2050, fin de la guerra – Capítulo 3
Capítulo 3 de la historia de ciencia ficción erótica: Capacitación. Recomiendo leer las partes 1 y 2 para entender mejor la historia.
(Recomiendo leer los primeros 2 capítulos de esta historia, en esta misma página, para entenderla mejor).
Capítulo 3
Ese sábado, Jan estaba muy entusiasmado. A sus 14 años, iba ir a su primer capacitación como preñador novato y, según le habían informado, si todo salía bien, ese mismo fin de semana se podría estar estrenando con su primer hembrita. En la carta invitación que le habían enviado, le habían solicitado que no se masturbara ni tuviera relaciones sexuales al menos 24 horas antes, así que la noche anterior (viernes) aprovechó para jalársela 2 veces: la primera recordando su última experiencia en el CRP, donde pudo acariciarle las tetas sin ropa a la chica extractora, y la segunda vez recordando a Gaby, su primer extractora cuando él tenía 13 años. De Gaby recordaba cómo había sido la primer mujer en tocarlo, y como al final se había despedido diciéndole: “Estás muy lindo, me gustaría que un día tu seas mi preñador”. De la segunda recordaba cómo le había acariciado las tetas ya sin ropa, cómo ella también se había excitado le había dicho que tenía una verga muy linda y que haría felices a muchas hembritas. En ambas ocasiones terminó con una intensa eyaculación, por lo que, después de 2 corridas, pudo dormir perfectamente, ya relajado, a pesar del entusiasmo.
El sábado se despertó temprano muy animado, se bañó y arregló lo mejor que pudo, aguantándose las ganas de su masturbada matutina al bañarse. Después de bañarse y desayunar, Jan se dirigió al Edificio 2 del CRP, que estaba como a 2 o 3 cuadras del Edificio 1 donde había estado anteriormente. El edificio 2 parecía un pequeño hotel o edificio de departamentos: una planta baja y 4 pisos arriba. Llegando a la planta baja, Jan abrió la puerta de cristal oscuro y se encontró con una pequeña recepción, donde un joven le pidió sus datos básicos, y lo invitó a pasar a un salón de clases bien equipado. Había sillas como para 10 personas, al frente una tarima/escenario alta, con una pantalla gigante donde se veía proyectado una imagen con un letrero: “Bienvenidos Jóvenes Preñadores”. En ese momento ya habían como 4 o 5 varones jóvenes sentados en las sillas de los estudiantes. Sobre la tarima estaba una mesa y sillas para los expositores, micrófonos en la mesa y un micrófono de pedestal. Poco a poco siguieron llegando los demás jóvenes, todos entre 13 y 15 años aproximadamente. Algunos, los más sociables, empezaron a platicar entre ellos. Jan se sentó en una de las sillas mientras esperaban que llegara el expositor.
Habrían pasado unos 5 o 10 minutos cuando se presentó el expositor: un joven como de 19 o 20 años, con algo de barba y mediana estatura. Con paso rápido se dirigió a la tarima y se subió, se acercó el micrófono y se presentó:
— ¡Hola! Soy Alberto y voy a ser su instructor de este día.
Poco a poco los jóvenes fueron guardando silencio.
—Como saben— continuó Alberto —Ya todos ustedes pasaron la prueba para ser preñadores novatos. Ya todos tienen la cantidad y movilidad de espermatozoides suficiente para embarazar a una hembrita, y tienen el tamaño de pene (o de verga, si Uds. prefieren) para complacer a su hembra y dejarle su semen (o leche) hasta dentro. Así que ahora, les vamos a dar una serie de recomendaciones importantes para facilitar la fecundación. No es necesario que tomen notas, pero si quiero que pongan atención, ya que si siguen estas recomendaciones será más fácil que preñen a su hembra en el primer intento.—
—Lo más importante— Alberto seguía explicando —Es que dejen salir su instinto. Ustedes son machos, varones, ya tienen todo lo necesario para preñar a una hembra. Así que no tengan miedo. Los humanos tenemos siglos reproduciéndonos así. Así que simplemente relájense, libérense, y permitan que su instinto animal aflore.
Los chicos asintieron, mirándolo con aprobación y respeto.
—Seguramente todos Uds. ya conocen este diagrama, de sus clases de biología— continúo Alberto, mientras proyectaba en la pantalla el típico diagrama del “Aparato Reproductor Femenino”. —Esta es la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Cada 28 días en promedio, uno de los ovarios suelta un óvulo, que viaja por las trompas hacia el útero. A este proceso se le llama ovulación. El macho -o sea, Uds.- deposita el semen en la vagina, desde donde los espermatozoides tienen que viajar hasta encontrarse con el óvulo y así fecundar a la hembra.—
Los jóvenes empezaban a poner cara de aburrimiento, ¿clase de biología? ¡Qué flojera!
Alberto continuaba: —Así que su trabajo, como machos, es dejar su semen lo más adentro posible de la vagina, o en lenguaje popular, “echarlos hasta el fondo”. Así le ahorran trabajo a los espermatozoides y facilitan la fecundación. Como les dije, esto ya es instintivo de los machos, pero si Uds. lo hacen cuando estén con su hembra, serán mejores preñadores. Veamos unos ejemplos.
En ese momento, Alberto proyectó en la enorme pantalla un vídeo de una serie de hombres y mujeres teniendo sexo, justo en el momento en que el hombre eyaculaba dentro de la mujer. En el vídeo se veía una compilación de escenas de 20 a 30 segundos cada una, donde se observaba justo el momento en que el hombre terminaba dentro de la mujer, empujando con fuerza su pene hasta el fondo de ella al hacerlo. Se veían hombres y mujeres adultos, por lo que era evidente que el vídeo era pornografía anterior a la Gran Guerra (GG). Con el control remoto, Alberto subió el volumen, para que los jóvenes aprendices escucharan los gemidos de las mujeres y los gruñidos de los hombres.
—Como pueden ver, nosotros los machos tenemos ese instinto de empujar nuestro semen hasta el fondo para preñar a la hembra.— explicó de nuevo Alberto, el instructor. —Así que simplemente déjense llevar por el instinto y estoy seguro que lo van a hacer muy bien—
Después de unas 10 o 15 eyaculaciones, el vídeo terminó. Alberto continuó con su clase:
— Observo que ya varios de Uds. la traen parada, y algunos hasta se la están sobando sobre la ropa.—
Algunos jóvenes rieron nerviosamente.
— No se preocupen, no tienen que ocultarlo, es completamente natural. No necesitan taparse ni esconderla. Sólo tengan cuidado de no correrse o venirse, ya que necesitan guardar su leche para preñar a su hembra hoy por la noche.
Ya con los muchachos relajados y sin distraerse tratando de disimular su erección, la clase continuó:
— Como Uds. son novatos y lo van a hacer por primera vez, en esta ocasión se les asigno una hembra con experiencia. Todas ellas ya han sido preñadas al menos una vez, y ya han estado con varios preñadores, por lo que ellas mismas los irán guiando y ayudando en su primera vez. Simplemente déjense guiar por ellas. Ya que ustedes vayan teniendo más experiencia como preñadores, les tocará al revés: ustedes estarán ayudando a las hembritas nuevas en su primera vez. Los mejores de Uds. serán preparados para desflorar a las hembritas novatas en el futuro. Por ahora simplemente déjense guiar por su hembra. ¿Alguna duda?
— No, ninguna, todo claro — fueron contestando algunos de los muchachos.
— OK, dijo Alberto —con esto termina la parte teórica. Ahora una pequeña práctica, antes de irnos a comer y descansar.—
— Para la práctica— continuó el profesor Alberto —tendremos como invitada a Laura. ¡Adelante Lau!—
Por la puerta lateral del escenario entró una chica de edad aproximada a la de Alberto, unos 18 o 19 años. Delgada, de mediana estatura, vestía con el uniforme del CRP, el mismo que ya todos los jóvenes conocían del procedimiento de extracción: Una falda corta, tipo deportivo, similar a la que usan las tenistas, y una playera o “top” de tela elástica suave al tacto y delgada, sin sostén, lo cual resaltaba su figura. La playera tenía en una esquina el logo del CRP.
— Hola chicos— dijo ella en el micrófono. —Soy Laura, pero si quieren me pueden decir Lau. Vengo a ayudarles con la práctica de anatomía femenina.—
—¿Vieron esa imagen?— continuó Laura, mientras en la pantalla se proyectaba de nuevo el diagrama del “Aparato Reproductor Femenino”. — ¡Pues las mujeres NO somos así!—
Los adolescentes no despegaban la mirada de la bella Laura, atentos a todas sus palabras y expresiones.
—Así que estoy aquí para mostrarles como somos en realidad las mujeres, y para enseñarles cómo tocar a una mujer para excitarla o calentarla, como se dice normalmente.
Los muchachos la seguían viendo, embobados y excitados.
— Es muy importante que antes de intentar penetrar a su hembra, la calienten, la preparen bien para recibirlos. Los estudios que hemos hecho aquí en el CRP han demostrado que si la hembra se excita y logra tener uno o más orgasmos (venirse, como dicen Uds.) es más probable que se embarace. Además, es más fácil para Uds. entrar si la chica ya está lubricada o como dicen, “mojada”.—
— Voy a ir llamando voluntarios para que suban acá a la tarima conmigo y vayan aprendiendo.— continuó Laura— No se preocupen, a todos les irá tocando su turno. Así que, para empezar, —dijo mientras tomaba una hoja con nombres de la mesa— voy a elegir de la lista 2 nombres: ¡Carlos y Alfredo!
2 de los chicos voltearon sorprendidos a ver a sus compañeros, pa ver si había alguien más con su nombre o los estaban realmente llamando a ellos.
— Si, Uds. 2. Pasen para acá — aclaró Laura. —Suban por las escaleras y acompáñenme.
Los 2 muchachos se dirigieron nerviosamente a la tarima, y subieron los 3 escalones para llegar a la parte alta donde se encontraba Laura.
— OK, uno a cada lado mío, para que dejen ver a sus demás compañeros— dijo Laura, mientras acomodaba a los jovencitos uno a cada lado de ella, y luego rodeándolos con sus brazos sobre los hombros.
— Hoy por la noche — seguía explicando Laura —sus hembras irán vestidas exactamente como vengo yo, con el uniforme del CRP.
Mientras lo decía, acariciaba cariñosamente los hombros y espaldas de ambos muchachos.
— La parte de arriba o “top” — continuó Laura —está hecha de una tela especial que permite transmitir todas las sensaciones, casi como estar desnuda. Algunos de Uds. ya la tocaron cuando les hicieron su extracción de semen. Es una tela suave que permite que sus manos se deslicen fácilmente sobre la tela.
Los chicos que estaban sentados asintieron.
— OK, Carlos y Alfredo. Adelante, empiecen a tocarme con confianza. Sientan la tela, pero al mismo tiempo, sientan y observen cómo va reaccionando mi cuerpo.
Ambos muchachos empezaron a acariciar tímidamente a Laura, en los hombros, brazos, espalda…
— ¡Hey! ¡No sean tímidos! ¡Acaricien también mis tetas! — les dijo Laura, tomando una mano de cada uno de los jovencitos y poniéndola sobre sus pechos. —Anda, así, suavecito, acaríciala—
Poco a poco los muchachos fueron acariciando los ricos pechos de Laura, mientras ella los iba guiando: —Suavecito, así, con cariño. ¡Eso! ¡Muy bien! Sientan como se van poniendo duritos mis pezones.
El resto de los muchachos observaba desde sus asientos, todos con evidentes erecciones.
—OK, gracias, muchachos— les dijo Laura. —Buen trabajo, pueden pasar a sentarse—
Los 2 muchachos, excitados y algo desilusionados, se dirigieron a sus asientos.
— Como pueden ver, cuando la hembra se empieza a excitar, una de las señales es que sus pezones se levanten y se pongan más duritos — explicó Lau. — Gracias a la tela del uniforme, Uds. pueden ver y sentir los pezones duros de su hembra— continuó diciendo, tocándose y mostrando sus pezones erectos a través de la ropa.
Los muchachos asintieron.
— OK, ahora necesito a otros 2.— dijo Laura mientras tomaba la lista. —Beto y Rodrigo, ¡es su turno!—
Ambos muchachos se levantaron y subieron emocionados a la tarima. Ya sin más explicación, se pusieron junto a Laura, uno a cada lado de ella.
—Bien, chicos, continúen donde terminaron sus compañeros. Empiecen a acariciar mi cuerpo, mi espalda, mis pechos por arriba de la ropa. Sientan como se pusieron duros mis pezones. Si quieren besen mi cuello y mi espalda. Observen bien. Disfruten tocándome y háganme disfrutar.—
Beto y Rodrigo empezaron tímidamente a acariciar a Laura. Poco a poco fueron tomando más confianza. Ambos besaban el cuello de Laura mientras le acariciaban la teta correspondiente. Poco a poco, Laura empezó a gemir de placer, indicándoles a los muchachos que lo estaban haciendo muy bien.
— Ahora, ayúdenme a quitarme el top— les pidió Laura. —No traigo sostén ni nada que estorbe, para hacerlo más fácil. Sus hembras estarán vestidas igual, para facilitarles el trabajo. Simplemente quítenlo hacia arriba, como si fuera una playera.—
Entre ambos jovencitos fueron levantando el top de Laura, dejando sus pechos descubiertos. Laura levantó sus brazos, para que pudieran quitarle la prenda hacia arriba. Los dos chicos terminaron de quitarle el top y se quedaron boquiabiertos viéndola, uno de ellos con la prenda femenina en sus manos.
— Bueno, ¿y qué esperan?— les comentó Laura, fingiendo enojo. El resto de los muchachos en las sillas se rio. -¡Sigan en lo que estaban, no dejen que su hembra se enfríe!—
Y así, los jóvenes Beto y Rodrigo continuaron acariciando y besando el torso ya desnudo de Laura, su espalda, su cuello, uno de ellos chupó suavemente el lóbulo de la oreja de Laura, lo cual la hizo gemir de placer, indicándole al joven inexperto que lo estaba haciendo bien, por lo que el niño entendió que estaba haciendo un buen trabajo y continuó explorando con su boca y lengua las orejas y el cuello de Laura. El otro usaba sus 2 manos, aún inexpertas, para acariciar los pechos de Laura. Ella los animaba: —Así, así, van muy bien, no se detengan— mientras acariciaba las cabezas y espaldas de los menores.
— OK, lo están haciendo muy bien. Espero que el resto del grupo esté poniendo atención— comentó Laura, mientras separaba cariñosamente a los 2 muchachos. —Ahora les toca a otros de sus compañeros— mencionó, haciéndoles la seña a Beto y Rodrigo para que regresaran a sus asientos.
Laura tomó de nuevo la lista de los alumnos. —Ahora es turno de Juan y Jorge. ¡Pasen adelante por favor!—
Ambos muchachos se pusieron de pie y rápidamente se dirigieron a la tarima, parándose junto a Laura, que ya estaba desnuda de la cintura para arriba.
—OK, chicos, ya saben, sigan tocándome como estaban haciéndolo sus compañeros.— los animó Laura.
Y así ambos adolescentes empezaron a acariciar a Laura, primero de forma torpe, un poco brusca, pero ella los fue guiando: — Anda, así, muy bien. Más suavecito, con cariño. Tu, chúpame el pezón suavecito y tu usa tu lengua en mi otro pezón. Eso, así…muy bien— continuaba Laura mientras los menores exploraban su cuerpo.
—Bien— dijo Laura al grupo en el micrófono. —Una de las formas de saber si su hembra ya está lista para que la penetren, es acariciarle la vulva, panocha o concha, o como Uds. quieran decirle, y sentir si ya está húmeda o mojada. Para eso pueden levantar su falda y acariciarla sobre la pantaleta o calzón. Si lo hacen con suavidad, pueden ayudar a que su hembra se excite mas.—
— Ustedes 2— continuó Laura, dirigiéndose a los jovencitos que estaban junto a ella — Levanten mi falda al frente, para que sus compañeros puedan ver mi ropa interior—
El resto de los chicos miraba atentamente, mientras Juan y Jorge levantaban la falda de Laura, mostrando su pantaleta fabricada con la misma tela que el top, por lo cual se alcanzaba a transparentar la vulva de ella.
— Adelante, chicos, toquen mi vulva, panocha, concha o como Uds. le digan— los animó Laura.
Ambos muchachos empezaron a acariciar la vulva de Laura sobre la pantaleta, mientras levantaban su falda
— Si les estorba mi falda, pueden quitármela, ¿eh? — comentó Laura. Jorge se puso detrás de ella para abrir los broches de la falda con sus torpes e inexpertas manos. Al intentar abrir el ganchillo, frotaba las nalgas de Laura.
— ¿Te gustan mis nalgas? — comentó Laura. —Adelante, tócalas sin miedo— continuó ella animando al adolescente. Jorge continuó tratando de abrir el gancho de la falda de Laura, mientras frotaba sus nalgas. Al mismo tiempo, Juan acariciaba su vulva sobre la pantaleta ya bastante húmeda. Por fin, Juan logró abrir la falda y retirarla completamente, poniéndola sobre la mesa. Ambos jovencitos continuaron acariciando las nalgas y vulva de Laura.
— Como pueden ver— comentó Laura, viendo a su auditorio y señalando su vulva —ya me encuentro mojada. Eso significa que ya estoy lista para la penetración. Cuando su hembra ya esté así de lubricada, ya está físicamente lista para que le metan su verga, como vieron en los vídeos hace rato. Pueden pasar a sentarse, gracias. — les indicó Laura a los 2 muchachos.
— SIN EMBARGO— continuó Laura haciendo énfasis en sus palabras. —Si logran hacer que su hembra tenga un orgasmo, o “venirse” como dicen Uds., antes de penetrarla, ella estará más dispuesta a recibir su pene, y además, según estudios que hemos hecho aquí en el CRP, será más fácil que la embaracen. No es obligatorio, por supuesto, pero les puede ayudar mucho. Para eso necesitan conocer otro poquito más de la anatomía femenina.
Laura, ya sólo vestida con su tanga/pantaleta de tela suave y transparente, volvió a tomar la lista de alumnos:
— OK, es turno de Jan y Mateo. Pasen acá arriba.
Los 2 muchachos subieron a la tarima con Laura.
— OK— dijo ella —Para esta última parte, necesitan quitarme la tanga o pantaleta, para poderles mostrar bien.
Sin más preámbulos, Jan y Mateo bajaron inmediatamente la ropa interior de Laura, la cual levantó un pie y luego el otro para quedar totalmente desnuda. Todos los muchachos del público se le quedaron viendo. Muchos de los adolescentes jamás habían visto en persona a una mujer desnuda. Todos mostraban distintos grados de erección debajo de la ropa. Algunos incluso sudaban ligeramente.
—Como pueden ver, yo uso ligeramente recortado el vello púbico. Lo traigo así para ayudarlos con su clase de hoy. Otras hembras pueden usarlo largo y sin recortar, así como una selva. Otras prefieren rasurarlo totalmente y quedar lampiñas, ya es gusto de cada una. Para hoy, sus hembras lo van a traer recortado, como yo, para ayudarlos a Uds. con su primera vez y no batallen buscando la entrada.—
Algunos de los muchachos rieron nerviosamente. Laura sabía que uno de los principales temores de los preñadores novatos era no encontrar la entrada de la vagina.
—Aquí pueden ver la vulva, panocha, concha, coño, chocho, o como Uds. prefieran llamarlo— explicaba Laura a los jóvenes, mientras separaba un poco sus piernas para dejar ver su anatomía íntima. —Adelante, pueden tocarlo, pero con mucha suavidad— avisó a los 2 jovencitos que la acompañaban.
Jan y Mateo empezaron a acariciar suavemente la vulva de Laura, la cual poco a poco empezó a humedecerse de nuevo.
—Estos son los labios vaginales— señaló Laura. —Tóquenlos y acarícienlos suavemente. Sientan como se ponen calientes y se inflan cuando su hembra se va excitando.—
Los 2 muchachos continuaron acariciando y explorando los genitales de Laura.
— Bien chicos, van bien, sigan así, sientan como me estoy mojando de nuevo— comentó ella. —Ahora tu— dijo a Jan —ve pasando tu dedo entre los 2 labios, sepáralos— le indicó, mientras con su mano femenina dirigía la mano del jovencito. —Anda, así, frota y separa, ve explorando y encuentra la vagina—
Viendo que Laura ya estaba un poco incómoda y cansada de estar de pie, su compañero Alberto acercó un banco, donde Laura se sentó. Así sentada en el banco, pudo abrir más sus piernas, de frente a su público adolescente. Jan continuó recorriendo su dedo inexperto entre los labios vaginales de Laura, mientras Mateo acariciaba las piernas y abdomen de la joven.
Varios de los adolescentes del público frotaban su pene por encima del pantalón. Alberto, el instructor, se dio cuenta y les avisó: —Recuerden, chicos, NO vayan a venirse ahora. Necesitan guardar toda su fuerza y toda su leche para su hembra. Si quieren tocarse está bien, pero no vayan a deslecharse.
—Chicos, no se distraigan— advirtió Laura a los 2 jovencitos que la estaban tocando. —Sigan explorando. Tu sigue tocando entre los labios, anda, así… ¡ahí! ¡AHÍ! —dijo Laura en el momento en que Jan encontró la entrada de su vagina. —Esa es mi vagina— informó, para que todo el público lo viera. —Por ahí van a meterle esta rica verga a su hembrita— dijo Laura mientras frotaba los penes erectos de Yan y Mateo por encima de la ropa. —Por ahora, pueden estimularme y calentarme más metiendo un dedo con suavidad, y luego si quieren 2 dedos.
Los 2 jovencitos continuaron explorando, mientras Yan, que ya había encontrado la entrada, empezó a meter suavecito un dedo por la vagina de Laura. Eso provocó un gemido de Laura, lo cual animó a Yan a seguir moviendo el dedo, metiéndolo y sacándolo suavemente en la vagina de ella.
—¡Ahh!— dijo ella gimiendo —¡Sigue así, qué rico!—
Mateo continuaba acariciando la parte externa de Laura.
—Lo están haciendo muy bien, chicos— comentó Laura. —Espero que los demás del grupo estén observando bien.—
La excitación de todos estaba al tope, ya ninguno se tocaba a si mismo por el miedo de eyacular y perder su oportunidad de preñar a una hembra ese día.
— OK, Mateo, si pones tu mano arriba de donde Jan me está metiendo el dedo, vas a encontrar un bultito duro, caliente, algo así como un pequeño pene. Ese se llama el clítoris, y es el principal punto de placer femenino. Adelante, ve usando tu dedo. Moja tu dedo en mis jugos y empieza a frotar hasta encontrar mi clítoris.—
Y así, mientras Jan dedeaba suavemente a Laura, Mateo empezó a frotar entre los labios vaginales de ella, subiendo y bajando sus dedos, hasta que de repente Laura soltó un fuerte gemido:
—¡AHH!— gritó Laura, asustando a los 2 adolescentes que la estaban tocando. —¡Ahí, ahí, no paren!— continuó diciéndolos, ya que por el susto habían dejado de moverse. —Lo están haciendo muy bien—
El resto de los jovencitos se iba acercando cada vez más al escenario, algunos acercando sus sillas y otros se pusieron de pie, muy interesados en ver por primera vez en sus vidas a una mujer excitada frente a ellos.
—Bien, jóvenes— dijo Laura, tratando de tranquilizarse mientras retiraba las manos de Mateo y Yan de su cuerpo. —Todos lo han hecho muy bien hoy y me tienen al borde del orgasmo. Así que para terminar la clase, quiero que todos Uds., suban aquí al escenario conmigo. ¡Anda, vengan todos!—
Todos los jovencitos corrieron al escenario y casi se caen de las pequeñas escaleras por la emoción.
— Bien, bien, tranquilos, no corran, no se vayan a lastimar— habló Alberto, que había estado callado todo este tiempo, sólo tomando algunos apuntes desde su asiento mientras observaba a los adolescentes.
— Si, con cuidado, acérquense— dijo Laura, mientras todos los jovencitos la rodeaban.
—OK— continuó ella —Como les decía, para terminar la clase de hoy, en este último ejercicio, entre todos ustedes me tienen que provocar un orgasmo, o como dicen Uds., hacerme venir. Trabajen en equipo y vayan tomando turnos para irme tocando. Mientras uno mama una de mis tetas, el otro puede mamarme la otra, o besarme la espalda mientras otro acaricia mis piernas. Vayan cambiando de lugar para que todos tengan oportunidad de explorar las distintas partes de mi cuerpo. Pueden usar sus manos, su boca, sus dedos, todo vale. Lo único que NO se permite es sacar sus vergas, no quiero que alguno pierda el control y se vaya a deslechar. Recuerden que necesitan guardar toda su leche para su hembra. Yo los iré guiando, y si alguno me lastima accidentalmente, le iré diciendo.— comentó mientras se ponía de pie.
Y así, ya completamente desinhibidos, los 8 adolescentes empezaron a acariciar a Laura. Mientras uno besaba su cuello, otro lamía sus orejas, y otros besaban sus pechos y lamían sus pezones. Otro muchacho besaba su espalda por atrás, acariciando sus nalgas. Laura sólo gemía, y con sus manos iba dirigiendo a los jovencitos para que le provocaran más placer. Jan se hincó frente a ella y empezó a lamerle el ombligo, poco a poco bajando hacia su vulva. Laura se excitó tanto que se tuvo que sentar de nuevo en la silla, abriendo sus piernas para darle espacio a Jan. El joven adolescente entendió la señal, y ya con Laura sentada, fue bajando con su lengua hasta llegar a la rajita húmeda de ella. Poco a poco fue metiendo la lengua, lamiendo y explorando, hasta que Laura se estremeció completamente. Mientras los demás chicos la acariciaban y besaban, Jan continuó con su lengua, sabiendo que había encontrado el clítoris de ella. Los gemidos de Laura fueron aumentando, convirtiéndose casi en gritos. Jan entendió que estaba haciendo un buen trabajo, por lo que continuó lengüeteando el clítoris de la jovencita, mientras sus compañeros la besaban y acariciaban por todo su cuerpo. Ella trataba de controlarse, para darle más tiempo a los adolescentes de que la exploraran, pero la lengua de Jan la llevó al límite: cuando sintió que estaba al borde de su orgasmo, tomó con las manos la cabeza de Jan, y la apretó contra su cuerpo. El dio 2 o 3 lengüetazos mas y en ese momento todo el cuerpo de la joven se estremeció en un intensísimo orgasmo. Mientras gemía y gritaba, sus fluidos vaginales mojaron la sorprendida cara de Jan. Algunos chicos dejaron de tocarla, asustados. Otros la siguieron acariciando con más fuerza. Laura soltó la cabeza de Jan, y el jovencito se separó del cuerpo de ella, su cara mojada con los fluidos orgásmicos de ella.
—Ay, ¡perdón!— dijo Laura de forma cariñosa y graciosa al ver la carita de Jan mojada. —Es que lo hiciste muy bien— Laura tomó un trapo de la mesa y se lo pasó a Jan para que se limpiara.
Todos los chicos la miraban sorprendidos, nunca habían visto en persona a una mujer tener un orgasmo.
— Si, todos estuvieron MUY bien— continuó el instructor Alberto. —Ahora si ya conocen el cuerpo de una mujer, y como provocarle un orgasmo. Vayan pasando a sus asientos por favor mientras Laura se limpia y se viste.
Jan terminó de limpiarse la cara, y Laura se fue vistiendo.
—Bueno— continuó Alberto —Con esto termina la clase de esta mañana. Sólo algo MUY importante. Recuerden que su función es de preñadores. Sólo se trata de embarazar a su hembra. Así que tengan cuidado de NO enamorarse. Se que algunos jóvenes se enamoran de su hembra por ser la primera con la que tuvieron sexo, pero por ahora no es momento de enamoramientos. Probablemente su hembra no vuelva a verlos, ni Uds. a ella. Si Uds. no la preñan, habrán otros preñadores, y Uds. serán llamados posteriormente para preñar a nuevas hembras. Así que, jóvenes, por ahora nada de amor, ¿OK?
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