Xavi y sus Hermanas
Jugando al doctor de niño, aprendí de mi sexualidad.
Xavi
Tendría yo unos 7 u 8 años cuando empecé a jugar al doctor con mis vecinas. Eran dos niñas Elena, de mi edad y Laura, un par de años mayor. Ellas tenían un hermano mayor que tendría unos 11 años en ese entonces. Se llama Xavier y nació sordomudo.
Al principio de los juegos, todo era curiosidad, era más mirar que otra cosa, ver las diferencias entre los cuerpos. A mí me llamaba mucho la atención ver sus rajitas, limpias y muy lisas, pero ya pasando el tiempo, me empecé a dar cuenta que me excitaba verlas y de ser el doctor que la veía empecé a tocarlas y luego ellas a mí, ya tendría 9 o 10 años cuando esto pasó.
Ahora que lo recuerdo, me imagino que ellas se pondrían calientes también porque sucedía de pronto. Estábamos jugando o en la bicicleta y de la nada, me decían o yo a ellas: “vamos a jugar al doctor”. Buscábamos un espacio escondido, casi siempre en su recámara y jugábamos. Yo me ponía muy serio y le preguntaba mi paciente, “dígame qué le duele” y ellas me contestaban algo tonto y yo las auscultaba. Inmediatamente les bajaba el calzón y les levantaba la blusa, ellas acostadas me indicaban dónde les dolía. Yo me empezaba a poner caliente y las tocaba más y más en su vagina. No entendía porqué se me ponía dura la verga pero yo seguía.
Un día estaba con Estela, la más chica y cuando la empecé a tocar se puso muy roja. Ella era muy delgada, con cuerpo de niña por supuesto, alta y con pecas en la cara y espalda. Sus muslos eran gruesos y firmes y su puchita muy blanca como ella. Ese día la empecé a tocar por encima de la braguita y ella se la bajó, tomó mi mano y me la llevó a la raja y con mi mano se apretaba y soltaba, su respiración se iba haciendo más y más pesada y ella se ponía cada vez más roja. Estaba acostada y sus piernas estaba completamente abiertas. Se sentó en la cama y sin soltarse la pucha me dice, “ahora enséñame tu cosa”. No sería la primera vez que la veía pero esta vez estaba dura. A esa edad no me medía mucho pero si se me ponía dura, se me salía del prepucio y apuntaba para arriba. Ella la tomó y me empezó a acariciar, yo sentía delicioso aunque no entendía qué pasaba.
Escuchamos que llegaba alguien y nos subimos los calzones y volvimos al juego del doctor. Entró Laura y dijo que quería jugar. Ella ya estaba más grande. Era medio gordita y de piel más morena que su hermana. Se acostó en la cama y Estela pasó a ser la enfermera. Le bajé el calzón y me di cuenta que estaba mojado. Su vulva estaba hinchada y se le veían unos vellos muy finos. Sin dejarme preguntarle nada sobre su “enfermedad” me tomó la mano como lo hiciera su hermana y se empezó a masturbar con ella. Se sentía diferente que la de Estela. Esta estaba más firme y parecía que tenía vida. Su respiración ya eran gemidos bajitos. Mi mano estaba húmeda y mi verga se me salía del short de lo caliente que estaba.
Así como comenzó, de la nada se levanta y se va. Estela ya no estaba interesada en seguir jugando y me fui a mi casa, muy sorprendido de lo que acababa de conocer.
Al día siguiente, andábamos como siempre en la bicicleta por ahí pero yo quería jugar al doctor ya, quería volver a tocarlas y a ponerme caliente como el día anterior. Pero las dos andaban en su rollo y no me hacían caso. Yo molesto, me fui a mi casa y al llegar me encontré a su hermano Xavier. Era más alto que yo, me sacaría una cabeza al menos. Era como Estela, muy blanco de cabello lacio negro y pecoso de la cara. Traía un pantalón de mezclilla y una camisa de rayas. Lo saludé viéndolo a los ojos porque el leía los labios. Me contestó y se acercó a preguntarme por algo de mi bicicleta. Mientras se me hablaba (hablaba con mucho trabajo) noté que su pantalón estaba ajustado y que se le marcaba un bulto hacia un lado. Yo andaba muy caliente a pesar de mi edad, traía una erección y me sentía con ganas de algo pero no sabía de qué.
Le dije que me ayudara a meter la bicicleta y le pedí que me acompañara a mi cuarto. Supongo que se sorprendió porque Nos conocíamos pero no nos llevábamos tanto, él era más grande. A mis ojos, yo lo veía como un adulto.
Llegamos a mi cuarto e instintivamente cerré la puerta. Me acerqué a él y le señalé su bulto, le hice señas y hablando despacio le dije, “enséñamelo y te enseño el mio”. Algo muy de niños. El se rió pero se sacó su miembro por la bragueta. Era una verga grande (así la veía yo) circuncidada y se veía gruesa aunque estaba flácida. Yo la vi y sin más, la toqué, apreté la cabeza. Nos reímos.
Ahora tu, me dice, yo me bañe el pantalón y me saqué mi verga. Sin circuncidar y completamente parada. Viendo hacia arriba. No era muy grande pero si era dura y palpitaba además. El me tocó y empezó a pasar la mano con mucha curiosidad. Yo no podía dejar de ver su miembro que estaba creciendo. Me empezó a masturbar. Yo le pedí que se bajara el pantalón y lo hizo. Fue la primera verga que vi con vello, tenía mucho, yo no tenía nada.
Empecé a jalarle la verga como el me lo hacía a mi. Yo sentía de todo, mucho placer. Supongo que mi respiración estaba a mil. Me bajó el pantalón a las rodillas y me empezó a acariciar las nalgas, muy suavemente. Me acerqué a él y traté de juntar mi verga con la suya pero era más alto que yo. Lo tomé del brazo y lo acerque a la cama, le bajé el pantalón a los tobillos, me acosté encima de él y él me seguía acariciando las nalgas. Yo movía mi verga contra la suya. No sé cuanto tiempo estuvimos así.
Xavi se levantó y yo me senté en la cama. No quería soltar su verga. Me la acercó a la cara y me señaló que la chupara, me hizo la seña como si estuviera chupando una paleta. Yo tomé su cabeza y empecé a mamar como si fuera una paleta, al rato me metió la verga a la boca, y empezó a moverse en mi boca. Me costaba trabajo aguantar esa verga de unos 15cm en mi boca pero me sabía increíble. Empezó a subir el tono de sus gemidos y poco después se vino, en mi boca de niño, me tragué todo sin pensarlo. Me costó trabajo y algo de tiempo entender qué me había tragado pero no me lo cuestioné.
Sacó su verga de mi boca y me puso boca abajo. Me acarició un rato más mis nalgas, un par de minutos. Se subió el pantalón y se despidió. Me quedé en la cama, como paralizado, tratando de entender esta experiencia y de cómo había disfrutado de ella.
Poco después se terminó el juego del doctor. En una ocasión, traté de penetrar a Laura pero no lo logramos, en otra, Estela me hizo mi primer oral, sin eyaculación, claro.
A Xavi lo veía de vez en cuando y repetimos varias veces, un día no mucho después, me llevó a mi primer orgasmo y la última vez que tuvimos algo, yo ya tendría unos 14 años, me lo cogí porque él me lo pidió. De vez en cuando me masturbo pensando en él a esa edad, con esa verga tan deliciosa en mi boca.
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