YO 28, SEGUNDO VIAJE A CUBA (19)
Hola de nuevo, paso a relatar mi segundo viaje a Cuba, en ésta ocasión viaje acompañado y el viaje tuvo de dulce y agraz..
YO 28, SEGUNDO VIAJE A CUBA (19). –
Hola de nuevo, paso a relatar mi segundo viaje a Cuba, en ésta ocasión viaje acompañado y el viaje tuvo de dulce y agraz.
Como todos mis relatos, éste es absolutamente real, y al escribirlo me renace los deseos de volver a esa hermosa isla, a disfrutar de todas las exquisiteces que uno puede encontrar.
Este viaje nace en una nueva etapa de mi vida, en que conocí un chico con quien iniciamos una relación bastante especial, dado que él estaba estudiando cuando todo partió por lo que solo nos encontrábamos los fines de semana, feriados y vacaciones. Debo aclarar que a Andrés que es el nombre del joven, solo le gustaba relacionarse con gente mayor, y a mí como ya se sabe me encantan los jovencitos, así que todo bien.
La relación por lo mismo era bastante grata para mí, que, acostumbrado a vivir solo, no veía invadido mi espacio por cuanto igual pasaba solo bastante tiempo, y lo bueno que al reunirnos disfrutábamos a concho de la relación.
Entre nuestros gustos compartidos, además del buen sexo que incluía tríos e intercambio de parejas para sexo ocasional, también estaba el de viajar, e hicimos varios viajes dentro de Chile como a Buenos Aires. Y como resultado de un buen negocio que hice, le hago invitación a visitar Cuba, dado que yo había quedado prendado en mi anterior viaje, y para él por supuesto, resultó una sorprendente invitación que aceptó inmediatamente.
Sin yo saberlo, empezó a buscar contactos principalmente en Habana, para aprovechar de conocer más “profundamente” algunos amigos, lo cual era un poco complicado dada la escasa posibilidad que tenía el común del cubano de acceder a internet, a diferencia de hoy en que pueden conectarse, aunque a precios abusivos a la red, pero al menos la tienen.
Y en esa búsqueda, conoció a un amigo cubano, de nombre Juan, que casualmente estaba en Miami, visitando a su familia. Nuestro amigo Juan respondía al perfil que a Andrés le gustaba, ya que era un hombre mayor, y la parte que a mí me entusiasmó en forma especial, es que tenía una relación de “amigo con ventaja” con un chico más joven, y que para fortuna mía era……NEGRO.
Así pues, planificamos nuestro viaje para el mes de febrero, que es invierno en el hemisferio norte, pero muy agradable en la zona de las Antillas, sin calores excesivos.
Llegado el día, partimos el día 1 de febrero de madrugada. En nuestras maletas más que cosas personales llevábamos algunas botellas de vino y pisco para obsequiar, y algunos encargos que Juan nos había hecho de productos tecnológicos de imposible búsqueda en la isla.
Juan nos había conseguido un alojamiento a precio bastante conveniente en una casa de familia cubana ubicada en el Vedado, cerca del hotel Habana Libre. Se trataba de un cuarto con cama grande y baño privado, con acceso independiente que era adecuado para un buen pasar.
Y así, llegamos ese día 1 de febrero que casualmente era el día de cumpleaños de Andrés. Juan y Alberto (el chico negro) nos esperaban en el aeropuerto, y cuando por fin llegamos agotados, fuimos recibidos con sonrientes rostros de nuestros nuevos amigos, que dejó un poco de lado el cansancio del viaje. (Desde Chile el vuelo con una pequeña escala en ciudad de Panamá dura alrededor de 12 horas lo que explica el cansancio).
Tomamos un taxi y nos fuimos al alojamiento, donde nuestros amigos nos sorprendieron con una torta para celebrar el cumpleaños. De corazón que lo agradecimos sabiendo la escasez y el probable sacrificio de ellos para conseguir todo, lo que a modo de agradecimiento le entregamos unas botellas de regalo y un par de cosas, además de las cosas que nos habían pedido.
Compartimos un rato, luego se fueron a sus hogares. Conocimos el barrio y salimos a caminar por los alrededores cuando se dejó caer una intensa lluvia que antes de una cuadra nos dejó hecho sopa, por lo que regresamos a dormir y a reponernos del viaje.
Los días posteriores nos dedicamos a conocer distintos sitios de interés, pero iré al grano con la parte que seguro a mis lectores les gusta y esperan.
Como Juan vivía con una hija y su nieta, no podíamos tener ningún encuentro íntimo en su apartamento. Alberto nunca supe más de él, por lo que Juan consiguió con un amigo de su confianza que nos alquilara su apartamento por unas horas. Para ello tuvo que confesarle la realidad de su homosexualidad, cosa que mantenía de muy bajo perfil, por el escarnio social que ello podía suponer, y en época en que Mariela Castro hija de Fidel recién iniciaba un movimiento de cierta aceptación de la comunidad LGBT.
Llegamos pues al sitio en cuestión, bastante amplio y con dos cuartos. Andrés y Juan se fueron a uno y yo me quedé con el negro en el otro, en donde empezamos a abrazarnos y desliar nuestras manos por todos sitios, en especial por las partes más íntimas. Al pasar mi mano por la entrepierna de Alberto, ya sentí un bulto de tamaño considerable, lo que no me sorprendió dado que habíamos intercambiado algunas fotos de los 4.
De los primeros roces a una calentura total, no demoramos más que unos segundos y nos fuimos desnudando. Alberto se quedó con una ropa interior blanca que contrastaba con su negrura de piel, y dejando notar un buen bulto, ante lo cual no me pude aguantar y se lo bajé lo suficiente para dejar salir aquella tremenda pieza carnal, cual una boa constrictora, que sin perder tiempo me la metí a la boca hasta casi ahogarme, arrancando un gemido de placer a mi acompañante.
La ocasión me llevó a un grado de calentura, o arrechura como diría un peruano, que tomé al negro y lo puse en posición de 4 en la cama, y mi pene que ya sentía húmedo de precum, se acomodó entre sus nalgas para empezar a excavar en aquella negra cueva, por cierto, que afortunadamente para mí, estaba exenta de pelos como todo el cuerpo de Alberto.
Ya he dicho que mi pene no es muy grande, pero algo grueso, con lo que llené por completo la amplitud de su canal anal, y en un par de movimientos lo clavé hasta el fondo, iniciando de inmediato mi movimiento de mete y saca, arrancando gemidos y quejidos de toda índole al caribeño bien dispuesto.
Estando en esos menesteres, es que nuestros dos acompañantes aparecen a nuestro lado (no sé si fue un acto muy corto entre ellos o que yo no me di cuenta cuanto tiempo había pasado) que prácticamente tomaron palco a ver un show en vivo de forma privada.
El morbo que me produjo el saberme observado, aceleró mi excitación por lo que aumenté mi ímpetu a un nivel casi violento, y sin previo aviso empecé a vaciarme dentro del negro amigo, abundantemente dado que me había guardado varios días preparándome para el viaje, llevándome al climax más intenso, hasta que de a poco sentí que mi pene ya perdía la erección, y lo saqué.
Alberto, un poco tímido, y con su sable apuntándome, no se atrevía a iniciar su parte, por lo que, sin mediar palabra, me acosté boca abajo, con un cojín en mi bajo vientre, elevando mi culo ofreciéndose para ser atacado. El chico no se hizo de rogar, y sentí como la punta de su pene buscaba la posición adecuada en mi agujero, hasta que ya ubicado, lo sentí como me horadaba sin contemplaciones, yo mordiendo la ropa de la cama para no gritar, en una clavada que parecía eterna, hasta llegarme muy al fondo.
Empezó pues a taladrarme sin compasión, metiendo hasta el fondo haciéndome ver estrellas, para luego retirarlo hasta el borde casi sacándolo para volver a clavarme una y otra vez.
Los espectadores absortos mirándonos, Andrés aprovecha y toma un par de fotos que guardo como recuerdo de aquel encuentro, mientras el negro seguía y seguía dándome a pleno gusto, hasta que en algún momento lo siento que se carga con su cuerpo sobre mi espalda, y asiéndome desde los hombros me atraía hacia sí, aumentando la presión a la penetración llegando a rincones que creo nunca habían sido alcanzado por pene alguno en mi interior, para en esa posición, empezar a lanzar chorros y más chorros de blanca leche saliendo de aquel negro cuerpo, todo ello acompañado de berridos y sonidos guturales, seguramente resabios de algún antepasado africano, lo que poco a poco se fue calmando, disminuyendo el movimiento hasta quedar en silencio e inmóvil. Solo unos segundos en que le pedí se levantara para irnos a la ducha y ya volver a la calle.
Salimos, era un barrio desconocido para mis amigos, y nos abordó un negro que nos ofreció un sitio para almorzar, uno de los llamados “paladares” a donde nos guió para comer un opíparo almuerzo y comentar sin mayores detalles dado que había más turistas, lo bien de la “reunión”.
Yo súper feliz y conforme, que al fin había tenido un negro a mi gusto que ya en un relato anterior (https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/yo-28-viaje-a-lima-y-cusco-17/) me había decepcionado un cubano negro, en este caso, nada que pueda reclamar.
Pasado unos días, nos aprontamos a conocer a otro cubano, que Andrés había contactado por internet. Este trabajaba en una repartición publica y por ende tenía acceso a internet. Nos aprontamos una noche tomamos un taxi a los alrededores del Capitolio (debo reconocer que el estado policial de Cuba lo hace bastante seguro en especial para los turistas, así que no había problema de aventurarnos de noche por callejones desconocidos).
Lamentablemente nada interesante que relatar. El amigo estaba muy nervioso con nosotros, durante el poco tiempo que estuvimos con él bebía abundantes tragos de ron, por lo que terminó estando tan ebrio que no valía la pena intentar algo sexual.
Y así, ya casi se hizo la fecha de regreso. Tampoco hubo despedida como correspondía, dado que un par de días antes, me cayó algo muy mal al estómago, que casi hasta arruina el viaje de regreso, por lo que solo nos despedimos con un abrazo en el aeropuerto y la esperanza de un retorno.
Espero cuando ya se controle de mejor forma la pandemia, poder regresar. Cuba está cambiando, en un camino sin retorno, espero ello traiga bienestar a su gente que se lo merece, que son muy sufridos.
Este como todos mis relatos completamente reales. Cualquier comentario o saludo pueden hacerlo llegar a mi correo, [email protected] Hasta pronto
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