Yo Heterodoxo Capitulo 15 El último día de mi homosexualidad
Mi vida pronto va a dar un giro de 180 grados.
Quizás debería relatar, o quizás no, donde estaba mi amiga travesti con el mariquita y su otro amigo la fatídica noche de mi despedida. Era sencillo de adivinar.
Fue ella quien con una seña envió a uno de los chicos tras de mí para que yo tuviera sexo salvaje y desenfrenado, cosa que no ocurrió exactamente así; mientras tanto ella se llevaba a la habitación al mejor postor de la noche para hacer un trío.
En la cama lo desnudaron para dedicarse a lamer su grueso pene de 19 centímetros, según me contó. Las dos trolas pasaban sus lenguas al unísono para terminar besándose entre ellas, después él se dedicó a las tetas de mi amiga mientras el putito seguía mamándo su verga con devoción.
Ahora mi amiga estaba en cuatro, siendo penetrada por ese pedazo de carne caliente que le hacía lanzar suspiros de placer y de dolor, a su vez ella tenía en su boca la pequeña pija del otro componente del trío, que intentó hacer un incómodo 69 para terminar entregando su ano a un lascivo, babeante beso negro que lo volvió loco.
Era un momento lujurioso, puro fuego, calor y pasión; ese semental tenía sus culos de frente yendo y viniendo de cada agujero abierto por su gruesa herramienta, los montaba, los domaba, les daba con firmeza para que tengan, era una máquina sin intenciones de acabar, sus manos se prendían a sus cinturas o les daban fuertes nalgadas o mientras su miembro llenaba el agujero de una, sus dedos se metían en el hoyo del otro. Mareada, obnubilada de alcohol y placer, alcanzó a escuchar mis apurados pasos en tacos entrando en el dormitorio de al lado y unos minutos después escuchó el portazo de mi huida. Pero no se imaginó que ocurría, sólo sentía como esa verga entraba y salía de su culo, la daba vuelta, la volvía loca, la hacía sentir gozosa mientras tragaba el semen de su compinche.
En esa época en casa no teníamos teléfono, mucho menos un celular, ella no supo cómo contactarme después sin tener que ir hasta mi casa, cosa que no iba a hacer por prudencia. Yo había desaparecido en forma intempestiva, no salí a la calle en todo el día, cosa rara en mí, estaba aislado, emputecido con el mundo, mi última noche en mi pueblo (que en realidad no lo era pero para mi fantasía sí) fue una decepción total.
Claro que después vi a mi amiga para despedirme, no estaba molesta con ella, no fue su culpa, era mi karma; le pedí que me cuente como le fue con el otro chico, que hizo nuestro otro compañero pasivo. Cuando me lo contó no pude evitar pensar que hasta el chico gay que no me caía muy bien la pasó mejor que yo, que envidia. Ella me preguntó porque no iba a buscar la revancha con mi primo, sabía de mi historia con él, pero en esos días él no estaba disponible o no quería, no recuerdo bien.
A ella le dije solemnemente que estaba harto de los hombres, que eran unos cagones cobardes, que de ahora en adelante me dedicaría a estudiar, cero sexo, ni una pija más entraría en este culo que ahora volvería a ser virgen hasta recibirme en mi carrera. Nos miramos, nos reímos, nos abrazamos y despedimos.
Mi viaje a un nuevo rumbo, un incierto futuro, a un cambio que no preveía acababa de comenzar
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