Vuelvo a ser follado por el mecánico de Cabarcos.
me sonreía a la vez que me decía que no me asustara, yo giraba la cabeza mirando para todas partes para ver si había alguien que nos pudiera estar viendo..
Después de haberme roto el culo cuando me llevó a su casa, el mecánico de Cabarcos para follarme el día que me encontró en la puerta de salida de la estación de autobuses, cuando me veía pasar por la calle donde trabajaba, calle que era paralela a la de donde yo vivía, vamos que no había ni 100 metros de distancia desde el portal de mi edificio al concesionario donde trabajaba él, cada vez que me veía, siempre me hacía alguna seña a modo de saludo.
Su nombre real era José, tendría de aquellas unos 50 años, le calculo yo, año arriba o abajo, ya que pudiera ser que tuviera 55 cosa que realmente no lo sé, pero vamos que rondaba esa edad. Era de 1,75 de estatura aproximadamente, unos 10 centímetros más alto que yo, estaba delgado, no tenía panza, vamos que estaba bastante bueno físicamente, de polla no andaba mal, estaba bien armado, siendo normal de larga, 15 o 16 centímetros, lo que sí era, es que era una polla bastante gorda, esta junto a la del portugués que fue la polla más grande y gorda que jamás vi, y a la de un tal Felipe, el cual me cogió en una ocasión, relato que escribí y titulé, “Insistió e insistió, hasta que consiguió hacerme suyo”, fue la polla más gorda que vi, polla que me metió por el culo y siendo el único que me hizo sangrar. Tenía como digo una polla bien gorda, no estaba circuncidado, la piel del prepucio le cubría el gordo glande y como digo le mediría unos 15 o 16 centímetros, cosa que calculo yo, ya que nunca se la medí ni por supuesto le pregunté, nunca le pregunté eso a las personas con las que estuve.
Pues como digo, desde ese día que me hizo suyo en su casa, ahora cada vez que me veía, siempre me hacía alguna seña a modo de saludo, yo cada vez que lo veía y me saludaba, me moría de vergüenza, me ruborizaba poniéndome colorado a más no poder. Me acordaba de cuando me había llevado a su casa para darme por el culo, como me había colocado boca arriba sobre su cama, como me había inmovilizado completamente, haciéndome luego suyo. Cada vez que lo veía, me acordaba de eso y sentía vergüenza. Lo veía y sabía que me gustaba, pues físicamente no estaba mal, era una persona que me atraía y me había gustado como me había hecho suyo. Al principio había sido muy brusco y me había hecho bastante daño, pero luego la cogida que me había dado me había gustado, vamos que la tenía grabada en el cerebro y no me desagradaba para nada.
Ya había pasado más de un mes, cuando un día al pasar por enfrente al concesionario donde trabajaba de mecánico, este al verme, además de hacerme la seña a modo de saludo, me llamó para que me acercara. Yo todo muerto de vergüenza, ruborizado como me estaba poniendo, me acerqué para ver que era lo que me quería.
Al llegar a la entrada al concesionario donde estaba él en la puerta, me empezó a preguntar que tal estaba, esto luego de saludarme como si fuéramos amigos o conocidos de toda la vida, cosa que, por supuesto a mi no me importaba nada, solo que a mí me daba mucha vergüenza cada vez que lo veía.
Luego de preguntarme que tal andaba me pidió que pasara un momentito al concesionario, que quería hablar conmigo un momento.
Yo por supuesto que no me negué, estaba algo sorprendido, tenía curiosidad por saber que era de lo que me quería hablar. Sabía que allí en el concesionario, además de él que trabajaba de mecánico, había otro hombre que suponía que sería el comercial o encargado del concesionario, así que entré seguido por él, esperando encontrarme con el otro hombre que trabajaba allí, cuando de repente noto como José, me pone la mano en el culito empezando a manosearlo. Al principio me asusté, pues no esperaba aquello, me giré para verlo, viendo que me sonreía a la vez que me decía que no me asustara, yo giraba la cabeza mirando para todas partes para ver si había alguien que nos pudiera estar viendo. Al ver él mi nerviosismo y que miraba para todas partes, fue cuando me dijo que estuviera tranquilo, que no había nadie, que estábamos los 2 solos y con la misma, siguió magreándome el culito.
En ese momento yo me puse muy nervioso, me gustaba el magreo que me daba al culo, pero estaba muy nervioso, temía que en cualquier momento apareciera su compañero y viera como me estaba tocando el culo. Hasta llegué a pensar en que seguramente su compañero ya sabría que me había dado por el culo, seguro que él se lo había contado. Todo eso pasaba por mi cabeza en aquellos momentos.
Mientras yo me quedaba allí paralizado con esos pensamientos, él seguía manoseándome el culo mientras me hablaba, cosa que yo no le prestaba ninguna atención en aquellos momentos, estaba demasiado nervioso. Pero él insistía en meterme mano, ya no solo me manoseaba el culo, ahora ya me estaba magreando la polla, estaba tratando de excitarme y ponerme caliente. Ahí fue cuando ya presté atención a lo que me hablaba, pudiéndole escuchar, que quería volver a cogerme, que andaba muy caliente y que tenía ganas de darme por el culo de nuevo. Yo en esos momentos no caí, sabía que me decía que quería darme por el culo de nuevo, cosa que no me importaba, pero yo estaba pensando en que me quería llevar de nuevo a su casa para cogerme de nuevo allí, pero lo que él me estaba diciendo, era que quería cogerme allí en el concesionario donde trabajaba. Me di cuenta cuando me dijo que estuviera tranquilo, que estábamos los 2 solos, que su compañero había salido y tardaría en volver.
Ven, me decía abrazándome por la espalda, pegándose todo a mí.
Bufff, en esos momentos yo estaba todo estresado, el estómago lo tenía encogido y las piernas me temblaban, el magreo que me iba dando, me había excitado y a cada paso yo estaba más caliente, podía notar el bulto de su entrepierna pegado a mi culito y como me iba metiendo mano mientras me llevaba hacia el fondo del concesionario.
Al principio pensé que me iba a llevar a la oficina que había, cosa que me daba vergüenza, podría entrar cualquiera y podría vernos, eso a mi me ponía muy nervioso y estresado, no sabía como hacer o como decirle que allí no quería que me cogiese, que mejor esperáramos a que saliese de trabajar y que luego me llevase a otro sitio, cuando veo que a donde me estaba llevando, era al cuarto donde se cambiaba y donde tenían el baño y ducha.
Cuando vi a donde me metía, fue cuando me salió lo de que era mejor que esperáramos a que saliese de trabajar y fuéramos a otro sitio, pero él que andaba caliente a más no poder, me dijo:
Tranquilo, estate tranquilo que no va a venir nadie y si viene alguien, no nos verá. No te preocupes que solo será un momentito, ando tan caliente que ya verás como acabamos enseguida. Solo te la voy a restregar por el culito y ya me corro sin siquiera metértela, eso lo dejaremos para otro día, otro día te llevaré de nuevo a mi casa para cogerte en condiciones y hacerte mío como la otra vez.
Cuando por fin me metió en el cuarto donde se cambiaban, ya me había aflojado la correa del pantalón, era tanta la desesperación y ansias que tenía el cabronazo, que ya me había aflojado la correa y ahora ya empezaba a desabrocharme el pantalón tejano que llevaba puesto.
Cuando quise darme cuenta, ya me tenía el pantalón bajado hasta los tobillos y estaba tirando hacia abajo de mi slip, dejándome con el culito al aire, como estaba deseando. Al momento ya me quitó la cazadora tirando luego de mi camiseta para arriba quitándomela por completo, prendas que tiró en el banco que había, me arrimó al lavabo, desabrochándose él su pantalón dejando salir su gorda polla que estaba que reventaba de lo tiesa y dura que la tenía, pegándose a mi a la vez que se restregaba por mi caliente culito.
¡Ay que gusto! ¡ay que ganas te tengo! Me decía restregando su polla por todo mi culito.
En esos momentos me acordé de lo gorda que era su polla, por lo que le dije que no me la metiera, que era muy gorda y me iba a hacer daño, que, si no estaba bien lubricado y dilatado, me iba a hacer daño y sangrar como la otra vez.
Tranquilo, no tengas miedo que no te haré daño, me decía a la vez que cogía del lavabo el jabón con el que empezó a lubricar todo mi culito. Así, así, ya verás como así ya te va a resbalar la polla por el culito, tu tranquilo que no te la voy a meter, solo me voy a restregar en tu culito y ya me corro, me decía metiéndome un dedo en el culo.
Así, así deja que se abra tu culito, así estarás más caliente y excitado, me decía mientras me iba preparando.
Cuando ya me tuvo suficientemente preparado y caliente y muy nervioso por la situación, vi como pasaba la mano enjabonada por su polla, como pegaba esta a mi culo, empezando a restregarse por él.
Así cabrón así, inclínate un poco y saca el culito para afuera, así así, quédate apoyado así sobre el lavabo, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba restregando su gorda polla por todo el canal de mi culito.
Abre un poquito más las piernas para que pueda meterte la polla entre ellas me decía para que abriese más mis piernas, cosa que hice cuando de repente noto como la punta de su polla golpea la entrada a mi ano, como empieza a forzar para que me vaya entrando por el culo y luego de 3 picotazos que me dio en la entrada, mi esfínter se empezó a abrir, dejando que su polla me fuese entrando por el culo.
¡ohhh! ¡ooohhh! Grité al sentir como su polla empezaba a entrarme por el culo.
Nada más la punta de su polla empezó a abrirme el culo, de un movimiento de pelvis, me enterró toda la polla en el culo. Dios que cabrón, me decía que no me la iba a meter, que solo se iba a restregar por mi culito y en cuanto tuvo la oportunidad, ¡zas! De una estocada me la metió por el culo, clavándomela hasta los huevos.
La verdad es que en esta ocasión no me había dolido como la primera vez que me cogió, al menos en esta ocasión me había lubricado con el jabón el cual había facilitado la penetración.
Así que ya me tuvo ensartado por completo, sujetándome por las caderas a la vez que me decía que me quedase quieto e inclinado, empezó con el mete y saca, era una culeada salvaje la que me estaba dando, no paraba de gritar:
Así, así, dame el culito, dame el culito cabrón que te voy a hacer mío. Ves como te gusta, ves como te gusta que te metan la polla por el culo, me gritaba sin dejar de culearme.
Yo no dejaba de gimotear, seguía nervioso por poder ser pillado allí siendo cogido por el mecánico de Cabarcos, cosa que me daba mucha vergüenza que me pillaran estando, dándole el culo y siendo allí en el concesionario sodomizado.
Yo temiendo en cualquier momento ser descubierto, escuchaba como su pelvis golpeaba mi culito una y otra vez, plof, plof plof plof plof, plof, plof plof plof plof, se escuchaba junto a sus gruñidos y gritos que me daba mientras me daba por el culo.
Así cabrón así, dame el culito, dame el culito que te lo voy a dejar bien abierto y preñado, cabrón. Dios que bueno estás, que pedazo de culito que tienes maricón, ¡ay como me gusta! Me gritaba una y otra vez sin dejar de darme por el culo, hasta que siento como su gorda polla se hincha a un más dentro de mi abierto culito, como se aferra fuertemente con sus manos sobre mis caderas, como sus dedos se clavan en mis caderas y como empieza a gritar que se corre.
Ya, ya me vengo, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez llenándome el culo de leche.
Me estaba preñando de nuevo, otra vez me había hecho suyo y me había gustado. Estaba estresado y muy nervioso, pero aquel cabronazo me estaba haciendo gozar otra vez.
Así que terminó de eyacular dejándome su semen dentro de mi culito, me agarró la polla empezando a pajearme para que yo también me corriera, quería dejarme bien satisfecho y que no me fuese caliente y sin haberme hecho correr.
No tardé nada en empezar a soltar trallazos de semen, corrida que fue a parar al suelo de aquel cuarto donde me estaba dando por el culo.
Nada más empezar a correrme, todo mi cuerpo se retorcía de gusto, me corro, me corro, gritaba yo soltando trallazos de semen que iban a parar al suelo.
Así que terminé de eyacular, su polla fue saliendo de mi abierto y follado culito, nos empezamos a limpiar, nos vestimos y una vez recuperado el aliento, salimos de aquel cuarto, me fue acompañando a la salida, donde luego de palmearme el culito y decirme que tenía un culito espectacular, que estaba encantado de habérmelo follado de nuevo, que tendríamos que quedar para otro día, que en esa ocasión me llevaría a su casa y luego de volver a darme otras palmaditas al culo se despidió, justo cuando aparecía su compañero, pudiendo ver como se despedía de mí y como me palmeaba el culito.
Aquello me dio algo de vergüenza, pues no sabía muy bien que sería lo que pensaría al verme salir de allí y poder ver como me había palmeado el culo, pero me fui sin esperar más, al menos no nos había pillado en pleno acto sexual, eso sí que me hubiera dado muchísima vergüenza, que viera como su compañero me daba por el culo allí en el concesionario.
Iba todo sofocado, si algún vecino hubiera visto todo desde que el mecánico me había llamado y saludado, verme salir de allí todo sofocado como estaba, seguro que se hubiera dado cuenta de que a mi me acababan de dar por el culo. Como eso nunca lo supe, me fui despreocupado y muy pero que muy satisfecho y relajado, llevaba en mis entrañas el semen con el que me acababa de preñar el mecánico e iba feliz y contento.
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