Volví con Brandon el macho
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto me pasó hace solo una semana. Llevan razón los que dicen que si algo “malo” te ocurre, también vendrá algo bueno. Descubrí que mi novia me era infiel, aunque ella no sabe nada de eso y yo tampoco la he confrontado.
En fin, era una tarde lluviosa, y ya estaba oscureciendo. Yo estaba sentado en un parque, algo triste y pensativo por lo de mi novia, pero al igual que muchas veces, el recuerdo de Brandon siempre volvía a mis pensamientos. Brandon, aquel cuarentón enorme, de un cuerpo tan fuerte, como solo un macho alfa podría llegar a tener. La idea de volver a ser cogido por él me calentaba bastante, y muchas veces solo me calmaba al masturbarme. Quizá por fuera lo negaba, pero la realidad era de que yo, un jovencito de 20 años y 1.65 de estatura, delgado y de facciones suaves; echaba de menos a ese macho de 2.05 de estatura y con un cuerpo descomunal. Recordaba sus palabras y lo que le había dicho, que yo sería su chica.
Quería llover, así que tomé la decisión de regresar a casa. Estaba a punto de levantarme, cuando siento una mano sobre mi hombro, volteo la mirada y casi me desmayo de la impresión. No podía creer lo que estaba viendo, detrás de mí estaba Brandon, mi primer hombre el que me había desvirgado hace dos años. Él sonreía y yo solo agaché la cabeza sin ser capaz de pronunciar palabra alguna.
– Hola – me saludó.
– Hola Brandon – contesté.
– ¿Qué haces aquí? La lluvia va en aumento, te vas a mojar.
– Pues ya me iba a casa.
– Te noto triste, ¿Qué te sucede?
– Solo estoy un poco preocupado por algunos asuntos. La verdad, no pensaba encontrarme contigo.
– Son dos años que no te veo… ¿sabes lo que significa eso?
Yo me quedé callado.
-¡Fueron una tortura para mí! – continuó hablando Brandon – Cada noche te extrañaba, quería abrazarte y comerte a besos. Cuantas pajas me habré hecho recordándote. Te pedí que volvieras, pero nunca apareciste y yo siempre estuve aguardando tu regreso. Me follé a muchos otros jóvenes, pero ninguno me dio el mismo placer que tu culo.
– Lo siento… es que yo llegué a tener novia – traté de disculparme.
– ¿Tú? ¿Con una novia? Pero si tú aceptaste ser “chica” No puedes tener novia.
– Lo que pasa es que…
No pude terminar de hablar porque Brandon me pegó en la boca del estómago y yo caí del banco al suelo, retorciéndome de dolor aunque no me golpeó con fuerza, lo hizo con relativa suavidad pero por su tamaño era un golpe fuerte para mí. Levanté la mirada y vi que se había sentado, pero en su rostro se dibujaba un gesto de preocupación y de tristeza.
-Perdóname – me dijo – te juro que o volveré a golpearte así.
Yo ya había tomado mi decisión
-Te perdono Brandon – dije – ¿Me perdonas tú por haberte hecho sufrir todo este tiempo?
– ¡Claro que te perdono! – se puso feliz.
Me tendió la mano y me ayudó a ponerme de pie. Yo estaba parado frente a él, cuando me hizo sentar en sus piernas.
– Cuanto esperé por este momento – dijo.
– Igualmente.
– ¿Quieres ser mi novia? – preguntó Brandon.
– Pues… sí – contesté tímidamente.
Y esa era la verdad, quería volver a ser poseído por ese macho, quería volver a ser su mujer, su chica. Tan pronto terminé de hablar, me dio un romántico beso en los labios. Yo solo me dejé llevar por el momento, mientras el hacía lo suyo. De verdad estaba disfrutando mucho de aquel tierno beso. La lluvia se había incrementado más, cuando nos pusimos de pie. No había nadie más debido al aguacero que caía.
-Vamos a mi casa – dijo.
Me tomó de la mano y caminamos hasta su auto. Su mano enorme con dedos duros y gruesos sostenía la mía, pequeña, suave y delgada. Yo me senté a su lado mientras conducía. Allí platicamos de otras cosas, él me preguntó sobre cómo era Flor (mi novia) físicamente. Le conté que era bajita de 1.50 y flaquita, de cabello castaño y largo. Pero luego me dijo que de seguro yo era mejor en la cama que ella. Solo me sonrojé.
Llegamos a su casa, y una vez que hubo estacionado su auto regresó donde mí. Abrió la puerta de la derecha y como a una mujer me cargó en sus brazos. Ambos estábamos mojados y yo sentía frío, pero él no. Me dio un beso muy largo y apasionado, un beso francés. Su lengua se introdujo totalmente en mi boca, lo movía desesperadamente. Yo gemía, aunque el frío que sentía me apagaba un poco.
Cargándome, me llevó hasta su habitación. Ahí estaba esa gran cama blanca, las sábanas eran las mismas.
-Estoy con frío – le dije.
– Yo te abrigaré mi amor.
En seguida me quitó la ropa mojada, y me envolvió con una manta. Rápidamente fui entrando en calor. Entonces me quitó las zapatillas y los calcetines, y se quedó contemplando mis pies. Mi arrechura empezó a crecer más a partir de ese momento. Brandon se fue quitando la ropa, primero el polo dejando ver su musculoso pecho y su panza crecida pero dura. Luego su pantalón y finalmente su calzoncillo. Ahí pude ver su pene, de 20 cm y bastante grueso con una cabeza rosada y testículos con abundante pelo. Brandon ya tenía una erección.
Me paré en la cama, me quité la manta y como una mujer cubrí mis pechos con un brazo. Pero Brandon quería tenerme totalmente al desnudo, así que me hizo parar firme y me bajó la ropa interior. Mi verguita de 12 cm estaba en erección. Me lo cogió con una mano y apretó un poco.
– Esto debería cambiar – dijo Brandon – Acá debería ir un bonito coño.
– Jijiji – me sonrojé.
– Recuéstate – me pidió.
Le obedecí y me acosté boca abajo en la cama. Brandon empezó a acariciar mi cuerpo, comenzando por mi espalda, pasando luego por mis nalgas, mis muslos, mis piernas hasta que se detuvo en mis pies.
-Ahhhmmm, qué bonitos piecitos tienes mi amor – dijo mientras me lamía mis plantas – así suavecitas y rosaditas.
– Estoy muy contento de que te gusten – dije.
– Desde ahora en adelante, usa palabras femeninas
– Sí amorcito, estoy muy contenta.
– Así me gustas.
– ¿Sabes masturbar con los pies?
– No, aunque…
– Puedes aprender.
Acomodó mis pies alrededor de su miembro y luego empezó a moverlos más y más. Un extraño placer crecía en mí y me hacía gemir como puta. No tardó mucho en venirse y derramar su semen sobre mis pies, eso me desilusionó un poco porque creía que todo acabaría allí. Pero me equivoqué, pues su verga seguía igual de erecta. Wao, era un macho muy resistente.
En ese momento sonó el timbre de su puerta. Rápidamente se puso su ropa, yo también iba a hacer lo mismo pero me tranquilizó.
-No dejaré que nadie nos interrumpa – dijo – Solo bajaré un rato para hablar con mi vecino, me dijo que vendría a esta hora. Me demoraré como mucho quince minutos.
– Está bien.
Salió y me quedé solo en su cama, totalmente desnudo. Entonces se me ocurrió una idea que me calentó aún más: me pondría lencería femenina y me arreglaría como mujer. Rápidamente comencé a buscar en sus cajones y no tardé demasiado en encontrar una tanga tipo hilo dental y un brasier. Me los puse a toda velocidad y luego seguí buscando. Hallé un lápiz labial nuevo y un poco de perfume femenino. Fui hacia el baño y allí me pinté los labios y me apliqué el perfume en mis pechos y un poquito en mis nalgas. Al volver continué buscando y encontré unas panti mallas, las cuales no tardé en ponérmelas. Y así, ahora echado de costado como una novia putita aguardaba el regreso de mi macho.
Brandon regresó y al abrir la puerta se quedó boquiabierto al verme así. Luego por la excitación soltó un rugido de macho y se sobó su pene.
– ¡Joderrrr…. Que rica estás mi amor! – exclamó Brandon – sin dudas eres una putita golosa.
– Soy todo tuya – dije con voz afeminada.
– Claro que serás mía.
Se bajó el pantalón y sacó su miembro que según mi impresión de ese momento, estaba más grande que antes. Me acerqué más y lo metí en mi boca poco a poco, saboreando cada centímetro de virilidad de mi hombre. Era una sensación nueva, que ni siquiera la vez anterior había experimentado. Lo chupé y lo chupé, bajando de rato en rato para también chupar sus peludos testículos.
-Ohhh, si, nena – decía Brandon – sigue… dale placer a tu novio.
Lamí cada parte de sus genitales, no dejé nada sin mi saliva. Me lo metí hasta lo profundo de mi garganta, y aunque me dieron arcadas al principio, logré acostumbrarme y seguí mamándoselo por quince minutos.
-Eres increíble – dijo – ahora yo te daré placer. Vamos, ponte en cuatro. Se me hace agua la boca al pensar en tu anito.
Me puse en cuatro y me dio un beso en cada una de las nalgas. Rompió mi tanga con suma facilidad, separó mis nalgas con sus enormes manos y ahí estaba, mi anito estrechito y rosadito, sin nada de pelos. Lo olió con fuerza y seguidamente empezó a besarlo como si besara una boca. Luego lo lamió con una fuerza bestial. Lo saboreaba con mucha pasión.
-Qué rico culito que tienes – decía – arrugadito y con un sabor que me excita demasiado… mmm pero que delicia. El mejor ano que he probado.
– Ayyy… ayyy – yo gemía como mujer – síiii, ohhh siiii, cómeme el culo. Soy tu chica, tu puta… goza de tu mujer.
– Así es… solo tú me das ese placer. Tú, mi linda putita.
Metía su lengua dentro de mi hoyito y allí hacía círculos. Eran tanto los lengüetazos que me daba que mi culo empezó a escurrir su saliva, y se abría y se cerraba como si estuviera respirando. Brandon me estaba matando de placer, un placer indescriptible para quien no lo haya experimentado, y sin más me vine, pero dentro de mí siguió una sensación de calentura. Me daba fuertes nalgadas que me lo dejaban rojo, pero no le pedía que parara.
Empezó a meterme sus dedos, primero uno y luego dos. Yo sentí algo de dolor pero no le dije nada.
– Estas apretadito – dijo – me alegra que no hayas entregado tu culo a nadie más.
– Es solo para ti, mi macho – contesté afeminadamente.
Me hizo acostar boca arriba, alzó mis piernas y dirigió su pene a mi hoyito, no sin antes lubricárselo con un poco de aceite. Poco a poco me lo fue metiendo hasta que de pronto un fuerte dolor me hizo gritar:
-¡Ayyyyyy. Me duele!!
– Lo siento… perdóname mi amor – se disculpó.
Se echó más lubricante y volvió a intentarlo. Me dolió, pero no tanto y pude aguantar. Al mismo tiempo lamió mis pies y eso me distrajo. Finalmente lo tuve todo adentro, los 20 cm de virilidad de Brandon estaban en mi culo.
-Me aprietas amorcito – dijo él.
Rompió mis pantis mallas, me los quitó y siguió lamiendo mis pies. Inició el mete y saca muy delicadamente, pues temía hacerme daño. Debo admitir que me dolía, y no lo disfrutaba tanto como de seguro él lo estaba haciendo. Pero conforme pasaron los minutos me empecé a acostumbrar. Aumentó la velocidad y yo me tranquilicé más y me dediqué a disfrutar del placer de ser penetrado por tal macho.
Cambiamos de posición, él se acostó y yo lo cabalgué. La penetración allí era más profunda y eso me gustaba, aunque al principio lo hice lento, incrementé el ritmo. Me tomó de la cabeza y me acercó a su rostro, me dio un apasionado beso mientras me penetraba.
– Muévete mami – ordenó.
Aun más excitado por sus palabras empecé a mover mis nalgas en círculos, lo cual hizo que Brandon rugiera fuerte.
-Ay ay ay ay ay ay ay aaaay. Fóllame papi – pedía yo.
– Te estoy follando… – decía Brandon – te estoy clavando ese culo tan rico que tienes. Oh, nena, estas tan apretada… – me besó
– Mi culo solo esperaba por ti…
– Ese culo es solo para mí… yo te desvirgué y yo seguiré comiéndomelo.
– Solo serás tú mi amor…
Brandon se puso de pie, cargándome mientras seguía clavándomela. Mi cuerpito delgado no pesaba nada para él, así que me tuvo en esa posición por más de veinte minutos. Luego volvimos a acostarnos y estaba vez me penetró en la posición de la cucharita, es decir de lado. Allí me dijo cosas muy lindas:
-Te protegeré siempre, te cobijaré y no permitiré que otro activo te me robe, aunque me cueste la vida.
– Gracias… ay… ay… gracias mi amor.
Con sus manos acariciaba mis pies, los sobaba dándome masajes. Experimenté entonces otro orgasmo anal que me hizo gritar tan fuerte que temí que los vecinos escucharan. Apreté mi esfínter como si estuviera defecando y eso excito demasiado a Brandon quien me puso en cuatro y a toda velocidad me penetró.
-Me vengo… me vengo – dijo – Toma mi leche…
– Oh… si. Dame tu leche bien adentro.
Rugió con fuerza y sentí como seis chorros que se depositaron en mi recto. Entonces me la sacó lentamente mientras se quedaba mirando mi culo. Pidió un creampie. Hice fuerza… PROP… PROP… PROP. Sonaron mis pedos que expulsaron la leche de Brandon, la cual salió mezclada con un poquito de excremento. Chorreó por mis muslos. Toqué mi culo, estaba tan ancho que me entrarían tres dedos sin problema.
Nos acostamos, Brandon me acurrucó sobre su pecho y así me quedé dormido en brazos de mi hombre, mi novio, mi macho. Había vuelto a su lado, y ésta vez me quedaría. Empecé a fantasear con la idea de que Brandon se cogiera a Flor.
Al despertar Brandon me hizo una propuesta. En quince días tendría una reunión erótica con varios hombres de su mismo tipo, desde camioneros hasta albañiles, todos mayores de 40. Cada uno tendría que llevar a su pareja pasiva. Yo acepté de inmediato ir con él, aunque Brandon añadió algo que me hizo temblar de miedo y a la vez me calentó: Yo tendría que ir vestido de mujercita. Lo que pase allí será para otro relato.
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