Yo odiaba a los maricones, hasta que por estar saliendo con uno me convertí en uno de ellos….
Un joven homofóbico, por quererse aprovechar de la situación comienza a salir con un maricón trasvertí, pero se envuelve tanto que termina convirtiéndose en otro maricón trasvesti al que le comen el culo..
Yo odiaba a los maricones, hasta que por estar saliendo con uno me convertí en uno de ellos….
Yo odiaba a los maricones, y junto a mis amigos, nos divertíamos haciéndoles pasar malos ratos entre otras cosas, pero un buen día conocí a un chico que me hizo cambiar de opinión.
Donde yo vivía, la gran mayoría de mis amigos, al igual que yo, disfrutábamos haciéndole pasar malos ratos a los maricones, gais, patos, o como les digan.
Aparte de vivirlos, sacándoles algo de dinero por dejarnos tocar los huevos, o permitir que nos mamasen la verga.
Ya la mayoría de los maricones nos tenían miedo, ya que nuestra manera de pasar el rato era divertirnos a costillas de ellos, aparte de burlarnos descaradamente.
Cuando no era yo podía ser cualquier otro de los chicos, que dejábamos que el maricón nos abordase, le decíamos que nos podíamos ver en un terreno baldío, y al principio la gran mayoría de ellos gustosamente aceptaba.
Cuando ya nos encontrábamos en el terreno, al pensar que estábamos solos, se quitaban toda la ropa, entonces el grupo de unos cinco amigos entrabamos, al verse rodeado, trataban de escapar, pero no lo dejábamos ir.
Hasta que nos mamase la verga a todos, y después de eso le robábamos la ropa dejándolo en ocasiones golpeados, y desnudos, luego llamábamos a la policía que en una patrulla los recogía.
Para nosotros era toda una gracia, y lo disfrutábamos mucho, pero un buen día, yo me encontraba comprando unos pantalones, en un centro comercial, que me encuentro a un chico de mi edad, más o menos que al principio que lo vi pensé que se trataba de una chica.
Accidentalmente tropezamos, y al escucharlo hablar no me quedó la menor duda de que era maricón, además la manera en que sus ojos se clavaban en mi verga no me dejó la menor duda.
Al principio estuve a punto de darle un buen empujón, pero se me ocurrió pensar cómo se vería completamente desnudito en medio de aquel terreno.
Fue cuando lo invité, pero él de manera muy fina rechazó mi invitación, pero en lugar de eso me propuso que lo acompañase a su casa.
Pensé en decirle que no, pero por aquello de ganarme su confianza acepté, llegamos a su casa, y tras pasar la puerta se disculpó conmigo pidiéndome que lo esperase a que se pusiera algo más cómodo.
Al tiempo que me sirvió una cerveza, yo mientras me la tomaba comencé a ver varias fotos, que al principio pensé que se trataban de una modelo, pero al observar detenidamente el rostro, me di cuenta de que se trataba del mismo tipo que era dueño de la casa.
Yo estaba por marcharme, cuando salió de su habitación, completamente vestido de mujer, y eso que únicamente estaba usando ropa íntima femenina, pero le quedaba de rechupete, parecía una misma hembra.
No sentamos en el sofá de la sala, y seguimos charlando, fue cuando me confesó que yo le gustaba, y que si por él fuera ahí mismo se dedicaba a mamar mi verga, y de ser posible, encantado de la vida dejaría que yo le diera por el culo.
La verdad es que parecía toda una verdadera hembrita, por lo que dejé que me diera una buena mamada, aunque sin llegar a venirme, ya que él de cuando en cuando dejaba de mamar, y me ofrecía sus nalgas, hasta que yo finalmente acepté.
Como estaba a solas con él, o mejor dicho con ella, disfruté tremendamente de comerle el culo, y dejar que me mamase la verga un sin número de veces durante varias semanas y meses.
Eso pasó a ser algo habitual, yo prácticamente a diario, pasaba por su casa y de no dejar que me mamase la verga era que salvajemente se lo enterraba por su apretado culito.
Así nos seguimos viendo, él dándome el culo, de una manera tan rica, y sabrosa, que yo pensaba que más lo disfrutaba él que yo.
Pero yo seguí jodiendo con mis amigos, vacilando a los demás maricones, y en ocasiones hasta prácticamente asaltarlos.
Un día mi amiguito, y yo habíamos terminado de tener sexo, cuando mientras que nos dábamos una sabrosa ducha juntos, accidentalmente sentí su mustia verga en contacto con mis nalgas.
Cosa que lejos de molestarme, me excitó, y por curiosidad le pedí a mi amiguita, que me volviera apegar su miembro entre mis nalgas.
Aunque nada más me rosó, sentí algo sumamente excitante, tanto que, en una siguiente ocasión, cuando se lo propuse, él me preguntó si alguna vez me habían penetrado, a lo que yo lleno de curiosidad le respondí que no, fue cuando él se ofreció a hacerlo, y yo acepté que me lo hiciera.
Pero de manera muy amorosa, primero me propuso que me acostase boca abajo, al tiempo que él comenzó a acariciar mis nalgas, y mi esfínter, con mucha calma, además de ir untándome un poco de vaselina, lenta y suavemente me fue penetrando con sus dedos, y así de uno en uno finalmente en cierto momento ya tenía sus cinco dedos y gran parte de su mano, introducidos dentro de mí.
De esa misma manera suave y bien considerada, su mano continuó entrando y saliendo de entre mis nalgas, cuando de momento al voltear hacia la izquierda me encontré con su miembro muy cercano a mi rostro, y aunque mustio, algo me provocó introducirlo dentro de mi boca, al tiempo que él continuaba haciéndome todas esas cosas dentro de mi culo.
En cosa de pocos segundos sentí como entre mis labios, su miembro fue ganando cuerpo, y mientras que yo continuaba mama que mama, él no dejaba de meter y sacar su mano prácticamente de mi culo.
Hasta que el mismo extrajo su verga de mi boca y colocándose tras de mí, sin sacar sus dedos de mi culo, me preguntó si estaba listo, a lo que yo resueltamente le respondí que sí.
Casi apenas sacó sus dedos de entre mis nalgas sentí su cálido, y erecto miembro, quizás hasta un poco más pequeño o corto que el mío, pero que placer sentí a medida que me fue penetrando.
Yo movía mis caderas disfrutando todos y cada uno de los embates que él la daba a mis nalgas, así desde ese día descubrí el placer de ser penetrado por otro hombre.
Pero eso no se detuvo ahí, mi amante en ciertas ocasiones se parecía más a mí, y yo actuaba más como él, al grado que comencé a disfrutar de cosas tan sublimes como el vestirme de mujer, depilar todo mi cuerpo, y hasta maquillarme, bajo la supervisión de él.
Pero en una ocasión que él, y yo salimos al cine, de regreso a casa, pasamos por un lugar algo oscuro, y para desgracia nuestra nos han asaltado, nos empujaron hasta un terreno oscuro, nos obligaron a que nos desnudásemos, y tras ponernos a mamar, nos dejaron atados, a mi acostado sobre la tierra y mi amigo sobre mí.
Yo me moría de la vergüenza, al ver a los policías, pero a pesar de esa mala, y fea experiencia, él y yo pudimos hacer una muy buena amistad con uno de los policías, que ocasionalmente nos visita en la casa de mi amiguita.
Rico relato, me tuviste con la verga al límite.