Yo seguía mama que mama, hasta que toda mi boca se llenó.
Un estudiante gay de closet (que no se ha declarado) ayuda a estudiar a un estudiante deportista, el deportista un día se emborracha y el gay lo lleva a su cuarto, pero antes de marcharse le mama la verga porque el deportista estaba dormido.
Yo seguía mama que mama, hasta que toda mi boca se llenó.
Eso es algo de lo que siempre estaré arrepentido ya que, debido a mi indecisión, pasé un sin número de años en ese dilema, sin atreverme realmente a dar un primer paso.
Desde adolescente, sabía que las chicas no era lo mío realmente, si tenía un sin número de amigas, siempre fui su confidente, pero jamás me provocó ni tan siquiera tocarlas.
Por lo contrario, los chicos mayores que yo siempre me llamaban la atención, pero por miedo a su rechazo, o a que me golpearan, o se burlasen de mí, siempre les ocultaba mis sentimientos, procurando actuar como un verdadero macho.
Pero cuando la naturaleza llama, no importa lo que trates de hacer por no responder, ya sea más tarde o más temprano, vas a reaccionar de acuerdo a lo que realmente eres, y lo digo por experiencia propia.
Ya me encontraba estudiando en la universidad, sofocándome ocasionalmente, al ver a todos esos llamativos y musculosos chicos, que al igual que yo se encontraban ya fuera levantando pesas, o haciendo alguna rutina en las maquinas, del gimnasio.
Para mí era una especie de tortura mental, ya que estando tan y tan cerca de varios de ellos, por lo ya dicho, que me daba un miedo tremendo el dejar que se enterasen que me gustaban los hombres, aunque nunca me había acostado con ninguno.
Por lo que de una manera u otra debido a mi negativa de hacer ningún tipo de acercamiento, entraba en ataques de ansiedad, que sumados a la frustración me hacían sentir sumamente deprimido, al grado que hasta comencé a perder peso, ya que ni hambre sentía.
Fue cuando conocí a un estudiante, deportista, mujeriego, bebedor, pero con las peores notas, mi consejera estudiantil nos presentó, con el fin de que yo lo ayudase a mejorar sus notas académicas que estaban por el piso, y por lo cual se encontraba en riesgo de perder su beca.
Aunque al principio la idea no me agradó mucho, acepté más que todo por la manera en que mi consejera me lo pidió.
Yo por una parte sufría nada más de verlo, y no poder o mejor dicho no atreverme a hacerle alguna insinuación, pero por otra parte estaba bien contento de tener una buena excusa para estar siempre a su lado.
No les contaré todo el trabajo que me costó hacer que él subiera las notas, pero ya a final del semestre, cuando le informaron que había pasado todos los cursos, para celebrar mi amigo y yo salimos a celebrar.
Como de costumbre él se dio una gran borrachera, mientras que yo me limité nada más a observarlo, para finalmente llevarlo hasta la pensión en la cual ambos vivíamos.
Ya dentro apenas cayó en su cama, se quedó dormido, yo que estaba por marcharme, de momento decidí ayudarlo a que se quitase la ropa, bueno la verdad es que deseaba verlo y tocarlo sin que él se diera cuenta de nada.
Por lo que, aprovechando la oportunidad, comencé a desabotonar su camisa, soltarle la correa del pantalón, así como el broche, y bajarle la cremallera.
Pero no conforme con eso, poco a poco, le fui quitando la camisa, cosa que para mí resultó ser algo bien laborioso, ya que como él se encontraba bien dormido, me costó mucho trabajo, pero al mismo tiempo me dio la oportunidad de manera disimulada, de acariciar sus fuertes brazos, así como su amplio pecho, y su firme vientre.
Como que eso había sido más que suficiente para mí, y cuando me encontraba quitándole los zapato, y las medias, me dije a mi mismo que lo mejor era que lo dejase así, de manera resuelta me dirigí a la puerta de su habitación, pero al darle un último vistazo, y verlo con sus pantalones puestos, como que no pude aguantar la tentación, y me acerqué a él para que no fuera a dormir así medio vestido.
La verdad es que a medida que le fui bajando los pantalones, hasta me relamía los labios, por el solo placer de tocar su piel, claro que también me costó bastante trabajo, ya que él aparte de ser mucho más alto que yo, también pesa bastante.
Lentamente le fui quitando los pantalones, aprovechando el momento para acariciar sus fuertes piernas, hasta que lo dejé con su bóxer, yo la verdad pensé en retirarme, pero cuando mis ojos se posaron sobre su grueso bulto, me entraron unas ganas incontenibles de darle una corta mirada a su miembro.
Mis manos temblaban de la emoción, y lentamente, poco a poco comencé a ir retirando su bóxer, por lo menos hasta que su miembro quedó por completo por fuera.
Mi primera intención fue la de agarrárselo, suavemente, pero me contuve, por miedo a que se despertase, hasta pensé nuevamente en subírselos, y taparlo con una sábana.
Pero no sé qué me sucedió, que de momento he colocado mi mano derecha sobre su miembro, y suavemente comencé a acariciarlo, y como dice ese viejo aforismo de física, toda acción genera una reacción.
El más sorprendido fui yo al ver como aquel mustio y adormilado miembro que tenía entre mis dedos comenzó a ponerse erecto como si tuviera vida propia.
Temía que mi compañero se despertase y me agarrase con las manos en la masa, o mejor dicho en su verga.
Pero nuevamente no sé qué me pasó que, en lugar de soltar su miembro, como que se lo apreté más entre mis dedos.
Hasta que, de momento percibí un fuerte olor a orín, de inmediato me di cuenta que aquel olor procedía de la misma verga que sujetaba entre mis dedos, y casi de inmediato lo solté, pensando en lavar mis manos y retirarme a mi habitación, tras cubrir su cuerpo con una sábana.
Pero sin dejar de pensar en su mal oliente miembro, se me ocurrió que, por cuestión de higiene, lavárselo antes de marcharme, así que calenté un poco de agua, y con una pequeña toalla, suavemente volví a tomar entre mis dedos su miembro, y lentamente se lo fui lavando con agua y jabón, hasta que aquel desagradable olor desapareció del todo.
Claro que a medida que le iba pasando la toalla, y retirando el jabón, su verga se paró, y se puso bien dura.
Ya había terminado, de limpiársela y me disponía a retirarme, cuando me acerqué nuevamente a él, para asegurarme que su verga, ya no olía a nada.
Su miembro aún se encontraba erecto, aunque comenzaba a desinflarse, por lo que, al acercar mi nariz, a su verga, de momento me entró otro arrebato, y me provocó darle un beso sobre su colorado glande.
Apenas lo besé, retiré mi cuerpo, pero al mismo tiempo, de manera instintiva, dirigí la vista a su rostro, solo para darme cuenta de que seguía plácidamente dormido.
Algo dentro de mí que no pude controlar, me llevó a volver a besar la cabeza de su verga, una y otra vez, hasta que de momento me di cuenta que se la estaba chupando suavemente, succionándola casi en su totalidad.
Yo seguí mama que mama, hasta que de momento sentí que toda mi boca se llenaba, de inmediato supe que lo había hecho acabar, pero él seguía durmiendo con una enorme sonrisa de satisfacción que se reflejaba en su rostro.
Algo asustado, me tragué gran parte de su semen, y casi de inmediato retiré mi cara, me puse de pie, lo cubrí con su sábana, y sin mirar para atrás, salí rápidamente de su habitación.
Al siguiente día, ya en el desayuno me lo encontré, que bien contento, me comenzó a contar un sueño que tuvo, algo bastante confuso, sobre una fiesta en la que él era el único hombre, y el resto todas eran mujeres, pero lo que más le gustó de aquel sueño fue que una de esas putas se había acostado con él.
Me dijo que el sueño fue tan real, que encontró rastros de su semen en la sábana, yo por vacilarlo le dije que eso había sido un sueño húmedo.
Eventualmente en otra salida que tuvimos, él me comió el culo, pero de eso les hablo en otra ocasión, si así quieren.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!