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Heterosexual, Incestos en Familia, Intercambios / Trios

Adán y Eva 6

La llegada del bebé trae tranquilidad y felicidad. .
A medida que pasaban los meses mi embarazo se fue notando cada vez más. Mis compañeras del colegio ya lo sabían. Alcanzaría a terminar el año escolar con casi seis meses de embarazo. Los dos últimos meses me sentía muy mal, estaba preocupada, cansada y no quería hacer nada. Por suerte estábamos de vacaciones y la Jose me ayudaba en todo, hasta me bañaba.

Adán se quedaba conmigo varios días a la semana, aunque el último mes no quería hacer el amor. Le pedí a mi hermana que se encargara de éso. Lo bueno que ellos se llevaban bien, se querían, Adán sabía que era su hermana menor y la trataba con mucho cuidado. Entre los dos hacían todo en la casa.

El bebé nació sana, que era una de las cosas que me preocupaba. Por las cosas que dicen, pero Adán y yo somos sanos.

Ese año no entré al colegio, sólo la Jose iba a clases, yo me dediqué a mi hijo.

Adán terminaba ése año y daba su examen de titulo.

– Tienes harta leche  – me dijo un día mi hermana mientras le daba el pecho al bebé.

– Sí, a él le encanta, chupa como desesperado  –

– Es que debe ser rica  –

– Si, lo es, a Adán también le gusta  –

– Se toma la leche del bebé? –

– No, se toma la que me sobra  – dije riendo.

– Te sobra? –

– Si, mira, ya no quiere más y todavía tengo leche. Quieres probarla? – le dije dejando al bebé en su cuna limpiando mi pecho con un algodón humedecido. Me acosté y ella se acostó a mi lado, puso su cabeza en mi brazo,  metió el pezón en su boca y comenzó a succionar.

– Te gusta? –

– Si, es más rica que la de Adán  – dijo riendo.

– Te gusta la de Adán? –

– Sí,  me encanta  – y lo succionas igual? –

– No, a él con más ganas.  No te importa, cierto? –

– No, está bien, no me molesta, todo lo contrario, me gusta ver lo feliz que te hace –

– A mi también me gusta verte feliz  – con su mano acariciaba mi cuerpo mientras succionaba mis pezones.

– Me estas calentando  – le dije al oído.

– Yo, también lo estoy, quieres que me suba? –

– Sí,  un ratito  –

Fue un rato agradable, muchos cariños, muchos besos, chupé sus pezones y rozamos nuestros clitoris.

– Me gusta esto  – dijo mientras movía su pelvis  –

– Si, a mi también me gusta  – le respondí.

– Te gusta más que con Adán? – preguntó.

– No, son cosas diferentes y las dos me gustan  –

– Sí, son diferentes pero igual de ricas. Cierto? –

– Si, y puedes coger con él hasta que encuentres un novio  –

– Gracias, pero por el momento no tengo ningún interés en ningún hombre  – dijo.

Estas » conversaciones » las teníamos de vez en cuando, no las buscábamos pero tampoco las evitabamos, además de que a Adán le gustaba vernos, se excitaba mucho, se masturbaba y a nosotras más nos excitaba verlo así. Finalmente cogia con las dos.

Esto pasaba principalmente después de que Adán arriendo un departamento independiente y nos fuimos a vivir allá. Al año siguiente nos casamos, no hubo ningún problema legal ni familiar. Estaban todos felices, mis papás y los papás de Adán. En realidad sus padres adoptivos, porque nuestros padres biológicos estaban presentes. Durante la fiesta pasó algo importante para mí, aunque ya lo sabía, no sé había aclarado. No sé si sería porque estaba un poco ebrio o por las circunstancias, en un momento el padrino de Adán, mi tío, que le decía yo, el papá biológico de Adán, me abrazo y me habló al oído.

– Hija, te amo y siempre te he amado, nunca antes pude decírtelo, pero ahora quiero que lo sepas y cuentes conmigo para lo que necesites – dijo.

– Lo sé papá y gracias por todo lo que has hecho por nosotros  –

– Son mis hijos y quiero lo mejor para ustedes  –

– Gracias  – le dije dándole un beso en la mejilla separándose.

– Estas bien? – me preguntó Adán.

– Si – le dije secando una lágrima en mi mejilla.

– Porqué lloras? –

– No lloro, mi tío, tu padrino, tu padre biológico me dijo » hija «, también me dijo que me amaba, que siempre me amó pero nunca lo pudo decir. Que su felicidad era nuestra felicidad y que estaría para cuando lo necesitáramos  –

– Que bueno que todo se aclaró, así podemos seguir con nuestras vidas como todo el mundo –

– Si, pero no te da algo haberte casado con tu hermana? –

– Si, me excita  –

– A mi también  –

– Quieres hacerlo ahora? –

– Sí  y delante de todos para que vean como nos amamos – dije riendo.

– De qué se ríen? – preguntó mi hermana. Tenía casi 14 años y se veía preciosa.

– De nuestro amor, de que te amamos  –

– Yo también los amo a los dos  – dijo abrazandonos.

Y como Adán y Eva tuvimos más hijos, cuatro en total, aunque la última fue hija de mi hermana, yo la reconocí como hija mía.

Mi hermana nunca se casó, siempre vivió con nosotros, aunque un tiempo se fue a vivir con su pareja, un chico que conoció en la universidad, pero no resultó y volvió con nosotros.

– Los extrañaba mucho a los dos –

– Esta casa es tu casa, esta cama es tu cama y mi hermano es tu hermano, así va a ser siempre – ella cuidó  mis hijos como si fueran sus hijos, incluyendo a su hija.

Terminamos viviendo en una parcela, con 6 dormitorios, el principal donde dormíamos los tres, uno para cada uno de los hijos y una para mi mamá cuando venía a quedarse algunos días. Cuando le dijimos que Adán era hijo suyo, lo abrazó casi llorando, » Lo sabía, lo sabía » repetía sin dejar de abrazarlo.

Estuvo feliz cuando Adán se quedaba a dormir conmigo. Lo atendía como si fuera su hijo.

Ahora cuando viene lo atiende igual, es su hijo, que lo había perdido. Yo entiendo el amor que sentía por él, era casi como el mío.Total todos éramos familia.

 

1580 Lecturas/31 marzo, 2024/0 Comentarios/por Riseva
Etiquetas: colegio, hermana, hermano, hija, hijo, padre, universidad, vacaciones
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