YO 28 AÑOS, SEXO PAGADO (28)
La necesidad tiene cara de hereje, a veces es necesario recurrir al sexo con tarifa..
Mis relatos han sido siempre, comentando y recordando situaciones sexuales que se me han presentado.
No obstante, en algunas ocasiones especiales me decidí a pagar por sexo, y recalco que han sido muy especiales ocasiones.
La primera vez, fue cuando había recién llegado a Santiago de Chile y pude alquilar una casa donde vivir solo y sin preocuparme de otras personas. Instalé la internet fija, y de ahí me fui acostumbrando a navegar y a descubrir el mundo nuevo que la tecnología nos abre.
Y así me encontré una página donde se ofrecía atención sexual “para caballeros” según anunciaba, por lo que llame a un numero de telefonía fija donde una voz algo afeminada me señaló las cualidades de cada chico que estaba disponible. Simplemente elegí uno y acordamos el precio de la atención por una hora.
Pasado un tiempo, se detuvo un auto enfrente de casa y se bajó un apuesto chico, de 1,70 mts aproximado, atlético, agradable. Apenas ingresó me solicitó el teléfono para llamar a su jefe avisando que estaba en el sitio y todo bien.
Nos fuimos al dormitorio y él rápidamente se desnudó, dejando a mi vista un hermoso cuerpo muy bien trabajado, exento de vellosidad incluido el pubis, y un pene erecto bastante apetitoso, de unos 18 cms, recto, blanco y que a primera vista hacía válido cada peso que estaba pagando.
Un poco tímido (insisto era mi primera vez de sexo con tarifa) le pedí que se acercara y tomando su pene lo metí en mi boca. Un agradable aroma emanaba de todo su cuerpo, mientras empecé a mamar y lamer, acariciar sus nalgas sus huevos y seguía disfrutándolo. Luego de algunos minutos le pedí que me follara, a lo que amablemente me señaló que pidiera todo lo que quisiera. Tomó un condón de su bolso de mano, mientras yo me lubricaba y le pedí se pusiera a mi espalda, de costado y me empezó a penetrar.
Sentí su grueso miembro que abría mi culo, le pedí fuera cuidadoso así que me fue clavando con calma pero firme, hasta que sentí su pelvis chocar con mis nalgas.
Inició pues su movimiento de entrada y salida, acomodando su verga en mi interior, luego le pedí me montara y se subió en mi espalda, para luego sentarse sobre mis piernas y follarme mientras sus brazos me afirmaban de los hombros.
Ya habiéndome relajado le fui pidiendo cambiar de posiciones, incluida la tradicional pierna al hombro, dándome un buen revolcón con el hermoso chico.
Cuando ya transcurrió la hora pagada, me lo señaló y le ofrecí la ducha lo que aceptó. Se visitó y se retiró dejándome satisfecho, en esa primera ocasión de sexo pagado.
La segunda vez fue algo diferente. Un chico al que conocía de pequeño, dado que era vecino de la casa de mis padres, estaba cumpliendo con su servicio militar.
Siempre lo había mirado con ojos de deseo, dado que, de cuerpo atlético, tez trigueña, muy sano que no bebía ni fumaba, se le marcaba un buen bulto en la entrepierna, y un culo bien trabajado, por el ejercicio, era –imagino- deseado por varios apartes de mí.
En cierta ocasión, me encuentro con él y me habla diciéndome que tenía un problema ya que necesitaba urgente determinada cantidad de dinero lo que para mí no aparecía como exagerada, pero para él que no los tenía era muy importante.
Sin inmutarme, le dije que no tenía problema en pasarle el dinero, pero que no era gratis, que quería sexo a cambio.
Me miró, lo pensó un poco y al final aceptó y quedamos de reunirnos en unos días, a la salida con permiso desde el regimiento en determinado sitio y hora.
El día acordado, lo esperé hasta que lo vi aparecer, vestido con su gallardo uniforme. Le sonreí y le invité a tomar una gaseosa para reposar del viaje y al final le pregunté si se mantenía el trato y asintió. Pague la cuenta y nos fuimos a mi moto para enfilar a mi casa.
El solo subirnos a la moto, ya me produjo una emoción morbosa, dado que su bulto que me anunciaba una buena verga, se apretó con mi culo mientras pasaba sus brazos por mi cintura, afirmándose. Nos fuimos y rápidamente llegamos a mi casa.
Entramos al dormitorio, y se sacó su camisa y empecé a acariciar su torso, su pecho lampiño y dándole pequeñas chupadas a sus tetillas, él por su parte se soltaba el pantalón y empezó a bajarlo quedando en bóxer. Mis manos ansiosas se fueron a su miembro que ya respondía a mis caricias.
En un momento me dice que él nunca ha hecho eso y que solo está ahí por necesidad. No te preocupes, le dije, que de aquí no sale y te va a gustar. Seguí con mi labor ya agarrando su miembro que era del tamaño esperado, de una longitud aproximada a 19 o 20 cms, oscuro rodeado de pelos negros y de un agradable aroma a limpio.
Le pedí se desnudara mientras yo hacía lo propio y ya nos fuimos a la cama donde empecé a lamer y mamar su exquisito miembro. Mis caricias y acciones terminaron por entusiasmarle lo que se notó en la completa erección que alcanzó y la salida del precum, mientras yo seguía con mis caricias y él se entregaba al placer, moviendo su cuerpo y agarrando mi cabeza para acomodar a su gusto mi mamada.
Pasado un tiempo, le pedí que siguiéramos en el sexo y me puse de lado para que me empezara a penetrar. Sentí cuando su glande se abrió paso en mi culo, y yo en la excitación le pedí me apretara con fuerza, clavándome a totalidad su joven verga que sin compasión se incrustó hasta lo más íntimo de mi culo.
Teniéndome ya empalado, el joven soldado se dedicó a disfrutar del momento, y me empezó a culear casi con violencia, yo sentía su grueso pene como taladraba mi culo, y me llegaba hasta lo más íntimo cosa que disfrutaba intensamente. Le pedí un momento para acomodarme un almohadón en la pelvis y ahí, hasta se le escaparon algunos gemidos al penetrarme hasta los huevos que se estrellaban en mi culo, hasta que el ritmo y la violencia de la clavada fue llevándolo al climax, lo que ocurrió con un fuerte bufido y me sentí inundado por el semen abundante, seguramente acumulado en el cuartel militar en los últimos días, y que a borbotones me llenaban en consecutivos chorros. Mi amigo se apretaba a mi espalda, bajando la intensidad hasta ya terminar para salirse de la posición, descansamos unos instantes y ya le indiqué la ducha pasándole una toalla.
Me quedé mirándole como se duchaba (no cerró la puerta) yo empecé a secar la cama que yo hasta había eyaculado por la calentura del momento (sin tocarme). Cuando salió me metí a la ducha y ya al terminar y vistiéndonos, le pregunté qué pensaba y me dijo que No estuvo mal, que no esperaba algo así, lo había disfrutado.
Obviamente le mencioné que si quería repetir estaba dispuesto. Me respondió con una sonrisa, pero……nunca repitió.
Por último, recuerdo una noche que estaba en Santiago, en mi casa, solo. me tome algún trago y me dieron ganas de salir en búsqueda de acción. Me fui a la zona centro, por el cerro Santa Lucía que es (era) sitio para levantar personas de ambos sexos que ofrecen servicios sexuales.
Al ser día de semana, andaba poca gente y luego de darme un par de vueltas, solo encontré un chico, que al detenerme se acercó y me di cuenta que quizás tenía 11 o 12 años quien se ofrece a hacerme una felación por una cantidad de dinero. No acepté a la primera, no era exactamente lo que buscaba, pero luego de otras vueltas y estando aún en el mismo sitio, me detuve y lo subí al auto.
El mismo me indicó un sitio donde frondosos árboles daban una semi oscuridad adecuada para el “servicio” que me brindaría. Estacioné, recliné mi asiento y me bajé los pantalones hasta la rodilla. El chico agarró mi verga y la introdujo en su boca, iniciando una deliciosa mamada.
Se manejaba, definitivamente, además de tener un sitio predefinido, la maestría al mamar y masturbar me indicaba que tenía la experiencia necesaria. Introducía todo mi miembro hasta el fondo de su garganta, y chupaba dándome un intenso placer, mientras mi mano acariciaba su cabeza y bajaba por su espalda hasta su culo casi infantil. Como había bebido algún licor, me costó mucho para eyacular, pero el chico se esmeró hasta el momento en que mi leche entró en su boca y él se apresuró a tragársela sin complicación.
Le pague no solo lo que me pidió, sino que le pase un poco más pues se lo merecía que me hizo disfrutar de un especial momento en una noche que ya no había nada más para conseguir.
Y esas tres experiencias, reales, como todas las escritas las comparto con ustedes. Mi correo es [email protected] y les invito a leer mis otros relatos en https://relatos-intimos-inconfesados.blogspot.com/
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