Violado por chupar vergas en el baño público
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Había oído que en los baños públicos de la estación del metro se daban encuentros homosexuales y eso me provocaba mucho morbo, me masturbaba en la noches pensando en eso y en las situaciones que se darían si yo iba… pero no iba, jajaja, la verdad me daba miedo y sumado a mi carácter retraído no me animaba para nada, es más era completamente virgen; no había hecho nada de nada con nadie.
Una tarde de verano, un calor insoportable, yo regresaba de clases de música e iba todo sudado y con unas ganas locas de entrar al baño, lo que no había podido mi deseo lo hizo la urgencia, y por esas casualidades de todo terminé entrando a los baños de la estación del metro, eran como las cuatro de la tarde por lo que en la estación no había mucho movimiento y el baño estaba prácticamente vacío. Entre caminando rápido, me acerque a uno de los urinales y me dispuse a hacer lo mío y en eso estaba, cuando alguien se para en el urinal al lado del mío, yo me concentre en lo que estaba haciendo pero la curiosidad pudo más y voltee la cabeza para verlo, un hombre joven de no más de 25, al darse cuenta de que lo estaba viendo se gira un poco y me muestra su verga un tanto empalmada. Yo me puse rojo al instante y el me sonrió. Me volví sobre mí mismo y terminé de mear.
Estaba por irme y veo que el mismo tipo me hace señas para que lo acompañe a uno de los cubículos, dudé un poco pero al final fui. Me jaló dentro y cerró la puerta. Hizo un gesto con su dedo en la boca para que guardara silencio y se abrió el pantalón, se bajó los calzoncillos y ahí estaba su verga completamente dura. Me quedé quieto sin saber que hacer.
-Vamos dale. Me dijo en un susurro.
-Dale qué?
-Ssshhh, métetela en la boca.
Me sujetó la cabeza y me la acercó hacia su verga, sin pensarlo, sin meditarlo abrí la boca y el tipo me la encajó con la otra mano, sabia salada y tenía un olorcillo raro. El comenzó a moverse mientras sujetaba mi cabeza y así estuvimos un rato hasta que me dijo que iba acabar, la sacó de mi boca y continuó con su mano y ahí vi el chorro de semen que cayó al piso. Se salió del cubículo sin decirme nada y se fue. Yo salí al rato, me enjuagué la boca con agua y me fui para mi casa.
Pensé en lo que había pasado por varios días y hasta le dedique unas cuantas pajas, la experiencia me parecía entre humillante y excitante.
Pasaron como dos semanas antes de que me animase a volver a aquellos baños, lo hice a la misma hora, que era a la que salía de clases de música, repetí el procedimiento pero no pasó nada, me quedé dando vueltas como 40 minutos, entraba al baño iba hacia los urinales pero nadie se me acercaba, salía y al rato volvía hacer lo mismo; si alguien me hubiera estado observando seguramente pensaría que tenía una vejiga muy débil. Ya estaba para irme y me dispuse a lavarme las manos y entra un tipo, mayor que el de la primera vez, tenía unos jeans muy ajustados que le marcaban todo, se mete a unos de los cubículos y deja la puerta abierta. Yo me hice al que pasaba por ahí y veo que me llama con la mano, me acerco y con la cabeza me indica que entre. Cierra la puerta despacio detrás mío, se abre los jeans y sale una cosota enorme y llena de pelos, si mediar palabras me agacho y me la meto a la boca. Descubrí que me gustaba chupar pijas.
Así, una vez a la semana, luego de las clases de música, me iba directo a los baños y saboreaba un pija de algún desconocido, prefería hombres jóvenes y hasta ya sabía a clase de tipos acercarme. Unas dos veces vi entrar un gordo grandote, pero me salía apenas entraba. La segunda vez hasta me hizo señas pero yo me salí rápidamente.
En eso pasaba el verano y los días se ponían más bochornosos, el día que me tocaba clases de música la Profe me llamó para decirme que cancelaba pero yo igual me salí de casa sin decirle a mi madre que no tenía clases y más que urgido me dirigí directo a los baños de la estación del metro, serían como las tres y no había un alma en la estación; igual entré a los baños y estaban vacíos, esperé unos minutos pero como no entraba nadie estaba a punto de salir y en la puerta me tropecé con el gordo grandote, trate de apartarme pero me empujó hacia adentro.
-Vamos al fondo.
Me dijo con un voz ronca.
-Estoy tarde, será en otra…
Paf, un tremendo lapo en mi cara, me dejó con las palabras a medio salir y un tanto atontado.
-Ahora me la vas hacer a mi.
-Espere! No me golpee, ok, ok.
Estaba asustado y la cara del gordo no daba para que me negara una vez más, entre sus empujones y mis tropiezos entramos en el cubículo del fondo, que era uno de esos grandes para las personas en sillas de ruedas, cerró la puerta y lo vi bien. Era un gordo enorme, con una camiseta sucia y toda correada de lo que imagino sería comida, el sudor había dejado machas en el cuello y debajo los brazos, se le veía la panza peluda que la camiseta no alcanzaba a cubrir, se abrió el pantalón y sacó un verga gruesa a medio parar.
-Ponla a punto.
Se me acercó y sentí su olor a rancio y la verga le olía a todo incluidos meos, me dio asco y quise decir algo pero el gordo había sujetado mis cabellos y me jalo hacia su verga.
-Sin dientes, porque te va peor.
Abrí la boca y trate de meterme aquella cosa, el gordo empujó y le metió de uno solo, eso me provocó arcadas, pero el gordo seguía jalando mis cabellos para que no me saliera. El inició el movimiento dándome por la boca, sin importarle mis arcadas a cada embestida. Así estuvo un rato y la sacó, pensé que iba acabar fuera y para mi fue un alivio.
-Date la vuelta.
Me quedé quiero sin entender hasta que comprendí lo que quería el gordo, intenté decirle algo pero una de sus manotas me sujetó del cuello y me empujó contra la pared, hacia tanta presión que me estaba ahorcando, con la otra mano me bajó los shorts y los calzoncillos de uno solo. Yo estaba asustado y unas lágrimas empezaron a correr por mi rostro. Sin dejar de sujetarme del cuello, su mano abarcaba casi todo mi cuello, me dio la vuelta y sentí que con la otra separaba mis nalgas, traté de gritar pero cerró su mano fuertemente sobre mi cuello y golpeó mi frente contra la pared, eso me dejó completamente atontado. Ahí recuerdo el dolor de sus dedos hurgando en mi ano y sin más acercó su miembro y empezó a empujar. Me moví tratando de zafarme pero el gordo me tenía bien sujeto por el cuello y contra la pared.
-Si te sigues moviendo, te va ir peor.
Eso me lo dijo entre susurros y muy cerca de mi oído, al tiempo que me lo decía dio un empujón fuerte y me la metió entera, el dolor fue tan fuerte que creo que me desmayé por unos segundos, cuando volví en sí, el gordo me estaba dando duro causándome dolor cada vez que la metía hasta el fondo. En mi cabeza sólo pensaba en que terminara y me dejara ir, trate de concentrarme en salir corriendo apenas me soltara y no pensar en su olor y en como me estaba destrozando el ano. Luego de unos minutos sentí que acabó dentro mío, me soltó, yo caí al suelo, vi como se metía la verga dentro de los pantalones y se salía del cubículo. Quedé en el piso unos minutos y temblando me paré, mis piernas apenas podían sostenerme y al subirme los calzoncillos vi que se mancharon de sangre, me asuste mucho, pero me subí los shorts y como pude salí del baño.
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