Vira y cambio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por aquellos años de mi infancia vivía en la ciudad y la pasaba los fines de semana con mis abuelos en el campo, me divertía mucho, en el monte jugába a hacer casitas, fogatas, perseguir animales, etc.
Jonás que por entonces tenía más de catorce años me cuidaba por mandato de mis abuelos yo tenía más de seis años éra muy inquieto y terminaba ensuciándome mucho revolcándonos sobre la paja y hojas secas, muchas veces me daban ganas de orinar en el monte, caminaban muy lejos monte adentro, Jonás siempre me gritaba con su autoridad que no me moviera del sitio en el que estaba, que esperara allí, que ya regresaría, Jonás regresaba y me quitaba la ropa pese a que ya había orinado, se quitaba el short y la trusa tomaba su pene agitándolo, se agachaba frotaba el pene por mis labios, quedábamos estábamos desnudos dando vueltas por el suelo, Jonás se acostaba sobre el suelo abierto de piernas, yo parecía estar nadando encima del cuerpo de Jonás y las manos de Jonás que acariciaban mis nalgas tomándome de las caderas moviéndome hacia arriba y hacia abajo pasándo el dedo por entre las nalgas, otras veces me acostaba con las piernas abiertas dobladas con lo que Jonás se tomaba el pene rozándole mi pene regándome su semen por la pancita, Jonás se ponía rápido la ropa me ayudaba a vestirme, llegábamos a casa, estando encerrados en la ducha me decía que hagamos de nuevo el jueguito pero que no debía contar a nadie, me hacía desvestir, mi pecho y pene tocaban el suelo aguantaba con puje el cuerpo de Jonás y sentía ese pene tibio rozando mi culo, cuando daba la vuelta lograba ver que su pene un poco grueso rozaba mi pene se podía contrastar su pene moreno claro y el mío blanco que se rozaban, me abrazaba de la espalda haciéndolo mover, cada vez pasaba eso y mi actitud con Jonás cambiaba, me hacía cosas como esas muchas veces cuando estábamos solos en casa o en el monte, yo no decía nada porque Jonás me cuidaba y tenía autoridad y cuando me portaba mal por simples travesuras Jonás le contaba a mis abuelos y me reprendían de ahí su poder.
Jonás fue el promotor de mi cambio sexual llegando inclusive a enseñarme lo rico de masturbarme cuando tenía más de ocho años, yo era su favorito para los juegos de las escondidas monte adentro, me metía en la cabeza que tenía una piel bonita y un culo rico yo dejaba que le pase la mano por el short, sin miramientos me sacaba el short ya lo tenía detrás que me rozaba el pene por el culo, me decía al oído que le pertenecía, que me deseaba, todo ese pene con pelos me lo pasaba por los labios ahí sentado sobre el piso y el parado agarrando el pene llevándolo a mi boca, otras veces yo arrodillado en el piso y Jonás sentado en el filo de cama, decía que se lo mame muy despacio, yo solo cerraba mis ojos sintiendo ese pedazo de carne tibia que se mezclaba con mi saliva dentro de mi boca hasta ver el semen chorreado sobre mis labios y cara, pocas veces lo tragaba más lo escupía, Jonás me hizo lo que soy con firmeza y determinación, creo que había sacado ese tabú que en mi infancia estaba escondido, me sentía bien con su cuerpo pese a las edades que nos separaban me había inspirado confianza y eso me motivaba a obedecerle pues todo hasta ese momento todo lo que experimentaba era delicioso sin penetración solo sobadas.
Cuando tenía nueve años ya para diez, Jonás tuvo que dejar el pueblo pues había una denuncia que había empreñado a una muchacha y los padres querían ajustar cuentas.
Así fui creciendo con este secreto sexual de que me gustaban los chicos, quiero ser claro en decirles con toda sinceridad que mi pubertad fue el detonante para mi plena identidad por fuerza usaba meretrices pero no sentía placer, yo lo sentía o desfogaba solo cuando me masturbaba viendo fotos pornográficas, videos o revistas de chicos o cuando los veía pasar en trusas deportivas a los chicos del barrio, guardaba las apariencias pues mi familia es de un ambiente social acomodado y si confesaba esta debilidad mi vida iba a ser caótica, decidí callar y sentir en secreto ese placer por los chicos.
A mis dieciséis años yo ya tenía una gran amistad y confianza con Kenneth, un niño hermoso amigable de casi doce años, labios atrayentes, piel blanca como el armiño bien cuidada típica de un niño fino adulado hijo único, desde el primer momento me atrajo su amaneramiento de fina estampa, parecía un príncipe, no sé por qué desde el primer instante sentí atracción a sus dedos suaves, alargados, finos, bien cuidados con los cortes de uñas limpias, tenía una delicadeza al hablar y a pedir algo, muy fino al reírse con su dentadura bien cuidada, su cabello castaño claro muy precioso y oloroso, siempre después de verlo sentado o tomándose el pene vestido me hacía masturbes en su nombre en el baño.
Kenneth visitaba mi casa con su su primo Cristian de 6 años, especialmente en las tardes después de que hacían la tarea, los hacía pasar a ver tv o videojuegos, me gustaba sentarme muy cerca para excitarme cuando le escuchaba el sonido de su respiración y cuando abría su boca cuando jugaba, rozaba disimuladamente la yema de mis dedos por sus brazos y piernas, me sentía en la gloria cuando había el roce de sus piernas con las mías, cada vez se me hacía más el deseo que sea mío.
Como a eso de una media tarde vi a los papás y tíos de Kenneth salir en el auto, me acerqué a su casa por el traspatio del cerco donde pude observar a él y a su primo chapuceando en una piscina plástica tenían puestas sus trusas Kenneth molestaba a Cristian rozándole los juguetes plásticos por el culo, luego se bajaba la trusa arrimándo a su primo sobre el filo del plástico de la piscina bajándole la trusa, lo hacía retorcer al culo de su primo con ese pene algo gruesito que tenía después él se dejaba hacer lo mismo de su primo yo escondido miraba eso, conocí de esa forma el culo de Kenneth, muy brilloso por el agua y el sol, a cada rato miraba a mi alrededor por si alguien veía pero el lugar estaba bien cubierto por el techo y enredaderas silvestres que rodeaban el cerco hasta las alturas y yo solamente era testigo, después los vi que se subieron las trusas y se fueron adentro de la casa en dirección al cuarto de Kenneth, con mucho cuidado, sin que me vieran, me apegué a la pared y escuchaba los gemidos de Cristian que le decía a Kenneth ya deja, ya suelta, me duele, Kenneth le decía con algo de voz baja espera, ya casi, ya casi termino, aguanta, aguanta, ya, ya, ya mismo, asi, asi, asi, yo cerraba mis ojos y me imaginaba lo que estaban haciendo, mi pene estaba a todo erecto me metía la mano para sobármelo, después los vi salir Kenneth estaba sobándose el pene mientras que Cristian se tocaba el culo con los dedos metiéndose lentamente en la piscina muy pensativo sin ese ánimo que tenía antes de entrar en casa, Kenneth le decía algo en la oreja a cada rato, tiempo después tuve que irme pero me quedó grabado eso que hicieron y cada vez que lo veía pasar a Kenneth de inmediato mi mirada era hacia el pene gruesito vestido de ese niño precioso.
Con el paso del tiempo mis roces en su cuerpo eran cada vez más atrevidos, me gustaba abrazarlo por detrás y él se dejaba, en una ocasión estábamos solos los dos en casa ayudándole en una tarea de repente nos paramos a ver por la ventana una pelea callejera lo arrimé cubriéndolo por la cortina sobre el vidrio rozandole mi pene por el culo mi barbilla apoyada sobre el pelo botando mi aliento chupándole el pelo con mis labios, mi nariz también actuaba con mi respiración chocandole el pelo, Kenneth ni se movía, le pasé las manos por los brazos puse mi barbilla sobre su hombro vi hacia abajo su pene que estaba erecto y se lo tocaba con las manos, sentí que su piel se ruborizaba, pasé mi nariz por su oreja y reaccionó sintiendo cosquillas, lo abracé por detrás y fue más abierto mi acción de cogerlo que le pasé las manos por el pene Kenneth seguía dejándose, sin mucho argumento lo llevé junto al mueble me le puse encima cogiéndolo vestido, él seguía dejándose apoyando sus manos en el sofá moviendo la cadera para adelante y para atrás, estuvimos muy poco tiempo nos fuimos a la terraza, al principio hubo recelo fui de la iniciativa le bajé el short mostrándose un pene rosadito hermoso que jugueteaba con mis manos, saqué mi pene y lo froté junto al de Kenneth lo abracé y despacio lo fui acostando sobre unos cartones que estaban en el piso, no paraba de besarle las mejillas, el aliento de Kenneth me excitaba rápidamente lo senté le abrí de piernas para mamarle el pene a ratos se reía, se lo dejé con bastante saliva de ahí me senté sobre su pene haciendo que mi culo sintiera deliciosamente el roce de su pene ensalivado él me abrazaba por detrás, de un impulso pasé a chuparle las nalgas tan blanquitas y suaves que ya ensalivadas le pasé el pene como había visto en las pelis y revistas pornos, estaba cumpliendo mis deseos de cogérmelo a Kenneth, quería que fuese mío ya tenía mi pene mojado queriendo entrar en ese ano rojito Kenneth no dejaba de pujar cuando poquito se lo metía, de un templón algo de mi cabeza creo que entró porque Kenneth gimió duro, escuché voces dentro de mi casa nos asustamos, yo estaba caliente quería desfogar, le dije que siguiera acostado que no se moviera, Kenneth no se dejaba, sobre su voluntad puse mi pene entre sus nalgas refregándolo rápidamente hasta que sentí la delicia de botar el semen sobre el culo de Kenneth, salimos cautelosamente insinuando que estábamos jugando, desde ahí fueron muchas cogidas que nos dábamos en secreto.
Esa tarde en la que estaba solo y muy deseoso de sexo salgo a tomar aire y veo en la calle a Kenneth que iba a jugar soccer lo llamo y vamos a la terraza, nos desnudamos, él primero me toma por detrás cogiéndome rico aunque su pene chiquito poco estrago hacía a mi ano le mamo el pene con delicia lográndolo calentar más y más inclusive mi lengua pasaba por sus testículos, su cara hermosa tenía una expresión de deseo, nos fundimos en pasión él no paraba de manosearme los dedos por entre mis nalgas dejé que pusiera de nuevo su pene en mi culo, se movía tanto que más me calentaba, no esperé a más, en mi mente estaba el deseo de clavarle mi pene en ese delicioso ano, asi que lo puse en cuatro, tomé mi pene mojado y empujé en su ano, sentí molestia pues no estaba bien lubricado pero de a poco lo iba penetrando, Kennetrh apretaba con fuerza, pujaba diciéndome ya, ya, me duele, me duele, ya no, ya no, me duele, pero yo insistía quería dejárselo todo adentro, me propuse y de apoco lo iba consiguiendo, no hice caso a sus sollozos, era el momento, y de un templón sentí que fácilmente la cabeza de mi pene entraba en ese culo ahora desvirgado, sentí rareza y me quedé inmóvil por segundos, pero reaccioné y de inmediato le dí embestidas estaba con el deseo de botar semen no hacía caso a lo que me decía estaba concentrado en lo mío que era desfogar, cerré mis ojos con complacencia boté el semen sobre el culo de Kenneth y ahí vi algo de sangre chorreada, me asusté un poco debo decirlo pero rápido reaccioné me acordé que así se desvirgan las vaginas también, Kenneth me miraba acusadoramente con sus ojos llenos de llanto, lo primero que le supiqué que se quedara callado y no dijera de esto a nadie, él no paraba de llorar al rato lo limpié como pude por el nerviosismo no sabía cómo curarlo, era la primeravez que me pasaba algo así, luego de ese placer vino mi angustia de que se enteraran nuestros padres de lo sucedido, trataba de calmarlo de a poco hasta que se relajó y como pude lo bajé a la sala lo vi pensativo con sollozos cortos, me angustiaba que pronto vendrían mis padres y hermanos, de tanta súoplica que le hice logre algo calmarlo y se fue a casa, todos esos días que siguieron fueron de gran depresión, no dejaba verme de Kenneth y creo que él de mi.
Pasó un buen tiempo nos volvimos a ver pero ahora muy distantes, creo que mantuvo el secreto, porque sus padres me trataban al natural, nunca más le hice el amor por temor pero en mi mente queda para siempre esa deliciosa cogida en la que su culo virgen fue mio en aquellla calurosa tarde, cada vez que subo a la terraza veo el lugar donde lo desvirgué y me masturbo botando semen en el piso diciendo su nombre. Yo seguí con mi vida bisexual, actualemente a mis 25 años estudio universidad y estoy soltero pero no niego que la promiscuidad me persigue desde mi infancia.
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