Adicta
Una historia real basada en mis días con mi caliente y pervertida prometida.
Golpeando su pecho con su puño, en un sonoro saludo, me dijo con su profunda voz gutural, – Yo soy Ocel Tlapal, Jefe del Clan de los Lobo gélidos… ¿lobo gélido? Osea perros congelados, en verdad ¿eso es lo mejor que se te pudo ocurrir? – Me dije a mi mismo dándome un golpe contra el escritorio.
– ¡Princesa mía! – le hablé a mi prometida al mismo tiempo que alzaba las manos y me estiraba, ella se acercó caminando hacia mí y recargándose en el marco de la puerta me dijo.
-Y si te tomas un descanso cielo, – preguntándome con su dulce, bello y sensual tono de voz, el cual, ella sabe, siempre me vuelve loco.
-Amor, lo siento mucho, pero necesito terminar este capítulo – le dije recorriéndome hacia atrás en la silla.
-Pero cielo, estas muy estresado, – me dijo cruzando sus brazos bajo sus grandes pechos, lo que hacía que se vieran aún más grandes y deliciosos, – Yo podría ayudarte a que esto sea menos duro! – me dijo señalando mi entre pierna.
– No te quiero interrumpir princesa mía, estabas ocupada hace un momento, – le dije con honestidad, cada vez más duro, viendo sus bellos senos, al tiempo que ella tomando su blusa por el cuello comenzaba a sacar su teta izquierda y luego la derecha, dejando a la vista su par de bellezas, redondas, firmes, tan deliciosas como siempre, mi pene duro se alza contra mí pantalón haciendo muy notoria mi erección.
– ¿Bromeas? CIELO, – poniéndose a cuatro comienza a caminar hacia mí con sus tetas colgando y balanceándose, sensuales y pervertidos al ritmo de sus pasos, – TU PERRA QUIERE LECHE, – me dice apoyando sus tetas en mi silla y pegando su cara contra mi pene.
Sin quitarme el pans comienza a frotarse contra mí, y como última arma, me mira de reojo con sus labios en mi bulto y le da una lamida al pans, – ¡a la fregada el capítulo! – me bajo el pans, dejando salir mi polla de golpe, dando de lleno en sus labios, ella lo espera con la boca abierta, y al recibirlo comienza a chuparlo y meterlo en su boca, succionando y lamiendo cada centímetro de el.
Lo ha mamado tantas veces, que conoce perfectamente su forma, sabor, tamaño, grosor, donde lamer para que yo sienta más placer y donde lamer para que suelte mi leche. Sus labios suben y bajan alrededor de mi pene, en un abrazo húmedo qué ella realiza con suavidad y maestría. Cierra sus ojos para disfrutar el sabor de mi pene, lo adora, ella misma lo a dicho, tan bien conoce mi polla y lo ha hecho tantas veces que no necesita ver para saber lo que hace o tiene que hacer, baja metiéndole tan adentro como puede, y vuelve a subir recorriéndolo con la lengua, sintiendo cada milímetro, ella podría hacerlo hasta inconsciente y de hecho lo ha hecho.
-¡Cielo ya dame leche! – me dice con la punta de mi polla entre sus labios recibiendo sus besos, llenos de saliva y amor, ni sé cuánto tiempo tardé, pero sus movimientos y su boca son tan placenteros que me rindo al placer y sujetando su cabeza la empujo hacia mí metiendo mi pene completo, hasta la base, dentro de su boca y en un gemido y un movimiento de cadera hacia arriba suelto mi leche en su boca y garganta, ella contenta gime y la recibe, bebiéndola, incluso chupa la punta para sacarle más.
-Lo siento cielo soy adicta a tu leche.
Una nalgada resuena en el silencio de la casa, mientras sus gemidos son apagados por el sonido de nuestros cuerpos chocando.
-Cielo si subes esto te van a tumbar tu cuenta, – me dice con la voz entre cortada por el placer.
Le doy otra nalgada, al sentirla gime fuerte, – solamente no pongas mi nombre… – gime de placer y un orgasmo silencia sus palabras. ¡TE AMO CIELO!
Dedicado a mi princesa, mi inspiración, el amor de mi vida.
Cursi. Puro cringe.