Vi masturbarse a mi papá luego me cogio!!!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por amh9226.
Mi nombre es Diego, tengo 22 años y vivo en México, en “la ciudad más grande del mundo”, el Distrito Federal; mido 1.65, soy un poco delgado aunque tengo brazos y piernas muy grandes gracias a la natación, lampiño, de piel apiñonada, y mi “amiguito” mide 15 cm., no es muy grueso pero tampoco muy delgado, sobra decir que soy gay desde que tengo memoria.
Esto que les contaré paso hace dos años durante las vacaciones de verano, fue algo muy raro, pero lo más excitante que me ha ocurrido en mi vida.
En ese entonces yo tenía 19 años, mi mamá decidió llevar a mis abuelos a la playa ese verano, mi hermano (que tiene un amigo del cual les platicaré después) se fue con ellos. Mi papá y yo por cuestiones de trabajo y escuela estaríamos de jueves a domingo solos en la casa, mi papá en ese entonces tenía 46 años, es un hombre moreno, no muy peludo, mide 1.75aprox., aun conserva un buen cuerpo debido al ejercicio que ha realizado desde joven, pero como todo señor se le ha hecho algo de pancita, y su verga es unos centímetros más grande que la mía y más gruesa.
El día jueves todo transcurrió con normalidad yo fui a la escuela, regresé a casa por la tarde, en la noche llegó mi papá de trabajar, cenamos, dormimos y al otro día lo mismo… o eso pensé que pasaría, ese viernes conocí a un chico el cual lleve a mi casa, nos dimos una mamada de aquellas, pero ninguno de los dos se vino. Después de eso yo me quedé súper caliente, no sabia como quitarme esa calentura. Para cuando llegó mi papá en la noche yo ya tenía mi ropa de dormir (unos boxers muy aguados y una playera delgada sin mangas). El había rentado algunas películas en el video-club, películas aptas para “dos hombres solos” según él.
Eran dos películas de cierto toque “erótico”, en una escena dos chicos se besaban el pecho y se tocaban de manera muy sugestiva, mi pene no tardo en reaccionar debido a la excitación que guardaba desde la tarde. No sabía donde esconder la erección que ya se notaba, solamente se me ocurrió poner mis manos sobre mi paquete que ya palpitaba de tanta excitación; mi papá sólo dijo:
– ¿Quién se puede excitar con esas actuaciones tan pésimas?
Conforme pasó el tiempo mi erección bajo, algo contrario que pasó con mi excitación que era más grande. Después de la sesión de cine en casa nos dispusimos a dormir; pero alrededor de las dos de la mañana yo no podía dormir, mi excitación era demasiada, me levante de mi cama para ir al baño y hacer lo mío cuando en la sala vi algo que nunca imaginé ver… era mi papá en de espaldas a mi en medio de la oscuridad sentado en el sillón masturbándose de una manera increíble, inmediatamente tuve una erección, mi pene estaba como una piedra; no aguanté más, me metí al baño y empecé a masturbarme, tenía los ojos cerrados y sólo tenía una imagen en mi cabeza: mi papá masturbándose…
Mi calentura era tanta que mis movimientos se hicieron más rápidos, no pasó ni un minuto cuando me vine y oh sorpresa!, me estaba viniendo cuando la puerta del baño se abre y mi papá me vio y solamente dijo… “ya duérmete que es tarde”, perdí mi erección en fracción de segundos, en ese momento fue más mi pudor que mi calentura.
Al otro día mi papá me despertó y me dijo que lo acompañara a comprar pintura y pintar mi cuarto (el cual comparto con mi hermano), durante el camino el no dijo nada, de regreso de comprar la pintura me dijo:
– No sabía que te masturbabas
Me quedé helado y sólo le dije: “sí”
Hubo otro silencio hasta llegar a la casa, empezamos a sacar las cosas del cuarto y antes de pintar nos pusimos ropa la cual no hubiera problema en que se pintara, yo me puse un pants, una playera vieja y unas sandalias, mi papá traía un short, una playera sin mangas y tenis; el short permitía ver su bulto además dejaba ver que no traía ropa interior. Ya como a las 10 de la noche habíamos terminado de pintar, como la pintura no secaba todavía mi papá sugirió que durmiera con él.
Para dormir yo me quité en pants y la playera ya que esa era una noche calurosa, únicamente dormiría con mis boxers, cual sería mi sorpresa cuando mi papá se quitó todo, me miró y me dijo:
– No te molesta ¿verdad?
– No (le respondí)
– Es que con estos calores uno ya no sabe que hacer (me dijo)
Apagó la luz y la habitación se quedó silenciosa… hasta que mi papá me dijo:
– ¿Ya duermes?
– No (le respondí)
– Me sorprendió verte masturbadote anoche, nunca me imaginé que vería a mi hijito haciendo eso…
– Y yo nunca imaginé que me fueras a ver…
Se volvió a hacer un silencio incomodo hasta que volvió a tocar el tema, pero ahora de una forma inesperada:
– Yo también me masturbaba cuando tenía tu edad… y aún lo hago…
Yo me puse de piedra, literalmente lo hice, mi verga se erectó en ese mismo instante
– Anoche lo hice en el sillón y fue incomodo… (volvió a decir mi padre), tengo unas ganas de hacerlo…
Estando acostado boca arriba voltee a ver de reojo a mi papá y se estaba tocando su bulto, se veía en medio de la oscuridad como su mano recorría su bulto debajo de la sabana.
– Yo también (le dije), y que sugieres? (le pregunte)
– Te parece si lo hacemos aquí?
– Juntos??? (le pregunté)
– Si porque no, no tiene nada de malo, padre e hijo deben experimentar cosas no?, y más si es sobre tu sexualidad.
Aun no le contestaba si o no cuando mi papá quitó las sabanas de la cama y mostró su verga, prendió la lámpara del buró y la vi, era grande, gruesa y palpitaba; mis boxers no podían ocultar mi erección, mi papá dijo:
– Anda déjalo salir, se ve que ya no puede más…
Me quité el bóxer y mi pene salió, ya tenía algunas gotas de líquido pre-seminal en la punta.
– Ya ves, esta que revienta (dijo mi papá), pues empecemos…
El simple hecho de ver como mi papá frotaba su verga era más que suficiente para que automáticamente yo empezara a hacer lo mismo. Cerré mis ojos y sólo pensaba en lo que estaba ocurriendo a mi lado, de pronto sentí la mano de mi papá en mi pecho que se deslizó hasta mi abdomen y se detuvo en mis pelos púbicos y mi papá susurró a mi oído: “te ayudo”, en cuanto terminó de decir eso, tomó mi verga y empezó con un sube y baja suave pero firme a la vez, esas sensación hizo que no aguantara más y me vine.
– Muy bien, ese es mi hijo!!! (dijo mi padre), ahora me toca a mi, pero me tendrás que ayudar…
Me tomó de la cabeza y me dirigió hacia su palo que ya estaba a punto de estallar, inmediatamente se la empecé a mamar, mi papá sólo gemía con fuerza… eso me puso al cien y nuevamente tuve otra erección… de repente sentí una explosión caliente dentro de mi boca además de un sabor agridulce… era el semen de mi papá. Mi papá me tomó de la cabeza y me beso, mezclamos semen y saliva en ese caluroso beso.
Nos recostamos en la cama y pensé que todo terminaría ahí pero no, yo me había recostado boca abajo (accidentalmente o a propósito aun no lo sé), de repente sentí como mi papá empezó a juguetear con uno de sus dedos en la entrada de mi ano “¿quiere entrar?” le pregunté, el sólo sonrió, acerco su cara a mi ano y empezó a darme una lamida que nunca olvidare; yo gemía y apretaba la almohada con los dientes de la emoción, entonces él levantó mis caderas y puso la punta de su palo en la entrada de mi ano, y me preguntó:
– ¿Estas seguro?
– Sí, (le contesté), quiero sentirte, quiero saber que se siente tener dentro la verga que me creó
El sólo rió un poco y dejó que entrara toda de un golpe, obviamente grite de dolor, pero al mismo tiempo de excitación, y empezó con el mete-saca, inició lento pero cada vez si iba haciendo más rápido, me tomaba de las caderas como si estuviera con una mujer, no decía nada, sólo respiraba muy fuerte, en momentos me masturbaba con una mano, y de vez en cuando me daba una nalgada, la cual yo recibía con todo placer. Después de unos minutos, cuando me masturbaba, me corrí una vez más, por lógica apreté mi ano al venirme, no sé que haya sentido él pero gimió de una manera impresionante, aceleró sus movimientos y se vino, sentí como toda su leche recorría mi interior.
Se separó de mi y me dijo que se daría un baño y que yo debería hacer lo mismo, durante el baño sólo hubo cierto toqueteo y a veces me metía dos dedos en mi ano, el cual aún estaba sensible por aquella cogida. Después del baño nos fuimos a dormir.
Al otro día, ordenamos el cuarto ya secada la pintura y esperamos a que mi mamá llegara. Nunca hemos hablado de lo que pasó y hasta la fecha no se ha repetido.
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