VOZ
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esa voz. Esa voz se quedó en mi cabeza desde el primer paso que di dentro de ese bar.
Después de eso, ignorando la multitud, moviéndome al ritmo adictivo de la música, mis ojos se centraron en el cantante que portaba una sonrisa radiante en el centro de ese pequeño escenario.
Él estaba sudoroso, un poco cansado tras un concierto que estaba a punto de acabar. Y sin embargo, me sentía realmente atraído por él, especialmente por su voz. Me sentí incómodo cuando algunas ideas cruzaron mi mente. Quería escuchar esa voz de una manera mucho más íntima. Podía imaginarme a mí mismo pidiéndole que cantara solo para mí.
Esperé pacientemente y cuando el concierto llegó a su final pedí a la camarera dos bebidas. Acercarse al chico fue fácil cuando los fans que habían ido a felicitarle se fueron. Ellos no eran una banda muy conocida, debían ser amateurs en el mundo de la música.
Con una pequeña sonrisa le ofrecí una bebida. El me analizó con la mirada durante un segundo y al final cogió el vaso con una expresión que yo no podía descifrar. ¿Qué tenía ese chico que me atraía tanto?
-Gracias, ya que estamos, me llamo Lark- El respondió, manteniendo a raya una mueca alegre
-Yo soy Simon- Respondí y así empezamos una pequeña conversación
Cada vez que nuestros ojos se encontraban el desviaba la mirada de una manera agradable que me hacía reír.
Tras algunas copas las cosas fueron a más y no estoy seguro de cómo, salimos del bar. A lo tonto estábamos andando por la calle, siguiendo sus pasos, guiándome a algún lugar.
Nos paramos en frente de un modesto edificio y antes de que pudiera decir nada, sentí sus brazos alrededor de mi cuello.
-Esta es mi casa, Simon- El murmuró muy cerca de mis labios – ¿Quieres subir? – Añadió Lark con una casi inaudible voz, como fruto de su timidez o probablemente del estado de embriaguez que las copas que tomamos habían provocado.
Asentí de forma seca. Mi nerviosismo se apoderó de mí, porque no podía asimilar todavía que estaba apunto de acostarme con otro hombre.
Subimos las escaleras rápidamente, apresurados y sumidos en un silencio lleno de complicidad. El cogió la llave y abrió la puerta, entonces agarrándome del brazo, sin mirarme, me guío a través de la casa llevándome hasta un pequeño cuarto decorado. El olor era muy varonil, pero era agradable y cuando el aroma entró por mi nariz, perdí todo rastro de cordura.
Le empujé contra la cama y le hice sentarse. Me incliné hacia él y al final pude devorar esos labios que tanto habían estado tentándome, los dueños de esa voz increíble.
Nuestras lenguas hicieron contacto y al momento se inició una pequeña batalla entre ellas que ninguno de nosotros ganaría. Durante esos momentos le escuché jadear con una voz que era tan dulce como la que usaba para cantar en el escenario.
Nuestras lenguas se separaron mientras nos acariciábamos el uno al otro y al recibir toques directos sobre mi entrepierna erecta noté que esta, parecía estar luchando furiosamente por salir de mis pantalones.
Lark apartó su mano y recorrió con ella mi cuerpo por encima de mi ropa arrancándome un gruñido de placer. Agarré su camiseta y tiré de ella. Estaba caliente, demasiado caliente.
Me gustaba su actitud, su cara indicaba timidez pero sus manos eran casi más rápidas que las mías.
Le agarré de los hombros y le hice girarse. Podía ver perfectamente su erección, comprobando perfectamente que él era un hombre. Seguía sobre el punto que le daba a conocer mis necesidades. Me desabroché los pantalones, aparté mi ropa interior y liberé mi miembro. Estaba muy rojo y duro, ansioso por recibir atención.
Le bajé sus boxers y me introduje entre sus muslos para frotar mi erección de una forma deliciosa. Cuando miré por encima de su hombro, pude escuchar un casi totalmente inaudible “Simon, ¡Es-espera!”. Pero no podía prestar atención, tenía que satisfacer mi deseo. Acaricié su torso y me atreví a levantar su
camiseta para atrapar uno de sus pezones entre mis dedos para después pellizcarlo hasta que se endureció a mi tacto.
-No puedo esperar- Murmuré cerca de su oído
Lark asintió y apretó sus labios, sorprendiéndome otra vez. Él se desprendió totalmente de sus boxers y se quitó la camiseta. Después se giró hacia mí y se dejó caer en la cama, abriendo sus piernas hacia mí para crear una vista tentadora, parecía pedirme que me colocara entre ellas, me invitaba con su cuerpo.
Y eso hice. Me coloqué sobre él y dirigí mi erección hacia su rosada entrada, empujando con algo de fuerza.
-¡A-Ahhh. . .!- El gritó, en el fondo sabía que le estaba haciendo daño. Pero no podía controlarme, no ahora que podía sentir esa deliciosa presión alrededor de mi miembro.
Empujé otra vez consiguiendo entrar con todo. Su cara era adorable, fruto de la mezcla del dolor y la excitación que estaba sintiendo. Pero sus gemidos. . . su voz. . . ese sonido era el que me volvía loco.
Enseguida comencé un acelerado y excitante vaivén en el que cada uno buscaba ganar el máximo de placer posible. El terminó llevando sus manos a su entrepierna para masturbarse y así hacer al dolor desaparecer. Yo no dije nada, simplemente le miraba a los ojos. Pero Lark no me miró, en lugar de eso cerró los ojos.
Gemí y aumenté la velocidad, sintiendo sus músculos apretándome. La sensación fue increíble, inesperada.
-H-hnn. . .- El tono de Lark cuando gemía por placer era puro gozo para mis oídos.
-Simon. . . Yo. . . Vo-voy a correrme. . . – Él me dijo mientras cerraba los ojos para concentrarme en el orgasmo que estaba a punto de formarse dentro de mí.
-Gime. . . Gime para mí. . . tu voz. . . – balbuceé. Quería mantener esa voz enganchada a mi mente para siempre.
Con un sonoro grito los dos nos corrimos abundantemente. El semen caliente y espeso bañó nuestros cuerpos sudorosos.
Intentando recuperar el aliento Lark se acercó y susurró a mi oído.
Esa voz. Esa voz se quedó atascada en mi cabeza cambiando mi vida desde entonces.
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