Violado y castigado a mis 12 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya soy mayor de edad, pero perdí la virginidad cuando sólo tenía 12 años.
En ese entonces medía como 143 cm, y era muy delgado.
Tengo el cabello y los ojos color castaño claro, y mi piel es muy blanquita.
Mi rostro es de facciones muy femeninas y aniñadas, y mis mejillas y nariz están llenas de pecas; de ahí saqué mi sobrenombre por el que todos me llaman: Pecas.
Estaba entonces volviendo a clases luego de vacaciones de invierno.
Y mis padres se iban de viaje por un mes.
Yo no podía faltar a la escuela, por lo que me dejaron al cuidado de uno de mis tíos.
Él era bien alto, como de metro ochenta; tenía la piel morena y era algo fornido.
Se me hacía bien parecido.
Me fui a quedar a la casa de mi tío el día viernes luego de clases.
Había tenido educación física por lo que estaba muy cansado y sudado.
Cuando mi tío me vino a buscar en su auto noté que se me quedó viendo (yo llevaba un short y una camiseta corta porque hacía algo de calor ese día a pesar de ser invierno)
Llegamos a la casa y me dijo que me bañara, que cuando estuviera listo fuera a verlo a su pieza porque tenía algo importante que decirme.
Yo me bañé, me puse pijama y lo fui a ver.
Cuando llegué me dijo:
Él: a ver Pecas, cuántos años tienes ya?
Yo: recién cumplí los 12
Él: sí, ya estás en edad de que te enseñe
Yo: de que me enseñes qué? Qué cosa?
Él: a tener sexo
Yo: qué????
Me quedé helado, me puse muy nervioso y no sabía que iba a pasar.
Sabía lo que era el sexo por clases de biología, pero yo nunca me había tocado ni nada.
Aún no pasaba por la pubertad y no sabía mucho del tema
Él: quítate la ropa
Yo: pero me da vergüenza.
Él: que te la quites
Yo: ok
Me empecé a desvestir sacándome el pijama.
Cuando estaba desnudo me paré frente a mi tío para que pudiera verme bien.
Pero su cara hizo como una mueca de confundido
Yo: qué pasa.
?
Él: déjame ver tu pene
Yo: eh?? Por qué?
Él: es que está muy chiquito.
Así no vas a poder tener sexo
Y era en parte cierto
Sufro de microfalosomía, también conocido como "micropene".
Mi cosita no mide más de 7 centímetros erecto.
En esa época creo que me medía como unos 4 ó 5 cm.
Mi tío se sorprendió al ver mi pene por lo chiquito que era y le expliqué lo que el doctor me había contado sobre el tema.
él: ya veo.
Eso lo cambia todo
Yo: qué pasa?
Él: si no puedes tener sexo como un hombre.
Tendré que enseñarte a tener sexo como una mujer
Yo: qué?? Cómo.
?
Mi tío se sentó en una silla y se bajó los pantalones y bóxer.
Salió a la luz su gran pene erecto, duro como roca.
Era enorme, de unos 20 cm y muy gruesa.
El tamaño me intimidó mucho y me quedé como tonto mirándole
Él: quiero que me hagas una mamada.
Acércate y chúpamelo
Yo: pero.
No sé cómo
Él: imagina que es una paleta o un helado.
Si lo haces bien te daré un premio
Yo: ok.
Me arrodillé y empecé a lamer la gran verga dura de mi tío.
Tenía un olor como a pescado, pero no sabía tan mal.
Lo empecé a chupar de la cabeza para abajo y mi tío me agarraba de la cabeza y me empujaba de adelante hacia atrás.
Él: así Pecas.
Qué rico lo haces.
Eres muy bueno en esto.
Vaya qué putito saliste.
Yo chupaba y lamía.
Estaba nervioso pero de cierta forma lo disfrutaba.
De pronto mi tío me dijo que me detuviera y me paró
Él: es hora del sexo de verdad.
Ponte en 4 patas contra la cama y levanta el culo
Yo obedecí.
Mi tío me miraba con lujuria y manoseaba mi trasero.
Siempre lo he tenido muy grande y carnoso.
Mis pompas están bien levantadas y mi ano es muy rosado.
Mi tío se lamió los dedos y empezó a pasarlos por mi entrada.
Metiéndolos lentamente uno a uno
Él: relájate.
Yo: tío me duele.
Él: ya te va a gustar.
Sólo haz como si fueras al baño y abre ese anito virgen
Empecé a soltarme y sus dedos me entraban con cada vez más facilidad.
Cuando metió 3 dedos, no aguanté más y eyaculé por primera vez sin avisar, manchando la alfombra con mi semen.
Había entrado a la pubertad.
Él: vaya.
Niño malo, no te he dado permiso de venirte.
Yo: lo siento tío, no aguanté
Él: anda, limpia la alfombra con tu lengua,trágate ese semen que dejaste en el piso
Yo: sí tío.
Él: y ese no será tu otro castigo.
Lo dejaremos hasta aquí por hoy, pero ya verás luego.
Limpié mi semen del suelo y lo tragué todo.
Sabía raro, era muy bizcoso y pegajoso, pero no me disgustó
Luego de que dejé todo limpio, mi tío me ordenó quedarme desnudo todo el fin de semana.
Al próximo día, salió a comprar y volvió con algo.
No supe que era hasta el lunes en la mañana, cuando mi tío me despertó extra temprano para alistarme para la escuela.
Ese día tenía que ir a una excursión de curso.
Pero para mí sería muy diferente que para mis compañeros.
Mi tío me llevó a su habitación y me mostró lo que había comprado.
Él: mira Pecas, con esto voy a castigarte.
Quiero que uses esto para ir a la escuela.
Mi tío sacó del cajón una jaula de pene (cinturón de castidad) y un calzoncillo que tenía un dildo pegado a él.
Yo miré con asombro y sorpresa
Yo: qué es eso??
Él: es un cinturón de castidad para que no puedas tener erecciones.
Compré el más pequeño que había para ti.
Y con este calzoncillo con dildo, tendrás que resistir la tentación todo el día.
Yo: pero.
Él: sin peros.
Ahora ven para que te los ponga.
Mi tío me puso la jaula primero.
Era pequeña y me quedaba a la perfección, mi pene estaba inmovilizado.
También tenía un tubito hueco de metal que perforaba mi uretra.
Con eso evitaba mejor las erecciones y mi tío dijo que era para orinar.
Luego, me puso mi nueva ropa interior.
El dildo era como de unos 15 cm y no muy grueso, pero era bastabte cabezón.
Me dolió un poco cuando entró, pero luego pudo hacerse paso por mi recto hasta quedar como en un 90% dentro.
Yo estaba un poco incomodó, pero me puse mi ropa y fui a la escuela.
Cuando llegué a la escuela, todos se alistaron para salir a la excursión.
Nos subimos al bus y yo hacía un esfuerzo por no sentarme del todo, porque de lo contrario el dildo se me metería hasta el fondo.
Y me dolía
Cuando llegamos al lugar del paseo, era como un campo.
Nos llevaron a recorrer.
Y luego.
Pasó.
Mi tío debió saber.
La maestra nos dijo que íbamos a andar a caballo.
Yo no lo podía creer.
Fueron por orden de lista.
A cabalgar por grupos.
Y cuando por fin llegó mi turno.
Me quería morir.
Me subieron al caballo y traté de no apollar mi colita.
Pero una vez que el caballo empezó a moverse y a trotar, no pude controlar nada.
Cada saltito metía el dildo más y más profundo en mi culo.
Hice lo posible por no llorar ni levantar sospechas.
Luego, era hora de galopar.
Dieron la señal, y el caballo se mandó a trotar.
Los saltos hacían que el dildo penetrara en lo más peofundo de mi recto.
Y no aguanté.
Enjaulado y todo, con ojos llorosos y apretando los dientes.
Eyaculé.
Me vine unas 3 veces durante toda la cabalgata y manché mi ropa interior de semen.
Fueron orgasmos en frente de tdos mis compañeros, pero nadie se dio cuenta por suerte.
Luego de eso, me costaba caminar, pero logré sobrevivir hasta que llegué a casa de mi tío, donde me esperaba él.
Listo para mi próximo castigo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!