Yogi & Bubu 2
Comienzan los juegos entre el osito Bubu y el oso Yogi.
Como recordarán ver a Bubu bailar tan sensual me enamoró y excitó. Consigo que me dé su trucita infantil sudadita y llena de su olor a genitales y culito…mmmh! Muy ricos aromas, sin duda.
Continúo:
El olor era insuperable, estaba sudadita pues hacía calorcito en la costa esa noche y además Luisito había estado bailando mucho.
En el área de frente olía un poco a pipí de niño y por atrás un poco a popocita…un aroma embriagante en verdad.
Me la guardé y regresé a seguir conversando y tomando con mis amigos…Uno de ellos me había ofrecido, para pasar la noche y unos días en su pueblo, un pequeño cuarto cercano a un arroyo de aguas cristalinas.
Me despedí de ellos y dije adiós levantando la mano hacía la mesa donde Luisito y su mamá se encontraban…Luisito fue a despedirse de mí justo a la salida, se abrazó a mí y me dijo:
–Señor Yogi…¿nos volveremos a ver?
–Tal vez, pequeño Bubu…Me encantó tu regalito!
–En serio, Yogi?
–Siii, mucho, y más lo lindo que bailas…ojalá algún día pudieras hacerme un baile así a solas, pequeño Osito Bubu…
Y nos despedimos, me dirigí a la casita que mi amigo me había prestado para pasar la noche. Al llegar, me dí un baño y me acosté desnudo por completo.
Saqué la trucita de Bubu, la olí largamente y besé y lamí.
Imaginé tenerlo a él a mí lado y con su trucita me masturbé hasta correrme en ella.
Agotado, me dormí y desperté cuando los rayos del sol entraron por mí ventana y acalorado, me dirigí a una poza del arroyo a refrescarme un poco.
Me desnudé y entré al agua que me hizo reanimar y volver a la vida y comencé a bañarme y nadar un poco.
De pronto, escuché unas risitas infantiles atrás de unos arbustos.
–Quién anda ahí? Salga, por favor…
–No se asuste, Señor Yogi, soy yo, su pequeño amigo Bubu…
¡Era Luisito, quien, saliendo de unos arbustos se acercó al charco donde yo estaba!
–Qué gusto verte, pequeño Bubu…¿Qué andas haciendo?
–Vine a bañarme con unos primitos, pero aun no llegan…me puedo meter a bañar con usted en lo que llegan, señor Yogi?
–Claro que sí, Bubu…pero primero bailame como anoche, si?
–Con ropa?
Él iba con un shorcito, sin truzas, y una playerita sin mangas…
–Siii, empieza con ropa, luego te la vas quitando poco a poco sin dejar de bailar y después me bailas completamente desnudo…Va?
–Mmmh…y me va a dar otros 200 pesos?
–Claro que sí, Bubu!
Anda, deja pongo música en mi celular…Siiii?
Él aceptó y con un poco de nervios empezó a bailar, nervios que fueron desapareciendo conforme bailaba de manera muy sensual y se iba despojando de su ropita.
Traía el ritmo en la sangre, sin duda porque con sus sensuales movimientos y al ver su cuerpecito, mi pene reaccionó y se puso como piedra. Yo estaba sumergido y el agua cubría mis genitales.
Cuando terminó le aplaudí mucho y se iba a comenzar a vestir cuando le dije:
–Espera, pequeño Bubu…¿No te vas a meter a bañar conmigo? Él agua está riquísima.
–Sí, Yogi, por eso me estoy poniendo mi short…
–Métete así, Bubu, anda…
–Es que me da pena con Usted…
–Pena por qué, Bubu? Sí te acabo de ver desnudo. Es más, yo ando igual…
–Deveras, Yogi? No te creo…
–Sí, Bubu…
–A ver…
Y entonces avancé hacía la orilla donde él se encontraba y al ir emergiendo del agua, él miraba asombrado mi cuerpo y sus ojos se abrieron aún más cuando me mostré de la cintura para abajo, con mis 18 cm apuntando al cielo…
–Señor Yogi…¡Qué peludo está! Y que grande y grueso tiene su…su…
–Mi pene, Bubu?
–Eso, Yogi…tu pene…
Salí por completo del agua y me acerqué a él. Ruborizado, agachaba apenado su cara y miraba de reojo mi pene, me agaché y lo abracé. Él tembló un poco, seguramente de temor o porque yo estaba mojado.
Lo cargué en mis brazos y me dirigí de nuevo a la poza de agua.
–Sabes nadar, pequeño Bubu?
–Si, Yogi, un poco…
–Puedo entonces llevarte a lo hondo, Bubu? Confías en mí?
–Siiii, Yogi…
Entonces lo llevé a la parte profunda y el se abrazó fuertemente de mí e incluso entrelazó mi cintura con sus piernitas para correr menos riesgo.
Ya en lo profundo nos zambullimos varias veces mientras mí pene tocaba con su glande en sus nalguitas y hoyito virginal…
–Yogi, tú pene está rozando mi…mi…mí colita.
–Y no te gusta, Bubu?
–Siiii, se siente calientito y siento cosquillitas cuando pasa por mi hoyito…
–Así, Bubu? Y con una de mis manos coloqué mi pene entre sus nalguitas y froté su anito repetidas veces.
–Siiii, así Bubu…siento como cosquillitas.
–Siiii, Bubu, yo también siento rico…aunque si salimos del agua, podremos jugar más rico…te gustaría?
–Siiii, siiii, Yogi! Pero a qué vamos a jugar?
–Ya lo verás, pequeño Bubu! Te aseguro que te va a gustar mucho!
–De verdad, Yogi?
–Claro que sí, Bubu…
Salimos, el no dejaba de mirar asombrado mi pene…
–Yogi, tu…tu… pene está regalándole, y grueso y lleno de pelos! Y él mío está chiquito! ¿Por qué, Yogi?
–Porque tú eres un osito pequeño y yo un oso grande. Y tu penecito está grandecito para tu edad…seguro también se te para, verdad, Bubu?
–Sí Yogi, a veces…
–A ver, Bubu…y comencé a acariciar su pequeño pene y este comenzó a reaccionarohasta alcanzar una longitud cercana a los 7 cm y apuntar al cielo…
–Uyyy, pequeño Bubu, mira, ya se paró tu penecito…
–Siiiii, siiii, Yogi…
–Puedo seguirlo tocando y me dejas darle besos, Bubu?
–Si, Yogi…
Así que empecé a masturbarlo un poco y después acerqué mi boca para darle besitos, saqué mi lengua y gocé viéndolo reír y temblar un poco cuando lo lamía al igual que sus pequeños huevitos. Metí a mi boca ese rico manjar y comencé a chuparlo suavemente. Él, asombrado, se dejaba hacer…
Me incorporé y le pregunté si le había gustado y él asintió con su cabecita.
–Yogi…puedo…puedo tocar tu pene?
–Claro, Bubu! No tienes que pedirlo
Y entonces, con las manos un poco temblorosas, me tocó, apretó y masajeó mi pene.
Puse sus dos manos alrededor de mi pene y le enseñé cómo masturbarme, después él solito lo siguió haciendo…
–Yogi, por qué salen gotita de tu pene que hacen resbaloso tu pene?
–Ah, pequeño Bubu, es porque a los penes de los osos como yo nos encanta que los pequeños ositos jueguen con ellos…y sabes qué les gusta más, Bubu?
— No, Yogi…qué?
–Que les den besitos y lo chupen con sus boquitas los ositos lindos cómo tú…
–En serio, Yogi…
–Si, Bubu…quieres hacerlo?
–Pero no me va a caber, está muy grande…
–Lo que puedas, Bubu…si?
Y sin contestar, dirigió sua labios a mi pene y comenzó a cubrirlo de besos y a lamerlo, imitando lo que yo había hecho anteriormente con su penecito. Después abrió su boca y la deslizó un poco hasta comerse mi glande, se apartó y tosió un poco, pero volvió a intentarlo…
En eso, escuchamos unas voces infantiles, ¡eran sus primos!
–Luis, Luis!!! Dónde estás, primo?
Rápidamente tomé mi short y él él suyo y nos los pusimos y yo me zambullí en el agua.
–Aquí, aquí estoy, vengan…
Y aparecieron ante mi vista tres niños, dos de ellos eran hermanitos, Pedro y Santiago, de 7 y 10 años, y José de 8.
C O N T I N U A R Á?
Que delicia, Esperanto halla mas
Que rico!! Ese niño se va a comer una verga grande y peluda.