Vine a cogerme a mi novia y me cogí a sus hermanitos: Se vuelve canon el meme “¿Cómo le explico que es mi novio, no el suyo?”
Saludos perversos lectores, recuerden que mis relatos son ficticios y mi archivo está dando clic a mi nombre de usuario..
Hola me llamo Fabricio, tengo 19 años, estudio neurocirugía, toco en una banda de rock, practico deporte de vez en cuando, conservando un físico aceptable, en fin, ¿por qué platico esto? Porque cuando eres el partido perfecto para una chava, es tal la confianza que despiertas, que terminas enamorando a toda la familia, en mi caso literalmente a casi toda la familia la enamoré y la seduje.
Mi novia Isabella de mi edad, vivía con su familia, integrada por su papá, su mamá, su abuela, y los dos protagonistas que nos interesan, su hermano Lucio de 15 años y Marcelo de 7. El primero gran fan del rock y el otro un niño muy agradable, juguetón y amigable. Desde el día que llegué a sus vidas en una cena hace un año, cada miembro de la familia me amó jaja, mi novia obvio, su papá por lo que estudiaba (él era lo mismo), su madre cuando notó mi gusto por su sazón, la abuela cuando supo que tocaba boleros como a ella le gustaba, Lucio cuando supo de mi banda y Marcelito, bueno con el bastó una figura de origami y una tarjeta Pokémon para amarme.
Para mi novia, mi relación con Marcelo transformó en realidad el meme: “¿Cómo le explico que es mi novio, no el suyo?” y es que el pequeñín era más que un chaperón, era el buen tercio de este noviazgo, lo hacíamos todo junto los tres; ir de compras, al cine, al parque, etcétera. Claro, esto mientras estábamos en su casa, cuando ella iba a la mía o nos escapábamos de clases, pasamos momentos juntos, incluida su respectiva cogida jaja.
Repito, era tal el cariño y confianza que formé en su familia, que a nadie extrañaban las demostraciones de afecto que Marcelito tenia conmigo; cuando me veía llegar saltaba sobre mí, se colgaba de mi cuello y me apretaba con un abrazo; constantemente jugábamos luchitas o guerra de cosquillas, cuando andaba descalzo me ponía sus piecitos en mi cara, a veces me agarraba a besitos en la mejilla, y en una ocasión de “broma” lamió mis orejas dizque para llenarme de chamoy. En fin, era un niño super cariñoso, y hasta ese momento yo lo veía sin ninguna malicia.
Lucio, un poco más distante se ponía nervioso con mi presencia, a veces trataba de hablar conmigo de nuestros mismos gustos musicales, pero notaba que me veía con algo más que admiración.
En fin, la confianza terminó por redituarme de agradable manera; para las vacaciones de verano, sus papás me invitaron a acompañarlos a la playa, con dos condiciones, yo pagaría mi consumo extra, y obvio, no dormiría con mi novia, sino que compartiría cuarto con Lucio y Marcelo.
El primer día al llegar temprano, noté dos cosas que me desconcertaron. En nuestra inmediata visita al mar (esperando las habitaciones), Lucio y Marcelo se apresuraron a este, muy emocionados ambos; cuando se perdieron de vista mi novia me pidió que los buscara, a lo lejos los vi poniéndose detrás de unas rocas, quise bromear asustándolos y me acerqué lentamente, cuando los vi sin que se percataran, me di cuenta de que ambos estaban quietos con la mitad del cuerpo sumergido, Lucio sujetando a Marcelo, pero dirigiendo la mirada hacia abajo del agua. De repente, Lucio comenzó a hacer un movimiento de atrás hacia adelante, como si le estuviera arrimando su pelvis al trasero de Marcelo. Mi cuñadito pequeño solo reía y Lucio apretaba los dientes. Mi cerebro entró en shock, no sabía que hacer, bueno, una cosa era cierta, no quería parar esa escena, sentí un ligero cosquilleo en mi pito, e imágenes mentales de los cariños de Marcelo conmigo llegaron a mi cabeza, y recordaba momentos en los que me acercaba en las luchitas y cosquillas para tratar de terminar en posición de cucharita conmigo. Hilé cosas e imaginé cosas que no terminaron de conectar porque escuché a mi novia.
Por la noche, mi novia y yo recibimos permiso de ir a la zona de antros, por lo que llegamos tarde, y aunque me suplicó que nos escapáramos para coger (yo fingiendo ser el novio responsable) le dije que no podía defraudar a su papá, pero en el fondo estaba morboso por saber si esos dos cuñaditos hacían algo en la intimidad de su cuarto (en su casa también compartían habitación, mi novia me dijo que desde que la abuela se mudó con ellos y le cedieron el cuarto de Lucio).
Me dirigí nervioso a mi cuarto, no sabia si llegar de sorpresa y cacharlos en pleno acto, si ir despacio y escuchar por la puerta. Tomé la segunda opción, pero no escuché nada, abrí la puerta y solo estaban ahí dormiditos, pero noté algo raro, uno de los calcetines de Lucio, escondido tímidamente bajo la cama, estaba brotando humedad, me ganó el morbo, me acerqué, y era semen, semen saliendo de un calcetín de mi cuñado mayor, me reí e inconscientemente mordí mis labios ¿qué había pasado entre estos dos?
No tenía ni cinco minutos de acostarme, cuando Marcelo se cayó de la cama, corrí en su auxilió y cuando empezó a llorar lo cargué e intenté acostarlo de vuelta.
Marcelo: No, con Lucio otra vez no, me caí porque me arrincona, duerme como loco ¿me puedo quedar contigo?
Fabricio (yo en mi cabeza “y te ha de coger como loco”): No te preocupes Marce, quédate un ratito conmigo, mientras Lucio se acomoda.
Marcelo: Si pues.
Lo acosté espalda con espalda en mi cama y así traté de dormirme. Yo imagino que es de esos niños que se mueven y hablan dormidos, porque empezó a quejarse de Lucio y gemir ligeramente; mi mente voló aun más, el morbo por imaginar y saber que hacían estos dos serían recompensados con una nueva pista. Marcelo se movió y me abrazó inconsciente, poniendo sus bracitos por debajo de los míos, entrando por mi axila y subiendo sus piernitas a mi cintura, llegando sus pies a la altura de mi pelvis. Y sucedió, mi pito se paró, mi primera erección no dedicada a una mujer, pero que increíblemente era a mi cuñadito de siete años, pero no quise hacer nada más, temía asustarlo y derrumbar el castillo de confianza y amor que toda esa familia me tenía.
Resultó mejor no hacer nada, Marcelo lo hizo. Como a las 5 de la mañana, entre dormido y despierto, comencé a sentir la típica erección matutina, pero presionada por algo, algo que no estaba quieto, se movía al parecer con el gusto de estar sobre ese bulto. Abrí los ojos y era Marcelo sentado arriba de mi verga erecta, mi primera reacción fue ignorar el hecho, un volado a ver qué pasaba.
Fabricio: Buenos días Marce ¿Qué haces despierto tan temprano? (hasta donde vi, por su cara desmañanada no parecía consciente de que lo pasaba… y que bueno)
Marcelo: Nada, es que ya no pude dormir, y te iba a despertar con cosquillas jaja.
Fabricio (si, de plano no era consciente del bulto debajo de él, era arriesgado, pero seguí así): Son las cinco, el sol ni ha salido, duérmete otro ratito, o déjame dormir a mí, te puedes quedar ahí donde estas.
Marcelito, muy adormilado, continuó moviéndose de arriba hacia abajo sobre mi bulto, ya era imposible que no lo percibiera; ante mi respuesta sonrió, puso una manita sobre mi abdomen y otra sobre mi pectoral y pezón. Si ya sentir su culito moviéndose sobre mi bulto mañanero era una adrenalina satisfactoria, sentir sus manitas frías en mi cuerpo me calentaba al borde del delirio; volteé a ver a Lucio, y no solo nos daba la espalda en la otra cama, sino que parecía casi roncar, se escuchaba su respiración de sueño profundo.
Marcelo se inclinó, se recostó sobre mi pecho, puso su carita en mi mejilla y la boca en mi oído. Yo sentía que iba a explotar, no solo porque andaba lleno (mi novia me debía varias noches de sexo), sino porque quien estaba sobre mi era mi cuñadito adorado, hermoso y, ahora lo sabía, sabroso.
Marcelo: ¿me prestas mientras tu celular?
Fabricio (excitado por sentir su aliento y voz suave en su oreja): Si Marcelito ten
El niño permaneció sentado sobre mi bulto mientras usaba mi celular, seguía contoneándose, de vez en cuando brincaba al jugar. Yo empecé a sudar, mi verga se hinchaba más, mis nervios, miedos y calentura se mezclaban para llenarme de ansiedad. Ni yo podía fingir mi excitación, ni él que abajo había un bulto que no era normal. Pero ninguno hacia nada para terminar ese momento, quizá porque no era incomodo para ninguno de los dos.
Fabricio: Marcelito ¿estas cómodo, no quieres recostarte para jugar mejor?
Marcelo: No, aquí estoy bien ¿me quito, te estoy lastimando?
Fabricio: No, puedes seguir ahí.
Estaba por explotar, quería tomarlo y restregar más mi verga, que abultada, pero apretada sobre mi short, no terminaba por embonar en su rajita, esa que ya quería sentir. Abrí mis piernas ligeramente para que su peso lo hiciera reacomodarse mejor sobre mi pito, funcionó y el placer aumentó, ya no se movía con mucha intensidad, pero su rajita embonó mejor. Justo cuando quería tomar su cintura para guiarlo, despertó mi quinceañero cuñado.
Lucio: Enano ¿Qué haces despierto?
Me apresuré a levantar mis piernas para incomodar a Marcelo y se quitara, de esa manera podría taparme sin levantar sospechas.
Marcelo: Jugando menso, como me tiraste de la cama del dolor ya no pude dormir bien.
Lucio: No puedes jugar de otra manera así estas jajaja. Pero no molestes a Fabricio.
Fabricio: No, a mi no me molesta, está bien. (y como no)
Ya no pasó nada el resto del amanecer. Tuve que encerrarme en el baño para deslecharme, cuando ellos bajaron a desayunar. Mi mente ya no podía recuperarse del shock, tenía un par de cuñados calientes y si o si, yo tenía que llevar esto al extremo, incluso si tenía que evitar deslecharme con quien correspondía, mi novia jaja.
En todo el día no podía pensar en otra cosa que en buscar la excusa o plan perfecto para desencadenar la locura sexual mía y de mis cuñados, bueno si, también podía pensar en el culito rico de Marcelito.
En la noche estuve expectante, pero Lucio y Marcelo actuaban con total naturalidad, incluso traté de provocarlos andando sin camisa en el cuarto, usando solo short sin calzones, jugando a las luchitas y haciendo cosquillas, hasta arrimando ligeramente mi bulto al trasero de Marcelo e incitando a Lucio a hacer lo mismo a su hermanito retándolos a luchar entre ellos. Me jugué el todo por el todo y me bañe, salí en toalla, me cambie frente a ellos, claro sin mostrarme completamente desnudo. Pero nada funcionaba, me rendí y me acosté.
Mucho rato después comenzó el sueño y anhelo esperado, me despertó ligeramente un suave pero decidido movimiento que levantaba mi sabana y la recorría, lo sabía, estaba pasando y obvió no haría nada ante lo que sucedía y lo que escucharía.
Marcelo (susurrando): Lucio, nos va a descubrir y se va a enojar.
Lucio (susurrando): A ti también te gusta ándale, ayer lo hiciste muy bien.
Madre mía, estos dos me estaban seduciendo desde un principio del viaje, o quizá desde que los conocí. Marcelo retiro completamente mi sabana, lamentablemente yo estaba acostado de costado haciendo inaccesible mi verga, no quería moverme para asustarlos, aunque yo estaba decidido a todo, pero podían más mis ganas de ver como se manejaban estos dos perversos.
Marcelito tocó ligeramente mi cintura con sus deditos delgados y delicados, la tomó suavemente con su mano para medir que tanto peso debía mover para alcanzar a ver mi verga, que ya empezaba a hincharse; pasó uno de sus dedos por el resorte de mi short y comprobó que no tenía calzón. Ellos seguían susurrando sus avances.
Marcelo: Mira tenias razón, no trae calzones
Lucio: Trata de moverlo, a ver si ya se le paró o metele la mano
Marcelo: ¿Y si se despierta?
Lucio: Tu eres su consentido, no te va a decir nada.
Marcelito obedeció a su amante hermano y lentamente empezó a meter sus deditos por el resorte de mi calzón, eso terminó por desatar mi erección, pero también provocó un espasmo de excitación en mis pies que se movieron bruscamente, asustando a Marcelito, que retrocedió. Tenía que ayudar a mi cuñadito, haciendo que ese espasmo estirara un poco mi pierna para liberar el camino, aun de costado, de mi rígido miembro.
Lucio (susurrando más): ¡Quítate te va a cachar!
Marcelo: Cállate, ya casi llego.
Con mayor libertad, avanzó por mi short y encontró mi abultado pito que ya babeaba, toco ligeramente la cabeza y sintió el precum.
Marcelo (dirigiéndose a Lucio): Le babea como a ti
Lucio: Claro chaparrito, con más razón, él está pitón.
Entre risa, alegría y placer me dio lo que dijo Lucio y lo que hacía Marcelo; aproveché la oscuridad para disimular como mis labios se apretaban y mis manos sudaban. Marcelo finalmente tomó con su manita el grueso de mi tronco, lo apretó e inesperadamente sacó la puntita de lado.
Lucio: Chupasela
Marcelo: Se va a despertar
Marcelito se acercó a mi glande y primero lanzó un poco de aire caliente por su boca, ese aliento infantil me volvía loco, iba a explotar ¿Qué me detenía, si ellos lo buscaban? Lo dejé continuar y lo hizo, besó, lamió y chupó mi glande, lamentablemente en tres rápidos movimientos.
Marcelo: jeje, está rica le sabe bien
Lucio: Que chingón, a ver yo
Lucio se aproximó con mayor ligereza y directamente chupo mi glande.
Lucio: No mames está bien sabroso ¿Cuál te gusta más?
Marcelo: La de Fabricio
Lucio: Ah mamón, jajaja, ven chúpamela a mí.
Marcelo empezó a chupársela a Lucio y me dieron la espalda, eso me dio la posibilidad de moverme y quedar boca arriba, quería seguir viendo hasta donde legaban, pero estaban tan entrados que, aprovechando la oscuridad me la saqué y me la jalé; ahí estaban frente a mí sin notar mi masturbación, mis dos cuñaditos, el adolescente caliente de quince años, metiendo la verga en la boca del curioso nene de siete años. ¿Cómo entrar a esa erótica escena? ¿Cómo decirles que yo también los deseaba y quería cogerlos? Lucio daría la llave.
Lucio: Mira se volteó
Marcelo: ¿Nos vio?
Lucio: No, a ver siéntate como ayer, le decimos que te desperté otra vez aventándote. Es que mira, la tiene bien parada
Yo había dejado de jalármela cuando sentí que se giraban, pero dejé la cabecita afuera como ellos la dejaron. Marcelo se dirigió a la cama, se dispuso a sentarse sobre mi verga. Mientras Lucio se la jalaba frente a nosotros.
Marcelo (contoneándose ligeramente sobre mi verga): Se siente rico
Lucio: ¡Bésalo!
Marcelo: ¡No, como crees, se va despertar!
Lucio: Un piquito, tiene la boca abierta, no se va a dar cuenta, siempre me dijiste que era lo que más quieres, besarlo.
Mis cuñaditos me deseaban más de lo que creí, que carajos importaba ya, era la historia de tres protagonistas que no se daban cuenta de que lo eran. Marcelo se acercó a mi boca y metió su lengüita; se acabó no podía más, la verga me iba a reventar, me la jugué por completo, moví mis brazos alrededor de mi pequeño amante, atrapé mi lengua con la suya y lo besé intensamente, lo suficiente para que, aunque se asustará, no deseara separarse.
Me enderecé sentándome mientras lo retenía en mis brazos y boca; Lucio se asustó y quiso moverse a la cama, mientras Marcelo quiso soltarme, prendí la lampara del buró.
Fabricio: Shhh tranquilos niños, tranquilos, no digan nada, ya estamos aquí, no pasa nada, no estoy enojado, quiero que continuemos.
Marcelo (con la voz entre cortada al borde del llanto): ¡Perdónanos por favor, Fabri, no le digas a mis papás!
Lucio (inmutado, pero sin soltar su verga): Fabricio lo siento, es que, es que, déjame explicarte.
Fabricio: (A Marcelo) Tranquilo chiquito, no tiembles, no pasa nada, es nuestro secreto. (A Lucio) Ven wey, ven acércate.
En ese momento los convencí de mis “buenas intenciones”, besé a Marcelo y luego a Lucio cuando se acercó, ese erótico y simple gesto los liberó de su tímida cachondearía. Marcelo volvió a abrazarme y Lucio reinició sus jaladas.
Marcelo: Es que me gustas mucho, eres muy guapo y bueno conmigo, y quería hacer contigo lo que hago con Lucio.
Lucio (notoriamente excitado porque aceleró sus jaladas): A mí también me gustas, no sabes cuanta envidia le tengo a mi hermana.
Fabricio: Luego hablamos de todo esto ¿les parece si seguimos?
Lucio y Marcelo: ¡Si!
Los volví a besar, les pedí que se desnudaran y regresaran a su posición, Lucio junto a mi y Marcelo sentado en mi verga ya liberada. Tomé la cintura de Marcelito y comencé a moverlo para restregar mi pito en su rajita como no pude el día anterior, mientras Lucio besaba mi cuello y chupaba mis pezones alternadamente.
Después de unos minutos me paré cargando a Marcelito y le pedí a Lucio que frotara mi verga con la suya, la mía de 19 cm, la suya en desarrollo ya de 16 cm, mientras Lucio entrelazaba nuestras vergas, haciéndolas pasar por sus dos manos, yo besaba intensamente a Marcelito, a la vez que jalaba su verguita. Luego agradecía el “frottage” maravilloso de Lucio con un beso.
Minutos más tarde, me volví a acostar y les pedí que me la chuparan entre los dos. Esa imagen era la más excitante de mi vida, ver mi dura verga siendo disputada a base de chupadas y lamidas, por un par de boquitas dispares, la intensa boca de un adolescente de 15 y la inquieta boca de un niño de 7.
Fabricio: ¡Ay cuñaditos, son maravillosos, la maman riquísimo, los amo cabrones, los amo!
Lucio: Te apuesto que mi hermana no te la chupa así
Fabricio: jajaja
Marcelo: Entonces no, jajaja
Fabricio: Bueno, hay algo que no he hecho con su hermana, a ver que tal lo hacen ustedes
Lucio: ¿Nos la vas a meter?
Fabricio: jajaja ¿tú se la has metido a Marce?
Lucio: Llevo unos meses metiéndole la puntita, lo estuve preparando
Fabricio: Me hubiera encantado estrenarlo jajaja
Marcelo: Lucio lo hace bonito, pero quiero que tú me lo hagas.
Fabricio: ¿Y tu Lucio, vas a querer que te la meta?
Lucio: A huevo
Fabricio: ¡Son todas unas perras golosas, mis putitos cuñaditos!
Mientras platicábamos, subieron la intensidad de sus mamadas, no sabía quien lo hacia mejor, era una chingona comparación, Lucio se metía toda la verga en la boca y podía moverla por el tronco sin morder; Marcelo compensaba lo poco que se metía mi verga, con los magistrales movimientos de su mano sobando mi cabeza, lengüeteando mi tronco y succionando mis huevos.
Fabricio: Lucio enséñame como lo hacen, besa a Marcelo, y tu Marce cachondealo rico.
Lucio: Ven enanito, vamos a calentarlo.
Y mis pornográficos cuñados me dieron un tremendo show, parece que ya llevaban tiempo haciéndolo, a ninguno le alcanzaban las manos para toquetear al otro. Lucio ya sabia como acomodarse y metérsela de perrito a Marcelo.
Lucio: ¡Hermanito, estas bien rico!
Marcelo: ¡Uff ay Lucio, uff, cógeme!
Fabricio: Wow, que delicia ¿por qué no me invitaron desde antes?
Decidí unirme a la acción, me puse detrás de Lucio, besé su cuello, acaricié sus nalguitas y comencé a dilatarlo con los dedos.
Fabricio: ¿Quieres que te la meta Lucio?
Marcelo: No, a mi primero
Lucio: Si cabrón, métemela duro
Fabricio: Tranquilo Marcelo tu eres el plato fuerte chiquito, además mientras Lucio te la mete, mi verga lo impulsara a llegarte más lejos.
Hice el clásico trenecito con mis cuñaditos, cogiendo a Lucio le daba impulso para cogerse más fuerte a Marcelo.
Fabricio: ¡Umm si, mi amor si, esto es lo que su hermana no me ha dejado hacer, vaya que hay buenos culos en su familia, estás riquísimo!
Lucio: ¡Ay no mames, sentir el culito de mi hermanito y tu verga en el mío, es lo máximo, me la metes y se la meto al mismo tiempo, que rico!
Marcelo: ¡Lucio, cógeme rápido!
En esa posición estuvimos algunos minutos, pero yo necesitaba el culo más rico, el de mi Marcelito. Los separe antes de que Lucio se viniera, cumplió su misión de dejarme abierto a su hermanito. Llevé a Marcelo al sofá de la habitación, besándolo mientras lo cargaba, ahora si iba hacer, lo que no pude el día anterior, sentarlo sobre mi verga.
Fabricio: Ok, mi amor, esto es lo que querías ayer, hoy lo tendrás.
Marcelo: ¡Si, métemela sentado, te amo!
Fabricio: Y yo a ti ¿Quién diría que ahora tengo tres parejas en la misma familia?
Lucio: ¿Podemos estar contigo cuando se pueda?
Fabricio: Si mi amor, ustedes serán mi funda y consuelo cuando su hermana no quiera, pero incluso cuando ustedes me lo pidan.
Poco a poco introduje me carnoso miembro en el culito de Marcelo, sintiendo cada capa de su esfínter, que, aunque ya entrenado seguía apretando riquísimo.
Fabricio: ¡Ay mi amor, se siente las paredes de tu pancita bien calientes, estas hirviendo de lo cachondo que estas!
Marcelo: ¡Ahh, la tienes más ancha y larga que Lucio, pero me gusta, se sienten cosquillas en mi panza!
Lucio: Eso es hermanito, enséñale lo rico que lo haces
Fabricio: Mis huevos están libres, chúpamelos Lucio
No era una cogida, era la gloria misma. Marcelito me destrozaba la verga a sentones y Lucio se comía mis huevos, apretaba mis labios para no gritar, me contenía besando a Marcelo y acariciando con mis pies a Lucio, quien dejaba mis huevos solo para lamer mis patas.
Fabricio: Lucio, párate, deja que Marcelo te la chupe.
Una imagen era más cachonda que la anterior, ahora tenía ensartado en mi pito a Marcelo, mientras este chupaba la verga de Lucio. Nos cambiamos a la cama, para poner a Marcelo de perrito, mientras mi noviecito le chupaba la verga de frente a Lucio. Los tres aceleramos nuestros movimientos y nos entregamos plenamente a la lujuria. Levanté a Marcelo para besarle el cuello sin sacar la verga de Lucio de su boca.
Lucio: ¡Si, si hermanito, Fabri y yo te vamos a dar tu lechita por los dos hoyitos!
Marcelo: ¡Ah, agg, ah, los amo!
Fabricio: ¡No mames, no mames, ah, ah ah, ay cabrón, que rico estas, agg, ahhh!
Lucio y yo nos vinimos simultáneamente, llenando de leche la humanidad de Marcelito, el héroe de esta historia. Los besé a los dos, limpiaron mi pene lamiéndolo y cayeron a mis lados abrazándome y acariciándome. Me cogí a los tres retoños de esta familia, y la verdad, gocé más a los dos varones jajaja.
La verdad yo si quisiera una continuación de este relato m
Ojalá siga la otra parte, esta historia no puede concluir así.
Fuiste por cobre y encontraste oro 👌 que buenos cuñados
Uufff… Que rico 🔥🔥 necesito que subas más de esta historia… Menuda paja me he hecho 💧💧😋
Que gran relato, así si da gusto masturbarse, no sabes lo mucho que lo he disfrutado, me encanta como has narrado todo, ha sido super morboso y excitante. Ojala que continúes con la historia y no la dejes asi.
Me hubiese encantado que el novio de mi hermana me hiciera lo mismo a mi, pero por desgracia es demasiado hetero.
Me ha encantado el relato, estoy ansioso de que subas otra parte.
Alv que rico sigue contando más
Uuuf que delicia, tremendo trío!