Yo Heterodoxo Capítulo 9 Mi primo el calentón
Mi primo, el primero de la familia en enterarse de mi homosexualidad.
Al analizar mis recuerdos en mi pueblo me doy cuenta que tuve muchas más historias de las que pensaba; no me consideraba promiscuo pero la verdad cada recuerdo indica otra cosa.
Una tarde en plena adolescencia, un primo mío y yo nos escondimos en una casa en construcción para ver una revista porno que él le había robado a su padre. Era bastante explícita, no sólo mostraba mujeres desnudas con su sexo abierto sino que también habían parejas teniendo relaciones. Entre murmullos expresábamos nuestro asombro:
– Mirá que buena que está!
– Mirá esa concha! Mirá que tetas!
– Como se la clava el hijo de puta!
Mi primo inquieto y sin pudor alguno se bajó el pantalón y comenzó a masturbarse; yo me hice el distraído mirando la revista.
– Dale. Hacete la paja – me alentó. Ya que estaba en ese punto, porque no seguir sus pasos, así que saque mi pene y jugué con mi mano. Él ponía las hojas donde se veían las vaginas peludas abiertas en primer plano, yo buscaba las páginas para ver a esos machos vergudos sometiendo a sus mujeres. Mi primo acabó primero, pero lejos de calmarse, su verga seguía dura, erecta, él siguió sobándose mientras yo ponía mi atención en su glande con restos de semen.
– Querés que juguemos culo pila? – me sorprendió con su pregunta recaliente, asentí con la cabeza sin decir una palabra. Me saqué el pantalón, el slip, me puse en cuatro ofreciendo mi culo, no sé si así era el «juego del culo pila» que el me proponía pero si era lo que yo deseaba en ese momento. Él se acercó todo ansioso, me echó saliva y metió su verga en mi experimentada cola.
Para mí era la gloria cada vez que alguien me cogía, sentía que les daba ese placer que nadie más les entregaba. Sentir una pija perforando mi hoyo, el golpeteo de las caderas en mis nalgas, sentir que me agarran con desesperación para clavarme más adentro; la verga mojada, mi ano abotonado, mi cabeza contra el suelo para levantar más el culo. Mi primo me dio bomba por bastante tiempo, metiendo su verga curvada y colorada con un vaivén infernal; cuando acabó, sentir su leche llenándome, hizo que apretase mi agujero para que no se escapara nada, así tuve atrapado su pene unos instantes.
Me la sacó, y seriamente me dijo que él no sé iba a dejar penetrar, a mí eso no se me había cruzado por la cabeza en ningún momento. Jugar culo pila era un ida y vuelta entonces? Por supuesto que fingí haciéndome el ofendido, que me dejaba con las ganas de cogerlo, aunque en realidad mis verdaderas ganas eran de seguir siendo pasiva, para compensar eso deberíamos volver otro día con la revista y jugar culo pila de nuevo sentencié, el aceptó con reticencia, desconociendo mis verdaderos intenciones. Me hizo prometer que no diríamos nada porque si la familia se enteraba nos darían la paliza de nuestras vidas, amén de expulsarnos de nuestras casas.
Obviamente él no sabía de mi gusto por los hombres, volví a casa mientras anochecía, caminando en aquellas veredas oscuras como si llevara tacos, moviendo mi cola, sintiendo que aún quedaba un resto de esperma dentro de mí, lo cual me excitaba. Ya en casa sucio y lleno de tierra mentí que estuve jugando a la pelota con mi primo y me fui a bañar. En la ducha pensé en él, en la verga del tipo de la revista, en ese semen que debía quedar en mi colita y me comencé a masturbar.
Después de todo era mi turno de acabar en el juego del culo pila
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