Y todo comenzó en la playa…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por usagui.
Viví cerca de la playa desde muy niño. Mi madre, con quien me mude después de que mi padre muriera cuando yo tenía 5 años, quiso buscar un lugar cerca del mar para establecer un pequeño negocio de venta de helados.
Así que cuando cumplí 15 era un adolescente de esos apenas desarrollándose muy bonito, con un cuerpecito delgadito y menudito, y un bronceado que ni la mejor cama de bronceado eléctrico podría dar.
Todas las tardes me iba a nadar un rato a una zona muy virgen, allí casi no había turistas y por la hora, tampoco había muchos lugareños. Fue por esto que solía nadar desnudo en el mar, para no perder el bronceado y porque me parecía de lo más cómodo sentir el agua rosar directamente cada centímetro de mi cuerpo.
Así estaba yo, saliendo del mar completamente mojado, escurriendo agua, cuando al acercarme a la playa noto a alguien sentado a la sombra de una de las tantas vegetaciones que cubrían la zona y la volvían tan privada.
Al parecer era un hombre, se encontraba sentado mirando hacia mí, así que o también lo mire y le sonreí. Nunca fui una persona tímida, al contrario, me llevaba muy bien con todo mundo y la gente me decía que tenía ángel. De hecho muchos me decían “angelito” de cariño, además mi cuerpo no me causaba ningún complejo. En cuanto notó mi sonrisa se levantó y comenzó a acercarse.
Era un hombre maduro, de unos 40 años tal vez, alto, con barba corta en forma de candado y un poco pelirroja. Tenía unos bonitos ojos azules y llevaba vistiendo únicamente un short y unas sandalias, además de una cámara colgando del cuello.
– Hola- mencionó al llegar a mi
– Hola- y volví a sonreírle
– ¿Qué hace un niño tan solo y tan lindo aquí? Es un poco tarde, no te parece?
– Si, algo. Pero no importa, conozco bien el lugar, y usted? Es raro ver turistas por aquí
– Bueno, soy fotógrafo y trato de encontrar lugares poco usales, con…bellezas escondidas- y me guiñó el ojo.
Yo no pensé nada malo de él. De hecho se me hizo bastante atractivo. Lo recorrí con la mirada y pensé lo afortunado que sería de estar con alguien como él. Yo había estado ya con otros hombres antes, pero todos eran chicos de mi edad y si bien había intentado que me penetraran, las cosas no habían salido muy bien. Me gustaba mucho insinuarme, era muy coqueto, pero intentaba no ser así con cualquiera porque en el lugar todos nos conocían a mi madre y a mi; pero claro, él no era de aquí.
– Y …¿has encontrado algo que te guste? – le dije viendolo a los ojos sin hacer el menor intento por vestirme todavía.
– Sí claro…hay cositas hermosas. Dime…¿alguna vez te han contratado como modelo? – él me recorría con la mirada, y así tan natural, comenzó a rodearme como un perro que olfatea lo que se va a comer desde todos los ángulos.
– No, nunca…crees que serviría de modelo?
– Claro…como modelo y otras cosas precioso- me dijo y sonriendo completamente, parado frene a mi muy cerca.
Fue cuando una idea vino a mi mente. Era algo muy arriesgado, pero me ayudaría a satisfacer esa necesidad de tener una primera vez como dios manda, y a la vez cumplir una fantasía que comenzaba a tener desde hace poco tiempo.
– Mmmm, pues tal vez debería pensar en qué más podría servirte, porque…necesito el dinero sabes? – y ya estaba, me lancé a por todas, y esperaba que él tomara la iniciativa
– Así que necesitas dinero…- Se separó un paso de mi, y yo creí que ahí terminaba todo, pero de repente comenzó a reír – Me estoy hospedando en un hotel del centro, te gustaría ir conmigo para platicar y ver en qué podrías ayudarme? Tal vez tenga algo en lo que puedas ocuparte y…te pagaría bien. Soy generoso con quienes me atienden, lindo.
– Sí claro, sólo deja que me vista…
Y así nos encaminamos hacia su hotel. Afortunadamente yo conocía al tipo de la recepción, era un cliente de mi madre, y le dije que el hombre quería que lo acompañara para ayudarle con unos tours que quería tomar pero que no sabía cual le convenía así que subía a la habitación para ayudarlo a elegir.
Cuando entramos al cuarto me pidio que lo esperara así que comencé a dar vueltas y a mirar todo lo que tenía. Al parecer realmente era fotógrafo porque tenía una mesa llena de lentes de varios tamaños y tripies de todos tipos.
De pronto regresó, se había cambiado poniéndose una bata del hotel, iba descalzo y llevaba una cerveza en cada mano, me ofreció una.
– Entonces… dices que necesitas dinero, y dime hermoso, ¿qué sabes hacer?- se sentó en la cama con las piernas abiertas bebiendo largos tragos de su cerveza
– Pues…no mucho. Pero aprendo rápido, sólo tienes que decirme como te gustan las cosas…yo se obedecer….- eso lo dije con una sonrisa de lado y la cabeza medio inclinada, a veces conectabamos miradas, pero otras recorría lentamente su cuerpo con mis ojos
– Mmmmm así que eres obediente? Bueno, porque no empiezas por tomar asiento?- veía que era una especie de prueba la pregunta. Así que sus ojos brillaron de sorpresa al ver como me sentaba en el suelo a sus pies. – Bien chiquito, dame una muestra y veremos como va, y por el dinero no te preocupes, como te decía yo soy muy generoso con quien me atiende bien…-
Eso fue música para mis oídos. Lentamente desaté el cordón que cerraba su bata. A la vista quedó un precioso pene largo, grueso, no más de lo normal, pero venoso y cabezón. Tenía la punta roja, y comenzaba apenas a erectarse. Se notaba que toda esa platica lo ponía cachondo. Con cuidado, casi con adoración lo tome con una mano desde la mitad del tronco y lo incliné para olerlo. Comencé a pasar mi nariz desde la base hasta la punta y me hundí fuertemente entre sus testículos para olfatear esa área cubierta de vello.
– ¿Es tu primera vez sosteniendo un pene, baby?
– Es mi primera vez con uno como este…pero no te preocupes, te dije que aprendo rápido- y mirándolo a los ojos comencé a lamerlo desde la base a la punta
– Siiii baby así, despacito, no tenemos prisa, lamelo bien…- el me veía fijamente mientras me daba instrucciones, la vdd es que eso de dar mamadas se me daba bastante bien.
Comencé a darle ligeras mordiditas, sin meterlo completamente en mi boca. – Aaaaaah siiii- sus manos pasaron por mi cabello, acariciándolo. Cuando sentí que su pene estaba duro por fin, lo introduje lentamente dentro de mi boca, poco a poco hasta el fondo y sin perder el contacto con sus ojos. Cuando mi nariz tocó su pubis, comencé a retroceder succionando. Él comenzó a respirar profundamente. De repente me tomó el cabello en una coleta y se hizo con el control de la mamada, me apartó bruscamente y se levantó, rapido su pene comenzó a entrar y salir de mi boca, me estaba cogiendo la boca a un ritmo frenético!! Así estuvimos como 20 min, de repente bajaba el ritmo, y después lo intensificaba nuevamente. Mi saliva se escurría por mi barbilla y mis ojos comenzaron a lagrimear, pero poco a poco entre en un trance, me encantaba sentirme a su merced, escuchando sus gemidos y fraces lacivas…
– ¡Oh precioso, esa boca….! ¡Dios si! Pareces un profesional con esa boquita, ¿lo eres hermoso? ¿eres una puta profesiona? Ufffff!!- las venas de su cuello se marcaban profundamente, y su ritmo se fue haciendo más difícil
– Te voy a pintar esa puta cara de ángel que tienes cariño…siii siiii!! Toma mi leche en tu cara baby!!!!! SSiii!!!!!!!- y con una coordinación que sólo el tiempo te permite adquirir, sacó su pene de mi boca en el momento exacto en que empezó a explotar. Su semen cubrió mi rostro, 1, 2, 3 y hasta 4 chorros de leche llegaron a mi frente, nariz, ojos y boca. Casi inconcientemente me relami la boca y me deje caer hacia atrás sobre la alfombra cuando él soltó mi cabello.
Así que ahí estaba, desmadejado en un cuarto de hotel, en el piso con la cara llena de semen de un extraño que me había utilizado para su placer. Cuando nuestros ojos se encontraron los dos sonreimos. Y tuve una demostración de la fuerza de esos hermosos músculos fibrosos. Me levantó por las axilas y me llevó sobre su hombro el corto camino hacia el baño. Allí me bajo, me puso frente al espejo con él detrás de mio. Mientras besaba mi cuello comenzó a decir…
– Mirate precioso…te ves divino con mi leche adornando tu rostro. Mírate…
– Yo…- yo estaba anonadado, nunca había tenido una experiencia como esta, por un lado tenia miedo de que se saliera de control, pero por otro…ansiaba continuar. El salió de pronto del baño pero regresó casi enseguida. Puso frente a mi un par de billetes de una buena suma, y se quedó con un par más en la mano.
– Todo esto puede ser tuyo si decides seguir…como hasta ahora nene. Podemos continuar, o puedes llevarte lo que tienes frente a ti. Tu decides, depende de tu necesidad…monetaria-
La realidad es que una necesidad apremiante se instalaba dentro de mi. Pero no por el dinero. Necesitaba a ese hombre, ese cuerpo, mientras lo veia por el espejo, sentia el dominio en su mirada. Paso un brazo por mi cintura estrecha y me hizo sentir su dureza. Nuevamente estaba listo para más, y prometía mucho… Uno de sus brazos se trasladó al frente y comenzó a recorrer mi pene, con su boca mordía mi cuello y lamía la zona, pero todo esto sin dejar de mirarme, y yo no fui muy conciente de en que momento dije:
– Sí…
Bruscamente me giró y cargó contra el lavabo. Eso me obligó a pasar mis piernas a su alrededor. Su mirada era fiera, de ganador, sabía que era suyo para lo que quisiera.
– Muy bien hermoso, a partir de ahora eres mío, entendiste? Voy a pagarte muy bien. Te hare gritar, y te prometo que si trabajas bien hoy, yo mismo me asegurare de que no te falte trabajo hermosura. Ahora dime, eres virgen vdd? O alguien ya probó ese hermoso agujerito?- Su voz estaba cargada de lascivia…y a pesar de la seguridad que habia demostrado hasta ahora, no pude evitar que mis mejillas se calentaran
– No, nadie ha estado allí antes…papi- la palabra lo encendió más si era posible. Sentí como una de sus manos me acariciaba y se acercaba a mi orificio anal.
– Bien, bien, vamos a la cama cariño, sujetate fuerte de mi…
Cuando llegamos a la cama, literalmente me avento contra el colchón sin dar tiempo a nada, me giró violentamente para quedar boca abajo. De reojo vi como sacaba algo del cajón de la encimera y pronto sentí un líquido tibio en mi espalda. Fue cayendo en mi espalda desde los hombros hasta mi culo y sobre todo en la zanja entre las dos nalgas. Casi enseguida se hechó sobre mí. El líquido hacía que nuestros cuerpos resbalaran…
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