Academia de baile, nenas al por mayor, relato II – Carlita
Luego de haber desvirgado a Carlita, me entró el miedo de quela niña hablara, pero parece ser que solo lo comentó con alguna de sus amigas. Ahora ya no es solo Carlita, también sus amigas sufren accidentes.
Así como les cuento, Carlita parece haber compartido la experiencia de su desvirgue con un par de compañeras amigas. Eso trajo aparejado que en la clase siguiente, Carlita y sus amigas no me quitaran el ojo de encima, y sonreían tontamente, propio de la edad y del secreto que compartían. De pronto a los 10 minutos de haber comenzado la clase, Ofelia, una de las niñas del grupo se me acerca y me comenta que le duele la mucho la parte baja espalda, y dándose vuelta me presenta su hermoso culito apretado dentro de la malla de baile. Guauu, no le había prestado demasiada atención pero tiene un hermoso par de glúteos, bien firmes y levantaditos, propio de las bailarinas. Al principio no me di cuenta, pero luego de ver la sonrisa en su cara y sus picarescos ojos, entré en sintonía de lo que estaba pasando. Para esto Carlita y sus otras compañeras se sonreían y hablaban entre ellas muy bajito.
Viendo como venía la mano, le sugiero a Ofelia que vayamos al cuarto a la camilla que le haría unos masajes para ayudarla con su dolor. Ella más que encantada se dirigió rápidamente a la habitación donde está la camilla. Se subió a la misma y se colocó boca abajo, lo que me entregaba una tremenda visión de ese juvenil culo, y trayendo a la memoria lo que había sido el sexo con Carlita, rápidamente entré en ebullición, y mi rabo comenzó a ponerse duro. Tendida sobre la camilla, la niña no decía nada, solo esperaba, le comenté que debía subirse la remera y bajarse la calza hasta la rodilla para que pudiera hacerle masajes, que le pondría una crema que la aliviaría. Sin decir nada procedió a subirse la remera, y al bajarse la calza, pude observar que su calzón se incrustaba entre esos gorditos cachetes, más me excitó, yo ya estaba totalmente erecto, con lo que el bulto en mi pantalón era muy notorio, me aproximé a la niña, tomé un aceite balsámico y comencé a masajearle la espalda, desde los omóplatos hasta sus riñones, luego de uno cinco minutos, le comento que me subiré a caballito sobre sus piernas para poder terminar el masaje de mejor forma, Ofelia solo sonrió y me da permiso. Al subirme sobre la camilla, me posiciono de tal forma que la punta de mi verga queda justo a la altura del agujerito de su culo. se la apoyo suavemente, ella apenas movió la cabeza hacia un costado para mirarme, y no dijo nada. Yo seguí con el masaje, pero cada vez que subía por su espalda, mi verga se incrustaba entre sus cachetes, pronto comencé a ver que la piel de su cuello tomaba un tinte rosado, y ella suspiraba fuerte, empecé a llevar mis manos por el costado de sus costillas hacia sus pequeños pechos, me adueñé de sus pezones, ella gimió, pero aceptaba las caricias. Entonces ya teniendo seguro que no haría ningún escándalo y que lo que la piba quería era tener sexo, me decidí, lentamente me bajé el pantalón y el slip, con lo que mi palo saltó libremente, recostándose sobre esos glúteos, ella al sentirlo, involuntariamente abrió un poco las piernas, con lo que la cabeza de mi verga quedó bien enfrentada a su vagina, la puertee y ella gimió, con suavidad para no asustarla corrí hacia un costado su bombachita y frente a mi quedó el agujerito de su culo, rosadito, pequeño y apretado. Tomé aceite e inicié un masaje sobre sus glúteos mientras con la cabeza de mi verga le rozaba la vagina, que dicho sea de paso apenas si tenía unos pelitos, pero ya brillaba de lubricación, aprovechando los masajes, le metí la punta de la pija entre sus gorditos labios vaginales, y con mis manos masajeaba su culito metiendo dos dedos con aceite en el mismo, ella se quejó un poquito pero no se resistió, al ver que su ano dilataba bien, con más aceite metí un tercer dedo, ella gimió y echó hacia atrás la cola como queriendo meterse los dedos más adentro, a Ofelia, al parecer, le gustaba que le entraran por la cola. Por lo que sacando la cabeza de mi falo de entre sus labios vaginales, lo tomé por el tronco y abriendo sus cachetes con una mano, le presenté la cabezota de mi verga a su esfínter, que sin mucha resistencia rápidamente se la tragó junto a una buena porción de tripa, Ofelia largó un gritito mas de sorpresa que de dolor, yo seguí empujando y finalmente la tenía totalmente penetrada, ella intentaba moverse, pero con mi peso sobre sus piernas y mi pija enterrada en su culo, no había oportunidad de que se zafe. Inicié un lento vaivén, ella suspiraba y gemía, pero pronto se adaptó al grosor de la verga y colaboraba con más énfasis en el ida y vuelta, la verdad es que su culito es genial, se dilató lo suficiente para alojar toda la pija, apenas apretaba y es muy sedoso, suave. Estuve dándole por el culo unos 5 minutos, luego le saqué la verga, que seguía dura como un caño, y sin preguntarle nada se la arrimé a la conchita, le pedí que abra un poquito las piernas para hacer un mejor lugar y la penetré lentamente hasta su himen, ella gimió fuerte, al llegar a su himen la peché fuerte y me abrí paso en medio de un gemido largo de mi pareja sexual. Cuando le llegué al fondo de su vagina, la piba lloraba, no le di piedad, y rápidamente comencé a cogerla con fuerza, se la enterraba hasta el fondo con ganas, ella gemía cada vez más suavecito hasta que se calmó y empezó a disfrutar la verga. De repente en medio de suspiros y gemidos, Ofelia consiguió su primer orgasmo, seguí dándole bomba y rápidamente llegó a su segundo orgasmo, yo estaba a punto de llenarle la conchita con mi leche y preferí sacarle la tripa y de una se la empalmé de vuelta en el culito, que apretadito estaba, y así dándole matraca por el ano, conseguí un fuerte orgasmo que llenó de semen su conducto anal. Ella al sentir el calor de mi leche se desesperó y comenzó a cogerse sola, sin piedad y así alcanzó su tercer orgasmo. Con una poronga en el culito. Esperé que mi badajo perdiera dureza para sacársela, ella se quedó tendida y laxa en la camilla. La ayudé a bajarse y nos encaminamos a las duchas. Ella no hablaba, caminaba un poco a piernas abiertas, por donde chorreaba la sangre de su virgo, mi semen y sus fluidos. Nos sacamos toda la ropa. Nos bañamos, y poniéndose en puntas de pie, apoyándome sus pechitos en mi abdomen, me dice, Profe estuvo muy bueno el masaje. Creo que mañana me va a doler de nuevo la espalda. Y tomando la toalla comenzó a secarse. Se da vuelta, me sonríe y me dice con una pícara sonrisa en los ojos, pero profe, me dolió mucho mi culito cuando me la metió. Y tomando mi pene con sus manos, le da un beso y le dice, eres un pito malo. Dando media vuelta recoge la ropa y se va al cambiador a vestirse. Luego volvemos al salón de baile, todas sus amigas anhelan le cuente como le fue con el dolor de cintura. Pero todas tienen también la vista fija en mi y mi entrepierna. Seguro mañana habrá otra accidentada.
Tan rico el segundo relato como habia sido el primero, no tardes para la tercera entrega
Wow que buen relato, aún estoy a la espera de la tercera parte
Espero que tenga 3ra parte porque me gustó mucho. Esa academia de baile se volverá otro tipo de lugar.
Buenísimo me gusta espero que sigas profe