Vi algo que no debía, o tal vez si 6
Esto fue algo un tanto traumático, aunque quiero compartirlo porque sé que a algunos podría encontrarlo estimulante…
No sé exactamente cuanto había pasado desde que había dormido, al ver afuera supe que aún no amanecía. Por varios minutos no pude dormir, la noche era algo fría por lo que estaba muy bien arropado y no quería levantarme al baño incluso aunque mi vejiga dolía un poco.
Estaba sólo en casa, Charlie había ido a visitar a sus padres desde hace un par de días y mañana regresaría nuevamente. Por lo que ya extrañaba su compañía. Ahí acostado, con la cara cubierta fue como recordé mucho de lo que había pasado en mi vida hasta ahora. Lo que me tenía despierto era sin duda el que Daniel me había estado marcando, en varias ocasiones me llamó preguntado por como estaba, el ex de mi mamá era muy extraño; casi parecía que me vigilaba. Ya comenzaba a asustarme un poco.
Al no soportar más; me levanté a orinar tomando mi abrigo de un lado, casi corrí al baño para poder regresar lo antes posible. Ya en el pasillo de regreso oí algo que me asustó mucho, en la planta baja se oyó un estruendo de trastes caer.
Me había quedado paralizado, prestando atención pero todo volvía a estar en silencio. No es que fuera un cobarde, pero era algo casi instintivo y natural tener ésta sensación en el estómago mientras bajaba las escaleras de mi casa. Todo estaba a oscuras por lo que prendí las luces.
Bajé rápidamente o de lo contrario me iría a mi cama como cuando era niño, al entrar a la cocina no había nadie; tal como debía ser pero eso no me calmó. Regresé arriba pero ahora más asustado, tenía el presentimiento de no estar solo en la casa.
Una vez me metí a mi cama me sentí un poco mejor, casi me sentía un estúpido pero es que nunca me agradó estar solo en una casa tan grande. Intenté calmarme para poder dormir y olvidar todo aquello, recuerdo que de alguna manera lo logré porque unas horas más tarde oí el sonido de las aves cantar en el árbol de enfrente.
Aquel día transcurrió normal, desayuné, salí a trotar un poco y luego regresé para darme un baño y más tarde fui a recibir a Charlie; que por cierto se veía de un mal humor algo extraño en él.
Eran ya las seis de la tarde cuando se quedó dormido en mi cama, boca abajo por lo que disfrute viendo su espalda ancha; desnuda y con unos calzoncillos sueltos. Pasé mis dedos por su cuello bajando hasta su cintura, él rió entre sueños así que seguí. Apreté una de sus redondas y duras nalgas con suavidad, sintiendo como se contarían por el toque.
Cuando quise meter mi mano oí el teléfono de la sala, algo molesto me dirigí a contestar. La voz de Daniel se oyó en la bocina, parecía ebrio o no sé; no entendía muy bien que decía. Sin más colgué. Luego de eso no pude estar tranquilo, me recoste a un lado de Charlie viendo el techo; mentiría si dijera que no estaba asustado.
— ¿Te pasa algo?— la voz de Charlie me sorprendió, estaba a pocos centímetros de mi oído. Lo voltee a ver, parecía haber despertado desde hace un rato y ni lo noté. Aún parecía molesto, no por su tono; más bien estaba muy serio.
— Nada importante.. Mi madre y su esposo vendrán pronto para Navidad; es un fastidio— dije yo, volteando a ver al techo una vez más. Me incomodaba demasiado su actitud, no recuerdo haber hecho algo para que se comportara así.
— Creí que la pasarías con mi familia, más bien con migo; ¿Eres mi puto novio no?— dijo en la misma posición que yo, me molestó aquello pero no quería ni tenía ganas de pelear.
— Estaré unas horas pero no me quedaré, llegarán todos tus primos— ya no dijo nada. Charlie se levantó y se puso la playera tomando su cartera y celular. Me senté para preguntar a donde iba pero me interrumpió..
— Es cierto, tal vez me pueda cojer a Eddie.. Se le ve un culito muy rico— dijo en broma, pero sabía que era para molestarme. Tal vez estaba demasiado estresado, pero no dije nada; a pesar de que eso me dolió. Charlie se cansó de esperar lo que diría y se fue, no podía entender que le sucedía; era como si no fuera el que conocía de la infancia.
Hice de todo para pensar en algo más, vi una película y luego salí a cenar con Jonathan; no le mencioné nada de lo que me pasaba pues no buscaba su lástima. Esas pocas horas me la pasé muy bien en su compañía, sin embargo; una vez estuve de regreso todo pareció empeorar.
El silencio era insoportable, ver todo vacío y estando yo sólo fue difícil, me fui directamente a la cama sin siquiera cambiarme el pantalón por algo cómodo, dormí un par de horas pues al fijarme en mi celular ya eran las once de la noche. Extrañamente hacía más frío del que normalmente hace, al sacar la cabeza noté la ventana abierta.. en ese momento no supe que pensar, yo casi nunca abría mis ventanas a menos que fuera verano con un calor demasiado fuerte. Traté de no darle importancia pero al querer levantarme sentí una respiración en mi nuca, giré para encontrar a un hombre extraño ahí acostado viéndome fijamente. Quise levantarme pero el hombre se posicionó sobre mí, mostrando una navaja de caza y amenazando con cortar mi garganta.
Parecía una pesadilla, estaba tan asustado que no podía hablar u otra cosa, él sonrió al notar ese detalle y alejó el arma aunque era obvio que podría hacerme daño en cualquier momento.
— Eres muy bonito, ¿vas a ser mi bebé?— dijo de forma extraña, el hombre estaba drogado. Era un tipo grande, delgado pero muy fuerte; de piel trigueña y cabello un poco largo. En mi distracción había aprovechado para inyectar algo en mi brazo, fuese lo que fuera; me hizo sentir muy pesado y sin fuerza. Aún así pude darle un fuerte puñetazo en la cara, tal vez por la adrenalina ya que ahora que lo pienso pudo matarme ahí mismo.
Unas gotas de sangre me cayeron en la cara, le había golpeado la nariz y ahora estaba muy molesto. Me dio un cabezazo en la frente por lo que quedé más mareado, cuando su hemorragia se detuvo, pasó su larga lengua por mi mejilla.
— Eres un pendejo, ahora verás puto.. te voy a romper el culo por eso— luego de decir aquello sentí como mordió la piel de mi cuello con fuerza, luego del otro lado. Yo pedía como podía que me dejara pero obviamente no lo hizo. Me sentía un niño en manos de ese hombre, sus manos recorrían mi abdomen y pellizcó con fuerza ambos pezones haciéndome quejar con fuerza.
Cubrió mi boca con su mano para acallar mis quejidos, al mismo tiempo que hacía presión su cuerpo contra el mío; frotando su verga ya dura contra la mía todavía flacida.
Intentaba apartarlo pero no podía, de un momento a otro ya tenía su lengua dentro de mi boca; con su barba corta raspando mis labios, había puesto una mano en mi entrepierna como advirtiendo lo que haría si lo mordía.
— Cuantas vergas ya han entrado aquí? Seguramente sabes mamar pito muy rico— dijo jalando mi labio inferior con los dientes haciéndome daño. Sus manos empezaron a quitarme el pantalón, por lo que empecé a llorar de impotencia; otra vez volvería a ser violado.
— ¿Porqué lloras? Si te pienso coger con cariño— dijo con burla, me hizo dar la vuelta en la cama; quedando boca abajo con las manos cruzadas en la espalda sujetas con una de las suyas. No podía verlo así que simplemente sentí como su aliento chocaba contra mis nalgas para luego sentir su lengua en ellas, metió la cara tratando de llegar hasta mi ano pero parecía tener problemas; por mantener agarrados mis manos.
— Son las nalgas más ricas que me voy a comer, aunque no pueda verlas bien por estás putas mantas— dijo molesto, ambos seguíamos cubiertos. Mordía mis nalgas y dejaba escurrir saliva con la intención de mojar mi ano.
— ¿Estás listo? Te voy a abrir puto— su cuerpo se posicionó sobre mí, buscando mi entrada con la punta de su verga; al encontrarlo hizo presión, mi ano se fue abriendo con cada centímetro que entraba; era una verga gruesa aunque por suerte no han larga como había pensado. Aún así fue muy doloroso, los últimos centímetros fueron los peores; tenía un grosor demasiado para mi culo.
Oía sus gestos demostrando lo mucho que le gustaba, dando pequeñas embestidas disfrutando de cogerme. Su cuerpo se alzó, así sacando lentamente su pito hasta dejarme libre.
— Creo que te estire tu culo— dijo metiendo su dedo índice por completo por lo que gemí adolorido.
— Prepárate porque ahora si te voy a meter la verga de la forma correcta— su glande entró de golpe así como el resto de verga, una y otra vez se dejaba caer, todo sin soltar mis manos. Yo lloraba y me quejaba contra la almohada, con forme me iba cogiendo mi culo se fue acostumbrando y me gustaba cada vez más. Mi verga se frotaba contra la cama por lo que me vine en la misma posición, cuando creí que ya se había corrido igual; nos hizo girar de lado, alzando mi pierna y pasándola tras las suyas.
— ¿Ya te gustó no? Jaja Dani me dijo que te gustaba hacerte del rogar— dijo abrazando mi cuerpo con sus brazos con mucha fuerza, dando fuertes metidas que dolían y al mismo tiempo me encantaban. Aquel hombre fue bajando de a poco el ritmo hasta ser uno lento, con su mano empezó a masturbar mi pene que volvió a endurecer.
— Te dejaré mi leche adentro— dijo tranquilamente, acelerando nuevamente sus movimientos y los de su mano, está vez metió su cara en mi cuello por lo que me vine al mismo tiempo que él; llenando su mano de semen.
Cuando se calmó se levantó y vistió con prisa, yo simplemente lo vi irse por la puerta sin decirme nada más. Todavía seguía sintiendo los efectos de lo que sea que me inyectó, por lo que me quedé dormido de tal forma.
Al despertar creí que había sido un sueño pero me dolía el culo al caminar, supe que se había metido a mi casa por una de las ventanas de atrás; aunque no entiendo porqué abrió la de mi habitación. Era casi un deja vu, tan similar la sensación a cuando Daniel me cogió aquella vez; pues al medio día llegó Charlie, al ver mi cuello se enfureció.. dándome un par de puñetazos para luego irse dando un portazo, no me importó. Ya estaba demasiado cansado de todo eso, ni siquiera yo sabía que hacer ahora en adelante.
Dos días después estaba en mi sala viendo un programa de algo, llevaba ya varias cervezas y comía una hamburguesa, extrañamente me sentía muy bien; seguramente por el alcohol que había ingerido. En eso la puerta se abrió, ahí estaba Charlie con un ramo de flores de diferentes colores. Ambos nos vimos, yo sin entender que hacia ahí.
— ¿Cuántas cervezas llevas?— preguntó dejando las flores en la pequeña mesa de un lado de la puerta, se acercó hasta tomar mi rostro viendo mis ojos.
— Ahí están las latas, puedes contarlas— dijo apartando sus manos, me molestaba que actuara preocupado luego de mandarme al carajo de aquella forma.
— Vine a hablar, pero no estás bien ahora; me quedaré para estar seguro que no te pase nada— dijo recogiendo la basura del suelo y llevándose las cervezas restantes. Cuando volvió de la cocina yo ya estaba recostado en el sofá, pues así me sentía mucho más relajado. Charlie apartó mis piernas para sentarse igual, no estaba seguro pero parecía nervioso.
— Disculpame por haberte golpeado, fui yo quien tiene la culpa por querer buscar algo con otros hombres. No fue enserio lo que dije de Eddie, estaba molesto— decía mientras se resolvía los cabellos naranjas.
— No é buscado coger con otros, simplemente fui violado; ¿es tan difícil de imaginar? O sólo eres muy pendejo— dije o eso recuerdo; realmente había pasado mi límite y hablaba sin pensar. Charlie se quedó en silencio, no veía su rostro así que no sé que pensó en ese momento.
— ¿Quién lo hizo? ¿Porque no me lo dijiste?— su tono era amargo, como conteniendo las ganas de gritar. Ahora entiendo que estaba muy enojado.
— ¿Qué importa? Ya sucedió, ya nada importa— dije cubriendo mis ojos, no quería que me viera así. Charlie subió sobre mí, cuidando no aplastarme. Me abrazó, dejando su cabeza a un lado de la mía por lo que me susurró al oído:
— Importa porque sé que la pasaste mal, debí estar para ayudarte— luego de éso no recuerdo mucho, no hasta que estuve completamente sobrio. Charlie no me dejó regresar a mi casa sólo, mucho menos pasar la noche; tuve que admitirle lo de Daniel, cuando apenas estábamos empezando.
Él no lo tomó bien pero no había nada que hacer. Cada noche me hacía el amor hasta que ninguno podía más, siempre de forma cariñosa, y en algunas muy duro: cuando yo se lo pedía. Me propuso pasar la Navidad solos en un hotel.
Recuerdo muy bien que me metí a su cama unos días antes, hacía mucho frío y tenía sólo los boxers puestos; Charlie entró después de mí. Pegando su cuerpo al mío, era muy agradable y sentir su verga rozando mi pierna me encantaba.
— ¿Qué quieres de regalo para Navidad?— preguntó en un murmullo. No podía ver su rostro por estar a oscuras, pero sabía que estaba muy cerca.
— Lo que sea que me regales esta bien, por ahora quiero que me cojas— dije metiendo mi mano en su boxer apretando su polla. Charlie suspiró, metiendo ahora él sus dedos entre mis nalgas tocando con la punta mi ano.
— Muy bien, recuerda que tengo muy buena condición física— dijo tomándome de la cintura para subirme encima de él, le quité el boxer y el mío igual. Jalando ambas vergas juntas, lamiendo desde su abdomen; pasando por sus pezones duros mordiendo suavemente ambos.
— aaa
Charlie separó mis nalgas, definiendo con sus dedos fríos el contorno de mi recto y con la otra mano masajeaba mis genitales. Lamí ahora su cuello para llegar a sus labios, dando besos cortos para luego meter mi lengua en su boca. Nuestras lenguas se juntaron mientras aumentaba el ritmo de mi mano, me gustaba demasiado estar así y más si era con Charlie.
..
Pd: probablemente sea el penúltimo capítulo de éste relató; últimamente no é tenido tiempo para publicar como me gustaría.
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