YO 28, RELATOS CORTOS PERO REALES
Hola a todos, acá de vuelta relatando mis historias de vida sexual gay. Reitero que todo es real, y para mi es emocionante recordar y me encanta saber que mis lectores disfrutan de mis relatos. En esta ocasión solo me referiré a algunos encuentros .
YO 28, RELATOS CORTOS PERO REALES
Hola a todos, acá de vuelta relatando mis historias de vida sexual gay. Reitero que todo es real, y para mi es emocionante recordar y me encanta saber que mis lectores disfrutan de mis relatos.
En esta ocasión solo me referiré a algunos encuentros cortos, pero no por ello menos calientes y emocionantes. He aquí……
Con motivo de la celebración de la titulación profesional universitario, después de mucho esfuerzo por parte de mi sobrino Daniel, y sobre quien ya presenté en un relato anterior (https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/yo-28-con-mi-sobrino-daniel/) nos reunimos en un grupo de familia, con algunos cercanos entre los cuales estaba su hermano menor Juan Manuel, que a la fecha tenía 16 o 17 años para celebrar como correspondía.
Luego de una opípara cena, por supuesto bien regada con vino (chileno, obvio) seguimos compartiendo con algunos tragos de pisco y otros licores espirituosos. Esto ocurre en verano, así que estaba bastante agradable la noche.
Ya avanzada la madrugada, cada vez íbamos quedando menos y cuál de todos más ebrios. Estaba Daniel, Juan Manuel y yo. La verdad no recuerdo si había alguien más.
Así pues, ya nos aprontamos a dormir, ellos se acomodaron en los respectivos sillones y a mí me ofrecieron un saco de dormir, el que instalé en el suelo, a un lado de ambos hermanos.
En la penumbra de la habitación, solo alumbrado por un poste que en la calle iluminaba algo, y que dejaba ver lo necesario, pero sin mayor claridad.
Seguramente mi estado etílico, me despertó el deseo sexual, y me acerqué a Juan Manuel, y puse mi mano en la entrepierna. El hacía rato ya dormía profundamente, y al hacerlo no hizo gesto que mostrara incomodidad. Su hermano Daniel, se giró hacia un costado, con lo que no había posibilidad que viera mi actuar, por lo que seguí más envalentonado.
Empecé pues a abrir su pantalón, bajando su cierre y soltándole el botón de la cintura (no llevaba cinturón) con lo que pude introducir mi mano y tomar su pene fláccido hasta ese momento.
Lo acomodé fuera y acerqué mi boca para empezar a lamerlo, chuparlo masturbándolo suavemente. Poco a poco su pene se fue agrandando en mi boca, y lo sentí no demasiado grande, pero muy suave y delicioso a mis mamadas, agrandándose más y más a medida que yo seguía degustando y yo irresponsablemente seguía haciéndolo dejando de lado el cuidado debido dada las circunstancias en que me encontraba.
Sentí un ruido en otro cuarto, por lo que me acosté rápidamente y me quedé atento, ruidos que cesaron y volví a las andadas.
El delicioso pene de JuanMa, había vuelto a su posición de flaccidez, por lo que volví a iniciar mi procedimiento en él, el cual retomó rápidamente su dureza anterior y ahí ya seguí lamiendo, chupando, mamando, de alguna forma me acerqué a sus huevos que olían deliciosos y podía lamerlos, alternando con las mamadas.
No sé cuánto rato estuve en ello, pero al final, y a pesar de todos mis esfuerzos, no hubo caso de lograr que derramara su leche en mi boca. Por ello, acomodé su pene dentro del pantalón y me acosté a dormir.
Definitivamente no sé si él despertó y se dejó hacer, o definitivamente es demasiado pesado de sueño y nunca supo nada
2.- En busca de mejores horizontes, me fui a la capital, Santiago a desempeñarme en una constructora en labores administrativas. Mi labor fundamental era tomar datos a nuevos trabajadores, hacer control de asistencia, contratos, etc.
Así, un día llegó a trabajar un joven recién llegado del sur, de 18 años recién cumplidos con lo que le pude hacer el contrato. El chico bastante extrovertido y agradable, típico de la gente sureña. Media 1,70 mt. Aproximado y de cuerpo atlético, adecuado para el duro trabajo de construcción.
Como yo debía ver varias obras, distantes unas de otras, se daba el caso que llegaba a alguna en horario al filo de la salida, por lo que me dirigía a los vestidores para solicitar alguna información al capataz o a alguien específico. Obviamente me deleitaba mirando esos cuerpos tallados por el trabajo, en plena desnudez al salir de las duchas y vestirse para retornar a sus domicilios. En más de una ocasión tuve la suerte de ver al chico que antes señalé, de nombre Guillermo, y pude ver un pene bastante apetitoso, medianamente grueso, y que colgaba mostrando un tamaño bastante interesante. Sus huevos también se veían colgar mostrando un panorama que me hacía agua la boca.
Como es de suponer, yo debía mantener la compostura, por lo que muchas veces ingresaba con gafas oscuras, que ocultaran mi vista a los demás y así observar sin contratiempos.
Aclaro que desde un principio cuando llegué a dicho trabajo, me propuse evitar cualquier contacto más personal con algún trabajador, dado que podía traer consecuencias no deseadas de compromisos que pudieran resultar incómodos. A veces me invitaban a beber cervezas el día de pago, a lo que siempre me restaba.
No obstante, en una ocasión Guillermo me invitó a una fiesta de cumpleaños que se realizaría en la casa de sus parientes donde alojaba, a lo que acepté. Como era distante acordamos que la invitación consideraba alojamiento. Yo sinceramente no tenía una doble intención hasta que…………
Finalizada la fiesta a altas horas de la madrugada, el dueño de casa nos designó una pieza donde había dos camas, para descansar. Guillermo y yo estábamos con algunas copas demás en la cabeza, así que alegremente nos fuimos a acostar.
No voy a inventar circunstancias que no recuerdo, solo decir que en un momento estábamos ambos en la misma cama, desnudos y acariciándonos efusivamente. Yo tomaba su pene que estaba a plenitud y pude comprobar su buen tamaño, por lo que rápidamente me fui a buscarlo y empecé a tragarlo hasta donde la garganta me lo permitía. Mis manos recorrían su trabajado cuerpo, el que tenía una vellosidad no muy abundante pero exquisita al tacto.
En un momento, Guillermo siente que está a punto de explotar y se aparta de mi golosa mamada, y me ubica boca abajo instalándose entre mis piernas, para empezar a buscar con su glande la entrada de mi culo, y al encontrarlo me lo clavó sin miramiento. Imagino que la ebriedad del momento sirvió de anestésico, que, si bien sentí un dolor, notarme completamente empalado solo aumentó mi calentura y disfrute de las clavadas que el joven me estaba dando, y que en su excitación lo hizo ir cambiando de poses, piernas al hombro, de rodillas al borde de la cama y él detrás clavándome, en fin, todo lo que se pueda imaginar.
Posteriormente supe que nuestra embriaguez hizo descuidarnos al extremo que el dueño de casa se dio cuenta de lo que pasaba por el ruido que hacíamos, y que solamente cesó cuando Guillermo dando un fuerte suspiró, empezó a vaciar sus testículos dentro mío, en la posición de piernas al hombro. Se notó que hacía tiempo no tenía disfrute sexual en la cantidad de semen que derramó que incluso mojó las sabanas (afortunadamente eso si se dio cuenta el al día siguiente y lo solucionó, dado que era su dormitorio). Luego de ello, simplemente nos volteamos y dormimos un par de horas, hasta que como a las 10 de la mañana, me vestí y emprendí camino a mi casa.
El lunes siguiente nos encontramos de forma normal, un buenos días y nada más. Su actitud de discreción me impulsó unos días posterior, a invitarle a mi casa donde volvimos a tener una sesión de sexo, la cual se repitió varias veces. En una de ellas le comenté que también retozaba con mi amigo Cristian, de quien ya escribí antes (https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/yo-28-ellos-hermanos-de-14-y-16/ y https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/yo-28-ellos-14-y-16-anos-primer-trio/ ) a quien él conocía que en algún momento habían trabajado juntos, y le gustó la idea de hacer algo juntos, y mejor aún incluir al hermano mayor, Pedro.
Cristian aceptó de inmediato la propuesta, y asi nos reunimos en mi casa un día sábado por la tarde. Primero se turnaron para follarme en distintas poses, mientras bebíamos algunos tragos, los que al final sirvieron para desinhibirlos con lo que se empezaron a follar mutuamente, turnándose entre ellos y yo mirando la penetración que cada uno daba al otro, alentándoles a cambiar de posición, y al final yo también participé de follarlos a ambos, en la mayoría de las poses, el pasivo tenía una verga en el culo y otra en la boca. Un desenfreno total.
La idea de invitar a Pedro el hermano mayor, nunca prosperó dado que al vivir en otra ciudad no se hizo posible coordinar un encuentro de los 4, pero los tríos con Guillermo y Cristian se mantuvieron en el tiempo, hasta que la vida separó los caminos y ya era más difícil hacerlo. Pero el tiempo compartido fue genial, dejando deliciosos recuerdos que hoy he compartido con ustedes.
Agradezco los múltiples correos de lectores, a todos he respondido y he recibido el encargo de llevar uno a un relato, lo que próximamente publicaré, respetando lo planteado por su original escritor. Mi correo [email protected].
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