Yogi& Bubu Parte 3
Jugando en el arroyo con tres lindos ositos.
Bubu: Aquí, aquí estoy, vengan…
Y aparecieron ante mi vista tres niños, dos de ellos eran hermanitos, Pedro y Santiago, de 7 y 10 años, y José de 8.
Así termina la segunda parte… continúo esperando sea de su agrado está entrega:
Santiago, de 10 años era de piel morena y cabello rizado, una sonrisa cautivadora. Aunque, al ser el mayor del grupo de primos, hacía con ellos y su hermanito lo que se le antojaba.
Su hermanito Pedro, de 7 años, era de piel más clara y cabello rebelde, mientras que José, de 8, era una verdadera belleza de niño pues su piel era blanca, sus ojitos verdes y su pelito lacio rubio, con peinado de «honguito», por su belleza y lo fino de sus facciones, parecía una niña linda.
Santiago al vernos, le preguntó a Luis (Bubu) quién era yo y qué estábamos haciendo.
— Se llama Javier, lo conocí anoche en el baile y nos hicimos amigos, ¿verdad, Yogi? Y como no llegaban, me metí a bañar con él.
–Ah, está bien– respondió Luis. ¿Es él a quien me comentaste que le diste tu trucita anoche?
Al escuchar eso, Bubu se sonrojó un poco y apenado agachó su cabecita. E hizo algunos pucheros como queriendo llorar.
— Perdón, Yogi, se me salió y le platiqué eso a mi primo…
— No te preocupes, chaparrito, no pasa nada– y lo atraje a mí para abrazarlo un poco y consolarlo. Luego, dirigiéndome a los otros niños les dije– y bueno, ¿no piensan bañarse Ustedes o a qué vinieron al arroyo, niños?
José, ante esta propuesta, se entusiasmó, al igual que Bubu y el pequeño Pedro, pero Santiago se puso serio y al parecer no le agradó la idea, pues retuvo a su hermanito.
José, recordando algo de pronto, dijo:
— Pero, si está don Javier no podremos bañarnos encuerados (desnudos) ni jugar como jugamos cuando venimos al arroyo…
Yo: –¿A qué juegan, pequeño Bubu? ¿Me lo puedes decir?
Éste dudó un poco, pero luego me dijo:
— Es que Santiago nos hace chuparle su pito (pene) y se coge a José.
Santiago: –Callate, Luis, quedamos en que eso era nuestro secreto.
Yo: No tiene nada de malo que jueguen así, es más, si me invitan yo también quisiera jugar así con ustedes… Es más, me voy a quitar el short para bañarme desnudo, igual que ustedes. Al cabo estamos puros hombres…
Me metí a lo profundo, donde el agua me llegaba al pecho, me quité mi short y lo arrojé a la orilla.
Yo: Vamos, ¿qué esperan? El agua está riquísima… anímense.
Los cuatro niños se despojaron de su ropita y corrieron hacia mí a excepción de Santiago, que se mantuvo a distancia de nosotros.
Pedro y Bubu se abrazaron de mí mientras José andaba alrededor de nosotros.
Santiago tenía un pene de tamaño más que apropiado para su edad con dos testículos de buen tamaño colgando…se antojaban ricos, al igual que los culitos de su hermanito y primos.
Sentir esos dos cuerpecitos infantiles pegados a mí me la puso durísima, con discreción, tocaba sus genitales y nalguitas y pasaba mis dedos por su rayita. Ellos solamente se reían con gusto.
Bubu, más atrevido, le propuso a Pedrito:
— ¿No quieres agarrarle su pito a Yogi?
Pedrito: ¿Puedo…?– Dirigiéndose a mi.
Yo: Claro, no hace falta que pregunten, toquen lo que quieran…
Traviesos, dirigieron cada uno una de sus manitas a mi pene y lo palparon, tocaron y masajearon a placer…
Pedrito: — Guau…¡lo tiene bien grande y grueso y con pelos! ¡Y tiene unos huevotes!
¿Lo podemos ver?
Yo: Sus deseos son órdenes, pequeños ositos.
Y con ellos abrazados me dirigí a la orilla del charco, mientras José también nos seguía, asombrado al ver mi erecto pene.
En la orilla, coloqué una gran toalla y me recosté en ella para que los tres niños, curiosos, me tocaran; al inicio con pena y un poco de temor pero luego lo hicieron con gusto. Se alternaban para tocarme y masturbarme un poco. Reían al ver aparecer y desaparecer mi glande al cubrirlo mi prepucio.
Incluso Santiago se acercó pero no quiso participar, limitándose a observar cómo jugueteaban su hermanito y primos con mi pene.
De pronto, Santiago tomó a Pedrito y se lo llevó aparte para ponerse a jugar con él. Lo puso a masturbarlo un poco y después a chuparle su pene.
Al ver lo anterior, Bubu y José intercambiaron una mirada de complicidad y, traviesos, dirigieron sus boquitas hacia mi pene para llenarlo de besos, lamerlo y finalmente, y, de manera alternada, lo metieron, hasta donde les cabía, en sus pequeñas bocas.
Yo no podía creer lo que veían mis ojos y la sensación era en verdad única. Debo agradecer a Santiago por lo bien que les había enseñado a chupar.
–Sigan, pequeños ositos, a mi pene le encantan sus boquitas. ¿Quieren probar su lechita?
–¿Lechita? ¿De aquí? Preguntaron asombrados y de manera simultánea.
— Siiii, de aquí, es una lechita especial y muy nutritiva que a los ositos les encanta…¿ les gustaría probarla?
— ¡siii, siii! Dijeron entusiasmados.
–Pues sigan jugando con sus boquitas y yo les aviso cuando vaya a salir para que abran los dos sus boquitas y se las eche ahí…
Y ellos, obedientes, continuaron haciéndome un riquísimo oral, hasta que, después de un buen rato, y sintiendo mi pene a punto de explotar, les pedí separarse y abrir sus boquitas para derramar en ellas y en sus caritas mi semen en potentes chorros.
Curiosos, Santiago y Pedrito también se acercaron y quedaron asombrados al ver a sus primitos llenos de mi semen.
Ellos se pasaron la que había caído en sus boquitas y luego se lamieron uno al otro para no desperdiciar nada.
Pedrito, curioso, me preguntó, al ver mi pene con semen, si podía probarlo también y yo le dije que sí. Acercó entonces su boquita temblorosa, la abrió y metió en ella mi pene para chuparlo un poco y lamerlo después hasta limpiarlo por entero.
Santiago jaló a José y lo puso a gatas, se escupió en su pene y también en el culito de su primito y, de una, penetró a José quién soltó unos gritos de dolor y comenzó a quejarse y a llorar un poco…
C O N T I N U A R Á…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!