YO 28 AÑOS, MI EXPERIENCIA CON 23 CMS. (30)
QUE SI EL TAMAÑO IMPORTA O NO, ES DE LARGA DISCUSIÓN. YO AL MENOS PUEDO OPINAR CON CONOCIMIENTO DE CAUSA, HE AQUI UNA EXPERIENCIA AL RESPECTO..
Investigando en internet sobre cuanto sería el tamaño “normal” de un pene, me lleve la sorpresa que el rango que se considera normal es bastante amplio.
El tamaño promedio mundial sería de 8,8 cms. (3,5 pulgadas) en flacidez, y de 12,9 cms (5,1 pulgadas) en erección. Ello nos lleva a que entre 12 y 18 cms sería lo común.
Hay diferencias, obvio, y también estos promedios aumentan dependiendo de la etnia, siendo de todos conocidos el hecho que los de raza negra por lo general superan la media ya señalada.
Como anécdota, menciono el caso del actor Jonah Falcon con 34,2 cms. en erección y el ancho de un brazo según la revista Rolling Stone, e históricamente se menciona al monje ruso Rasputín, con 40 cms.
Hecho estas consideraciones paso a una historia especial, que me ocurrió cuando ya vivía en Santiago de Chile.
Una noche a mitad de semana, estando en casa solo y cerca de la medianoche, entré al chat gay a ver que se daba.
Converse con un par de personas, hasta que de pronto se conectó un joven que dijo tener 25 años, e iniciamos una amena charla sobre cosas banales. Poco a poco y como era obvio nos fuimos a temas más personales y él me comentó que tenía una relación de convivencia gay. No me daba muchas indicaciones al respecto, pero se manifestó interesado cuando mencioné que estaba solo en casa.
Me insinuó que le gustaba estar con gente adulta, y que tenía 23 cms de pene.
Más que sorprenderme, la verdad es que mi reacción fue de incredulidad, pero me abstuve de comentarlo, y así siguió la conversación, hasta que llegado el momento me sugirió que lo pasara a buscar y compartiéramos un rato.
Me señaló su ubicación y me quedaba a cierta distancia de donde yo estaba, y le dije que si quería que fuera debía darme su número de celular para así tener una mínima certeza de que era real lo que hablamos, a lo que accedió.
Hablamos, y me dijo que podíamos compartir un rato, pero con el compromiso de dejarle de regreso en el mismo sitio que lo recogiera, por supuesto acepté y partí en su búsqueda. Para quienes conocen Santiago de Chile estaba por la Universidad Católica y yo por estadio nacional de futbol.
Antes de salir, me preparé aseándome de forma adecuada, dado que lo que más mata el embrujo del sexo es una sorpresa desagradable producto de una penetración, que puede terminar en un repugnante recuerdo.
Llegado al sitio prefijado, me estacioné y le llamé. Apareció un joven delgado, que subió al auto y me saludó de forma agradable. Enfilamos a mi casa.
Apenas llegamos, nos fuimos inmediatamente al dormitorio, era invierno y estaba helado, pero tenía calefacción en la pieza por lo que estaba grato. Se sacó un poco de la gruesa ropa que vestía lo cual imité, nos sentamos en el borde de la cama mientras buscaba un canal de televisión de triple X.
Con la penumbra que solo era alterada por la luz de la tv, llevé mi mano derecha a su entrepierna, y empecé a acariciar y deslizarla de arriba a abajo, de una pierna a otra, mientras sentía que su miembro empezaba a despertar.
A cada caricia mía, más me sorprendía de sentir como aquel miembro era de un tamaño descomunal. Empecé a meter mi mano por su pantalón, que él había abierto soltándose el cinturón y la cremallera, permitiéndome sentir de forma más cabal la calentura de su verga, que ya en estado de semi erección, me apresuré a sacar de su encierro, y poder conocerle en su magnífica plenitud.
No puedo asegurar que midiera los 23 cms. anunciados, dado que no iba a estar con una cinta de medir, pero probablemente si los medía. Nunca había estado con alguien con tamaño monumento sexual. A lo más había visto en fotos o videos otros penes descomunales, pero era muy distinto tenerlo al alcance de la mano y la boca.
Por supuesto que abrí mi boca para chupar aquel caramelo tamaño XXL y lo empecé a lamer, acariciar, agarrar sus huevos que acordes al tamaño del miembro, colgaban generosamente y se mostraban grandes y seguramente llenos de joven leche que invitaban a la ordeña. Lamía, chupaba, succionaba y daba pequeños mordiscos que, sin dañar, iban aumentando su placer que era demostrado en gemidos y movimientos pélvicos que trataban de ingresar a través de mi garganta, lo que era físicamente imposible, dada su longitud. (debo aclarar que no era tan gruesa) so riesgo de morir atragantado que hubiera sido poco honrosa muerte para mí.
Ya a ésta altura de nuestra excitación, nos hizo desnudarnos y acomodarnos en la cama, mirando la tv, con un tubo de lubricante que me empecé a aplicar abundantemente en preparación al ataque sexual que ya venía, mi compañero ocasional también se aplicó generosamente en su pene, erecto y caliente.
Se ubicó entre mis piernas, yo cerré los ojos buscando el máximo de relajación, y sentí cuando puso la punta de su verga en mi agujero y empezó a penetrarme. Con calma, mostrando experiencia y dominio de la situación, consciente de lo que tenía entre sus piernas, metiendo uno a otro sus centímetros de carne hirviente. Yo relajado sentía como iba taladrándome más a fondo, poco a poco y llegando a donde nadie lo había hecho, me lo sacaba un par de centímetros, para meterlo 4 más, y así, con calma y paciencia ya sentí su pelvis tocar mi carne. Para mi sorpresa me había clavado todo su impresionante miembro.
Comenzó pues, su movimiento, entrando y saliendo, suave pero decidido. Llevándome a sentir cosas inefables, apoteósicas, pero fantásticamente deliciosas.
No sé cuánto rato duró, no fue breve, pero disfruté cada segundo de aquella clavada de ensueño, mete, saca, mete y saca.
Luego del tiempo que él se quiso tomar, respirando en mi cuello, abrazándome con fuerza para llegar hasta el fondo, ya sentí que su movimiento entró en fase de aceleración, más rápido a cada instante, como anuncio de su pronta deslechada, la que llegó caliente, intensa y abundante. Nada menos de lo esperado para terminar aquella formidable culiada. Algunos gemidos, suspiros, pero sin mayores sonidos bucales, hasta quedarse quieto sobre mi espalda, por algunos segundos para retirarse, mientras yo sentí como aquella verdadera anaconda iba saliendo de mi culo, sintiendo un vacío que quedaba cuando salió completamente.
Le invité a la ducha, en cuyo instante observé que ya era avanzada la madrugada. Cuando salió, hice lo propio y nos preparamos a salir para devolverlo al sitio de encuentro, según habíamos acordado.
Lo llevé al sitio comprometido, y antes de despedirse me pidió que no lo llamara ni le enviara mensajes a lo que me comprometí. De todas formas, le dije que si quería repetir o simplemente conversar podía llamarme……….Nunca lo hizo.
https://relatos-intimos-inconfesados.blogspot.com/
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