaña y fui a la cocina para tomar desayuno.
A los segundos después llegaron ellos, con la cara colorada por el esfuerzo y riendo.
A partir de ahí transcurrió un día normal.
Juegos en el lago y en la arena, o salidas a explorar la isla.
La piel de Isaí estaba comenzando a tomar un sexy color dorado debido al sol, y eso solo provocaba encender mi fuego interior.
Y la presencia de Bryan aportaba mucho a eso, sobre todo ahora que lo comenzaba a ver desde otros ojos.
¿Será que de verdad intentó algo conmigo anoche? ¿Habrá estado soñando? Objetivamente es un chico muy atractivo, y es completamente legal.
¿Qué hago? ¿Me arriesgo? ¿Será que necesita alguna ayuda extra para atreverse?
No podía dejar de fantasear con lo que pudo haber ocurrido.
Pero a la vez me mentalicé en que estaba dejando de ser realista y me estaba dejando llevar por la imaginación.
Ya había cometido el error antes de ir muy rápido y después estuve atormentándome.
Ahora, aunque perdiera la oportunidad, evitaría hacer algo al respecto.
Si de verdad Bryan tenía alguna intención, iba a tener que demostrarla, porque yo no lo iba a buscar.
En la noche, cuando nos fuimos a dormir, tomé la decisión de acostarme a la orilla, y así evitar confusiones de nuevo.
-¿Qué haces? –preguntó Bryan.
-Nada, me acostaré –dije.
-Acuéstate en medio –me dijo-.
Isaí se mueve mucho y me despierta.
-Es mentira –replicó Isaí.
-Las últimas veces que dormimos juntos casi me botas de la cama, Isaí –argumentó Bryan.
-Oh, casi –se rio Isaí-.
Tal vez tengas razón.
-Bueno, está bien –dije-.
Dormiré en medio.
-Genial –dijo conforme Bryan.
Mi plan no resultó.
Luego de un rato de charla sobre cuál película de Harry Potter fue mejor, los chicos se dispusieron a dormir.
Me quedé mirando al techo para evitar acércame a cualquiera de ambos, no estaba dispuesto a volver a quedarme con la verga dura toda la noche.
Cerré los ojos y pronto me dormí.
Pero mi mente no estaba dispuesta a descansar y comenzó a soñar.
Estaba con Isaí al borde del lago, bajo la sombra del sauce.
Él estaba sobre mí y me besaba.
Mis manos jugaban con su espalda desnuda, saboreando cada centímetro de su tersa piel.
Su cadera se movía en círculos sobre mi paquete, el cual pronto comenzó a despertar.
Sentí que mi erección era estrangulada a través de la tela, pero la sensación era diferente a lo que en mi sueño sucedía.
Entonces volví a la realidad.
Una mano estaba sobre mi paquete.
La mano de Bryan, para ser exactos.
Continué fingiendo que dormía.
La mano se deslizaba de arriba hacia abajo, de forma delicada y casi imperceptible.
Miré de reojo y me di cuenta que sus ojos estaban cerrados, pero el movimiento era muy fino para que fuera parte de un sueño.
Creo que esta era la señal para actuar.
Me giré y su mano se retiró de forma abrupta.
Fingí que dormía y me acerqué a él, depositando mi brazo sobre su abdomen.
Me quedé quieto unos minutos.
Él no me apartó, al contrario, se movió ligeramente, de tal manera que mi mano quedara sobre su pelvis.
No pudo hacer más para que bajara hasta su paquete, por lo que supe que tendría que moverla yo.
Hice un suave movimiento y por fin quedé sobre algo duro y palpitante.
Para ese punto era obvio que ninguno de los dos estaba durmiendo en serio, pero tampoco ninguno estaba preparado a afrontar la evidente realidad.
Sabía que dependía de mí dar el paso decisivo.
Me acerqué lentamente a su oído y le hablé.
Inmediatamente abrió los ojos y sus mejillas se colorearon.
Me miró y lucía excitado.
Apreté su miembro y se estremeció.
Podía intuir que era la primera vez que alguien lo tocaba de esa forma… o de cualquier otra que no fuese algo amistoso.
Bajé su ropa interior y liberé su pene adolecente.
Estaba duro como roca, y logre notar que era de un tamaño bastante aceptable y apetecible, con un grosor ad hoc.
Con timidez movió su mano hacia mi entrepierna, y con una lentitud que me desesperó.
-Anda, con confianza –le susurré muy cerca del oído-.
Es lo que querías ¿o no?
Sonrió, y su mano se desplazó hacia mi bulto que ya estaba duro como el concreto.
Lo noté temblar de la excitación, aunque veía un poco de tensión en su rostro.
Bryan es evangélico, y estaba seguro que lo que hacíamos le estaba causando un horrible conflicto interno.
Decidí hacer que su mente se apagara, y a igual que Isaí, estaba seguro que si le hacía una mamada se dejaría llevar.
Lo destapé por completo y me incorporé.
Le guiñé el ojo para tranquilizarlo.
Descendí y bajo su expectante mirada, lamí su pezón derecho.
Mordió sus labios.
Después pasé al izquierdo y luego me detuve en la línea media de ambos pectorales duros.
Bajé muy lentamente, notando como su abdomen se tensaba ante cada estímulo, hasta llegar a su pubis.
Una varonil mata de vellos oscuros y rizados me saludaron.
Vi que su pecho subía y bajaba con velocidad, intuyendo lo que se vendría.
Desde su zona intima emanaba un calor demoniaco que impactaba muy cerca de mi boca.
Tomé su pene desde la base y haciendo un poco de esfuerzo lo enderecé hacia arriba.
Su aroma adolecente inundó mis bosas nasales y automáticamente comencé a salivar.
Abrí mi boca y lo fui deslizando por mi lengua.
-Ahh… -gimió Bryan.
Vi en sus ojos que ni él se esperaba ese suspiro.
Jadeó con los ojos cerrados, sin poder creer lo que sentía.
Su glande era perfecto, rellenaba muy bien mi paladar.
Y su sabor angelical era delicioso.
Sus manos instintivamente se fueron a mi cabeza y empujaban para que tragara más.
Y lo hice.
Subí y bajé, succionando con intensidad, logrando que en tiempo record vaciara todo su contenido en mi boca.
Era abundante semen y muy espeso.
El tipo de leche que resulta luego de mucho tiempo sin haber descargado.
Una delicia añejada como el vino más elegante de un restaurant Italiano.
Retomé mi posición luego de beber hasta la última gota.
Él jadeaba mirando al techo con la mirada perdida pero con la emoción dibujada en su boca.
Miré su duro abdomen y me encontré con la sorpresa que su verga seguía dura.
¡Cielos! Ese chico debía estar esperando con ansias un momento para liberar su carga.
Y sospechaba que aún tenía más acumulado.
Pero antes de que pudiera decir algo al respecto se levantó y se dirigió a mi entrepierna.
Bajó mi bóxer y tomó mi pene con seguridad, pero luego quedó en blanco.
Sus ojos vieron mi verga como si fuera la primera vez que veía una, y comenzó a tocarla como examinando algo desconocido.
Y obviamente así lo era.
Su seguridad flaqueó.
Creí que era momento de ayuda.
-Isaí –dije.
Bryan se colocó pálido y me miró con horror, casi como si lo hubiese traicionado.
-¿Qué haces? –dijo mientras soltaba mi pene como si éste hubiese quemado su mano.
-Isaí no te hagas el dormido –continué ignorando la pregunta de Bryan-.
¡Isaí!
-Ya, está bien –sonrió.
Miró a Bryan y este no pudo mantenerle la mirada-.
Lo estaban pasando bien sin mí.
-¿Celoso? –pregunté con deliciosa satisfacción.
Me acerqué y lo abracé.
Besé sus carnosos labios y metí mi mano por la parte trasera de su bóxer, bajo la incrédula mirada de nuestro primo-.
No tienes motivos para estarlo.
Sólo esperaba el momento correcto para llamarte.
-Yo… -comenzó Bryan, pero no terminó la frase.
Estaba un poco (bastante) sorprendido.
-No pienses demasiado, Bryan.
No retrocedas, todo está bien –dije-.
Isaí te ayudará.
¿Verdad, Isaí? Así como yo te enseñé.
La escena era la siguiente: Isaí a mi lado izquierdo y Bryan a mi lado derecho, aun sin dar crédito a lo que sucedía.
Pero aun así su verga seguía igual de dura, y era ella quién tenía el control.
Isaí metió mi pene a su boca mirándome fijamente a los ojos, con la intención de decirme “esto es mío ¿oíste?”.
Mordí mis labios.
Luego se incorporó y se dirigió a Bryan:
-Es fácil, sólo tienes que cubrir tus dientes con tus labios de esta forma –dijo mientras hacía la mímica-, y luego lo introduces.
Con tu lengua debes hacer presión en el glande contra el paladar y chupar como si estuvieses intentando extraerle el alma.
-Oh –dijo Bryan.
Sentí que su seguridad estaba flaqueando.
Me incorporé y le hablé de cerca.
-Si estas incómodo…-.
-No.
Es decir… -estaba inseguro, pero su erección me decía que quería seguir.
Y lo besé.
Sus ojos se cerraron y cuando me alejé se tardó en volver a abrirlos.
La seguridad volvió levemente, y tomó mi pene.
Sus labios se movieron nerviosos, pero poco a poco fue siguiendo los pasos que Isaí le indicó.
Era morbosa la sensación de tener a un virgen, inexperto en una situación como esta (otra vez).
Me estaba gustando inaugurar a los novatos.
Mordí mis labios cuando comenzó a introducirse mi pene.
Lo hacía bastante bien, aunque en un momento se apartó de golpe y tosiendo.
-No introduzcas tanto, hasta que sepas bien lo que haces –le dije.
Isaí rio.
Bryan secó una lágrima, y volvió al juego.
Tener a esos dos especímenes hizo aflorar mi lado voyerista.
Así que decidí apartar a Bryan e indicarle que se recostara.
Su miembro palpitaba duro y baboso, pidiendo a gritos atención.
Isaí iba a reemplazar su lugar pero lo detuve.
-Gírate –ordené.
Sin chistar, me ofreció su agujero.
Bryan miraba extasiado la escena.
Seguramente se sentía admirado porque Isaí me hizo caso sin protestar, y por otra parte, excitado por el glorioso culo de nuestro primo.
Porque, para ser sinceros, hasta el día de hoy no he podido encontrar a alguien que le compita en perfección.
Lamí su ano sabiendo que Bryan nos observaba atentamente.
Luego continué metiendo mis dedos, y jugando con ellos en su interior.
Invité a Bryan para que sintiera esta nueva experiencia.
Llevé su dedo a mi boca para empaparlo de saliva bajo su sorpresiva y excitante mirada.
A continuación lo dirigí hasta el centro de las nalgas de nuestro primo menor y los hundí en ese túnel infernal junto con dos de mis dedos.
Isaí profirió un gemido goloso.
-Isaí, hoy vas a desvirgar a Bryan ¿de acuerdo? –pregunté.
Bryan me dio una mirada ansiosa.
Isaí miró el miembro de nuestro primo y asintió con deseo.
No necesité saber la opinión de Bryan porque era lógico que quería hacerlo.
Ya con confianza, tomé el miembro de Bryan y apunté al cielo, para luego guiar a Isaí entre sus piernas.
No me perdí detalles de su rostro cuando nuestro primo descendió tragando su verga.
Sus piernas se revolvieron inquietas al igual que los dedos de sus pies.
Llevó sus manos a su boca para reprimir un chillido cuando las tersas nalgas de Isaí hicieron contacto con su pelvis.
Era muy excitante ver esa penetración tan de cerca, y cómo el agujero de Isaí se dilataba para albergar ese miembro.
Mientras Isaí movía su cadera, acaricié el vientre fibroso de Bryan.
Su rostro era una poesía y pronto noté que el nuevo estímulo lo llevaría al orgasmo.
Y dicho y hecho, poco tiempo después, apretó mi brazo con fuerza mientras que mordía el otro para ahogar un convulsivo orgasmo.
Su abdomen se tensó a la vez que sus piernas temblaban y sus ojos se ponían en blanco.
-¡Dios… santo! –gimió de forma entrecortada.
Cuando Isaí se levantó, salió el pene de Bryan completamente derrotado y gomoso, bañado en fluidos.
Bryan quedó levemente aturdido, mientras que yo tomaba a Isaí para penetrarlo en cuatro.
Su interior ardía y se sentía viscoso por los residuos de Bryan.
Lo cual me puso a mil.
Comencé a taladrarlo profundamente, notando las contracciones por punzadas de dolor que producía en Isaí.
Cubrí su boca cuando elevé la velocidad a un punto devastador.
Estaba tan caliente y acumulado que me había convertido en una bestia.
-Hmm… ¡Ay! –gemía ahogadamente Isaí.
Me salí de su interior dejando ese agujero más abierto que las puertas del cielo, y luego lo acosté para comenzar a darle con sus piernas en mis hombros.
Entraba con fuerza y luego salía completamente, disfrutando de sus expresiones de dolor.
Amaba la manera en que su interior se amoldaba a mi pene, con la presión precisa y el calor perfecto.
Embestía una y otra vez, olvidando que sodomizaba a un inexperto adolecente.
Isaí solo gemía, eran gemidos de dolor y placer.
Estaba en ese punto medio en donde no sabes si llorar o gritar de gusto.
Ese lugar donde tu mente y tu cuerpo colapsan por la contradicción de sensaciones.
Y se corrió, y no fue necesario nada más que solo mis embestidas.
Pronto me encontré taladrando un muñeco de goma, pues Isaí había perdido sus fuerzas.
De todas formas no necesité más tiempo, ya había tenido lo suficiente para liberar mi carga.
-Aggh –gemí mientras volvía a llenar de leche ese delicioso culito.
Sentí que mis testículos se estrujaron y vomitaron todo su contenido, llevándose consigo toda mi energía.
Pues, una vez me corrí, caí rendido sin poder mover ningún músculo.
Resoplé intentando normalizar mi respiración.
Segundos después, Bryan se acercó y se recostó en mi pecho para narrar las sensaciones que había conocido esa noche.
Luego Isaí se recostó en el mismo lugar pero en el lado contrario que Bryan.
Los abracé y nos quedamos desnudos conversando, mientras nuestras piernas se entrelazaban.
El pene de Bryan se veía morcillón pero sin fuerzas, el semen se había secado sobre su prepucio.
Por otro lado, Isaí tenía todavía su contenido seminal secándose sobre su vientre, y parte de este se había quedado en mi costado cuando me abrazó.
Eran unos puercos.
Pero eran mis puercos.
Éramos puercos.
Acaricié la nuca de Isaí y en breves segundos cayó dormido.
Pobrecillo, su culo había quedado como colador.
Bastaron unos minutos para que Bryan fuera el que cayera.
Acaricié su espalda y llegué hasta su culo, duro como una roca.
Esperaba con ansias entrar ahí.
Y esa fue la última idea en mi mente antes de caer dormido cómodo y liviano, como un bebé…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!