YO PAPA SOLTERO, LA HISTORIA CONTINUA (2@ PARTE)
Sigo relatando mis aventuras con mi tierno hijito Javier Ignacio. En esta ocasión aceptamos por primera vez la invitacion de dos amigos adultos y……mejor lean el relato…..
Luego de reunirnos con los amigos de Raul, Pedro y Pablo junto con Javier Ignacio, en donde éste manifestó que le agradaban sus nuevos “tíos” es que tan pronto regresamos a casa mi primo se comunicó con ellos para informarles que el niño quería participar en un encuentro así que había que coordinarse.
Por la noche, Javierito dormía plácidamente y yo le acariciaba su ensortijado pelo, y me puse a pensar en como se han dado las cosas, y me cuestioné si lo que yo llamo “modernidad” no es simplemente un abuso en la inocencia del niño y de su confianza plena en mí. Si bien cada vez que hacemos algo el se ve feliz y disfrutando de todo. No sé, mejor dormiré.
Al día siguiente, estando en la oficina me llama al celular Raul y me dice que los amigos sugieren el fin de semana que viene en 10 días más para compartir y que nos iríamos a una parcela (finca) que uno de ellos tiene en la Quinta región de Chile, cerca de Viña del Mar donde podremos estar tranquilos en un fin de semana de descanso y placer. Por supuesto que acepté de inmediato y quedó concertada la reunión.
Apenas llegué a casa le comenté a Javi lo sucedido quien dio un salto de alegría. Como ya Graciela se estaba preparando para irse, el niño como era habitual se fue al baño a prepararse para “dar la bienvenida” a su papacito, que yo ya sentía como mi pene hacía presión en la cremallera del pantalón ansioso de escaparse y buscar refugio en la cuevita de mi hijo.
A la excitación normal que me producía llegar a casa, sabiendo que mi hijo me esperaba, se sumaba la sola idea de lo que se nos venía junto a Pedro y Pablo, mas con el adelanto que me hizo Javi al decir que Pablo tenia un pene grande y muy negro que ya me imaginaba el contraste que significaría el hoyito rosado de las nalgas blancas como harina de mi hijo siendo ensartado por aquella gran verga negra y seguramente ansiosa de taladrar ese culito estrecho.
Los días pasaban muy lentos en la espera del día señalado. Mi primo Raul inventó una supuesta comisión de servicios por el fin de semana por lo que obligadamente saldría a trabajar (la excusa perfecta en su casa). Afortunadamente para él, su trabajo consistía en la mantención de redes informáticas y se hacia necesario ir a una sucursal a una mantención, cosa que antes efectivamente había realizado por lo que no fue extraño en su hogar que nuevamente tuviera que ausentarse por tal motivo.
El día en cuestión acordamos reunirnos pasadas las 18 horas. Raul llegó con Pedro y Pablo en una Chevrolet Tahoe del año, que nos dejó sorprendidos y a Javi literalmente con la boca abierta. Subimos en el asiento trasero junto a Raúl, el niño saludó a sus nuevos “tíos” con un piquito en la boca, nos amarramos los cinturones y emprendimos el viaje.
El sitio al que íbamos es una localidad llamada Olmué, donde esta el Parque Nacional La Campana, reserva de la biósfera, y que por lo mismo es una zona muy tranquila y de clima agradable.
Ya obscurecía cuando nos detuvimos frente a un imponente portalón que empezó a deslizarse a la orden del control remoto que llevaba Pablo, entramos y vimos una gran casa bien iluminada. Por el fondo una casa mas pequeña que supe después era de un matrimonio de ancianos que cuidaban la casa y que prácticamente no salían cuando estaba el dueño ahí.
La casa muy espaciosa, con cuadros en las paredes y mullidos cojines en el living. En la parte posterior una piscina también iluminada y temperada según se nos comentó. Llevamos nuestros bolsos al dormitorio asignado y mientas ordenábamos unas pocas cosas, aparecen nuestros anfitriones, sonrientes, solamente vestidos con unas pequeñas sungas que dejaban muy poco a la imaginación, la mejor forma de decirnos que la fiesta ya empezaba. El dormitorio tenía su propio baño por lo que Javi se apresuró a entrar con sus efectos personales para asearse adecuadamente.
Así que, siguiendo el ejemplo, Raul y yo empezamos a desnudarnos sin demora, para esperar a mi Nene que hiciera lo suyo. Nuestros amigos prudentemente se retiraron hacia el living donde nos esperaron sentados entre mullidos cojines. La chimenea encendida hacia agradable el ambiente, una luz tenue de sendas lámparas ubicadas estratégicamente daban el toque adecuado de intimidad.
Javierito salió del baño, desnudo y sonriendo fue directamente donde los nuevos amigos y con mucha soltura se sentó entre ambos dejándose querer, ya que 4 manos se acercaron y empezaron a acariciarle, tocando primero sus extremidades y carita, para ir llegando a sus partes mas íntimas. Por su parte el niño empezó a estirar las manos hacia la tremenda carpa que ambos adultos ostentaban en sus diminutas sungas, las que prontamente salieron volando y Javi agarró aquellos mástiles ardientes con sus manitos y procedió a inclinarse para darles un besito a cada una y luego volver a la primera para engullirla hasta lo mas hondo que su boquita permitía arrancando el primer suspiro a Pedro, que era precisamente el mas moreno y cuyo pene había sido conocido en la gelatería por Javierito y que le había impresionado, por lo que no fue extraño se dedicara a atenderla en primer lugar.
Mientras estaba en esos menesteres, Pedro acomodó el cuerpito de Javi boca abajo para que siguiera saboreando la verga de Pablo, y abriéndole de piernas aplicó su ansiosa boca en aquel culito que tanto deseaba, que como hemos relatado es absolutamente lampiño y de un hoyito rosado. La lengua, al introducirse completamente, produjo un escalofrío al niño quien lanzó una exclamación de gozo y aumentó el ritmo de la mamada mientras Pedro abría con sus manos las nalgas para tratar de llegar aún mas profundo en la intimidad de mi hijo.
Raul y yo mirábamos extasiados la escena. Primera vez que Javier Ignacio disfrutaba de otros adultos y vaya que, sí lo estaba disfrutando, llevando a nuestros nuevos amigos al borde del paroxismo del placer.
Luego de varios minutos en aquella posición, Pablo, aprovechándose de su posición dominante que hasta ese momento se presentaba, levantó a Javi y lo llevó hacia sí, con claras intenciones de ensartarlo, para lo cual tomo un pomo de lubricante íntimo que estaba en una pequeña mesa a un costado, y aplicó abundantemente a su pene y al culito de Javi, que aún no había sido abierto en aquella jornada salvo por la lengua de Pedro. Hecho esto, lo acomodó para que se sentara y se auto ensartara en la gruesa y negra verga, para que todo se diera al ritmo que el niño soportara, el cual le abrazó y mientras lo besaba en la boca (como yo le había enseñado) se empezó, a deslizar clavándose el oscuro miembro, centímetro a centímetro, deteniéndose de vez en cuando para acomodarse al tamaño, para luego proseguir hasta quedar completamente empalado.
Cuando ya tuvo todo aquel trozo de carne ardiente dentro de su culito, Javierito se quedó inmóvil por unos segundos. Se notó que sentía la profundidad de la penetración, por lo que se quedo en esa posición para que su culito dilatara adecuadamente antes de empezar la verdadera follada, con el consabido mete y saca.
Pedro nos miró con una gran sonrisa. Estaba feliz y sorprendido de lo que estaba viviendo y nos hizo una seña con el pulgar hacia arriba, pues ya se imaginaba lo que le esperaba para el fin de semana.
Luego de un tiempo en esa posición, Javier se empezó a mover, sube y baja. Pablo le tomaba de las nalgas para ayudarle en esa función, la que cada vez fue aumentando en intensidad. Por su parte Pablo se ubicó de pie a un lado y ofreció su verga, la que empezó a ser lamida por Javi, pero también por Pedro en una muestra que la lujuria no tenia límites. La escena era cinematográfica, Javier saltando y clavándose al fondo la gruesa verga de Pedro, y, Pablo disfrutando de una “fellatio” brindado por el niño goloso con que tanto había soñado.
(continuará).
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