2050, fin de la guerra – Capítulo 4
Historia de Ciencia Ficción erótica: En un mundo post-apocalíptico, los y las jovencitas llegando a la pubertad son preparados para iniciar sus funciones reproductoras y así repoblar el planeta. Capítulo 4: Preñación.
Capítulo 4
(Recomiendo leer los primeros 3 capítulos de esta historia, en esta misma página, para entenderla mejor).
Después de una abundante comida tipo “buffet”, algunos pasaron al WC, otros fueron a la sala de videojuegos y algunos simplemente pasaron al salón a ver la TV y relajarse después del intenso curso. Para algunos fue difícil aguantar sin masturbarse en el baño después de todo lo que vieron en clase, pero sabiendo que vendría algo mejor, todos lograron controlarse las ganas.
Unos minutos antes de las 4 PM, avisaron por el sonido local que era momento de dirigirse al salón, para concluir con las clases. Los 8 jóvenes se dirigieron a sus lugares donde habían estado sentados antes, donde los esperaban Laura y Alberto. Una vez que ya los jóvenes estaban en sus asientos, Laura y Alberto subieron a la tarima.
—OK— dijo Alberto —Espero que todos hayan comido bien, y todos se hayan aguantado las ganas de jalársela—
Los muchachos asintieron.
— Espero que hayan disfrutado la clase— continuó Laura en tono sensual —y que hayan aprendido bien de anatomía femenina—
Los muchachos continuaron asintiendo, ahora más entusiastamente, algunos rieron.
— Bueno— continuó Alberto — No queremos aburrirlos más. Les vamos a entregar una tarjeta-llave de la habitación donde está su hembra. En el CRP les asignamos una hembra compatible con ustedes en su físico y tipo de sangre. Además, todas ellas están ovulando y listas para ser preñadas, deseosas de un macho que las monte.—
—Todas tienen el vello recortado, como yo, para facilitarles el trabajo— continuó Laura.
—Lo normal es que la primera vez, los preñadores novatos pasen la noche con su hembra— explicó Alberto. —Así pueden hacerlo sin prisas o hacerlo varias veces si así quieren o lo necesitan. Si alguno de Uds. se viene accidentalmente antes de penetrarla, pueden intentarlo de nuevo más tarde.
—Sus hembras de esta noche— informó Laura —ya tienen experiencia y están preparadas para enseñar a los jóvenes nuevos como ustedes, así que déjense guiar, y como les dijo Alberto en la primera clase, dejen salir su instinto de macho.
—Las tarjetas que les entregamos tienen un número. Ese es el número de cuarto que les toca. Para los que no sepan, el primer dígito es el piso, y los otros dígitos el número de cuarto. Por ejemplo, si su tarjeta dice 204, es el piso 2, habitación número 4. Si su tarjeta dice 401, es el cuarto piso, habitación uno.— les explicó Alberto, mientras continuaba entregando las tarjetas consultando el número y la persona en su tableta, asegurándose que a cada adolescente le entregaba la tarjeta-llave correcta.
— Al llegar a la habitación— explicó Laura —simplemente acerquen la tarjeta a la cerradura, y se abre automáticamente. Ahí dentro los estará esperando su hembra.—
Alberto terminó de repartir las tarjetas. — Y recuerden, jóvenes: ¡nada de enamorarse! ¡Vayan y preñen a esas hembras!
— Los esperamos mañana a partir de las 8 AM en el comedor para desayunar— concluyó Laura, mientras los jovencitos se levantaban camino al elevador y a sus habitaciones asignadas.
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Mientras caminaba hacia su habitación, Jan alcanzó a escuchar que en otros cuartos se oía el sonido de actividad sexual, por lo que dedujo que en ese mismo edificio había otras parejas haciendo su trabajo. ¡Con razón hay tantos cuartos y nosotros sólo somos 8! pensó.
Al llegar al 403, Jan, con todo respeto, tocó la puerta antes de abrir.
—¡Adelante, abre con tu llave! — respondió una voz femenina, que le sonó algo conocida.
Jan tomó su tarjeta-llave, la puso en la cerradura, que hizo un “click” y se abrió. Jan entró. Como todo cuarto de hotel, entrando a la derecha estaba el baño, y dos o tres pasos adelante la habitación. Sobre la cama king-size se encontraba sentada en la orilla una hermosa chica que creyó reconocer…
—¿¿GABY??— preguntó Jan sorprendido, casi gritando.
—¡Hola Jan!— respondió ella. —¡Qué lindo que te acuerdes de mi nombre!—
—¡Pues como olvidarte!— respondió Jan —No solo estás muy bonita, sino que además fuiste la primera mujer que… que…— Jan tartamudeaba.
—Si, fui tu primera extractora, la que te ayudó a sacar tu primer leche— terminó Gaby mientras se ponía de pie. —¡Pero ve cómo has crecido!— exclamó, mientras se paraba frente al joven Jan, ahora más alto que ella.
—Pues si, algo— respondió tímidamente el joven adolescente..
—Y claro, seguramente de aquí también has crecido— dijo Gaby, mientras con la mano izquierda empezaba a sobar el pene de Jan sobre el pantalón y con la mano derecha acariciaba el hombro y brazo del jovencito.
El joven Jan estaba nervioso. A pesar de todo lo que había aprendido, a pesar de que el último año había crecido mucho y había ganado mucha seguridad y autoconfianza, estar frente a la hermosa Gaby lo hacía descontrolarse. Esa misma Gaby por la que se había masturbado tantas veces, llevándola en su mente. La misma Gaby de los deliciosos pechos que había tocado él por primera vez cuando apenas tenía 13 años.
—Anda, ¡bésame!— le dijo Gaby, mientras acercaba su boca a la del adolescente. Con su mano derecha siguió frotando el pene de Jan, sintiendo como se iba poniendo duro bajo la tela de sus pantalones. Con la mano izquierda tomó la cabeza del jovencito, acercándola a la suya, para poderlo besar en la boca. Empezaron besándose en los labios, pero la lengua de Gaby fue separando los labios del joven. Jan entendió, abrió la boca, y las dos lenguas se encontraron. Era el primer beso de boca del jovencito, pero la experiencia de Gaby lo fue guiando, sin decir palabra, hasta llegar a un delicioso juego de labios y lenguas. Las manos del adolescente se posaron en los pechos de Gaby, acariciándolos muy suavemente sobre la tela, sintiendo cómo se iban erectando los pezones de la jovencita. Sin separar sus bocas, poco a poco el joven metió sus manos bajo el top de Gaby para acariciar sus tetas directamente. La jovencita se estremeció al sentir las manos de Jan tocando directamente su piel, y separó unos segundos su boca y sus manos para quitarse el top y aventarlo, quedando desnuda de la cintura hasta arriba. Regresaron a besarse mientras Jan continuó sobando y apretando los pechos de Gaby, con un poco de más fuerza y firmeza. Eso hizo que ella lanzara un pequeño grito.
—¿¿Te lastimé??— dijo Jan un poco asustado.
—No, no, para nada, al contrario, ¡sigue así! ¡no pares!— respondió ella.
Mientras él continuó acariciando sus pechos, ella fue abriendo poco a poco el cierre y gancho del pantalón de Jan. Este cayó al piso. Ambos dieron un paso de lado, dejando el pantalón en el suelo. Ahora ella podía sentir el pene duro y caliente del jovencito sobre la trusa que ya estaba ligeramente húmeda por las secreciones de su pija.
— Ven, ya no puedo más, vamos a la cama— dijo ella, mientras ayudaba al jovencito a quitarse la camisa. Así, él quedó casi totalmente desnudo, sólo con su trusa. La punta de su pene erecto salía ligeramente por la parte superior de la ropa interior. Gaby se dirigió a la cama y se acostó boca arriba, separando ligeramente sus piernas, vestida ya únicamente con la falda y tanga del uniforme del CRP. Con una seña, indicó a Jan que se acercara. El joven lo hizo, se puso sobre ella, y continuaron besándose. El pecho de él quedó directamente sobre los pechos de ella. Sus partes íntimas coincidieron, y aunque aún estaban separados por la tela de su trusa y su tanga, ella podía sentir el pene duro del jovencito sobre su vulva, haciendo que se mojara aún más. Después de besarse un poco más, Jan separó su boca y fue bajando por el cuello de Gaby, sin dejarla de besar suavemente, hasta llegar a sus pechos. Poco a poco besó los pechos de la jovencita, lamió los pezones, les dio suaves mordiscos que hicieron que Gaby volviera a gritar de placer. Poco a poco la fue recorriendo con su lengua y manos, llegando al ombligo. Ella se rio un poco al sentir cosquillas cuando Jan metió la lengua en su ombligo. Instintivamente, dobló y levantó las piernas, para darle al joven la oportunidad de quitarle el resto de la ropa. Sin pensarlo, el muchacho le quitó la falda y ropa interior en un sólo movimiento, dejando a Gaby totalmente desnuda. Tal y como lo esperaba, el vello púbico de ella estaba finamente recortado, de una forma elegante. Poco a poco empezó a besarle la vulva, de forma parecida a como lo había hecho con Laura en la clase de esa tarde. Empezó a lamer los labios vaginales, que ya estaban rojos, hinchados y húmedos por la excitación. Poco a poco, con suavidad, la fue explorando con la lengua, mientras sus manos acariciaban las piernas y pechos de ella. Ella ya no hablaba, pero su cuerpo respondía estremeciéndose y gimiendo. Jan continuó la exploración, hasta que encontró el clítoris de ella. Apenas lo tocó con su lengua, todo el cuerpo de Gaby se estremeció intensamente. Bastaron 2 o 3 lenguetazos más, para que la joven Gaby iniciara un intenso orgasmo que la hizo gritar, estremecerse y contorsionar todo su cuerpo por el placer. Jan recibió algo de sus fluidos en su cara, pero no dejó de estimularla con su lengua, lo cual alargó el placer de ella.
—¡Ya, por favor! ¡Métemela!— gritó ella, cuando por fin pudo hablar después del intenso orgasmo. Inmediatamente, Jan se quitó la trusa, quedando totalmente desnuda. Ella miró su miembro erecto.
—¡Vaya qué has crecido!— comentó, llenando al jovencito de orgullo. Ella levantó las piernas separadas, dobladas por las rodillas. El entendió, y se acercó a ella, poniendo las piernas de la hembra sobre sus hombros, y acercando su pene a la vulva mojada y preparada de ella. Sin pensarlo, la joven tomó el pene del machito y lo acomodó, poniendo el glande directamente en la entrada de su vagina ya totalmente mojada.
—OK, lindo, ahora nada más empuja— dijo ella. Él empujó un poco su pene, entrando ligeramente.
—Así, así, con confianza, no tengas miedo, no me lastimas— continuó Gaby, mientras el muchacho terminó de entrar hasta el fondo de su vagina.
—Que rica la tienes— comentó Gaby. —Ahora empiézate a mover—
Y así, Jan empezó a moverse, sacando ligeramente su verga y volviéndola a empujar. Primero lo hizo despacito y suavemente. Viendo a Gaby a los ojos, se dio cuenta de que ella lo estaba disfrutando, así que empezó a moverse un poco mas rápido y con más fuerza. Ella empezó a gemir de placer. Las manos de la jovencita empezaron a acariciar el pecho de Jan, a pellizcar sus pezones de hombre ya duros. Eso animó al muchacho para empezar a bombear con más fuerza. Poco a poco fue despertando su instinto animal, de macho preñador. Mientras el jovencito se desbocaba, ella lo seguía animando: —¡Así! ¡Así! ¡Qué rico cojes! ¡No pares! ¡Dame más, no te detengas! ¡Quiero tu leche dentro de mi! ¡Damela! ¡Damelaaaa!—
Y en ese momento, Gaby empezó a venirse en un fuerte orgasmo que estremeció todo su cuerpo. Oír los gemidos y gritos de placer de ella, y sentir las contracciones vaginales de la jovencita en su verga, provocó que también Jan tuviera el suyo. Todo el cuerpo del joven adolescente se estremeció, mientras instintivamente empujaba su miembro una y otra vez hasta el fondo de ella, vaciando todo el fértil semen acumulado que tenía. Ambos gemían, gritaban y sudaban en un intenso orgasmo simultáneo. Luego de unos segundos, él cayó casi desfallecido encima de ella.
—No te salgas, nene, no te salgas. Quédate ahí dentro— le dijo ella, ya que les habían enseñado que deberían reposar así un rato para asegurar la fecundación. Mientras tanto, ella acariciaba la espalda y el cabello de Jan.
—Lo hiciste muy bien, lindo. Hasta parecía que ya tenías experiencia, ya eres todo un hombre.— comentó Gaby
—Tu eres la primera— afirmó Jan. Pero ya estaba tan agotado de todas las experiencias del día, que poco a poco se fue quedando dormido. Un rato después que ya su erección se había bajado, se separaron y se quedaron dormidos juntos.
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Ambos durmieron desnudos en la misma cama por un buen rato. Jan estaba durmiendo de lado, cuando en algún momento sintió las nalgas de Gaby recargarse en su pene. El sentir los glúteos de ella frotando su pene, el olor a sexo que aún impregnaba la habitación, y los recuerdos de la tarde anterior, provocó que el jovencito tuviera una nueva erección. Ella, aunque estaba parcialmente dormida, sintió el pene erecto del adolescente, e instintivamente se acercó más. Quería sentirlo de nuevo, tenerlo dentro de ella. Así que ella se fue acercando de espaldas, en posición de cucharita, y él fue metiendo su verga dura entre las piernas de ella. Con la mano que le quedaba libre, Jan empezó a acariciar los pechos de la joven, mientras ella usó su mano para dirigir el pene a su vagina, ahora en penetración posterior. Aunque no estaban totalmente despiertos, Jan empezó a moverse suavemente. En esa posición su pene no entraba completamente en ella, pero eso provocaba que su glande se frotara con la entrada y los labios vaginales de ella, provocándoles nuevas y excitantes sensaciones. Así continuaron por un ratito, pero al estar casi dormidos no tenían mucho control, así que en unos instantes ella sólo escuchó los gemidos de él, y su respiración acelerada a sus espaldas, mientras sentía cómo el semen de él la llenaba de nuevo.
—Gracias lindo, lo necesitaba— comentó ella, mientras ambos se volvieron a quedar dormidos desnudos en la cama.
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Serían como 7 o 7:30 de la mañana, cuando empezó a entrar algo de sol por la ventana del cuarto. Gaby se despertó primero, y vio al joven Jan acostado boca arriba, aún dormido, pero con una tremenda erección matutina, típica de un jovencito de 14 años. Obviamente no iba a desperdiciar la oportunidad, por lo que acercó su boca a los genitales del machito, y suavemente empezó a lamer su escroto, levantándolos y acariciándolos para lamer también abajo. Poco a poco fue subiendo, dándole largos lengüetazos a todo el pene del adolescente. Él poco a poco se iba despertando. ¿Lo estaba soñando o imaginando? pensó. Pero no, en realidad la hermosa Gaby estaba jugando con su verga y huevos. Apenas abrió los ojos y la saludó:
—Hola linda—
Ella lo vio a los ojos, sonrió y continuó con su labor, explorando con su boca y lengua el pene duro y caliente del muchacho, que sólo gemía del placer mientras iba despertando. Por el sólo gusto de estar tocando al jovencito, Gaby también se empezó a excitar y a mojar. El pene de Jan empezó a lubricar. Ya ambos estaban listos, así que ella juntó las piernas de él, se arrodilló a los lados, y poco a poco se fue sentando encima, introduciéndose ella misma la verga dura del muchacho en su vagina. Jan sólo gimió de placer, cuando ella se sentó y empezó a moverse rítmicamente. El fue despertando poco a poco, y levantó sus brazos para tocar las ricas tetas de Gaby, mientras ella se movía rítmicamente sobre su pene. Con las yemas de sus dedos acarició los pezones de la jovencita. Eso la excitó más, acelerando su movimiento y empezando a decir cosas sexuales.
—¿Te gustan mis tetas? ¿Te gusta mi panochita? ¿Te gusta cómo me muevo?—
—Si, si, me gusta— respondía el adolescente.
—¿Sientes como aprieto tu rica verga?— dijo ella, mientras contraía sus músculos vaginales para darle más placer.
—Si, si, si— jadeaba el jovencito sin poder ya hablar por tanta excitación.
—¿Me vas a llenar con tu lechita de nuevo? ¿Me los vas a echar dentro?
—Si, si ¡¡SI!!…
—Échamelos, échamelos, ¡ÉCHAMELOOOS! grito ella mientras iniciaba otro fuerte orgasmo. Eso provocó que el machito empezara a eyacular, a venirse intensamente, a llenarla con su semen fértil y caliente. Ella sólo sentía los fuertes chorros del jovencito llenándola en un fuerte orgasmo simultáneo. Poco a poco se fueron recuperando. Ella, agotada, giró de lado y quedaron acostados frente a frente, con el pene de Jan aún dentro. Se besaron tierna y cariñosamente. Estaban reposando el post-orgasmo, cuando sonó el aviso del desayuno. Ya casi eran las 8 AM y momento de ir a desayunar. Se dieron un baño rápido juntos, bañándose uno al otro, explorando sus cuerpos por última vez. Luego se vistieron y se despidieron, quedándose con las ganas de seguirse explorando. El se dirigió al comedor, y ella a la sala de juntas de las hembras, a dejar su reporte.
(Continuará…)
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