Yogi & Bubu Parte 6
Hago mío a Santi, de 10….
Antes que nada una disculpa por tardar un poco en publicar está parte pues había estado algo ocupado.
Gracias también a quienes por Telegram se han comunicado conmigo para alentarme a escribir.
¡Y ahora sí, continuamos!
Lo recosté en la cama y yo a su lado y comenzamos a platicar un poco:
–¿Quieres pasar la noche conmigo, Santi?
— Siiii, señor Javier…Pero…¿ya nos vamos a dormir?
–No, amorcito, a mí me encantaría que pasáramos la noche amándonos…¿Sabes qué me gustaría?
–Nooo, ¿Qué le gustaría?
–Hacerte mío por entero, hacerte el amor…
–¿Cogerme por atrás?
–Siiii, eso…dime, ¿Ya te han cogido antes?
— Mmmh, metérmelo todo no…hace tiempo un tío me enseñó a jugar así, me mamaba el pito y yo a él, pero…
–Pero, ¿qué? ¿Qué pasó?
–Pues, una vez me frotó con su pito atrás y me dijo que me lo iba a meter, que tratara de aguantarlo y no fuera a gritar y yo acepté porque dijo que luego me daría unos buenos tenis nuevos, pero en cuanto me metió la cabeza me dolió mucho, lloré y grité y fuimos descubiertos por mi papá, quién entonces vivía con nosotros.
Recuerdo que mi papá lo agarró a golpes y mis abuelitos lo corrieron de la casa.
–¿Y nadie más te ha tratado de coger, Santi?
–Siii, algunos, pero no me dejo…
–Y a mí, ¿Me dejarías hacerte mío? Te aseguro que seré muy cuidadoso y cariñoso, y te iré penetrando poco a poco…la verdad, desde que te vi en el arroyo me gustaste mucho…tienes un cuerpo muy lindo y nada me gustaría más que ser el primero en amarte.
–Mmmh, acepto… A mí me gustó también Usted, pero no quise decirlo delante de mis primos y hermano. Me agradó mucho ver lo lindo que los trataba y lo mucho que ellos reían y jugaban y disfrutaban al estar con usted, señor…
–¿Entonces qué, Santi, me dejarías hacerte mío por entero?
–Siii, está bien, pero sea cuidadoso, por favor…
Así que comencé a acariciar y besar todo su cuerpo y, al llegar a sus genitales me entretuve largo rato con ellos acariciando, besando, lamiendo y chupando su pene y testículos.
Me recosté boca arriba y lo invité a que se subiera en mí para que me chupara la verga un poco mientras yo me comía su culito con mi lengua y lo dilataba con mis dedos para prepararlo para la penetración.
Lo coloqué con sus nalguitas levantadas hacia mí, puse dos almohadas en su abdomen para ello y le pedí morder las sábanas si le dolía.
Coloqué la punta de mi lleno de gel anal ariete en su entrada debidamente lubricada, lo tomé de la cintura y empujé un poco.
Solamente quien ha tenido la suprema dicha de poseer a un niño me podrá entender…es una sensación única e indescriptible el sentir la estrechez de sus paredes anales y el cómo se abren esos capullitos para recibirnos.
De una se la dejé ir toda, hasta chocar mis testículos y pubis con sus nalguitas.
Él soltó un grito, mordió las sábanas y apretó sus puños. Gruesas lágrimas de dolor se derramaron de sus lindos ojos.
–¡Ay, ay, ay! !Me arde, don Javi! ¡Ya no, por favor! ¡Sáquemelo, ay, ay, ay, me duele mucho!
–Tranquilo, putito, ¿Acaso tú te detenías al cogerte a tu primito José y a tu hermanito Pedro? Aguanta, porque te voy a dar sin piedad…¡No sabes cuántas ganas tenía de cogerme a un putito como tú y hacerlo mi perrita!
–Pero Usted me dijo que iba a ser cuidadoso y que no me iba a doler, y me duele mucho– repetía entre sollozos.
–Siiii, así fui con tu primito, pero tú ya estás grandecito…ya me la aguantaste toda…ahora viene lo más rico…¡follarte duro hasta preñarte! La verdad, estás bien rico…¡me encanta lo rico que me aprietas la verga con tu culito!
Y comencé a meter y sacar mi verga de su apretado anito… él gritaba al sentirse totalmente empalado por mí. Nuestra recámara se volvió un concierto de ayer de dolor mezclados con gemidos, suspiros y gruñidos, además del ¡Plaf, Plaf! que se escuchaba repetidamente al chocar mi cuerpo en sus nalguitas.
Le saqué momentáneamente mi pene para colocarlo boca arriba y de patitas al hombro iniciar una nueva cogida. Era simplemente hermoso ver los gestos y rictus de dolor y sus lágrimas correr por sus mejillas y ver su carita suplicando parar y escuchar después sus gemidos de placer al acostumbrarse al vaivén de nuestros cuerpos.
Con una embestida final, me desplomé sobre él y mi pene empezó a hincharse y palpitar en su interior a la vez que varios disparos de semen se alojaban en su interior.
Cuando mi pene perdió un poco de su dureza, salí de él y lo abracé y consolé un poco.
Lo llevé al baño para que expulsara mi semen mezclado con su popó y sangre y muchos gases producto de la bombeada que había recibido.
Nos bañamos y secamos y lo llevé en mis brazos a la cama, lo recosté en mi pecho y lo abracé.
Cansados y él además desmadejado, nos dormimos enseguida y nos despertamos con los primeros rayos de Sol.
–¡Chin, don Javi, ya se me hizo tarde! Debo ir a desayunar y arreglarme para ir a la escuela.
–Está bien, Santi…amorcito, ¿Te gustó lo que hicimos anoche?
–Siiii, al principio me dolió mucho, pero luego comencé a sentir bien rico…
–¿Te gustaría que lo hiciéramos de nuevo? Me pensaba ir hoy de aquí, pero puedo pedirle a mi amigo me preste su casa unos días más…¿Cómo ves?
–Siiii, si quiere saliendo de la escuela me vengo, ¿O prefiere que nos veamos en el arroyo?
–Se me hace arriesgado en el arroyo, nos pueden descubrir…
–Mmmh, hay un lugar como a una hora caminando por el arroyo donde hay una cascada y tiene una cueva atrás… ahí podríamos vernos…
–Está bien…oye…¿Y podrías llevar a tu primito Bubu y a tu hermanito Pedro?
–Don, ellos no se la van a aguantar, si a mí todavía me duele…¡imagínese a ellos!
–Tú llévalos, ¿Está bien? Ah, y otra cosa…¿me quieres vender tu trucita para tener un lindo recuerdo tuyo?
Él aceptó gustoso y puse en sus manos dos billetes de buena denominación, uno para él y otro para que comprara golosinas y sodas para llevar al arroyo. Después de acordar lugar y hora donde nos encontraríamos, lo despedí con una nalgada, un abrazo de oso y un beso en sus labios…
C O N T I N U A R Á…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!