Yogi & Bubu Parte 7
De vuelta al arroyo con Santi, Pedrito y Bubu.
Continúa esta serie de relatos, esperando sea de su agrado. Agradezco a quienes por Telegram me han externado su apoyo…y sin más, ¡Disfruten este relato!
Me levanté, duché y salí a desayunar para recuperar energías. Fui a la playa, que, como era lunes, estaba semidesierta y solamente unos cuantos pescadores y algunos turistas jubilados se miraban.
Me bañé en la playa y me tomé algunas cervezas acompañadas de algunas especialidades de mariscos y volví a la casita que me habían prestado para pasar unos días.
Preparé lo necesario y me dirigí al lugar donde había de encontrarme con Santi, Bubu y Pedrito.
Verlos llegar en uniforme me excitó mucho, me dirigí a ellos, los saludé y abracé con entusiasmo y mi pene reaccionó al contacto de esos lindos cuerpos.
Iban a desnudarse pero los detuve, les pedí me dejaran hacerlo a mí, ya que si algo me agrada es despojar a un niño de su ropa pues para mí es como abrir un lindo regalo y maravillarme con su contenido.
Abracé a Bubu, y le quité su camiseta blanca, su bermudas escolar en color marino y sus trucitas con dibujos de superhéroes. Lo besé y pasé mi lengua por su pechito, su pancita y genitales, le di la vuelta y me deleité con sus pequeños glúteos que besé y mordisqueé un poco, los abrí para admirar su hoyito virginal y aspirar su olor, besar y pasar mi lengua por el.
–¡Listo, Bubu! ¡El que sigue!– y le di una suave nalgada.
Tocó el turno a Pedrito, con quien repetí lo hecho a Bubu y al llamar a Santi, este se negaba pues seguramente quería conservar su dominio sobre primo y hermano y no quedar como una putita frente a ellos.
— Sí no quieres no hay problema, Santi. Es más, ya te puedes regresar, aquí el único que manda soy yo. Tus primos, hermanito y tú están para obedecerme.
Le di una fuerte nalgada que le hizo brotar algunos sollozos y lágrimas.
–¿Está claro?
–Siii, don Javi, perdóneme– me dijo entre lágrimas.
Y se acercó a mí, lo abracé y besé un poco para consolarlo. Lo despojé de su ropa y acaricié y besé su cuerpo desnudo.
Lo nasturbé y me deleité besando, lamiendo y chupando sus genitales, le di la vuelta y le pregunté al oído:
–¿Me dejas hacerte el amor a tí primero? Quiero que tu primito y hermano vean lo que les espera…
–Siiii, está bien…
Así que lo puse en cuatro patas en la arena, llené mi pene y su culito de gel lubricante, me posicioné atrás de él, lo tomé de la cintura y de una se le dejé ir hasta el fondo de sus entrañas mis 18 cm de verga.
Él gritó y sollozó un poco, dejé que su anito se acostumbrara a mi pene e inicié un rítmico vaivén, suave al principio y fuerte después.
Bubu y Pedrito, sorprendidos, se acercaron a nosotros y veían con asombro y entre risitas cómo entraba y salía mi pene del culo de Santi.
–¿Y ustedes por qué no hacen algo?, — les dije al notar sus penecitos erectos y cómo frotaban sus manos en ellos– Pueden abrazarse, besarse, chupar sus lindos pititos uno al otro o cogerse…¡Vamos!
Ellos me obedecieron y comenzaron a jugar entre ellos muy cerca de nosotros.
Luego de varios minutos me corrí en Santi, saqué mi pene y lo hice limpiarlo con su boca y lengua y aunque con asco, lo hizo sin chistar…
–¡Y ahora sí, mis pequeños ositos! ¡Vamos al agua! Y corrimos los cuatro a la parte profunda del charco, yo abracé a Bubu y a Pedrito, Santi se puso a echarse clavados desde unas rocas y sus primos lo imitaron, a sugerencia mía, pero ellos se arrojaban parados y yo los recibía y aprovechaba para acariciarlos y frotar con mi erecto pene sus culitos.
Dirigiéndome a Santi le pregunté:
–¿A cuál me dejas? Te dejo elegir…
–Mmmh, me gustaría estrenar a Bubu, si Usted lo permite, Sr. Yogi, y poner en práctica lo que he aprendido de usted para que lo disfrute él también…
–¡Excelente elección, Santi! Si gustas, vámonos a la cueva atrás de la cascada para que no se escuchen sus gritos…
–¿Cuáles gritos? ¿Qué nos van a hacer?– Preguntaron Pedrito y Bubu atemorizados.
–¿Ustedes qué creen, par de putitas?– respondió Santi, frotando su erección.
–¿Nos van a meter el pito? –Preguntó Pedrito
–Pero, yo quería que Yogi me lo hiciera, no tú Santi– dijo Bubu, abrazando mis piernas.
–Bubu, Santi te escogió a tí. Yo lo haré con Pedrito y luego cambiaremos…¿De acuerdo?
Y como aceptaron, aún con algo de miedo, los llevamos atrás de la cascada para que el ruido de la caída de agua ahogara un poco los gritos que sin dudarlo saldrían de sus bocas.
Una vez ahí los pusimos a mamarnos la verga y nosotros sus culitos a ellos e intercambiábamos de pareja.
Luego, los pusimos con la colita hacia arriba para dilatar con nuestros dedos y ayuda de gel anal sus hoyitos. Cuando consideramos que estaban preparados para recibirnos, nos colocamos atrás de ellos, apuntamos nuestras vergas en dirección a sus anitos, empujamos y Santi se la dejó ir de una a Bubu, quién dió de gritos y pidió se lo sacara, pero yo le pedí continuar.
Por mi parte, Pedrito recibió primero mi glande y debí esperar un poco que cesarán sus gritos y ayer de dolor, antes de avanzar un poco más de la mitad, donde de nuevo hube de parar un poco a que su culito se adaptara, amoldara y acostumbrara al tamaño y grosor de mi verga. Metí alrededor de tres cuartas partes de mi trozo de carne en él y de nuevo esperé un poco, hasta que excitado, acabé por enterrar mi pene en ese hoyito infantil.
Gruesas lágrimas de dolor corrían por los rostros de Bubu y Pedrito. Empecé luego a meter y sacar un poco mi mástil en el apretadito culo de Pedrito mientras Santi penetraba con furia a Bubu…al cabo de largos minutos, comenzaron a gemir de gusto los dos niños y finalmente depositamos varios chorros de nuestro semen en las entrañas de Bubu y Pedrito.
Sacamos nuestros penes de ellos. Bubu y Santi veían admirados lo abierto que había quedado Pedrito.
Lo tomé enis brazos y lo llevé a bañar un poco.
Nos sentamos en la orilla del arroyo bajo la sombra de unos frondosos árboles a disfrutar pastelillos, frituras, caramelos y bebidas que Santi había llevado.
Cuando acabamos, Bubu se sentó en la arena entre mis piernas y Pedrito con Santi, se recostaron amos en nuestros pechos. Yo besé a Bubu y le pregunté:
–¿Quieres entregarte a mí por entero y hacerme muy feliz, pequeño Bubu?
CO N T I N U A R Á…
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