YO 28 AÑOS, ¿CASI INCESTOS? ¿O NO LO SON? primera parte 26
La vida da muchas vueltas, y a veces nos encontramos en situaciones extrañas.
De nuevo me retrotraigo a mis 28 años, cuando me fui a vivir solo a una ciudad de la quinta región interior de Chile. Reitero la veracidad de mi relato.
Una noche de invierno, con lluvia me encuentro con la hija de un conocido en la calle, y entre conversas me dice que esa noche no tiene donde alojarse, dado que estaba en malas relaciones con su familia.
Considerando la hora y el clima imperante, la invité a que me acompañara a mi casa. Sobre ella sabía que era casada, pero vivía sola, y tenía un hijo de 11 o 12 años.
Como caballero, no pregunté las circunstancias por las que estaba en la calle y tampoco pregunte por su hijo, simplemente enfilamos a casa, en donde luego de ofrecerle una taza de té, le indique el dormitorio de visitas, y me apronte a acostarme en mi cama. Sorpresivamente ella llegó y se acomodó a mi lado, y obvio que pasó lo que era esperable y tuvimos sexo.
Al día siguiente siguió todo en forma natural, y se quedó conmigo 3 o 4 días en que convivimos como pareja.
Se fue pasados los días y un par de semanas después apareció de nuevo, en ésta ocasión iba con su hijo, Alex que ya mencioné andaba por los 12 años. Tal como la vez anterior, ella se metió a la cama conmigo y su hijo se fue a la habitación de visitas.
Alex era un chico de cuerpo grueso, media alrededor de un metro y medio, pelo castaño y de pocas palabras.
A la mañana siguiente, sorpresivamente el chico llegó al dormitorio principal, y se metió en la cama al medio entre su madre y yo. Me sorprendió, pero no dije nada, y me quedé dormitando un buen rato más. Luego su madre se levanta a ordenar un poco y preparar el desayuno, saliendo a comprar un par de cosas.
Al quedarnos solos el chico me abrazó sin decir palabras, y ahí me tenté y empecé a tocar su cuerpo, el que solo vestía un pequeño bóxer, mis manos empezaron con cuidado a tocar su espalda, acariciar su pecho y ahí le pregunté si le molestaba y movió su cabeza en negativa.
Seguí pues acariciando su cara, pelo y bajando por su cuerpo ya llegando hasta el límite que ponía su diminuto ropaje interior, y primero introduje un dedo y luego dos, levantando un poco su elástico para permitirme meter la mano completa, agarrando aquel virgen culo, de nalgas duras y muy bien formadas.
Ya envalentonado por el dejarse hacer del chico, y más aún con sus movimientos pélvicos empecé a bajar su ropa y metí mi mano por la parte delantera y me sorprendí al encontrar una abundante pelambrera, si bien se trataba de pelos muy finos. Su pene estaba plenamente erecto y empecé con una mano a acariciar su culo y con la otra a masturbarlo suavemente que no se si ya había experimentado, pero lo fui haciendo poco a poco, pero aumentando la velocidad. El chico no decía ni hacía nada, pero su respiración agitada y gemidos esporádicos, me hacían entender que lo estaba disfrutando.
En un momento y sin aviso, mi mano sintió una humedad en mi mano y pierna, asumiendo su eyaculación, en una cantidad inesperada para lo que yo esperaba.
Tomé un pañuelo de papel y lo ayudé a secarse igual que mi mano, y me levanté para entrar a la ducha justo cuando la puerta de entrada se abría con la llegada de María con las cosas para el desayuna. Alex por su parte se quedó en la cama, posteriormente se levantó sin decir nada de lo acontecido.
Estuvimos los 3 en casa unos días y posteriormente se marcharon sin mayores situaciones que contar.
Una tarde, estaba leyendo cuando siento alguien toca a la puerta. Al abrir me encontré con Alex sonriente, quien hizo ademan de entrar y por supuesto le di la pasada, me sorprendió y le pregunté si pasaba algo, y solo sonriente me dijo que se había acordado de mí y pasó a saludarme.
Seguí en mi lectura mientras el pasó al baño, lo que no preste atención. Absorto en mi lectura no me di cuenta que salió hasta cuando me llamó y su voz venía desde el dormitorio.
Me paro en la puerta y ¡oh!, lo veo sobre la cama, sonriente, desnudo con su culito en pompa, grande, blanco, y moviéndolo pausadamente, mientras me pregunta ¿te gusta?…….
Yo atónito le asentí con la cabeza, mientras me acerqué y puse mi mano sobre aquel culo apetitoso. Mi cabeza daba vueltas que una cosa fue la paja que le hice en la cama y ya otra lo que tenía en mi cama con claras intenciones. Le acariciaba las nalgas, apretaba y sentía lo firmes y apetitosas que estaban, metí un poco un dedo por su rajita y un leve gemido me aclaró que lo disfrutaba y a las claras lo que quería. Le pregunte ¿estás seguro? Claro que Sí, me respondió (con mayúscula que lo dijo convencido y ansioso).
Por supuesto no me hice de rogar y me empecé a desnudar, mi pene ya estaba a full, y pensaba en mi suerte de probar por primera vez un virgen culo de 12 años (¿o eran 11?) pero que independiente de la edad, estaba claro de lo que deseaba.
Desnudo ya y sin esperar más, me ubiqué sobre sus piernas con mi pene tocando su culo, el que empecé a amasar con ambas manos, él levantaba su cola y empecé a meter un dedo por su raya y su hueco, estaba muy cerrado y le pedí se relajara. Tomé un pomo de lubricante y empecé a aplicar en su culo y en mi verga, le separé las piernas y abrí sus nalgas poniendo la cabeza de mi miembro a la entrada de su grutita nunca mancillada y haciendo un poco de presión, metí la punta. Relájate le ordené, mientras hice un poco más de presión. Y más, y más y más…….
Ya tenía la mitad adentro y pregunté si dolía mucho y respondió que no tanto, respuesta que esperaba para de un solo golpe llevar mi verga hasta el fondo de su humanidad, ocasión en que, si le arranque un grito, pero ya empalado me quede inmóvil, abrazándole y le pedí que se quedara así hasta se acomodara al tamaño del miembro invasor, lo que hizo.
Mientras quedamos en esa posición, le susurraba que era muy rico su culo, que le agradecía por el regalo que me hacía, y mientras lo hacía empecé a moverme poco a poco en un mete saca, que su culo ya se había adaptado a mi pene, ayudado por el lubricante. Yo estaba a mil y empecé a acelerar, que hervía de lujuria, le atraía a mi cuerpo desde sus hombros y él levantaba su culo lo que facilitaba la penetración total, sus gemidos llenaban el ambiente y sin poder aguantarme empecé a inundarle con mi leche caliente gimiendo y casi aullando de placer mientras él mordía la almohada, ahogando sus gemidos y sonidos de la calentura y su pérdida de inocencia.
Eyaculé como hacía mucho no lo hacía, la tierna juventud del chico con su tremendo culazo me ayudó en ello, y sentí como después de varios disparos de leche, mi pene perdió su rigidez y se salió, pudiendo observar un poco de sangre, que rápidamente limpié con toallas de papel que estratégicamente dejo en mi mesa de noche.
Se acostó a mi lado, muy cerca y sentí sus ganas de ser acariciado, lo que hice mientras preguntaba que, si le había gustado lo que asintió, aclarando sí que le había dolido un poco. Le dije que de a poco se iría acostumbrando, ante lo cual sonrió.
No le pedí repetición que ya me imagino le había dolido dado que hasta sangró. Luego de un rato nos bañamos y se fue a su casa (vivía con la abuela).
Encuentros como el relatado se repitieron muchas veces, poco a poco se fue adaptando a mi sexo, y probamos otras poses sexuales, y me imagino que su tierna juventud ayudaba a que me híper excitara cada vez que estaba con él y aproveché cada momento que compartimos, lo que duró algunos meses hasta que de pronto simplemente dejó de visitarme y para peor yo después me cambie de domicilio a Santiago, la capital.
En mi próxima entrega relataré lo que sigue de esta mi especial vivencia, Les recuerdo dejar sus comentarios en ésta misma pagina o en mi correo [email protected] y para leer mis relatos anteriores en https://relatos-intimos-inconfesados.blogspot.com/
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