Yo a los 4 y mi primo de 20 (Continuación)

Continúo narrando las aventuras que tuve con mi primo..
Quiero repetir mi ideología de que el sexo es hermoso, pero sin consentimiento es aberración.

Ahora bien, continuando con lo que me quedé al final.

Era el año 2003, había pasado exactamente un mes de aquel dichoso encuentro en el baño de la casa de mi abuelos, cuando recibimos una invitación para ir a comer un asado a casa de mis tíos (padres de Maxi), con mi mas sentida ingenuidad podía sentir unas ansías terribles de repetir aquel glorioso momento, cuestión, fuimos a su casa 21 hs, llegamos y nos recibe mi tío. Un hombre bien parecido de unos 40 años en aquel entonces.

T- Hola hijo ¿Cómo has andado?

Y- Bien tío ¿Maxi donde está?

Las ansías me ganaban y aquella pregunta resultaba rara ya que la diferencia de edad era visible, a mirada de ellos no tendríamos muchos pasatiempos que compartir.

Pero no importó, me guío a su pieza y ahí estaba el, quiero aclarar que sentía que me orinaba por las ganas de llegar, esos segundo yendo a la habitación fueron interminables.

M- Como andas chiquitín?

Y- Bien, vos? (con una voz casi temblorosa)

T- Bueno los dejo solo, no seas malo y déjalo jugar con la computadora hasta que esté la comida.

M-Si viejo, no te hagas drama.

Ahí mi tío se retiró dejándonos solos.

M- Me voy a ir a bañar, usa la pc mientras tanto.

Y- Bueno, gracias. (Mientras esbozaba aquellas palabras, en mi mente maquinaba alguna idea de como excusarme para entrar al baño cuando el estuviese dentro).

Pero no hizo falta, me dirigí a la pc, que tenía el típico cubre pantallas viejo de windows, muevo el mouse para activar la pantalla y sorpresa, mi primo estaba viendo porno y se había olvidado cerrar la pestaña.

Hoy no sabría decir si ese movimiento estaba preparado o no, pero rápidamente oigo como se abre la puerta del baño, era Maxi con el torso descubierto, solo le cubría una toalla la parte baja. Pero se podía apreciar un abdomen definido y unos pectorales marcados, unos pezones rosados y una leve mata de pelo obscuro en la comisura de sus axilas.

M- Perdón, no tenías que ver eso.

Y- Es como hicimos la otra vez en casa de los abuelos?

M- Parecido ¿Se lo contaste a alguien?

Y- No no, habías dicho que mis papás te iban a matar si decía algo (yo a mi corta edad solamente entendía el sentido literal de aquella expresión).

M- Muy bien chiquitín ¿Entonces que hacemos?

Y- Con que?

M- Con esto (El bulto que marcaba la toalla se movía disimuladamente solo, aquello que los hombres hacemos cuando la tenemos un poco morcillona)

Yo quedé congelado unos segundos, viendo aquello que tantas alegrías me había dado un mes antes.

M- Toca no tengas miedo.

Ahí fue que por arriba de la toalla agarré el tronco de esa preciosa verga, es hizo que la toalla cayese de su cintura. Se veía poco ya que la luz estaba apagada en la habitación pero la del baño estaba prendida, se podía observar una tenue silueta.

M- Te acordas el movimiento de la manito? de arriba a abajo así te doy la lechita que no te di la otra vez.

Y- Así? y empecé a masturbarlo torpemente.

M- Así mi amor, vamos al baño así vemos bien y no nos molestan.

Acto seguido fuimos de la habitación al baño, en todo el trayecto fuí masturbandolo a su lado.

Ahí pude observar esa verga hermosa, de unos 16 o 17 cm, venosa con una cabeza rosada humeda y unos huevos cubiertos de unos pelos negros muy bien rasurados.

M- Probá con la boquita mi amor.

Sin dudarlo ni un segundo la metí en mi boca, y pude saborear aquella humedad que tenia el glande, saladito por culpa del precum.

El sin perder el tiempo tanteaba mi cola, que siempre la tenía limpia por que me la limpiaba mi madre todavía.

Puso un poco de saliva en su dedo índice y fue jugando con mi virginal hoyo, primero lo tanteaba, dando vueltas por la circunferencia y luego presionaba la yema de sus dedos para introducirlo, hasta que entró la primer falange.

Solté un gemido ahogado por su verga en mi boca, era una sensación molesta pero con el tiempo agradable. Yo seguía chupandosela, sacandola y pasando mi corta lengua por sus huevos, sentía como todo el glande babeado y lleno de precum me pasaba por la mejilla, ojos y frente. Una situación memorable.

M- Me encantas, te voy a enseñar a chuparla bien, así disfrutas vos también.

Acto seguido empezó a bombearme en la boca (me cabía poco mas de la mitad de su verga en la boca) pero aquellas embestidas lograron acercar mi nariz a su pubis.

Sentía también como se iba haciendo mas ancha, las venas tenían bordes definidos. Hasta que llego el momento.

M- Papi ahí va la lechita, tragala toda.

Mientras me hablaba yo presté atención como pude a su cara y noté como arqueó su columna para adelante y cerró los ojos.

No voy a mentir, fácilmente fueron 4 chorros de muchísima leche, muy cargado producto de la excitación. Sentí como los chorros golpeaban calientes a mi paladar y garganta, no hice mas que seguir chupando y tomar todo lo que me habían brindado. Su verga se movía de arriba para abajo al compás de su orgasmo. Tenía un gusto salado pero muy suave y no tan espesa por lo que me quedó en la boca.

Cuando terminó de eyacular me la quitó de la boca y me miró, en su cara encontraba una satisfacción plena.

Terminamos ahí y me limpio con su toalla, me subió los pantalones y me dejó jugando en la computadora.

Hasta acá el relato de hoy, vivencias hermosas que me dejó la niñez, si quieren la tercera parte voten, también me gusta saber que opinan en la forma que esta narrado (Soy nuevo en esto), y si quieren compartir experiencias mi Telegram es @Equis998.

Gracias y saludos!