YO 28 AÑOS, NUEVOS VECINOS (32)
Sigo compartiendo las experiencias de vida en el tema sexual-gay. Me da nostalgia, alegria de recordar, tristeza a veces y mas de algun arrepentimiento de algo que NO hice. Espero les agrade ésta entrega.
Como he relatado, cuando me cambié de domicilio, me encontré obviamente con gente nueva, y así se dieron nuevas aventuras.
Primero me referiré a mi tocayo, Sergio, un chico de 15 años que vivía a un par de casas de la mía, en una población bastante tranquila y que estaba dentro de mi presupuesto de alquiler.
El chico en cuestión era de tez blanca, de cuerpo grueso, pelo crespo negro, lo demás lo fui descubriendo después. Su padre era camionero por lo que en el fondo él hacía las veces del hombre de la casa, con 2 hermanas menores.
Como he relatado, en aquella época yo era aficionado a las motos, tenis una Yamaha RD 250, una máquina bastante rápida y como no, atrajo la atención del chico.
Así un día que me ve llegar y él iba pasando casualmente, me habla y se acerca a mirar mi vehículo. Lo atendí con una sonrisa y respondí sus preguntas, mientras entraba a casa y aproveché de invitarlo a entrar, a lo que accedió.
Mientras compartíamos una gaseosa, me señaló que le gustaba la ambientación de la casa, con un gran equipo de música y algunos posters en las paredes de artistas de la época. Ahí supe algunas cosas más de él y satisfizo su curiosidad sobre mi existencia.
La confianza se fue afianzando, y una tarde llega en traje de futbol, que había estado practicando en el colegio. Le invité a refrescarse y se quejó de un dolor en un muslo. Lo invité a darse un baño caliente, y posteriormente un masaje en sus piernas, lo que aceptó gustosamente.
Al salir de la ducha se dirigió al dormitorio donde yo lo esperaba con un ungüento para masajes. Venía solo cubierto con un diminuto slip. Le pedí se recostara en la cama y empecé mi labor de masajista. Primero boca abajo y luego a la inversa.
Precisamente estando boca arriba, empecé a masajear sus piernas, con muy pocos vellos corporales, su pecho lampiño y pocos pelos axilares. Partí desde los tobillos subiendo más y más, con ambas manos de una pierna a la otra.
Ya llegado a la parte superior, miraba su bulto que se notaba de un tamaño medio, más bien grueso y se traslucía una pelambrera no muy abundante. Desde su ombligo se notaba un delgado rio de pelitos finos algo claros.
Sin aviso simplemente me abalancé sobre su pene metiéndomelo a la boca ante la sorpresa del chico, quien reaccionó diciendo “Hey, ¿Qué pasa?” …¡tranquilo! fue mi respuesta y seguía chupando cual un caramelo su pene que empezó a despertar, mientras Sergio se dejó hacer cerrando los ojos.
Ya teniendo entregado al chico a mis lamidas, mientras con una mano agarraba su verga para lamerla, chuparla, pasando por sus huevos cubiertos de pelos castaños, fui despojándole de su slip, y al hacerlo ya lo tuve a completa disposición.
Me puse a hacer mi mejor labor a fin de darle el placer necesario para que aquella primera vez fuera lo suficientemente grata como para esperar una repetición a futuro, por ello pasaba mis manos por su pene, sus huevos, mi lengua baja desde su ombligo, hasta su región baja para volver y chupar su glande y meter todo su tronco hasta el fondo de mi boca e inicio de garganta.
El placer se hacía presente, hacia tenues movimientos pélvicos y gemidos que me dejaban claro que mis esfuerzos estaban dando frutos, ¡avísame! Le pedí a lo que asintió. Aceleré mis movimientos hasta que Sergio me puso una mano en mi cabeza tratando de meterme su verga hasta el fondo, para junto con una exclamación, lanzar el primer chorro de leche caliente en mi ansiosa boca. Apenas alcance a tragarlo cuando ya vino un segundo y tercero abundante y caliente que por supuesto también engullí.
Un fuerte suspiro del joven vecino, me dio a entender que ya había acabado su entrega en mi boca, ante lo cual me retiré y le pasé su ropa. Su sonrisa me decía que estaba satisfecho de la sorpresa recibida. Lo acompañé hasta la salida y ahí le pregunté ¿habrá repetición? ¡PUES CLARO QUE SI!
Pasados algunos días, lo veo llegar del colegio, con su uniforme de liceano se veía muy apuesto. Me preguntó si podía visitarme a lo que asentí. Regreso luego de unos minutos y le pregunté cómo estaba y en especial como había quedado en la visita anterior, respondió que muy bien. Inmediatamente le invite a pasar al dormitorio para repetir, a lo que no se hizo de rogar. Le empecé a mamar su joven estaca, caliente y ganosa, y le pregunté si se atrevía a “meterlo” lo que asintió.
Nos desnudamos pues, le seguí mamando aumentando su calentura, y nos ubicamos para la follada, me puse boca debajo de piernas abiertas (obvio ya me había aplicado lubricante) y él se ubicó de rodillas y empezó a buscar mi agujero, lo que a un par de intentos lo encontró, metiendo de golpe su pene hasta un poco más de la mitad, y al cargar su peso sobre mi espalda lo sentí entrar completo y empezó a follarme de inmediato, mientras iba aprendiendo la mejor técnica, me culiaba casi con violencia (al fin de cuentas era su primera vez) con ese ímpetu de los 15 años.
No sé cuánto duró, como sea siguió un buen rato hasta que sin aviso simplemente sentí un ardor en mi culo que anunció su primera lechada, ahí recién gimió y siguió clavándome y depositando su semilla dentro mío hasta que se quedó inmóvil y ya sentí que su pene volvía a la languidez, saliendo de mi culo.
Y así, con Sergio seguimos teniendo encuentros esporádicos hasta que por fin me cambie de domicilio. De vez en cuando lo he encontrado y está muy cambiado. Los años lo hicieron engordar y ya no es el chico apuesto que conocí.
A un par de calles de mi casa, había una familia compuesta por la madre de dos chicos de unos 17 y 15 años, ambos apuestos, pero el que más me atraía era el menor, más bien delgado, 1,60 cms, blanco, de pelo castaño claro hasta los hombros. Lindo el chico y además acostumbraba a mostrarse con la camisa abierta que permitía ver su pecho sin pelos y tan blanco como se adivinaba su cuerpo.
Un día recibo una llamada telefónica de un amigo, casado, que me dice ira a trabajar a mi ciudad, y preguntó si podía darle alojamiento con su señora mientras conseguía su alquiler propio. Mi amigo es locutor radial y se requería con urgencia presentarse a trabajar.
Pues acepté darle dicha ayuda, aunque mi problema sería que perdía la independencia para recibir amigos, pero como era provisorio no me compliqué.
Estando en un comercio de barrio comprando unas cervezas, entran los chicos que mencioné y al escuchar la voz de mi amigo, lo identifican como la voz de la radio, lo cual les impresionó. Les comento que vamos a compartir unas cervezas en mi casa, y les invito. Muy impresionados aceptaron casi corriendo, así pues, hice las presentaciones y nos fuimos a casa.
Yo si bien admiraba la belleza del chico de 15 años, no me hacía ilusiones de tener algún encuentro, dado que era común verlo acompañado por chicas de su edad y mayores y se me hacía que no le faltaban las oportunidades de follar así que nada. Pero nadie ha visto el futuro.
Iniciamos pues la reunión, los chicos admiraban a mi amigo, le miraban embobados cuando hablaba de su vida y en especial su experiencia profesional, y cuando ya la cerveza nos había subido un poco a la cabeza, le pedían les hiciera supuestos saludos radiales a sus nombres lo que celebraban de forma casi infantil.
Ya avanzada la noche, mi amigo Rubén se retira a dormir que debe trabajar temprano, y me quedo con ambos hermanos. El mayor decide irse y nos quedamos solos, el chico de 15 y yo, apurando las ultimas cervezas. En un momento, el joven se para a mi lado (estábamos a media luz desde temprano) y simplemente se baja el cierre del pantalón, sacando su pene, que era de un muy buen tamaño, supongo que tan blanco como todo su cuerpo, y sin decir nada lo acercó a mi boca.
No iba a esperar más invitación, y abrí mi boca metiendo su delicioso miembro. Con ambas manos solté el botón de su pantalón y se los bajé junto con su interior para poder disfrutar de mejor forma de aquel regalo inesperado.
Empezó a follar mi boca, con ambas manos afirmaba mi cabeza, metiéndome casi hasta la campanilla de mi garganta su miembro. Todo lo hacíamos tratando de hacer el menor ruido posible, ya que, aunque el matrimonio dormía a puerta cerrada, era mejor prevenir.
El bajar sus pantalones me permitía acariciar lo más posible, su culo, pecho, tetillas, sus piernas, todo un manjar, sin pelos. Los huevos pequeños, poquitos pelos, pero lo principal, su pene algo grueso y emanaba un olor embriagador. En la penumbra levantaba mi mirada y veía su rostro con los ojos entrecerrados, moviendo sus labios en un murmullo inentendible.
Sin aviso, empezó a llenar mi boca de semen, una miel para mis deseos, la cantidad me indicó que seguramente (y para mi suerte) hacia algún tiempo que no se vaciaba por lo que fue bastante abundante, la que, por supuesto, no desperdicié.
Ya terminada la labor, el joven ya saciado sus instintos, se arregló la ropa y me dijo que se retiraba. Primera y única vez.
En la esquina de mi casa en las noches se reunía un grupo de chicos de distintas edades a charlar y consumir cervezas, algunos fumar algún porro, y simplemente pasar la hora.
Una noche que iba de regreso a casa caminando, me saludan y me invitan un trago de cerveza. Acepté. Eran 4 o 5 chicos. Como beber alcohol en la vía publica es prohibido en Chile, apareció un vehículo policial. Invite pues a los chicos a ir a mi casa y seguir la tertulia.
Yo ya venía con algunas copas, y seguimos con algunas que ellos tenían más otras que siempre tenía de reserva. En un momento uno de los chicos se quedó dormido en una silla, tenía unos 16 años. Le ofrecí que se acostara en la cama mientras los demás seguíamos bebiendo.
Pasó un par de horas, ya el licor se terminó y era hora de dormir. Fueron los chicos pues a despertar a su amigo para llevarlo, pero no despertó con nada, ante lo cual les dije lo dejaran que ahí no le pasaría nada, a lo que aceptaron y se fueron.
Apagué las luces, me voy al dormitorio y al cerrar la puerta el chico me habla y me pregunta por sus amigos. Yo sorprendido le respondo se fueron y le pregunto de que trata. “quería follar contigo”.
Bueno, ya, obviamente no iba a despreciar dicha invitación, así que nos desnudamos y nos metimos a la cama. Le ofrecí la espalda al chico que inmediatamente empezó a buscar mi culo con su pene a full. Lo tomé con mi mano y lo ubiqué a la entrada, ante lo cual el chico se apretó a mí para penetrarme hasta el fondo, dado que si bien era algo largo era delgado por lo que no hubo problema de clavarlo entero.
Me folló con muchas ganas, pero dentro de mi ebriedad no recuerdo muchos detalles como tampoco mayores características del chico.
Por la mañana, me despertó para pedir le abriera la salida, nos despedimos y eso sería todo. Nunca más supe de él, quizás me lo cruce en la calle y ni cuenta me di………………
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Leer mis anteriores relatos y lo nuevo:
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Cortos pero buenos relatos