Yo y mi mejor amigo en los baños del instituto.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me llamo Juan y tengo 19 años, esto que voy a contar sucedió cuando tenía 14.
Mi mejor amigo, Mauro, tenía 15, había repetido un curso. Cuando vino a mi colegio y lo vi entrar por la puerta de mi clase supe que acabaría siendo mío.
Yo soy una persona tímida, pero no tardó mucho en convertirse en mi mejor amigo, quedábamos para hacer los deberes yo le ayudaba a estudiar matemáticas, que se le daban particularmente mal (a mi también, pero no tanto).
Yo sabía que lo que sentía por el era solo un cariño de amigos, pero estaba muy bueno y no podía evitar desearlo. El era mas bajito que yo (yo siempre he sido muy alto para mi edad, por aquel entonces yo mediría 1,85 y el 1,76) era de pelo trigueño, de tez pálida y cuerpo atlético. Su sonrisa era capaz de poner a cualquiera de buen humor, y su mirada era muy tranquilizadora.
Yo lo deseaba y no podía aguantar más la sensación de que nunca sería mío, por lo tanto decidí que ya era hora de follármelo.
Un día, cuando acabaron las clases, yo tardé todo lo que pude en recoger mis cosas, el siempre se que daba a esperarme, y ese día no fue distinto. Cuando salimos de clase, no había ni un alma en todo el instituto, solo los conserjes y estaban en la otra punta del instituto, dos plantas mas abajo (eran clases de tarde).
Yo le dije que necesitaba ir al baño y el me acompaño, sonriente como de costumbre. Entonces cerré la puerta y lo metí a la fuerza en uno de esos baños con puerta (los de cagar, vamos, para que me entendáis) cerré el pestillo y le dije que no gritara, que sino iba a ser peor, después le explique eso de que me ponía muy cachondo desde hacía tiempo y no podía aguantarlo mas, el se quedó completamente inmóvil y cayado.
Entonces le bajé el pantalón y empecé a chupársela, para mi sorpresa, no hacía nada para impedírmelo, todo lo contrario, gemía de placer, estuve diez minutos chupándosela mientras me hacía pajas, yo me corrí primero y el no tardó muco mas en hacerlo, su lefa caliente llenó mi boca y me sentí la persona mas feliz del mundo, pero esa sensación no duró mucho, cuando levanté la cara para mirarle a los ojos me di cuenta de que estaba llorando, muy sonrojado, entonces nos quedamos mirando un rato y yo le pedí perdón, entonces el me dijo que no pasaba nada, que el llevaba mucho tiempo sintiendo lo mismo por mi y que las lágrimas eran de felicidad, por que por fin había pasado lo que llevaba deseando tanto tiempo, después me invitó a su casa, me dijo que sus padres no volverían hasta dentro de tres horas y que podríamos seguir con lo que habíamos empezado. Pero eso es otra historia y os la contare en otra ocasión
gran realto comos igue