abuela incestuosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estoy cerca del centenario, ya soy historia, sin embargo no deseo dejarlos sin que se enteren de mi turbulenta vida sentimental.
Soy una dama nacida por los años 20 en una estancia inmensa, casi un decimo de provincia, sobre la cordillera, con un entorno natural de ensueño y en cuna de oro.
Uno de mis abuelos fue oficial al servicio de Roca cuando le quitaron las tierras a los indios, le regalaron un campo inmenso que lo agrando como diez veces comprando a los otros militares sus parcelas, ya que la mayoría quería metálico y no tierras, ese metálico a casi todos le duro poco entre taba, cuadreras y putas.
Mi abuelo era de familia rica del norte pero no solo invirtió parte de la riqueza de su padres sino que en base a préstamos, hipotecando los campos fue adquiriendo otros y así sucesivamente, con la venta de los más distantes, fue amortizando sus deudas y finalmente mi padre heredo 18 estancias y propiedades en ciudades incluso en la capital, donde la familia al nacer yo, estaba construyendo un palacio que hoy es embajada.
Podridos en plata.
Fuimos dos mujeres, mi hermana cinco años menor y yo la descendencia de esta rama familiar.
Mi infancia fue entre ciudad y campo, y en mi pubertad odiaba al campo, no había la joda de la ciudad, y yo desde muy pendeja era muy putita.
Los machos citadinos eran más limpios, delicadamente seductores, afeitados con vistosos bigotes, los del campo todo lo contrario, barbudos, pelos por doquier, olores extraños, algunos excitantes, (ese inconfundible a bolas sudadas), de manera que cuando mis humores pedían brutalidad la buscaba en las estancias.
Era época que mi padre y mis tíos rabiaban porque años antes les habían arrebatado el gobierno y estaban disminuyendo sus sucios negocios, eran todos conservadores.
Tenían confianza en mejorar con el nuevo rumbo político.
Fue un sistema populachero que soliviantaba a la peonada y las cosechas se resentían por ello, por la falta de lluvias, para colmo aparecieron langostas que lo devoraban todo.
Disminuyeron los viajes a Europa y hubo que atender más de cerca al negocio.
A mí me venía bien porque coger con los franceses e ingleses no me apetencia, para eso no hay mejor que una buena morcilla local.
No obstante alguna foránea de paso no la rechazaba.
Era una bala perdida y mis padres no sabían cómo controlarme, contando con que mi madre se opuso siempre a que me internaran en un convento.
Recibí instrucción elemental con maestras en casa, y clases de piano con un señor que dejo un recuerdo imborrable en mi.
Me desvirgo.
Tenía solo 13 años.
Ocurrió una tarde, sobre una silla, yo estaba en pleno periodo, pero no le importo, al contrario me dijo, si hay sangre se confundirá con la de tu regla.
Recuerdo que no pidió permiso, me arrincono y me dio un beso, me gusto el beso y la arrimada, me levanto las enaguas y me acaricio mi lampiña concha, saco su pija y me puso mi mano en ella, estaba bien gorda y parada, la pajeo despacio, hasta allí no era nuevo para mí, ya lo hacía con mis primos.
Acto seguido se sienta en la silla y me sienta sobre el enfrentándolo, mientras su pija se cuela entre la toallita que cubría la abertura central de mis calzones y la siento sobre mi rajita, una bella sensación de calentura, con su mano la acomoda y tomada de la cintura me tira hacia abajo a la vez que sube su pelvis hacia mí, un fuerte dolor siento en mi concha mientras se hincha por efecto de la pija llenando su interior, fue solo un instante donde me arranco un grito y por pudor me mordí los labios para no seguir gritando, dolía y gustaba, algo que luego en diversas oportunidades sufrí; nos quedamos un poco quietos y luego el al moverse me da un escalofrío divino, tiemblo de ganas y me comienzo a mover desesperadamente para aumentar ese inmenso placer, hasta gritar ahora de gozo, había logrado un buen orgasmo y él seguía como ignorando lo que a mí me pasaba, bufaba como un potro encabritado y siento su leche caliente en mi interior.
La saca y con mi toallita se la limpia, estaba ensangrentada y babosa.
La miro era negra gorda con una cabeza distinta a la de mis primos, una ciruela morada, y de su agujerito salía una gota de leche, cremosa con un dedo la recojo y me la llevo a la boca, era pastosa, dulzona y tenía un raro olor a lejía.
Fue el primer semen que me lleve a la boca, no sé, el que largaban mis primos me daba asco probarlo, pero con este tuve un arrebato y lo hice, no me arrepiento.
De allí en más los probé a todos, y los hubo desde suaves y perfumados hasta ricotas, con olor insoportable, con agradable sabor dulzón hasta asquerosamente agrios.
Nunca más me cogió, tampoco yo lo busque, temía por el dolor, con los primos era más suave, no tenían desagradables pelos y sus pijas eran más chicas.
No sé como mi madre se entero y el profe no apareció mas.
Tuve suerte bastante tiempo pues no había forma de cuidarse, salvo sacándola en la eyaculación pues los condones, se decía era algo indecente y solo se usaban en los quilombos.
Tampoco era tan promiscuo el sexo como ahora, los hombres casados con sus mujeres.
También como los solteros frecuentaban lupanares, la mayoría con una frecuencia mensual, lo que hoy seria mucha abstinencia.
Las mujeres “honestas”, podían esperar años hasta casarse y luego tampoco era muy frecuente.
Cierto es que las clases más pudientes lo hacían por lo general más seguido.
Al poco tiempo un señor que hacia negocios con mi padre me pretendía, en casa no lo tomaron muy en serio, era un mozo de unos 30 años, pelirrojo, con acento extranjero, importador de no sé qué cosa, oriundo de Dinamarca, un país que ni sabia donde quedaba.
Me gusto, me estaba enamorando y los paseos con este eran siempre al campo, íbamos a nuestras estancias y le encantaba el ganado lanar, creo que les admiraba su lana.
Las noches en el campo son oscuras y las aprovechábamos para franelear al principio y coger de seguido, lo hicimos como dos meses, a veces acababa afuera y otras se atrasaba medio polvo en sacarla, la cuestión que se corto mi regla y no tuve más remedio que contarle a el primero y a mi madre luego, me dijo cuando se entere tu padre te lo hace abortar a latigazos.
Vivía aterrada, el colorado desapareció.
El castigo corporal era muy común, hasta en la escuela si hacías alguna cagada te hacían poner las palmas de las manos mirando hacia arriba y con una varilla de mimbre te pegaban dolía y ardía por días, si la macana era más grande a arremangarse las enaguas y con el culo al aire te daban sin asco, a algunas les llegaba a sangrar.
El mimbre es peor que una fusta o un rebenque, porque llega a cortar la piel.
Me dejaron internada en un puesto de una estancia donde vivía con su marido y ocho hijos doña Jacinta, una mestiza bonachona como todas las gordas tetuda y culona, con su chorrera de críos en escalera que le ayudaban en todo lo de la casa y la pequeña quintita con sus verduritas y sus flores.
El mayor 12 y la menor en la cuna con cuatro meses de vida.
El marido andaba siempre a caballo y a veces se ausentaba por toda una semana, se llevaban bien pero como se usaba en la época no se tuteaban a pesar de los hijos que tenían.
Viví allí todo mi embarazo y la primera semana de vida de mi coloradito precioso.
Salió como temía mi madre, colorado.
Decía, de otra forma podríamos tenerlo con nosotros pero así era muy evidente quien era el padre.
Jacinta era una empleada, pero la quería tanto o más que a mi vieja, me cuido y me ayudo más que nadie, hasta se reía cuando me pescaba pajeandome en pleno embarazo, me decía: hija, eres más caliente que yo a tu edad, y pensaba que nadie lo era más que yo.
Fue mi partera y luego amamanto y crio a mi coloradito como si fuese de ella, era para ella su hijo menor.
A ese puesto poca gente llegaba y a Jacinta nada le importaba lo que pudiesen pensar del color del pelo y sus pecas, con los padres con cabellos lacios, duros y renegridos.
El origen, era un secreto, lo mantuvieron ambos hasta su muerte.
Mis viejos pasaron a buscarme y por mucho tiempo no me dejaron volver a lo de Jacinta.
Mama comenzó su campaña casamentera que se materializo dos años después.
Un amigo de papa veinte años mayor que yo acordó con ellos el noviazgo, yo fui la ultima en enterarme, fueron tres meses de buena letra, algún beso y mucha charla.
A mi concha la calmaba a puras pajas.
Dos días entes del casamiento la vieja me lleva al médico a coserme, debía estar virgen de nuevo.
La boda fue con un boato de millonarios, el también venia de familia “bien”, no tan bien como nosotros pero pasable para casar a la descarriada de la familia.
Enamorada?, que pregunta, si te digo si es mentira, tampoco lo odiaba, solo simpatizábamos bastante, al menos ese era mi sentimiento, el declamado por él era eterno.
Este hombre era buen mozo, de unos 35 años, alto, abogado, político, conservador con dos apellidos uno de ellos patricio, vestía muy elegante, morocho con barba y bigote muy bien cuidados y a la moda, ojos marrones, boca grande, bastante peludo, con una poronga mucho más grande y gruesa de lo común y la mayor que conocí hasta esa ocasión, con un prepucio largo que le cubría como media cabeza, incluso parada, esa cosa salía de entre una mata de pelos que le cubría hasta las pelotas.
Todo eso lo vi la noche de bodas, antes ni la había sentido sobre mi ropa.
Esa noche fue un derroche de cariño, caricias, besos, una delicadeza sin igual hasta que se me subió como un caballo a su yegua, gracias que yo siempre fui de humedecerme ante una pija, sino me arruinaba, la enfilo a fondo sin importarle mis alaridos y pataleos de dolor, otro que desvirgarme me la rompió en mil pedazos, al menos así lo sentí yo, un polvo donde solo él gozo y yo sufrí hasta cuando me la saco, corrí a higienizarme y la sangre bajaba por mi entrepierna, quizá con su leche, me asuste lo llamo y él en bolas roncaba como un marrano, me pongo compresas de agua fría y la sangre cesa, pero el dolor no.
tardé casi hasta la madrugada a dormirme.
Cuando despierto el estaba en un sillón en robe, leyendo el diario con un habano prendido y un café a su lado ya frio.
Me dice es muy tarde, como puedes dormir tanto, es que me dolió mucho, sangre bastante y no quise despertarte, como contestación recibo un unnnm y me dice pide que te traigan el desayuno a la habitación.
Ni un beso, nada el diario estaría más interesante que mi persona.
Al mediodía bajamos a almorzar y luego un paseo por el parque del hotel.
Me dice dormimos la siesta, yo le digo, si pero estoy dolorida, me dice no importa no te voy a coger por allí, tienes otro agujero que no te duele.
Pensé este loco me va a romper el culo, nunca me cogieron por allí con tamaña pija, mi dios!.
Solo habían entrado mis primos con sus pequeñas pijas, hacia bastante tiempo que no me lo hacían, el miedo se apodero de mi.
Querido tienes algún lubricante para eso, si descuida.
Pensé que lo tenía pero no, uso solo saliva, me puso en cuatro y me pidió me lo abriese, me metió un dedo, luego dos, hasta allí no hubo problema, jugó un rato como dilatándolo y me enfilo la poronga, por suerte no la metió de golpe, despacio entraba y me dolía bastante me repercutía sobre mi concha que también estaba dolida, era insoportable se detuvo y se quedo adentro, me dice ahora se te va a adaptar, le dije pero la tienes grande, ni me escucho y la metió toda, grite y me zarandie pero me tenia bien tomada y no pude zafarme, me decía así corcovea putaza como una yegua sigue, sigueeee y siento su leche mientras con mi dolor me muevo bastante, la saca y sale con un plop sonoro, pensé me cague, no, no fue así, un alivio momentáneo y me acuesto tocándome el ojete, era un hoyo tremendo, se moja mi mano y estaba sucia de mierda con su leche, un asco, el se había ido a lavar, yo espere que saliera para ir yo a cagar y lavarme, cague sin sentir como salía la mierda, tenía el orto como acalambrado y dolorido al punto que caminaba con las piernas abiertas y no podía sentarme, me acosté.
A todo esto ni caliente estaba.
Ni pensar en un orgasmo, solo sufría.
Me dice, ya te acostumbraras, que bien corcoveas eres muy buena hembra, pero debes hacerte lavajes o enemas antes de coger, te cagas demasiado.
Esos fueron sus piropos antes de roncar.
Al atardecer se despierta consulta con su reloj y me dice vístete que en cuatro horas zarpa el barco.
Íbamos una semana a Piriapolis.
Supuestamente de luna de miel.
En el viaje no jodio, dolorida pero gracias a un calmante dormí bien.
Pensé espero me dé un tiempo a reponerme de mis dolores, sobre todo las puntadas en el orto que me daban al sentarme.
Pasaron dos días y no me toco, ya estaba curada y mi calentura había vuelto, me dije esta noche me cogerá, espero poder gozar aun con algo de dolor, no importa.
A la noche lo acaricio y le pido mientras lo pajeo, se sentó en la cama y me dijo, tu conducta es la de una puta, que?, si, la mujer nunca busca al hombre, eso solo lo hacen las prostitutas, le iba a contestar y bueno yo soy tu putita, pero por respeto me calle.
Me dice, buscar lo debe hacer el hombre cuando tiene ganas, se da vuelta y se duerme.
Me fui al baño, llore y me hice una paja, al menos me alivie un poco mi calentura en esa puta luna de miel.
A los cuatro días me dice lávate el ojete que hoy te lo usare.
Bien delicadito y cariñoso, pensé.
A la noche me echo un polvo por el culo, que si bien dolía no me impidió un orgasmo que lo altero pues una mujer decente no debía gemir y gritar como una ramera, pensé que quiere este hijo de puta una muñeca de hule, y por la concha cuando?.
Así se fue dando, resulta que según su concepto del amor la concha era solo para procrear, mientras el culo era su fuente de placer.
Cada día me sentía más una esclava sexual, sobre el resto vivía una vida de princesa, era una princesa esclava.
El trato se hizo más rudo un día que saco la pija sucia de mierda, me fajo de lo lindo, no sé de donde saco una vara de mimbre y me azoto el culo hasta sangrarme, luego de haberlo cogido.
Por cualquier boludez que no le gustara me fajaba con la vara o con su cinto, una vez una trompada me amorotono un pómulo, pero eso se notaba, por ello luego comenzó a pegarme con una toalla mojada.
Sabía que concurría seguido a un lupanar de lujo que estaba a unas 25 cuadras de casa, en realidad no me importaba, pues a esta altura ya lo odiaba.
Cuando se le ocurrió por toda una semana, todas las noches me cogió por la concha, por fin la gozaba y acababa calladita pero lo hacía con gusto, luego no hubo nada mas por quince días y de nuevo su cogida semanal por el orto.
Fue mi primer embarazo, hubo tres más, de allí mis hijos legales mayores, Carlos, Rubén, Graciela y Ana.
En escalera cada año y medio, los parí con alegría de madre y los amamante gozándolos mientras pude, en ese periodo pensaba que ya tenía cinco, el mayor, mi coloradito divino, le lleva a ellos cinco años, cuando paria a Ana, la distancia en edades era de de mas e once años, pensaba ya es un muchachote, como estará?.
Mi hermana como visitaba a Jacinta y sabia lo mío, me traía noticias de el, y un buen día me dice esta hecho un hombre, si lo vieras con las pilchas camperas en la fiesta del pueblo, las pendejas se lo comían con la vista.
En otra oportunidad, lo pondera y se le escapa y la poronga que calza entre esos pendejos colorados, le digo y como lo sabes, bueno….
, no me digas que te lo cogiste, bueno perdóname, pero….
Mi hermana menor no es tan apuesta y señorona como yo, es más pequeña, siempre fue muy sumisa y religiosa.
La casaron con un viejo, un ingles medio socio de papa, no tuvieron hijos, ella dice porque es estéril, ya que probo con varios y nunca quedo.
Hermanita debes por lo menos contar como fue.
Ocurre que el siempre me llevaba en el sulky hasta la laguna y yo allí me bañaba y tomaba sol, mientras el dormitaba a la sobra de un sauce.
Yo para el soy misia Hilda, me respeta y quiere mucho.
Un día me clave una espina en el pie y me la saco con una cortapluma, como sangraba me chupo la herida hasta que no sangrase mas, con esa caricia me sobrevino un suave orgasmo y me hizo recapacitar que ya era un hombre.
Olvide aquel suceso y en otra visita a la estancia, de nuevo vamos a la laguna y le digo ven báñate tu también hace mucho calor, es que no tengo maya mis Hilda, no importa tendrás calzones, si claro, bien en calzones entonces.
Nos bañamos y comencé a juguetearlo, pues me calentaba el pendejo y su bulto se agranda, se agacha y se va a la costa, y se acurruca debajo del sauce, yo lo sigo mientras me quito el corpiño de la maya, pobre no sabía dónde mirar, me le arrimo le digo te gustan?, se quedo paralizado y le manoteo el aparato, se ,lo saco, si vieses que cosa tan preciosa, me lo meto en la boca y el temblaba, tanto que se me vino en la boca, llorando me pide perdón mientras yo saboreaba su leche y mi concha reventaba de calentura, me quito la bombacha de la maya y le digo ven amor ahora me toca a mí, me lo subo encima siento su calzoncillo mojado y su pija creciendo me la emboco y le digo bombéame, no hacía nada, bombéame por favor, si señora escucho mientras su pija me recorre, por un buen rato lo siento bufar como un potro y antes que me acabe me viene un orgasmo brutal, mientras siento su leche fluir dentro de mí, se iba a salir lo aprieto y no se lo permito, quédate, no te gustan mis contracciones, si señora, si.
Hermanita no aguanto más ven y nos fundimos en un 69, el primer 69 con mi hermana.
Ella me dice me perdonas, si, es que me dijo que era la primera vez que lo hacía con una mujer.
Lo desvirgaste, fue sin saberlo.
De nuevo la política complicaba a los intereses familiares, al menos no los había afectado una guerra que azoto a medio mundo.
Para asegurarles una educación mis hijos son enviados al país del norte con la tutela de un tío y su familia.
Me dolió mucho separarme de ellos, pero era la forma de asegurar que los vaivenes políticos no los alcanzase.
En el ínterin la familia perdió poder y dinero con los nuevos gobiernos populistas, yo como de costumbre casi ignorante de todo, pues no invadía mi circulo interno.
Mi esposo, como era su costumbre solo me lo hacía por atrás y mis pajas eran diarias, ahora ayudada por los novedosos vibradores a pila.
Nunca me atrevía a cornearlo, por pánico a como seria si me pescase, si por boludeces me fajaba, que no sería con cuernos.
A pesar de ello no faltaron amigos míos y de él, al igual que un chofer y el jardinero, que se me insinuasen, a los que me cogía solo con mi imaginación.
Fueron años de sequia sexual, y no sabía cómo salir de ello.
Pero en uno de esos modernos viajes en avión, llego mi libertad, ya que en un accidente fallece mi esposo.
Luego de las exequias lo primero que hago es visitar a Jacinta y ver a mi coloradito, llevaba planes de traérmelo conmigo.
La gorda siempre igual, luego del supuestamente suyo pelirrojo no tuvo más críos, ahora ya todos eran grandes y algunos habían formado su hogar.
Quedaban con ella las nenas y mi coloradito.
Le costó separarse de este chico, pero me lo devolvió hecho un hombre, el no sabía que yo era su madre.
Ya había cumplido 16 y yo mis 30, pero todavía estaba bien cogible, en la flor de una hembra.
Me desquite con el chofer y el jardinero, por un corto tiempo, a mi nene lo hice estudiar y completar su secundario, deseaba ser arquitecto.
Rápidamente se adapto a la vida de ciudad y ya había conseguido alguna minita.
Me decía Jacinta que en el pueblo en el último año tenía fama de padrillo.
Pensé que no será aquí.
Era para todos una suerte de secretario privado, pues con bastante habilidad llevaba algunas de mis cuentas y juntos auditábamos a nuestros administradores.
Por supuesto tenía un muy buen sueldo.
En casa tenía su cuarto, cercano al mío y era servido como si fuese familiar mío.
Rapidito se acostumbro a ser respetado y servido, con humildad y buen carácter aceptaba lo que el destino le deparaba, una vez por mes visitaba a su mama Jacinta colmándola de regalos.
Un día viene mi hermana a casa y se reencuentran, pobre no sabía dónde esconderse, se moría de vergüenza, mi hermana canchera actuó como si nunca hubiese pasado nada entre ellos.
La guacha me pregunta, ya te lo cogiste?, no, sos loca, no sabes la poronga que te pierdes.
Esa frase me resulto antipática y atractiva a la vez.
Paso y siguió la rutina hasta que un día me dice señora, tengo que dejar esta casa, por?, porque estoy locamente enamorado de Ud.
, y bien podría ser mi madre, eso y lo que me ha ayudado, me prohíbe tener ese sentimiento por eso opte por decirle que me voy a mudar.
Si me necesita seré hasta que encuentre un reemplazo, su secretario, pero no soporto vivir a su lado de esta forma.
Y de qué forma vivirías aquí?, con Ud.
señora.
Hijo no sabes cuánto me halagan tus sentimientos pero hay obstáculos insalvables para que eso ocurra.
No te precipites luego lo hablamos.
Al otro día en el desayuno, me dice, es natural Ud.
no me ama, lo comprendo, es solo una cuestión mía.
Hijo tu no imaginas cuanto te amo.
Y me fui a llorar a mi cuarto, estaba angustiada y a la vez caliente con mi pendejo coloradito.
Al rato golpea y me dice me puede atender señora.
Si pasa, llorosa le digo ven siéntate a mi lado, pero es su cama, y que?, lo hace.
Me mira y me dice porque llora señora yo no lo merezco, olvídese de mi atrevimiento y si Ud.
quiere me quedo y descuide que lo mío se me pasara.
Hijo, no te preguntas porque no te llamo por tu nombre y te digo hijo, no, por?, porque eres mi hijo.
Que????, si y le cuento nuestra historia.
Terminamos los dos abrazados y llorando.
Madre, lo mío es incestuoso, pero ignoraba todo, solo la veía como a una encantadora dama, y de esa dama me enamore perdidamente.
Hijo, no me llames madre, tu madre fue Jacinta, yo sigo siendo la señora.
Para el mundo así debe seguir siendo, sino mi reputación de gran dama se derrumba en pedazos.
Estoy agotada, quédate conmigo, necesito tu compañía.
Se acostó a mi lado, permanecimos mucho tiempo tomados de la mano sin hablar cada uno con sus pensamientos.
Casi amodorrada me habla, señora su hermana le hablo de mi.
Si porque, sabía que ella nos visitaba seguido, si y me traía noticias tuyas, así pude seguir tu crecimiento, pues yo tenía vedado ir a esa estancia y menos al puesto de Jacinta.
Sabe que cerca hay una laguna.
Si preciosa para bañarse, no te bañabas en ella?, casi nunca, por, no se me ocurría.
Ella no le conto nada de esa laguna?, que debería contarme, no nada en especial.
Callamos, y al rato le digo eres un caballero, por? Porque un caballero no tiene memoria de sus aventuras, nunca ensuciarías a una dama, cierto?.
No contestó….
, si hijo lo sé todo.
Que vergüenza, con mi tía, eso te remuerde la conciencia, si mucho, imagina si tu amor prosperara que harías con tu conciencia.
Miro mi reloj y le digo casi mediodía, no hemos hecho nada, le agrego como broma, te descontare este tiempo de tu sueldo, por Ud.
señora trabajare gratis, gracias hijito querido.
Pero esta mañana hemos producido como cien obrajeros.
Paso un tiempo y al chico se le notaba su calentura por mí, sin embargo dejo de salir y pasaba largos periodos encerrado en su habitación, me decía que estudiaba.
Yo disimuladamente en los sitos más inverosímiles me sacaba las ganas ahora con el plomero que estaba renovando las instalaciones sanitarias.
Me perturbaba pensando algo irreal, me parecía le estaba metiendo los cuernos a mi hijo.
Mis pajas eran abundantes y en ella recordaba el relato de mi hermana.
Un día me atrevo y golpeo la puerta de su habitación, ya va, al rato abre, estaba roja también su cara, que te pasa, nada, nada, le digo dos veces nada es algo, que te ocurre, y huelo a leche fresca, debajo la colcha estaba una bombacha mía con su leche recién ordeñada, hijo eres grande para hacer esto y me contesta Ud.
también es grande y lo hace, como?, si escucho sus suspiros y gemidos, son suficiente prueba de que nuestros genes nos traicionan.
Niño, que imaginación, no señora la escucho y no aguanto sin hacérmela yo, no perjudico a nadie.
Pero es un crimen, no tienes idea de cuantas chicas pudieran aprovechar mas tus polvos que esta bombacha.
La levanto y me mira, le digo cuanta tienes hijo y se la huelo, me moría por lamerla pero me pareció muy de puta.
Veo como su paquete se incrementa y le digo en serio nuestros genes son los mismos.
Me quiere besar, le digo, no, por favor si quieres te hago la paja pero aquí llega mi limite.
Calla, me mira, hubo un rato en vacio y le saco la poronga, me asombre por su tamaño, lisura, cabeza, belleza, se la comienzo a agitar con delicadeza y me dice, cuantas veces la soñé así señora.
Cuando esta por acabar me lo indica y le arrimo mi bombacha acabando sobre ella.
Me retiro y le digo ahora me toca a mí, no te asustes por mis gritos.
Me sigue, señora se lo hago yo, con mis manos o con mi boca, como lo desee, no hijo usare mi consolador.
Arrepentida?, si.
Pero no podía ceder más.
Desde ese día comencé a sentirme suya, lo deseaba, y mis vestidos eran mas escotados y ya no usaba enaguas, solo corpiño y bombachas como ropa interior lo que era una osadía para la época, recién se ponían de moda algunos pantalones para mujeres pero eran incómodos, lo único podían marcar el culo cosa que con mis polleras no conseguía.
Esos cambios los fue asimilando y a la vez disfrutando, me llamaba para que le hiciera sus pajas sobre todo al ducharse, allí lo pude contemplar en bolas, era colorado en todos sus pelos sus pendejos era unos rizados rojos divinos y esos huevos tan grandes, hijo son normales eso es toda leche?, no una vez un médico me dijo que es hidrocele, que es agua y es operable pero mientras no molesten, no causa ningún trastorno.
Su pija es rosada muy delicadita con una cabeza más roja que su pelos bien gorda y brillosa, un amor.
Es atlético y musculoso, mide 1,75 y tiene un culo precioso apenas con bello, me imagino su ojete marroncito y fruncidito.
A mí el culo de los hombres siempre me ha excitado.
Luego de ellas me encerraba para las mías.
Un día me dice señora cuando la escucho me excito de nuevo, y me da pena volver a llamarla, pienso en un cuento de nunca acabar.
Hijo que temperamento.
Fuimos una noche a cenar y a bailar, fue tremenda la franela durante el baile y sintió sobre su pito un orgasmo mío muy intenso, para que no gritase me besaba en la boca asfixiándome.
Al volver a la mesa me dice señora está bien, si un poco en pedo pero bien y tu, revientas o no, no todavía no, hijo te duelen tus huevazos de tanto palo, un poco, bueno volvamos así te los vacio y te calmas.
Llegamos a casa y me tiro en un sofá en el living, me dice aquí, si hijo aquí, saca su pija y no bien la toco me chorrea todo el vestido y algunas gotas en la cara, hijo, nunca salto tal lejos.
Me saco con un dedo de la mejilla y la llevo a mi boca, que rica, era la primera vez que gustaba su leche.
Le digo desnúdame.
No lo podía creer, yo tampoco.
Lo hace y me contempla absorto, es Ud.
mas linda que la imagen de mis sueños, hijo llámame Ana y tutéame, ya me estás viendo en bolas y odio a que me traten de Ud.
, como los antiguos machos de esta puta sociedad.
Ven te saco tu ropa y entre ambos lo hicimos, el pobre habrá pensado en cogerme pero no quería al menos por ahora, ven amor dame esa poronga hermosa y chúpame la concha en especial al botoncito, si señora y sus tetas tan preciosas, luego hijo ahora la que arde es mi raja.
Fue un 69 hermoso, desde el que hicimos con mi hermana que no o hacia, estaba tan extasiada que acabamos dos veces los dos y nos tomamos todos nuestros jugos para caer uno sobre el otro y el nene aferrarse a mis tetas con mucho más ardor que cuando bebe, que sensación tan esplendida, me quede dormida y el sobre mi pecho un poco de costado.
Me despierta su pedazo contra mi culo que bello despertar, me quedo quietita saboreando su contacto hasta que despierta y me dice mira Ana donde tengo la pija que cerca esta….
, de donde amor, de tu hendidura trasera, le digo te gusta por allí, no tanto como por acá y me acaricia la concha.
Hijo, respétame aunque no sea un ratito mas.
Vamos a higienizarnos yo cago y meo delante de él mientras llena la bañera, me dice déjame mear a mi hazlo conmigo sentada y me rocía con su meada caliente volviéndome loca.
Me limpio el ojete y me meto en la bañera, también él, jugamos y nos pajeamos entre la abundante espuma, estuvimos como una hora.
Nos enjuagamos nos secamos entre nosotros y nos besamos como los mas locos amantes.
Vamos a mi cama y le digo, no vas a desayunar, no y tu, tampoco, y entonces que haremos, mientras le acaricio sus huevos gigantes, y él me toma del culo fuertemente abriéndolo y le digo amor que me abres demás, perdona deseo tanto sentirte cerca, más que cerca tu pija esta por entrar, me dejas, si lo estoy deseando y suavemente se va deslizando por mi interior en la mas gozosas de mis penetraciones, hijo, soy tu hembra cógeme mucho, lo anhele tanto y yo a ti mi amada Ana.
Dos fueron mis gritados orgasmos y uno el suspirado de él, fue tan delicioso que ningún otro hombre de los tantos que probé, me satisfizo tanto, era esto el amor?, el que nunca había sentido plenamente.
Ya no sería más una esclava ahora era la matrona de mi casa, nadie oso pegarme más en la vida, ahora si recibía una palmada era en el culo, era de cariño aun si me portaba mal.
Lo excitaba mostrándome solo con mi tapado de armiño, que al abrirlo mostraba mi cuerpo desnudo, todo para el, luego aun con esa piel suave cubriendome me volcaba sobre la cama para cogerme con tanta pasión que el pobre tapado, tan costoso, en mas de una oportunidad su forro interior lucio lamparones de nuestros jugos.
Cuando lo usaba recordaba el tango que se refiere a “Aquel tapado de armiño todo forrado en lamé”, de joven lo tarareaba y susrraba la letra sobre los sacrificios que le costo a su amante comprarlo y ella lo lucia luego con otro.
Era para la época tan excitante, pienso como cambiaron las cosas ya resulta difícil excitarnos y menos por tamaña boludez.
Al mes le digo amor no regle, soy tan feliz seremos padres, lo vi como afligido, me dice y cómo será la vida de este bebe en medio de esta sociedad tan cínica, le digo, fácil nos casaremos y será todo muy normal.
Pero si alguien lo objeta, solo podrían tu tía y Jacinta, dos mujeres que nos aman y quieren lo mejor para nosotros.
Jacinta si pero la tía, no te preocupes si desea sobornarte con dejarte coger de nuevo bastara, mama!!! No jodas a Ana con eso de mama.
Ana es tu mujer, tu hembra, tu puta, y será la madre de tus hijos, entendiste.
Y espero sean varios, sus medio hermanos también los querrán, siempre me escriben pidiendo rehaga mi vida.
Hicimos una boda a todo lujo, vinieron mis hijos, mi hermana con su esposo, Jacinta con sus hijos hermanos del novio y mi familia casi completa.
Había muchos viejos carcamanes, casi tanto como yo lo soy ahora.
Nos fuimos de luna de miel a Europa y ni una vez en toda la luna de miel me pidió el culo.
Una noche yo se lo ofrezco, me lo chupo y abrió con sus dedos envaselinados, pobre no sabía su dramática historia, lo cogió un poco, luego me dio vuelta para acabarme dentro la concha, me dijo, a ese lo usaremos cuando el bombo me diga basta.
Un día cogiendo de frente yo con mis piernas sobre sus hombros se sale y la apunta mal y grito me la había colocado en el orificio equivocado, la iba a sacar y le digo, sigue allí amor, o le vas a lavar la cara con leche a tu hijo, ya sabíamos iba a ser varón.
Tuvimos cuatro, dos varones y otras dos nenas, todos rubios uno más colorado que los demás pero ninguno tan rojos como mi amor.
Seguimos amándonos hasta hace diez años que me dejo sola con tres de sus hijos los otros ya han fallecido, doce nietos y seis biznietos.
Pero sin él estoy sola, espero me comprendan.
Cuando enviudó, mi hermana se vino a vivir con nosotros y ya viejos compartimos algunos polvos, que degeneradas, no?.
Espero que mi descendencia cuando lean esto, sepan comprender a esta vieja puta que tanto los ama.
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