Adán y Eva 3
Vacaciones Completas .
Me despertó un ruido de ollas en la cocina. Adán dormía profundamente.
– Adán, la tía ! – despertó asustado.
Nos levantamos y nos vestimos, después hicimos la cama y fuimos a la cocina.
– Hola tía, como le fue ? – le pregunte haciéndome la tonta.
– Bien, gracias, cuando llegué estaban durmiendo, no quise despertarlos – dijo la tía.
– Si, después del desayuno nos dio sueño y nos acostamos a dormir un poco – dijo Adán.
– Espero les haya gustado el desayuno, ojalá que no te caiga nada mal y te hinche – me dijo directamente mi tía. Entendí a que se refería en cuanto a lo que me comí. Estaba rico, muy rico, quiero más, espero que la tía lo comprenda.
– No se van a quedar a almorzar? –
– Vamos a ver a mi mamá si necesita algo – dije.
– Bueno, pero vuelvan a almorzar si? –
– Si, claro que si tía, con mucho gusto – dijo Adán.
– Viste? La tía no dijo nada – me dijo Adán mientras caminábamos de la mano hacia mi casa.
– No, pero la tiró suave – le dije.
– Que cosa tiró? –
– Ay, no me dirás que no te diste cuenta… –
– No, de qué? –
– Que pájaro, me dijo que ojalá no me embarazada con lo que comí –
– Y qué comiste? –
– Tonto, tu pene me comí ! – abrió los ojos y se puso a reír.
Mi mamá no necesitaba nada, le dijimos que la tía nos había invitado a almorzar. De manera que ayudamos un rato a hacer la cosas. Yo limpié el baño y Adán con mi hermana hicieron las camas y el aseo. Después nos fuimos a almorzar donde la tía.
– Si quieren pueden dormir un rato, yo estoy viendo una teleserie y como estoy algo sorda, la pongo fuerte, de manera que cierren la puerta para que no les moleste –
– Ya tía, vamos a cerrar la puerta – entendí perfectamente lo que quería decir, de todas maneras.
– Estaba rico el almuerzo –
– Si, parece que comí mucho, es como si estuviera embarazada – dije y me reí.
– A ver tu guatita? – la mano de Adán comenzó a acariciar mi estómago por encima de la polera.
– No encuentro nada raro – dijo subiendo la mano hasta mis pechos.
– No, acá tampoco – bajando la mano hasta mi pubis. Yo lo dejaba hacer.
– Por aquí siento algo – dijo rozando sus dedos por mi vulva encima de mis calzones. Ya estaba excitaba.
– Estás seguro? –
– No, a ver por acá – metiendo su mano por debajo de mis calzones rozando mi clitoris húmedo y mojando sus dedos entre los labios vaginales. Yo apretaba y soltaba su miembro.
– Sácame los calzones – levantando mi trasero.
Tiró con las dos manos y me los sacó, tirándolos al piso. Se sacó los shorts y los slip liberando su hermoso miembro erecto que se posicionaba amenazante entre mis piernas. Era evidente lo que venía, mi vulva hinchada, caliente y mojada se preparó para recibirlo. Mi vagina tenía movimientos propios, hasta mi útero palpitaba. Fue la primera vez que deseé quedar embarazada, quería tener un hijo de él, para él nací, me decía a mi misma.
La penetracion fue lenta pero continua, su miembro se abría paso atraves de mi vagina que tenía movimientos peristalticos.
– Sientes como te lo aprieto ? –
– Sí, está muy caliente adentro – yo estaba muy caliente y mis movimientos pelvicos eran incontrolables.
– Sigue, no pares, mételo todo – le decía mientras lo apretaba con mis piernas por su espalda.
Por suerte la tele de la tía ocultaba mis gemidos, el crujir de la cama y sus gruñidos con cada empujón. Entraba, salía y volvía a entrar, cada una era una ola de placer que llegaba a mi cabeza. Todo lo que soñé de chica se estaba cumpliendo, pero era mucho más que una penetración como en mis sueños de niña, era volar en un torbellino de placer. Mi orgasmo se asomó como una tormenta, llegó y me sacudió como una hoja seca, dejándome volar suavemente por el aire, hasta quedar de espaldas en la cama con corto circuitos por todo mi cuerpo. Mi vagina seguía con sus contracciones intermitentes, su miembro duro seguía adentro, empujando mi útero hacia mi estómago. No sé si estaba a la entrada o estaba definitivamente dentro de él.
– No acabaste? – le pregunté después de descansar unos minutos.
– No, me gustó ver lo feliz que eras –
– Sí, sabes que de chica soñaba con este momento? –
– De chica? Qué tan chica? –
– Desde el primer día que te conocí, sentí que mi estómago se contraia y mi vulva palpitaba. Nunca había sentido nada semejante antes. A ti no te pasó? –
– Si, claro que sí, me excité de sólo verte a los ojos, y cuando nos abrazamos la primera vez, quise penetrarte –
– Si, yo sentí lo mismo. Porqué no lo hiciste? –
– Porque eras una niña y estábamos en un lugar público –
– A mí eso no me importaba, sentía tu miembro duro y lo quería adentro –
– Talvez si hubiéramos estado en otro lugar, te lo hubiera metido, con muchas ganas –
– Imagínate una niña de 8 años con deseos sexuales, desde el primer día. Así es el amor ? –
– Puede ser, pero te conocí en una fiesta. Fue la primera vez que te vi y tus ojos me atraparon.
– Qué fiesta? No lo recuerdo –
– Eras muy chica 5 o 6 años, nos presentaron y pasamos la fiesta juntos, yo tenía 10 años y al estar a tu lado tuve una erección. Ya en ese momento, si hubiese habido una oportunidad, te hubiera penetrado, su hasta toqué tus piernas por debajo del vestido –
– Tengo ese recuerdo pero muy vago. Eras tú el chico de la fiesta? –
– Si, era yo –
– Me gustaste cuando te vi, creo que te hubiera dejado. Que locura, dos niños teniendo sexo –
– Hubiera sido tan rico como ahora ? –
– Nunca lo sabremos – sentía su miembro duro palpitar dentro mío.
– Sigamos? –
Y seguimos, cogiendo y recordando, contándonos nuestro más íntimos deseos. Y la tormenta del orgasmo apareció en el horizonte de mis sentimientos. Rápidamente me envolvió en sus vueltas de placer y me dejé llevar, sentí sus contracciones, sus empujones finales y sus chorros seminales llenando mi útero, dejándome satisfecha.
– Vamos al baño – le dije, sentía que sus jugos querían salir y no quería manchar la cama.
Fuimos a baño y me senté a orinar mientras él lavaba su miembro en el lavamanos. No perdí ningún detalle de su miembro que también era mío.
– Ven, quiero chupártelo – le dije.
Tomé su miembro flácido y lo chupé introduciéndolo en mi boca. Estaba flácido pero me gustaba su sabor, la flacidez fue desapareciendo, reemplazada por la dureza. Quería tragarlo todo, entraba por mi garganta y tenía que sacarlo para respirar. Una y otra vez, entraba y salía de mi garganta, su mano sujetaba mi cabeza mientras me penetraba por la boca, sentí sus primeros chorros pasar por mi garganta, pero lo saqué para poder respirar y el resto quedaron en mi boca tratando de tragarlos todos. Me besó en la boca introduciendo su lengua, le metí la mía junto con su seme que nos comimos entre los dos. Después me lavé mi vulva, me sequé y nos fuimos a la cama nuevamente. Esta vez completamente desnudos. Queríamos disfrutar de nuestro cuerpos.
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